2|Los momentos vividos.
El verano había pasado en un suspiró, y el Otoño aparecía dejando su camino de hojas naranja por el suelo.
¿Qué te parece una cita?
2:30 PM
¿Por qué no mejor una salida de amigos?
2:31 PM
Esas son aburridas, mejor tú y yo tomando un helado.
2:31 PM
Me parece un plan perfecto.
2:32 PM
***
Este tiempo que había pasado junto a Esteban lo había sentido muy bonito, no quería admitir que había empezado a sentir más que solo atracción hacia él, pero se negaba a tener algo serio.
Pero es que como no enamorarse del rubio, si desde el primer momento se había mantenido junto a ella como había prometido, cada vez que tenía una sesión de Quimio él estaba ahí para tomarle el pelo cuando se arrodillaba en el baño a vomitar, en el momento que ella empezó a perder su cabello, él dijo que de igual forma prefería a las chicas de cabello corto solo para hacerla sentir bien.
Para Sofí él era el ángel que llegó en el momento que su mundo caía.
—Sofí. —Saludo él desde la entrada con un movimiento de mano.
Los chicos charlaron toda la tarde, mientras disfrutaban de un rico helado.
—No puedo creer que te guste ese sabor. —comento riendo el rubio.
— ¿Qué dices? Si el limón es lo más rico de este mundo. —contesto — Además no puedes opinar mucho, tú estás comiendo el de menta. —las palabras de ella salieron acompañadas de una pequeña cara de asco.
—Oye, con mi helado no te metas.
—Tú empezaste.
Las risas esa tarde como siempre no faltaron, Esteban era un payaso en persona. Y para él, la morena era una princesa que no debía dejar de sonreír jamás.
Al caer la noche el rubio acompaño a la chica hasta su casa, en la puerta de esta, Sofí se acercó para besar su mejilla en forma de despedida, pero no contaba con que el chico moviera su cabeza haciendo así que besara sus labios.
La morena se separó de el sorprendía, pero no le dio tiempo a decir nada, ya que el la estampó contra la pared y besó sus labios con un poco de torpeza, al principio ella seguia desconcertada, no sabía si empujarlo o seguirle el beso.
A la mierda -pensó ella
La más baja enrolló sus brazos en el cuello del chico y le siguió el beso, al principio fue un beso torpe, pero mediante pasaban los segundos el beso se volvió tierno.
Esteban quería decirle tantas cosas pero siempre sentía que no podía, así que, con este beso trataba de demostrarle lo mucho que se había enamorado de ella en el poco tiempo que la había conocido.
El otoño pasó despacio pero eso no le impidió terminar, el invierno llegó con una de las peores heladas de todos los tiempos.
La morena se encontraba junto con Esteban, Ariel y Maite en la sala de su casa viendo una película romántica, los cuatro tenían tazas de chocolate caliente en sus manos y estaban tapados con las famosas sábanas de animales.
Mientras Tres metros sobre el cielo transcurría en la televisión, Esteban no dejada de tirarle miraditas disimuladas a Sofía.
A decir verdad desde el día en que se besaron al volver a casa, no había pasado nada más, aún que era desconcertante para la morena que el rubio no hiciera nada más después de eso, también le era un poco tranquilizador ya que seguía con el pensamiento de que seguir más con esta fantasía podría hacer sufrir a Esteban de la peor manera.
Ella no se encontraba bien y lo sabía mejor que nadie, este último tiempo en vez de mejorar, su salud decayó muchísimo, había bajado de peso, ya no tenía cabello, tenía ojeras como bolsas de papa y para rematar caía internada al menos una vez al mes. Sabía que no le quedaba mucho tiempo y por esa razón no quería darle más esperanzas.
— ¡¿Por qué tiene que morir pollo?! —exclamó Maite mientras soltaba lágrimas y se sorbía los mocos.
—Porque así lo quiso la escritora. —contesto Ariel, para luego beber un sorbo de chocolate.
Maite golpeó su brazo y lo trato de insensible, Sofí se había dado cuenta que estos dos ya tenían más que una simple amistad, tal vez no eran novios oficialmente, pero a larga distancia se notaba las ganas que se traían y eso a ella le hacía feliz. Pensaba que cuando se fuera de este mundo, su mejor amiga se quedaría sola, así que le tranquilizó el saber que alguien más ahora era parte de su vida.
Sofí sonrió y se tapó más con la sábana que tenía puesta, ya no tenía tanto miedo de morir.
***
—Odio el frio. —comento Maite sin dejar de mirar las prendas que se encontraban colgadas.
—Lo sé, yo igual.
La morena caminaba por la tienda mirando de reojo las prendas, pero ninguna le llamaba la atención.
Giro sobre sus talones y al frente de dónde se encontraba divisó una tienda de pelucas. Cuando su cabello se empezó a caer jamás pensó en comprarse una peluca, no era que le molestase, es solo que no fue una idea que haya intentado cruzar por su cabeza.
La curiosidad la carcomía así que se dirigió hacia la tienda.
— ¿Oye a dónde vas? —le preguntó su amiga.
La más baja señaló con su cabeza la tienda y una sonrisa creció en la cara de su amiga, Maite río como una desquiciada y las dos corrieron hasta entrar en ella.
La dependienta les mostró tipos y modelos diferentes de pelucas, pero ninguna era lo que ella esperaba, hasta que vio por encima de la cabeza de su amiga y la encontró. La peluca era tal cual el cabello que ella tenía antes de las quimios, el largo, el color, la forma, era su cabello.
La dependienta se la alcanzó y cuando se la coloco se miró en el espejo y no pudo evitar soltar algunas lágrimas.
—La llevamos. —decidida hablo las más alta.
***
—Te queda muy bien. —comento Ariel mientras se metía un pedazo de chocolate en la boca.
Por su parte Esteban no tenía palabras, para los ojos de él, Sofía se veía más que hermosa.
— ¿No... No te gusta? —pregunto ella encogiendo un poco sus hombros.
— ¡¿Qué?! No, no, es perfecta bonita. Enserio, te ves hermosa. —la sonrisa en la cara de todos se ensanchó al oír al rubio decir eso.
Los ojos de Esteban brillaban cuál diamantes y hacía sentir a Sofí la mujer más hermosa del mundo. Cuando se encontraba junto a él todo en la tierra mejoraba.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top