★ Miércoles ✩
Estamos a mitad de semana. Y otra migraña me da los buenos días. Siento los párpados tan pesados que cubro mi rostro con la cobija, esperando volver a dormir; sin embargo, me obligo a mí misma a levantarme.
Camino al baño, me echo agua al rostro, y me veo al espejo. Las ojeras son la prueba de que no estoy durmiendo bien. Estoy harta de levantarme con migraña; ya no más maldita sea.
—No importa…—Digo en voz baja antes de tomarme una pastilla para la migraña, debo prepararme para ir a la escuela.
Además, también debo llevar a cabo la misión. Así que anoche le mandé un mensaje a Shuichi.
Te parece bien si me acompaño a la escuela mañana?, quiero hablar contigo
Hice algo malo?
No
A
Okey
Shuichi y yo nos parecemos en eso: somos cortantes con nuestros mensajes.
Quedamos en vernos en una plaza cerca de la Kibougamine, no suelo ir por ahí pero Shuichi sí. Me visto, me peino en dos coletas (el único peinado bonito que me sale), y salgo de casa cerrando con llave.
Hace un par de años que comencé a vivir sola. Todavía no cumplo la mayoría de edad, pero logré la emancipación, dado que no tengo un tutor ni nadie que cuide de mí.
La soledad me gusta, aunque…a veces es asfixiante. Hay días donde la soledad se siente como una soga que me aprieta el cuello, o un veneno que me quema la garganta.
Pero convivir a diario también es agotador. Se siente como tener una piedra atorada en el pecho.
—Como sea…—Me digo a mí misma mientras camino y veo a Shuichi a lo lejos, esperándome. Reconocería ese mechón pelinegro de punta donde sea.
—Buenos días Maki—Me saluda Shuichi—¿Eh, estás bien?
—Si, ¿por qué lo dices?
—Te ves cansada, ¿no dormiste bien?
—Estoy bien—Shuichi me mira sospechosamente, seguro pilló mi mentira—Andando.
Shuichi no pregunta más. Comenzamos a caminar, ninguno de los dos es muy hablador, así que es una buena oportunidad para comenzar mi interrogatorio.
—Cuantos chocolates—Digo mientras pasamos al lado de unas tiendas, exhibiendo sus peluches y globos enormes.
—¿Qué tipo de chocolates te gustan?
—Eh…el normal, osea, el clásico, ¿y tú?
—Debo decir que no soy experto en dulces, pero el que tiene almendras me gusta bastante.
Entonces, un señor extraño se detiene frente a nosotros.
—¡Joven! Pase a ver nuestra mercancia a mitad de precio por San Valentí—El señor señala una tienda de regalos bastante grande—Tenemos de todo, ¿no quiere usted ser un verdadero caballero para su novia este domingo?
—Gracias pero no estamos interesados—Responde Shuichi amablemente.
—¿Y usted lindura? Su novio también merece un detalle.
—Si me llamas lindura, tendrás que llamar a la ambulancia—Respondo, y el hombre se quita de nuestro camino.
—Siempre tan amable—Comenta Shuichi con una sonrisa divertida.
—Ugh, es lo que no me gusta de febrero, todos quieren obligarte a comprar, gastar y dar.
—¿No tienes planes para el domingo? Todos los años se pone un festival, y pensaba en que fuéramos los cuatro.
—¿Cuatro?
—Nosotros, Kaito y Kaede.
—Oh, bien, oye…¿le caigo bien a Akamatsu? Siento que ayer la incomodé.
—Descuida, le agradas, y mucho.
—¿A qué te refieres?
—Nada, olvídalo—Shuichi desvía la mirada, queriendo ignorar la conversación—Amm, Maki, quiero preguntarte, sé que no te gustan las cosas cursis, pero quiero hacerte una pregunta porque eres la persona más sincera que conozco.
—Okey.
Cuando Shuichi tiene una duda, normalmente suele consultar a Kaito en vez de a mí.
—Pues…hipotéticamente hablando, tienes una persona que te agrada mucho, y tu quieres demostrarle ese agrado, pero no eres buena expresando, o…diciéndolo, tampoco quieres que dicha persona lo tome de manera extraña.
—¿Ajá…?
—¿Qué harías?
—Depende de la persona, si confías en que se lo tomara bien, entonces te arriesgas, pero si desconfías aunque sea un poco, debes tomar la ruta más sutil, casi hasta insignificante.
—Vaya, entiendo…—Shuichi parece que lo medita—Arriesgado pero…lo arriesgado es bueno ¿no?
—Eres Shuichi Saihara, no eres arriesgado.
—Okey, eso es cierto—Shuichi sonríe con gracia—Gracias por el consejo, meditaré al respecto.
—Bien—Retomo mi interrogatorio—¿Y a quién quieres expresarle tu agrado?
—A alguien.
—Qué respuesta tan cortante.
—Todavía no puedo decirte a quién, pero te lo diré lo juro.
—Okey—No tienes que decirme nada Shuichi, ya sé de quién se trata.
[★]
Maki y Shuichi llegaron a la escuela, y el día transcurrió como era debido. Kaito no ha continuado con su poema, más si con el dibujo. Las clases pasaron y cuando el almuerzo llegó, Kaito escapó hacía el taller de dibujo, aunque esta vez tuvo compañía.
—¡Hola Momota!—Exclama Angie Yonaga, compañera y Artista Definitiva—¿Qué haces aquí? Normalmente eres alérgico al arte.
—Comencé un nuevo pasatiempo—Responde Kaito con una sonrisa carismática—¿Qué arte harás?
—El boceto para una estatua que tengo pendiente hacer.
—¿Cómo toleras tener tanta imaginación?—Kaito ha visto el arte de Angie múltiples veces, y es impresionante.
—No lo hago, sólo dejo que fluya.
En ese momento Shuichi entra en el taller, sorprendido de encontrar al astronauta ahí, quiere saber qué está dibujando, así que se acerca sigilosamente por detrás; Angie se da cuenta pero no dice nada.
—¡Kaito!—Exclama el detective tomando los hombros del pelimorado, quien se asusta y cubre su dibujo con los brazos.
—¡Shuichi, hola!—Responde el astronauta, fingiendo que no estaba dibujando nada—¿Qué haces por aquí? Creí que estabas almorzando con Maki y Kaede.
—Si, pero me comenzaste a preocupar, no es normal en ti saltarte el almuerzo, así que le pregunté a alguien y me dijo que estarías aquí.
—Almorcé en casa—Responde Kaito pretendiendo actuar normal, aunque tratar a Shuichi lo hace sentir extraño desde que le confesó a Maki tener sentimientos por él.
Y no extraño en plan incómodo, sino extraño como si fuera una tentación.
—Oh—Shuichi se da cuenta de algo—Si no me dijiste que estarías aquí es porque quieres dibujar a solas, lo siento.
—No no no—Kaito siempre ha pensado que Shuichi se ve mejor sonriendo y sintiéndose seguro de sí mismo—Me da un poco de vergüenza mostrar mis “avances”, pero contigo no hay problema.
Con Saihara cerca, Kaito no tiene problemas con nada.
—Bien—Shuichi se sienta al lado de Kaito—¡Yonaga, hola! Perdón no haberte saludado antes.
Angie no presta atención porque está centrada en el boceto que ha olvidado el resto del mundo.
—Tengo una idea pero no sé cómo plasmarla—Comenta Kaito mientras muestra sus trazos, siendo un círculo deforme únicamente—Envidio a la gente que puede dibujar círculos bonitos.
—Quisiera ayudarte pero de dibujo no sé un comino.
—Estoy viendo tutoriales, y hacen parecer todo tan fácil.
—No te preocupes, conociéndote…no te vas a rendir tan fácil.
Shuichi no sabe determinar si el ligero matiz rojo de sus mejillas es a causa del calor de febrero o la vergüenza de decir ese tipo de cosas.
Saihara no es una persona que suela dar ánimos, mucho menos de una forma tan cursi. No está acostumbrado, y la mayoría de las veces le da vergüenza decirlo en caso de que pueda ser incómodo o fuera de lugar.
—Gracias Shuichi—Kaito sonríe mostrando los dientes—Cuando termine el dibujo serás el primero en verlo.
—Bien—Shuichi mueve la punta de los dedos sobre la mesa de manera nerviosa—¿Qué piensas de San Valentín?
Que pregunta tan poco natural y tan poco hetero.
—Todos dicen que es comercial y bla bla bla—Kaito estira los brazos—Nos guste o no, es un día que no pasa desapercibido, a mí me gusta porque es el único día donde uno puede ser un pasteloso y se verá normal.
—Ya veo…—Pero los nervios de Shuichi siguen a flote—¿Estaría bien si…te muestro un afecto? Porque también se celebra la amistad y todo eso…
Hasta Angie, que estaba centrada dibujando, levanta la mirada, un poco boquiabierta.
—¡Tienes razón!—Exclama Angie, atrayendo la atención de los dos chicos—No todo es romance y pareja, también es amistad y compañerismo, ¿a qué si, Saihara?
—Eh…si, claro.
—¡Tengo una oleada de inspiración!—Exclama Angie mientras se pone de pie rápidamente—Debo comprarlos ahora antes de que se pongan más caros.
Y antes de que Shuichi pueda preguntar el qué, Angie se va corriendo a toda prisa, cerrando la puerta de un portazo. Dejando a los chicos muy confundidos.
—Yonaga es extraña, y eso que todos en Kibougamine son extraños—Comenta Kaito—Aunque es cierto, el 14 de febrero es para el afecto en general, no únicamente el romantico.
Shuichi decide que entonces va a arriesgarse; quiere entregarle un detalle a sus amigos pero Kaito…es su mejor amigo.
Más bien…a la persona que más admira y quiere en todo el mundo. Considera a Kaede como una hermana, o Maki como su amiga más leal, pero con Kaito…ese afecto recibe otro nombre.
—Yo también tengo que pensar en algo para el 14—Añade Kaito, no dándose cuenta que Shuichi lo mira atentamente—Hay muchas personas a los que quiero regalar algo, ojalá los dulces no cuesten el doble de lo normal.
—Maki no quiere celebrarlo, creo que fingirá que es un día como cualquier otro.
—Pues no me importa, le daré una bolsa de gomitas, un abrazo y ni modo, eso le pasa por ser mi amiga, ¿crees que me aparte de un golpe o una patada?
—No creo, en el fondo le gustan los abrazos, lo sospecho—Shuichi decide ser sincero, ahora que ambos están solos—Igual que a mí.
—Creía que el contacto físico no te gustaba tanto.
—Depende de quién lo haga, contigo no tengo problemas.
Shuichi inmediatamente se arrepiente de haber dicho eso último, y se sonroja al extremo cuando un pensamiento cruza por su mente. Un pensamiento nuevo, que nunca había siquiera considerado.
Le gustaría ser tocado por Kaito.
—Oye, ¿estás bien? Parece que tu cabeza está a punto de explotar—Dice Kaito preocupado.
Kaito coloca su mano en la frente de Saihara creyendo que quizás tenga fiebre. Pero eso provoca que Shuichi esté más nervioso y rápidamente retire la mano de Kaito, tomándola entre las suyas.
—Estoy bien—Shuichi está teniendo pensamientos y sensaciones que jamás había experimentado, se siente mal por pensar así de su amigo.
Entonces ambos caen en cuenta que sus manos ahora se están tocando, y que la cercanía entre ambos no es precisamente larga.
—Lo siento—Dice Shuichi alejando sus manos, avergonzado y sintiéndose torpe—Estoy un poco distraído.
—¿Todo bien?
—Si—Responde tan rápidamente, que Kaito no le cree—Perdón si ni yo mismo me entiendo.
—No tienes que disculparte por todo—Kaito Momota, como siempre, transmitiendo seguridad y confianza a aquel dulce detective.
Shuichi levanta la mirada, observando nuevamente hacia el pelimorado astronauta. Una parte suya quiere levantarse, poner una excusa para irse y marcharse a paso rápido, mientras que la otra quiere quedarse aquí, sintiendo la cercania de Kaito.
Maki tenía razón, no es una persona que se arriesga, pero recuerda el consejo que le dijo esta mañana: “si confías en que se lo tomara bien, entonces te arriesgas”.
Si hay algo que aprendió de Kaito Momota, es que a veces hay que dar un paso hacia al frente para que todo reaccione.
Saihara, de manera lenta como si estuviera a punto de sostener algo increíblemente frágil, retoma la mano de Kaito, apretando de manera ligera sus dedos, esperando que el astronauta diga algo, lo que sea.
Kaito no cree lo que está sucediendo; sin embargo, le agrada, así que corresponde apretando también sus dedos, indicando que acepta este gesto.
—¿Qué estamos haciendo?—Pregunta Kaito con una sonrisa, sintiendo una calidez invadiendo su pecho.
—No lo sé, ¿quieres que te suelte?
—Nunca.
Permanecieron así, un par de minutos con las manos unidas y sin decir nada.
La campana de la escuela rompe el hechizo, indicando que deben volver a clase.
Shuichi deshace el gesto, aunque no quería.
—A la próxima entraremos al salón tomados de las manos—Bromea Kaito.
—Jaja, me pregunto qué cara pondrían los demás.
Aunque ninguno de los dos se opuso a la idea.
[★]
Gracias a quiénes esperan pacientemente la actualización (。♡‿♡。) me gustaría actualizar más seguido, aunque lo cierto es que no tengo mucho tiempo y debo escribir otras cosas, pero está historia es prioridad 💜 disfruto mucho escribirla y espero que a ustedes les siga gustando 🖤
Nos leemos el siguiente capítulo!! ✨
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top