Se dice que toparse con un gato negro trae mala suerte, siempre he pensando que las supersticiones son inválidas, que nublan tu juicio, pero, si hay gatos negros que traen mala suerte.
A la mañana siguiente, apenas acababa de amanecer.
Mis ojos se abrieron de repente, un gran miedo resonó en mi corazón asustando me como si fuera una pesadilla, me levanté sentándome de inmediato sobre la cama desenfundando mi espada oculta bajo la almohada empezando a apuntar con su hoja, intentando encontrar aquella amenaza, solo para ver el cuarto donde había dormido, pero hecho un desastre con mi maleta abierta y mi ropa regada por el suelo.
– ¿Qué había pasado?
Pregunte al aire completamente confundida, de inmediato me puse de pie empezando a acomodar todo lo que se encontraba regado, intentaba ver si algo faltaba, después de unos minutos me di cuenta que habían robado toda mi armadura.
–Maldición.
Arquee mis cejas intentando terminar de guardar todo, pero al vestirme el grimorio de bolsillo cayo de la cama, golpeando algo que sonaba como una canica, rápidamente me hinque para ver que era, tome el libro mirando debajo de la cama.
– ¡Por los mil vientos!
Exclame aterrada, lo que mire fue un objeto con el tamaño y la forma de una canica, estaba fabricada de jade verde con marcas rojas como venas rodeando el objeto, aquella era una runa, un objeto mágico capaz de almacenar y replicar un hechizo. Esta pude reconocerla como una runa cañón, la cual estaba diseñada para liberar un hechizo explosivo.
–Esto es malo, muy malo.
Empuñe mis manos levantándome, de inmediato guarde el grimorio en mi pecho, mientras colocaba mi espada en mi cintura, rápidamente avance hacia la puerta intentando salir de ahí, pero esta se encontraba cerrada.
– ¡No tango tiempo para esto!
Exclame desenfundando mi espada y dando una estocada contra la cerradura de puerta, empujando con fuerza para forzar la cerradura intentando romperla, pero no funcionó.
Entonces extendí mi mano queriendo usar Starlight contra la puerta, pero me percate que aquello llamaría demasiado la atención, rápidamente saque el libro abriéndolo y empezando a leer si encontraba algún hechizo útil.
Encontré uno, uno cuyo nombre y descripción me hicieron tragar saliva, pero era mi única opción.
– [Ofrezco mis manos]
Dije extendiendo mis brazos hacia el frente intentando concentrarme, relajar mi corazón y formar una imagen mental.
– [Ofrezco mi Luz]
Mis manos se bañaron con una tenue luz blanca, dejando fluir la magia por mis brazos y mis manos.
– [Fórjalos dios del sol]
Empecé a sentir como mi mano derecha se tensó, un dolor punzante se apodero de mi mano derecha subiendo por mi muñeca hasta llegar la altura de mi codo, se sentía como meter mi brazo en aceite, como si mi magia no quisiera tomar la forma que el hechizo dictaba, intente controlar mis sentimientos enfocarlos en escapar de la habitación.
–Garras de luz...
Susurre contendiendo mi dolor, entonces la luz sobre mi brazo derecho tomo forma imitando un brazo blanco de un dragón con tres enormes garras, mi mano derecha temblaba con temor al ver lo que mi mente imagino, los dragones del imperio seguían en mi mente.
–Alexis.
Sonreí recordando uno de mis amigos de la infancia.
–Seguramente Roe estaría feliz porque yo aprendiera un hechizo nuevo.
Empuñe mis mano derecha dándome cuenta que la garra de luz obedecía lo que mi mano hacia, por lo que coloque mis manos en forma de garras dando un golpe contra la cerradura de la puerta, arrancando parte de la puerta y su marco haciendo pedazos la cerradura, rápidamente con mi mano izquierda tome el grimorio volviendo a guardarlo, para después tomar mi espada con aquella mano libre de la magia.
– ¿Donde esta Sam?
Pensé abriendo la puerta mirando hacia los lados sintiendo quien se acercaba, intentaba dirigirme hacia la habitación de Samanta concentrándome en sentirla, llegando rápidamente hasta su puerta abriéndola de un golpe con aquel hechizo destrozando su cerradura, después desactive la magia sabiendo que mis compañeros podrían sospechar sobre mi origen.
– ¡Sam levántate!
Exclame dando una patada a la puerta asustando a Samanta levantándose de golpe.
– ¡Luna no me asustes asi es muy temprano!
Exclamo enojada mientras yo le aventaba uno de los vestidos que estaban tirados.
–Ponte esto rápido debemos avisar a los demás.
Dije percatándome que tambien le habían robado su armadura además su bastón.
–Nos robaron, y pusieron trampas de bajo de nuestras camas, seguro se activaran pronto.
Ella me miro con un rostro pálido colocándose el vestido lo más rápido que pudo sobre su pijama, mientras yo hice guardia en su puerta mirando que nuestros gritos no hubiesen llamado la atención de nadie.
–Usaremos tu magia para abrir las cerraduras de las puertas.
Le dije pues ella sabía más hechizos que yo.
Una vez lista Samanta se acercó a la puerta echándole un vistazo a las marcas que mi hechizo había dejado, para después mirar hacia mi mano derecha viendo como parte de esta se había enrojecido.
–Veo que usaste garra de luz, es un hechizo poco usual para un mago blanco, apesar de ser de luz... para evitar las laceraciones de la magia, debes concentrar el hechizo un poco por arriba de la piel.
Me aconsejo mientras ambas salíamos de la habitación.
–Por eso no quiero volver a usarlo, me fue muy incómodo...
Dije tratando mi brazo derecho con cura rápidamente llegando a la siguiente habitación.
–Entonces deberé encargarme yo, no llamare mucho la atención.
Ella se acercó a la puerta arrodillándose mientras extendía su mano izquierda hacia la cerradura.
– [Corta con gran presión]
Susurro formándose un hilo de agua frente a su mano el cual empezó a moverse formando un círculo con una corriente más y más rápida.
–Navaja Acuosa.
Exclamo, haciendo que el círculo de agua saliera disparado hacia la cerradura cortándola en un instante, permitiéndonos abrir la puerta, rápidamente entre a la habitación para despertar a André, explicándole lo ocurrido.
–Buena decisión Luna, vigila el pasillo yo ayudare a Samanta a despertar al resto.
Asentí a las órdenes de André saliendo de la habitación y dirigiéndome inmediatamente a la escalera, donde empecé a vigilar si alguien se acercaba sintiendo a su vez los corazones que se encontraban en la casa, tantas emociones empezaron a hacer que mi cabeza doliera, solo pude contar unas 30 personas dentro de la casa además de mis compañeros.
–Son muchos, pero no parecen ser demasiado fuertes a mi parecer.
Me dije a mi misma mientras empuñaba mi espada, reduciendo el rango de mi magia para sentir solamente aquellos que se acercaran a las escaleras. Unos cinco minutos pasaron hasta que todos estuvieron despiertos preparándose para iniciar el ataque.
–Atención, en este momento, la mayoría de nosotros no tenemos armas, parece que entraron en la noche en nuestras habitaciones, tampoco esta Melany me preocupa que algo le pasara.
Mis ojos se abrieron al escuchar tenuemente que Melany había desaparecido.
–Por ahora debemos concentrarnos en escapar, Leo, da la señal de alarma a nuestras tropas que están acampando, ellos ya deben estar despiertos y listos para la batalla, pero siento que están en mala posición para atacar.
Dijo Camila con algo de duda, sin embargo en ese momento me percate que nuestro tiempo se había terminado, pues sentí un par de hombres acercándose, su número aumentó considerablemente llegando hasta media docena quienes caminaban en fila y en parejas, un poco después escuche sus voces hablando despreocupadamente.
–Muy tarde, ya llegaron nuestros anfitriones.
Advertí empezando a cantar el hechizo Starlight sabiendo que no tenía más elección.
–No hay tiempo de pensar en nada mejor, daré la señal ahora mismo Camila.
Dijo Leonardo corriendo hacia una de las habitaciones que daba hacia el frente de la casa, mientras que los demás corrieron hacia las escaleras donde yo estaba, quedándose detrás de mí permitiéndome atacar.
–Intenta mantener el hechizo, regula tu magia.
Me pidió Joel colocando su mano sobre mi hombro arqueando sus cejas mientras observaba las escaleras.
– ¡Demonios consiguieron salir!
Exclamo el primero en llegar, el cual portaba un gran escudo negro, rápidamente empezó a subir las escaleras mientras los demás llegaron a las escaleras poco después.
–Starlight.
Pronuncie liberando el hechizo al ver que uno de nuestros enemigos ya estaba a la mitad de las escaleras, el poderosos hechizo avanzó rápidamente explotando el la cara del hombre, lanzándolo contra sus compañeros que apenas habían empezado a subir sus escaleras.
–Bien hecho Luna, déjame el resto a mí.
Hablo Camila desenfundando su espada y lanzándose hacia las escaleras atravesando la nube de humo que mi hechizo había dejado.
– ¡La Coz!
La escuchamos exclamar para después sentir como la casa tembló levemente junto con un fuerte sonido metálico y unos gritos desesperados, para después escuchar algunas espadas chocar, para cuando el humo se dispersó y nosotros empezamos a bajar, solo vimos a cinco cadáveres y una Camila limpiando su espada con un pañuelo quien apenas había sudado.
–Uno escapo, los que no tengan armas tomen las de ellos.
–Ya escucharon a nuestra jefa, prepárense para enfrentarse a los enemigos.
Ordenaron Camila y Joel quienes bajaron al segundo piso, mientras los demás avanzaron tomando las armas de los caídos a excepción de Samanta, quien miro a nuestros atacantes con horror.
–Es la primera...
–Pues has tenido una buena vida Sam, no pienses mucho en ello... yo tampoco estoy lista para cruzar esa línea.
Dije dándole una suave palmada a mi amiga entendiendo su miedo, ayudándola a pasar aquella horrible escena.
–Mantente en la retaguardia, debemos curar y apoyar a nuestros compañeros.
Le aconseje caminando delante de ella.
–Es mi trabajo como maga.
Susurro por detrás intentando tomar un poco de valor.
En ese momento las trampas que nos habían colocado detonaron haciendo que la casa se estremeciera, Leonardo bajo rápidamente las escaleras.
–Ha iniciado un fuerte combate afuera.
Dijo llegando a nosotros mientras Nerea le lanzaba una espada y él la tomaba.
–Tenemos unos treinta enemigos que derrotar y no sé cuantos más hayan a fuera.
Informe mientras avanzábamos por el pasillo, sabiendo que las siguientes escaleras nos llevarían al vestíbulo donde estaríamos abiertos, sin embargo, la misma Camila empezó a cantar un hechizo que nunca había escuchado, ella se adelantó corriendo hacia las escaleras que llevaban al primer piso donde se detuvo apuntando hacia el resto de nuestros enemigos, apenas pude ver que superaban los treinta que pensaba que eran.
– [¡Sanctus!]
Exclamo liberando un poderoso rayo de luz plateada hacia el centro del vestíbulo. Sin embargo, este no impacto contra el suelo, en su lugar se desvaneció en el aire dejándonos atónitos.
– ¡Increíble lo que puede hacer un espejo de surio! ¡¿No le parece increíble señorita Camila?!
Alana empezó a reír con mucha fuerza mientras gritaba esas palabras, entre sus manos portaba un escudo color morado, el cual brillaba con un tono plateado.
–Surio...
Susurre dando un paso hacia atrás, nunca había visto un espejo de surio actuar, pero sabía sobre sus consecuencias.
– ¡Desaparece!
Exclamo Alana extendiendo el espejo hacia Camila quien se había paralizado, por aquella sorpresa, entonces el espejo libero aquella misma magia como un potente rayo de luz disparado contra Camila quien apenas pudo reaccionar cubriéndose dándole de lleno, la magia continuo avanzando impactando contra el muro, atravesado uno tras otro hasta salir de la casa dejando un enorme agujero.
– ¡Camila!
Exclamamos completamente sorprendidos.
– ¡No se queden boquiabiertos!
Grito Nerea mientras invocaba una muralla blanca frente a nosotros defendiéndonos de una lluvia de flechas, sin embargo pronto esta empezó a desvanecerse, la magia empezó a ser atraída hacia el espejo haciendo que nos diéramos cuenta que tan inútil se había vuelto nuestra arma más grande como magos.
– ¡No hagan que Nerea lo repita dos veces! ¡Colisión!
André salto sosteniendo el maltrecho escudo que había arrebatado a una de las víctimas de Camila, con gran valor se lanzó contra el vestíbulo impactando contra el piso, haciendo que toda la mansión se estremeciera provocando que muchos perdieran el equilibrio, mientras él daba un salto con sus manos desenfundado su espada intentando cortar a Alana haciendo que ella callera de espaldas, pero su espada fue detenida por el mandoble de Belial quien logro repelerlo empujándolo hacia atrás.
–Esa no es forma de tratar a una dama.
Se mofo de André mientras se lanzaba hacia el dando un tajo el cual André esquivo para luego arremeter contra Belial. Mientras tanto el resto del grupo avanzo hacia el campo de batalla, aprovechando que gran parte de los enemigos habían perdido el equilibrio por el impacto de André, excepto por Samanta y yo.
–Luna... nuestra capitana.
Me dijo completamente preocupada intentando ponerse de pie.
–Ella sigue viva, sígueme, debe estar muy herida, pero aun la siento.
Hable levantándome y ayudando a Samanta, rápidamente ambas nos volvimos a dirigir hacia el segundo piso.
***
Alana miraba hacia las dos chicas que huían hacia el segundo piso, mientras una pelea se desataba en el vestíbulo de la mansión, rápidamente se puso de pie limpiando su vestido, y tomando de vuelta el espejo de surio.
–Encárguense de eliminar a todos estos desgraciados, yo iré por esas chiquillas, al menos espero que nos den una buena recompensa por ellas.
Hablo Alana empezando a caminar hacia las escaleras, los hombres le obedecieron empujando a las espadas blancas lejos de las escaleras dejando a su señora pasar libremente.
–Bien, es momento de usar mis juguetes.
Sonrió tronando sus dedos, de entre la multitud dos se unieron a ella, el primero era el conde Gerardo quien tenía una vista vacía mientras que la segunda era Melany.
–Mis marionetas, me ayudaran a cazar a esas pequeñas, así que vayan iré tras ustedes.
Ambos asintieron, el conde Gerardo desenfundo la espada que Joel le había dado mientras que Melany tomo su lanza con ambas manos empezando a caminar por las escaleras siguiendo la ruta de Luna y de Samanta.
La batalla de colmillo de lobo había comenzado.
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