Capítulo 7: La repentina noticia

-¿Qué? ¡No! ¡No digas tonterías! ¡Ella no es un virus!-le grité, enfadada.-¡La voy a llamar ahora mismo para que te des cuenta de que Sarah es una persona de verdad!

Me fui dejándole la palabra en la boca. Parecía muy preocupado.

-P-pero... Agh, haz lo que quieras.-susurró mientras se disponía a irse.

Yo estuve buscando a Sarah por todas partes, pero no la encontraba. Parecía como si se hubiese esfumado. ¿Dónde estaría?

Cuando ya pensaba en irme a mi tienda para descansar y buscarla mañana por la mañana, un ruido captó mi atención; era una especie de lamento que provenía de una de las casas derruidas que había al lado mía. Me detuve y fui hacia ella, preguntándome qué sería; desde luego ese sonido no lo estaba emitiendo un ser humano. Me asomé y me encontré un cadáver retorciéndose en el suelo mientras susurraba frases inteligibles. Me acerqué un poco para intentar escuchar los ruidos mejor; grave error. Esa cosa me cogió del brazo e intentó hacerme daño. Tenía la cara destrozada y un líquido de color rojo vivo le salía de todas sus heridas. Su cara mostraba una mueca de terror. Intenté apartarme de él, pero me había agarrado muy fuerte. Entonces, cuando ya creía que no tenía escapatoria, un cuchillo pasó justo a unos pocos centímetros de mi cabeza. Sin embargo, el extraño ser no tuvo tanta suerte; le dio de lleno en la cabeza. Se desplomó, mientras agonizaba e intentaba gritar. Pero de nada le sirvió, puesto que, pasados unos segundos, ya había muerto. Giré la cabeza para saber quién me había salvado y entonces la vi; Sarah estaba enfrente de mi, sonriendo como una psicópata. Parecía haber disfrutado de la muerte de aquel ser. Cuando se dio cuenta de que yo la estaba mirando algo asustada, me dijo:

-Menos mal que estaba paseando por aquí. Si no hubieras muerto a manos de esa cosa.

-Tu eres una humana, ¿verdad?-le pregunté sin rodeos. Sabía que ella se había enfadado conmigo por decirle que era un virus, pero ahora tenía mis serias dudas.

-¿Y qué más da?-me respondió Sarah.-Te he salvado la vida, ¿acaso no vas a agradecérmelo?

-Si... Gracias...-le dije, algo triste por su respuesta.

-¡Agh! ¡Está bien! ¡Soy un virus! ¡Pero no te pongas así!-me respondió, desviando la mirada.

-¿En serio?-le pregunté.-¿Por qué me lo has ocultado todo este tiempo?

-Bueno, pensaba que ibas a huir de mí, o me querrías eliminar. De todas formas, seguro que eso es lo que piensas hacer ahora.-susurró, mientras miraba hacia el suelo con amargura.

En ese momento la abracé lo más fuerte que pude, y le dije:

-Je, ¿creías que por saber que no eras humana dejaría de ser tu amiga? Vaya tontería.

-Gracias.-murmuró.

Después de esa escena tan emotiva nos despedimos y yo me fui a la playa para reunirme con Sam. Tenía muchas cosas que contarle.

-Tengo que contarte una cosa.-dijimos los dos al unísono.

-Empieza tu primero.-me respondió Sam.

-Está bien. Sarah se viene con nosotros.

-¿Qué? ¿Aún no crees que sea un virus?

-No. Ella misma me lo ha confirmado.

-Entonces, ¿por qué quieres que venga con nosotros?

-Porque es mi amiga. No pienso dejarla aquí.

-Está bien. Mientras que no me mate ni me posea... Bueno me toca decirte algo muy importante.

-¿El qué?

-Tenemos que intentar irnos más temprano de lo que yo pensaba.

-¿Por qué?

-Los cuerpos también pueden tener el virus.

Entonces recordé lo que me había pasado; un cadáver había intentado matarme. Al menos ya sabía el por qué había revivido. 

-¿Y cómo vamos a irnos antes?-pregunté.

-Aún no lo sé; pero si no encontramos una manera de salir de aquí antes de que se esparza el virus acabaremos siendo asesinados. Hay que salir de aquí. 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top

Tags: