Un Nuevo Rumbo: La Continuación De La Pesadilla

Durante la noche, Brent observó las afueras del hotel en el que estaba hospedado junto a sus amigos. Había poca iluminación allá afuera, pero el cielo estrellado y la luna llena lo hacían ver hermoso hermoso para su vista. Algunos animales nocturnos que se paseaban por una ciudad en mal estado que fue atacada en un pasado no muy remoto por su propia gente, dándole un aspecto triste y sombrío, situación irónica para su propio nombre. A pesar de vivir en estado salvaje, los animalejos no atacaban a los humanos, ya que sabían bien que algunos poseían poderes con los que podrían defenderse, hacerles daño, o provocarles una herida fatal.

Por eso aprovechaban para buscar restos de comida que algunos viajeros dejaban tras su paso por las calles nocturnas y carentes de vida. La comida de la humanidad resultaba en una exquisitez para sus silvestres paladares.

De pronto, la mente de Brent citó algo que Jenna le dijo:

«Sé muy bien que también te atraen los chicos, pero, no me lo tomes a mal. Ifero no me agrada mucho, así que no te enamores de él, por favor», recordó en sus pensamientos.

«¿Cómo es que ella sabe que le tiro también por el mismo bando?», meditó el muchacho, todavía inmerso en sus agitados pensamientos.

En ese momento, sintió a alguien encima suyo, rodeando su cuerpo mediante un cálido abrazo. Sintió también una barbilla sobre su nuca.

—¿Todavía despierto? —inquirió la voz de Mike, devolviendo a la realidad moreno.

—Mike, quiero preguntarte algo... —enunció con el rostro completamente sonrojado—. Empezando con que quiero saber cómo llegaste al cuarto sin hacer ruido, y la otra, es que si crees que puedo parecerle atractivo a otros chicos.

—Tu pregunta me parecería rara si no fuera porque yo tiro para ambos lados, aunque si es un poco incómoda—declaró el mayor de ambos chicos de cabello castaño—. Pero siendo honesto, se notaba bastante que pasas por lo mismo. En fin, si, te considero algo guapo, pero es perturbadora la idea porque te pareces a mi hermanito y...

—Momento —interrumpió Brent, ya que parecía que la situación se estaba saliendo de control—. Jamás pensé que también eras bisexual ni un poco, pero lo quería preguntar porque me gusta un amigo, Ifero, para ser exactos.

—Ya veo, porque de todas maneras iba a rechazar algo amoroso contigo—Mike se sentó al lado de Brent para escuchar lo que él tenía que contar—. Así que ese tipo todo raro te gusta, aunque si es algo que me sorprende, ya que hasta hace no poco estabas bastante embobado por tu amiga Jenna.

—La verdad es que ella me sigue gustando, pero no es recíproco lo que pasa entre nosotros e Ifero me gusta cada vez más —confesó el pibe, encogiéndose de hombros—. Encuentro guapo a Ifero y no lo sé, espero que el sienta algo por mí.

—Por la forma en la que te miró aquella vez que se nos apareció en la ciudad, yo pienso que sí —replicó Mike—. Su mirada se ablandó cuando sus ojos se posaron en ti.

—¿Hablas enserio? —demandó el menor, ya que aquellas palabras del mago del fuego le habían dado esperanzas.

—Si, me pasó cuando estuve enamorado de alguien —sus ojos se tornaron vidriosos.

—¿Puedo saber quién fue tu primer amor? —inquirió Brent, pues le gustaba el rumbo que había tomado la conversación.

—Fue un amigo un año mayor que yo que ahora está comprometido —confesó el mayor de los chicos que se encontraban en la habitación—. Nunca sucedió nada con él, ya que tampoco fue correspondido, al menos no de la forma en la que deseé.

»Me rechazó y se alejó luego de que confesé lo que sentía por él —sus ojos se posaron sobre Brent, ya que sabía que era doloroso para él que Jenna no lo viera más allá de un amigo—. Por eso es que entiendo en parte lo que has de sentir.

»Y no te voy a mentir. —Su mirada se tornó sería, y llevó su mano a la altura de su barbilla—. Aunque Ifero es un buen prospecto, es como si hubiera algo escalofriante en él. —Cerró los ojos y exhaló—. Y por otro lado, parece que tú le importas mucho, lo que para mí ya es suficiente para confiar en él, pero si te hace daño, lo haré trizas.

—Eres como un hermano mayor demasiado sobreprotector, y más aterrador de lo que fue Oswald —declaró el de ojazos negros—. Me hace pensar que tú hermanito pensaba lo mismo que yo.

—¡Eso jamás pasó, tarado! —replicó Mike, con el rostro rojo de una mezcla de indignación y vergüenza—. Ethan, él era muy, pero muy, travieso e inquieto.

»Se la pasaba queriendo ir a buscar aventuras conmigo, ya que él tenía una condición mental que no le permitía ser un jinete de dragón debido alocado que fue.

—Entonces nos parecemos todavía más ese chico y yo —aseveró Brent—. Yo también fui muy travieso, pero lo hacía porque así mis abuelos iban al colegio; aunque, ahora que lo pienso, siempre fue para ir a regañarme.

»De todos modos el verlos me hacía feliz, ya que casi todo el mundo me trataba peor que basura.

—Mi hermano fue bueno fingiendo que no le importaba que se burlaran de él para no preocupar a nuestros padres, pero conmigo siempre se desahogaba. —Sus orbes, húmedos como un lago cristalino, y su boca, esbozando una nostálgica sonrisa, reflejaban lo mucho que echaba de menos aquella época.

—Seguramente él te amo bastante —enunció Brent, dando unas palmaditas sobre la espalda del muchacho de ojos anaranjados—. Fuiste su confidente, un amigo, un hermano, y alguien al que llegó a admirar bastante.

—Muchas gracias, Brent —pronunció el mago del fuego—. Se supone que yo te escucharía,  y mira, terminó al revés.

—No del todo. —Brent sonrió—. Me ha gustado mucho hablar contigo, ya eno sabía mucho de ti, así que fue un ganar-ganar.

El mayor abrazó al menor, pero no vio a su amigo, en su lugar, abrazaba a su hermano.

—Es hora de darnos el adiós que necesitas para avanzar, Mike —comunicó un joven de un aspecto similar al de Brent, pero de orbes cobrizos—. Tienes que dejarme ir, porque te haces daño, y este chico necesita a un amigo, no a un hermano.

»Él ya tiene dos, pero también uno extra en aquel amigo que no está con él en este momento.

Por un leve instante, el rostro de aquel joven adquirió un aire triste.

—Yo nunca te culpé, ni lo haré, Mike. —El mayor sintió la respiración de de su tato sobre su hombro—. Te quiero, al igual que deseo que te dejes de culpar a ti mismo.

—Yo también te quiero mucho, hermanito —dijo Mike con lágrimas recorriendo lentamente sus mejillas, y con la voz entrecortada—. Siempre te voy a querer, pequeño mequetrefe.

»Adiós.

Y fue, cuando se apartó del otro, que pudo ver a Brent. El chico lucía casi tranquilo, excepto por su frente arrugada.

—¿Qué fue lo ocurrido hace ratito? —cuestionó el pibe de ojos negros.

—Lo vi cuando te abracé, Brent —confesó el mayor de los morenos—. Ethan, me pude despedir de él al fin.

»Siento alivio en mi alma, y tristeza también. —Su vista se fue al techo—. Tengo que aceptar que ya no está, pero por alguna razón, se manifestó en ti para decirme justo eso, y otras cosas más.

—Me da mucho gusto que esto haya tenido lugar —dijo Brent a su amigo—. Desconozco la razón por la que ocurrió así, y me encuentro alegre de que pudieras despedirte de él al fin.

—Yo también me siento aliviado. —Revolvió el cabello del menor—. Ahora siento que tengo un nuevo deber contigo, ya que tuve un pensamiento que me vino en mente.

»Brent, los cuatro elementos básicos tienen orígenes caóticos, así que podemos aprovechar que también hay algo de su contrario en ti y ver si eres capaz de dominarlo también, pues algo me dice que podrías manejar hasta los dieciséis que hay si comienzas a trabajar lo que sabemos que hay dentro de ti.

—No creo que eso llegue a pasar. —El menor se mordió el labio inferior—. Es decir, ya había tratado todo elemento posible antes, y no obtuve resultados.

—¿Y si un hechizo o algo más te lo impedía? —cuestionó el mago del fuego, volviendo a revolver el pelaje de su pana—. De cualquier forma, piénsalo.

»Yo ya me voy a mimir.

—Descansa, Mike. —mencionó el moreno para su amigo.

Y luego de la retirada del de orbes anaranjados, el Heredero Del Caos Y El Orden miró por la ventana. A las afueras del hotel se podía apreciar a lo que parecía ser una pareja o un matrimonio joven conformado por un hombre y una mujer. Brent se preguntó si un día estaría casado con alguien. Fue entonces que observó a un pequeño corriendo en círculos alrededor de los dos adultos. Este tenis cabello negro y...

«¡Ojos rojos!», meditó Brent, como si fuera una especie de grito mental.

Él mismo tapó su boca para tratar de no gritar con fuerza y ser descubierto. Se volvió a asomar levemente, notando que el hombre también era de cabello oscuro y ojos rojizos y brillantes. Debía ser el padre de aquel pequeño que no paraba de ir de un lado a otro.

«¡¿Nos habrán descubierto nuevamente?!», reflexionó el moreno, pensando en las posibilidades de un nuevo ataque.

Entonces, Brent escuchó risas del menor, y los adultos muy contentos a su lado, haciéndole cosquillas en la pancita y jugando con él. Parecían ser una familia muy feliz y unida, algo contrario a lo que el chico pensó en un inicio.

Fue así que recordó que algunos pobladores de Ciudad Sombría también contrajeron matrimonio con algunos magos caóticos cuando se aliaron con estos.

—Es posible que sean solamente una pareja que está paseando con su pequeño —dijo para sus adentros—. Este se ve muy feliz, y sus padres también lo están.

Entonces, el color de ojos de la fémina llamó su atención. Un color de ojos que era raro de ver en algunos magos del orden. Brent quedó todavía más sorprendido con el hallazgo.

«¿Ese pequeño será como yo?», se cuestionó Brent, pero cuando intentó dar un vistazo más, la familia ya no estaba al alcance de su visión.

El moreno quería averiguar más de ellos, pero también supuso que podría meterse en un peligro innecesario si intentaba contactar con aquella gente. Y entonces, algo más invadió su mente.

«¿Cómo es que desaparecieron así de rápido?», cuestionó para sí mismo.

¿Sería a caso que estaban al tanto de que alguien los estaba observando?

[...]

Al día siguiente...

Brent concentraba todo su poder en una cosa. Su misión más importante era el destruir un par de sandías que se encontraba a diez metros frente a él. El muchacho sabía lo importante de lograrlo, por lo que entró en concentración total. Dentro de lo que parecía ser una especie de estado de meditación, usó el hechizo Oferis, fruto de todo el trabajo al lado de Umar. Incluso su tutor estaba muy satisfecho por el gran avance que tuvo el jóven en tan poco tiempo, considerando la dificultad de lograr manejar dicho encantamiento.

Las manos del chaval fueron rodeadas por una extraña aura oscura. Más tarde, juntó las sus palmas, y de esa manera, el aura oscura que era transmitida por sus extremidades se fusionó en una sola, una fabricada con magia oscura.

—¡Es el momento! —exclamó Brent, disparando aquella energía negra a las dos sandías que estaban frente a él.

Las frutas estallaron, y el pibe celebró su éxito con un salto lleno de entusiasmo y alegría. Umar aplaudía el logro de su alumno, aunque su rostro mostraba poca emoción. Después de todo, se trataba de un mago oscuro que había pasado toda su vida en Ciudad Sombría, así que no era del tipo que solía ser muy expresivo.

—Hemos concluido con tu entrenamiento —anunció Umar a un entusiasta Brent que estaba saltando de emoción—. Me sorprende lo rápido que lograste avanzar.

»Lograste hacerlo sin la ayuda del imbécil de Brett.

Mientras tanto, en El Todo y La Nada, Brett estornudó con furia, ya que estaba presenciando el momento en el que fue insultado por el maestro de su hermano.

—Ese bicho rastrero me las va pagar un día de estos —berreó el muchacho de ojos carmesí.

Brent se guardó ese comentario sobre su carnalito. Él comenzaba a entender mejor al chico que también era su lado caótico. Después de todo, había sido por él que Jenna seguía con vida. El hermano del Heredero Del Caos Y El Orden la había protegido cuando fueron rodeados por el extraño mago oscuro llamado Kendall, así que se sentía agradecido por ello.

El muchacho incluso llegó a sospechar que Brett también sentía algo por su amiga, algo que en realidad le confundía; sin embargo, su hermano se mostraba como una persona muy irritante. Esto causó que Brent comenzara a preguntarse y preocuparse sobre la personalidad de su lado del orden.

Todo daba señales de que sus tatos habían crecido juntos, y al lado de las personas que tanto le hicieron falta a él, por lo que sentía envidia de ambos.

Aunque lo que más le molestaba, era que su hermanito menor siempre desaparecía en aquellos momentos en los que alguien le lanzaba un golpe o un hechizo muy potente, provocando que él recibiera el impacto en su lugar.

—¿Qué piensas de tus logros, Brent? —interrumpió Umar al moreno que fue sacado de sus pensamientos —. ¿Crees qué has logrado que tu entrenamiento fuera un éxito?

Por supuesto que Brent se sentía triunfador. Su avance fue muy rápido y casi sin mayores obstáculos, pero el chico desconocía lo qué haría después de haber concluido su preparación al lado de Umar.

—Supongo que logré más de lo que yo mismo creí llegar a conseguir —declaró el chaval, todavía un poco pensativo—. Siendo honesto, no tengo una remota idea de cuáles serán mis próximos pasos a dar.

—Puedes empezar por agradecerme por tu entrenamiento —gruñó Umar—. A veces eres igual de nefasto que ese otro idiota que llevas dentro.

—¡Lo había olvidado! —se disculpó Brent con la cara llena de vergüenza—. ¡Muchas gracias, Umar!

—Esto está mejor, cucaracha asquerosa —dijo Umar, cerrando los ojos, y lanzando una bola de fuego oscuro directamente al culo del moreno—. Debes descansar un poco.

»Mañana por la mañana, puedes pensar en lo que te depara el futuro.

—¡Así será! —comentó Brent, dándose un masaje en la retaguardia—. Creo que me ayudaría a despejar mi mente.

—Eso es exactamente lo que quise decir —protestó el joven de las gafas, fulminando con la mirada al otro—. ¡Ahora, largo de mi estacionamiento, que ya lo has ocupado bastante!

»¡Jamás te dije que podrías estar aquí luego de terminar tu entrenamiento!

El morro salió a toda marcha del lugar, pues no deseaba tener un ardiente trasero. Nunca en su vida había conocido a alguien tan aterrador como su tutor. Posiblemente se le comparaba al otro mago oscuro que casi lo asesina. Aunque Umar no dejaba de causarle terror con su fría expresión y una aparente falta o escasa expresión de emociones.

Finalmente, se reunió con sus amigos. Sue corrió a abrazarlo, cosa que en realidad ya comenzaba a dejar de molestarlo como antes; no obstante, Jenna seguía protestando cada vez que la hermana de Mike abrazaba a su mejor amigo, y a su vez, el mago del fuego no paraba de hacer bromas de la situación en las que su hermana respondía de forma violenta.

—¿Cómo te fue en tu entrenamiento, querido Brent? —preguntó la maga del fuego al muchacho.

—¡Creo que finalmente lo conseguí! —replicó el vato en voz alta para que el resto de sus amigos pudieran escucharlo—. ¡Realmente, lo conseguí!

»¡He terminado con mi entrenamiento!

Dio varios saltos en los que extendía los brazos. A Jenna le pareció que era como un niño pequeño que estaba contento de salirse con la suya y esbozó una sonrisa.

—¡Bastante bien, amigo! —mencionó un entusiasta Mike, chocando los cinco con su querido compa', además de que le palmeó suavemente el hombro.

Mientras Sue se separaba un poco del muchacho, la otra chica se aproximaba a él.

—Me parece algo muy bueno —comentó Jenna, apartando a Sue totalmente del camino, y dando un beso en la mejilla al chico, pero la maga del fuego hizo exactamente lo mismo con ella.

Para este momento, el jovencito estaba más rojo que un tomate. Parecía que ambas chicas se peleaban por estar con él

—Ya deja tranquilo al pobre Brent, hermana —reclamó Mike—. De lo contrario, comenzaré a llamarte «pegamento», ya que estás muy pegada todo el tiempo a él.

Como era de costumbre, Sue se lanzó contra su hermano, y ambos consanguíneos iniciaron su ya tradicional batalla. En tanto, Brent pidió a Jenna que lo siguiera hasta su habitación para discutir sus siguientes movimientos. La morra lo siguió sin protestar.

Jenna sentía una mezcla de una gran curiosidad y preocupación por lo que el chico diría. Una vez dentro de la recámara del moreno, el muchacho comenzó a hablar.

—Estuve pensando un poquito sobre el futuro de este grupo —declaró Brent—. ¿Recuerdas que Mike nos explicó que su familia viajaría a Ciudad Valentía?

—Pues me acuerdo de aquello con claridad —respondió Jenna con la mano levantada, ya que sabía algo que posiblemente incomodaría al chico—. Pero han surgido algunas complicaciones.

El pibe volteó en dirección a Jenna, y ella comenzó a temblar de forma nerviosa, a pesar del ambiente, está accedió a contarle a Brent lo que sucedía.

—Hace un par de días, Sue y yo nos enteramos de que los mercenarios del fuego han tenido que dispersarse por el momento —explicó la jovencita—. Resulta que las llamadas sectas elementales han estado muy activas desde nuestro último escape.

»Lo sabemos gracias a que Mike nos ha mantenido informados —expuso la chica, todavía algo nerviosa—. No queríamos decirte hasta que terminaras tu entrenamiento, pero nunca imaginamos que sería tan pronto. Lo lamentamos.

—Está bien —manifestó Brent, tomando un respiro—. ¿Están todos están a salvo en este momento?

La mina asintió con la cabeza, empero, era incapaz de imaginar la inquietud que el muchacho se sentía. Por dentro, Brent estaba desilusionado debido a que sus amigos no eran del tipo que le ocultaban cosas, además, que Jenna fuera la única en hablar del tema, le hacía meditar sobre otros asuntos que podrían estar en secreto.

—Creo que de igual manera debemos de fijar rumbo a Ciudad Valentía —dijo Brent con firmeza—. Ciudad Astro queda de camino. Quizá podamos encontrar a algún otro mentor que me ayude con mi otro problema.

—¿Qué otro problema? —cuestionó Jenna, sintiendo curiosidad por las palabras de su pana.

—Bueno, se encuentra Brett... —contestó el chico, adoptando una pose reflexiva—. Ahora, me falta conocer más sobre mi otro lado.

»0Me refiero a que dentro de mí hay alguien más. Es complicado, ya que está dormido ahora, como casi todo el tiempo.

—¡¿En serio todavía tienes a otro tipo dentro de ti?! —interrogó la chica, pensando si se trataría de alguien peor que Brett—. Mientras no sea un completo idiota como ese hermano menor tuyo, creo que podría soportarlo.

»¡Todavía no puedo creer lo imbécil que es Brett! —se quejó Jenna—. ¡En verdad es insufrible!

»No me importa si alguna vez me ayudó. Te prefiero a ti mil veces.

Brent y Jenna se sonrojaron, pero el momento fue interrumpido por la aparición de Tigrein.

—Parece que se me salió un gatito suavecito de las manos —bromeó el moreno.

—Uno de pelaje suavecito y una almohada ideal —prosiguió la chama entre risas.

—Fui invocado por error, así que parece que debo de irme —declaró el tigre.

—La verdad es que tengo ganas de acariciarte la barriga —comentó el moreno con rubor en sus mejillas—. Tu panza es suavecita que al tocarla me siento relajado.

»Te puedes unir si gustas, Jenna —dijo el muchacho.

Ambos se agacharon para tal hazaña, y el felino ronroneaba como si fuera un gato doméstico.

—Está pero si bien suavecita tu barriga, Tigrein —expresó el moreno con el rostro relajado—. Podría estar así todo el tiempo nada más para sentir algo pachoncito en mis manos.

—Hace tiempo que no te veía tan feliz, Brent —declaró la morra que lo acompañaba—. De verdad me alegra mucho el buen humor que te traes.

»Antes hacíamos las cosas sin pensar, y pasábamos mucho tiempo haciendo muchas tonterías juntos los dos. Eso ya ha cambiado.

—Es el efecto de la pancita de mi compañero espiritual —respondió el pibe con una radiante sonrisa en el rostro.

»Pero la verdad es que extraño mucho a mis abuelos y a Oswald también. A los que me cuidaron, nunca los podré recuperar, y temo que Oswald ya no quiera ser mi amigo si un día lo vuelvo a ver. —El chico colocó el rostro sobre el vientre de Tigrein—. Fui realmente una persona terrible con él, así que me merezco su odio.

Jenna puso su mano sobre el hombro del chico y dijo:

—Creo que puede estar dolido y triste, pero jamás odiarte. Tú eres su mejor amigo y casi un hermano para él. —Pasó una y otra vez la mano sobre la espalda del de ojos negros—. Estoy segura de que podrán hacer las paces.

Brent esperaba que así fuera. Realmente deseaba reunirse con aquel pana suyo al que tanto quería. A su mente llegaron los recuerdos de aquel único chico que lo defendió de los abusos de otros en el jardín de infantes, a aquel que lo animaba en varias ocasiones a no hacer caso de quienes preferían insultos sobre su familia. Oswald fue siempre alguien que estuvo para él.

Tras rememorar aquellos viejos tiempos, se entregó al llanto. Tigrein lo dejó desahogarse sobre su panza, mientras la chica lo abrazaba para hacerlo sentirse acompañado. Él ya conocía lo que era sentirse apartado, casi solitario, era injusto abandonarlo en un momento tan abrumador para su alma.

Pasaron varios minutos hasta que Brent paró de sollozar y enseguida engujó su rostro.

—Gracias por ti compañía, Jenna ,—enunció el chamo al que todavía se le podía ver triste.

—No fue nada —replicó ella, revolviendo el cabello del chico para darle ánimos—. Creo que necesitas un buen descanso antes de decidir qué harás.

Justo en el momento que el moreno iba a responder a su amiga, la puerta se abrió y se azotó contra la pared. Mike entró de golpe, explicando a los chicos que Kendall había vuelto con todos sus seguidores. Además, mencionó que Umar estaba solo, enfrentando a los magos caóticos por su cuenta a las afueras del hotel, entre los que se encontraba aquel hombre llamado Kendall.

Brent sintió que su respiración se agitaba. Ese mago caótico de la oscuridad era un sujeto verdaderamente aterrador.

El chico, dentro de su mente podía escuchar a Brett rogando por su oportunidad de revancha, pero Brent quería probarse a sí mismo con el objetivo de comprobar los avances de su entrenamiento en contra de uno de sus peores enemigos.

[...]

Aquel que desciende del Dios del Caos y del Dios del Orden grandes peligros ha de afrontar.

En la cúspide de los lazos que ha establecido, verá derrumbar sus esperanzas una y otra vez.

Los hijos del Caos detrás de su rastro estarán como las sombras debajo de un árbol.

Cercano suyo habrá un igual en todo momento, pero ignorará su existencia hasta que en un futuro, las almas se encontrarán para establecer lazos de fraternidad.

[...]

Antes del parto, tres vivirán como entes de distintos cuerpos, pero la carga, peligrosa para su madre, provocará que trabajen como uno solo.

Caos, Orden... Afuera, aquel que está destinado a convertirse en el más deseado por dos fuerzas en conflicto. Uno lo perseguirá persistentemente:/; el otro, le brinda la libre elección.

Una vida ligada y otra gestante. Cuando aquel que equilibra a los otros dos no lo consiga, tres se volverá completamente uno.

[...]

Un amigo olvidado, que la oscuridad ha depravado emerge con sed de venganza.

Con tristeza, fue testigo de viles actos contra los que están en el centro del conflicto.

Aquel que vio quienes le protegieron ha de tener veneno en el alma, pero sus súplicas serán escuchadas por aquel que reina la tierra y las montañas.

Su rugido es un anuncio de guerra en contra de aquellos que han esclavizado por generaciones a quienes sólo buscan paz.

Su viejo compañero, aquel que lo olvidó, tendrá que confrontarlo para traerlo de vuelta a la luz.

[...]

La serpiente, enojada, acudirá al sucesor del Caos y el Orden. El robo de un objeto que puede destruir el mundo lo ha enfurecido, así que él humano deberá afrontar la prueba.

De no ser cumplida la exigencia, la culebra envolverá y destruirá todo. Las ciudades caerían como piezas de ajedrez, los mares se secarían y la tierra se volvería infértil.

No obstante, si él humano consigue recuperar dicho objeto, el mundo podrá recuperar parte de su equilibrio, igual que su paralelo.

[...]

Dos iguales, pero de mundos distintos se enfrentan, provocando un inestabilidad en la existencia de ambos.

La decisión del hijo del Caos y el Orden importante es para mantener la balanza.

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