Capítulo 9: La huida


Ya estaba amaneciendo. Los rayos del sol se filtraban a través de mi tienda de campaña. Me levanté y desayuné. Luego me metí en el bolsillo un cuchillo por si las moscas. No se sabe cuándo lo vas a necesitar. Hoy iba a ser mi último día aquí. Por fin podría irme a casa. Estar con mi familia y mis amigos. Bueno, Sam y Sarah ya se habían convertido en mi familia y en mis amigos durante este tiempo. Suspiré. Los iba a echar muchísimo de menos. Me dirigí lentamente hacia la playa. Era un día soleado. No había ni una nube en el cielo. Cerré los ojos y saboreé lo poco de tiempo que me quedaba aquí: Antes quería irme lo más antes posible, pero ahora no quiero regresar a casa, ¿os dais cuenta de lo caprichoso que es el ser humano? Heh, todo lo que no puede tener lo quiere. 

  Vi a Sam y a Sarah; estában esperándome en la playa. Me vieron y me saludaron con la mano.

-¡Venga Beatrice! ¡Date prisa, que andas como una tortuga!-me gritó Sarah. Estaba terminando los últimos retoques del globo con Sam.

-Eso, ¡no podemos salir muy tarde!-dijo Sam, mientras ayudaba a Sarah.

-¡Voy!-les respondí.

Llegué lo más rápido que pude hasta ellos y me senté en la arena; ya habían terminado. Me subí al globo, junto con Sarah y Sam, pero algo nos impidió echar a volar. Escuché un ruido; había un cuerpo aproximándose a nosotros. Detrás de él, le seguían un montón más. Entonces le dije a Sam:

-Vete.

-¿Qué?-me respondió.-¿Piensas que vamos a dejarte aquí?

-No, sólo pon el globo a volar. Luego saltaré y subiré con vuestra ayuda.

-¡E-eso es muy peligroso! ¡Podrías quedarte en tierra!

-...

Entonces salté del globo al suelo. No podía permitir que esos monstruos arruinasen su final feliz. No, no podía. 

  Saqué el cuchillo de mi bolsillo, dispuesta a atacarlos; uno a uno, fueron cayendo abatidos al suelo, mientras se retorcían de dolor. Estaba llena de sangre. Mucha sangre. Me había convertido en una asesina; matar. Sólo quiero matar. Las cabezas no paran de rodar por el suelo. Me encanta escuchar el ruidito de los huesos crujiendo cuando los piso. Mi respiración se acelera. Estoy disfrutando con esto. Una sonrisa digna de cualquier psicópata se dibuja en mi cara; no puedo parar de asesinar. Pero de repente, escucho una voz lejana.

-¡Beatrice, corre hacia aquí! ¡El globo ya está volando!

Me olvido de todas las muertes que he cometido en un segundo. Suelto el cuchillo inmediatamente. Mis manos están limpias otra vez. Mi sonrisa ingenua e inocente vuelve a dibujarse en mi cara. Vuelvo a ser yo. Corro y salto hacia el globo. Ya estoy a salvo.

-¡Uf, nos tenías preocupados!-me dice Sam.-¡Creíamos que no ibas a poder subir!

-Si... Siento haberos preocupado.

-Tranquila.-me responde Sarah.-Ahora todos estamos a salvo. No hay nada de que preocuparse.

-¡Mirad!-grito yo. 

Estamos volando por el cielo. El paisaje es precioso. A lo lejos se pueden distinguir pequeños puntitos. Son esos seres.

-¡Qué bonito!-exclama Sam, contemplando el cielo.

-¡Mirad, soy la capitana del barco que surca los cielos! ¡Vosotros sois mi tripulación!-dice Sarah, sonriendo.

-¡Ya veo la otra parte de la Tierra! ¡Se ve a la gente desde aquí!

-Bueno, veo que tu viaje ha terminado.-dice Sam.-Te vamos a echar de menos.

-¿Tú a dónde irás?-le pregunto yo.

-Me iré con Sarah. Seguro que su familia está llena de buenas personas y me dan hospedaje.

-¡Por supuesto que te acogerán! ¡Son los mejores!

-Bueno... Adiós.-murmuro yo, algo melancólica.

-Adiós.

-Adiós.

Atención, aquí habrá dos finales: depende de si Beatrice se va con su familia o se va con Sam y Sarah. Y luego tendrán su final verdadero, que haré después de hacer las dos elecciones. No os hago más spoiler. ¡Ya lo veréis :)!


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