Capítulo 5: La idea


Acababa de amanecer. El Sol apenas se podía ver debido a un gigante nubarrón negro que cubría gran parte del cielo. Seguramente, estaría todo el día lloviendo. Me vestí rápidamente y salí de mi tienda de campaña en busca de mi desayuno. Encontré una lata de sopa medio calcinada, pero no había nada dentro. Algo deprimida le pegué una patada.

-Bueno, supongo que hoy no voy a poder desayunar.-pensé.-será mejor que piense en otra cosa.

Así que decidí dar una vuelta por el derruido pueblo que antes había sido mi hogar. Todo era silencio. Entonces me pregunté dónde vivía Sam, pues no había visto ningún asentamiento en todo el pueblo.

-Quizá no le guste estar al descubierto y haya escondido su tienda.- me dije.

Pero había algo sospechoso en Sam, lo que pasa es que no quería reconocerlo. No sabía muy bien el qué. Algo me sacó rápidamente de mis pensamientos; un rayo había caído a unos pocos metros de mí, y estaba empezando a llover a cántaros. Con el corazón en un puño, corrí hacia mi tienda de campaña. Uf, menos mal que el rayo no me había caído a mí. Me aseguré de que no había nada que atrajese la electricidad en mi tienda de campaña y me senté en el suelo; me había manchado la ropa de barro y ahora estaba empapada. Genial. Cuando estaba pensando en que me iba a dar una hipotermia si me quedaba aquí, escuché una voz conocida;

-¡Beatrice!¡Estás empapada! Ven, te llevaré a mi casa.-dijo Sam mientras me cogía y me llevaba a algún lugar.

A partir de eso ya no recuerdo más. Supongo que me dormí. Después desperté en una casa gigante, metida en una cama. La lluvia repiqueteaba contra el cristal. Me levanté rápidamente; ¿cómo había quedado en pie una casa en el pueblo? ¡pensé que las había revisado todas! La habitación estaba pintada de un color azul claro, con muchos juguetes, un armario y varias lámparas. Abrí la puerta de la habitación y caminé descalza por un gran pasillo; al fondo vi una amplia sala de estar, donde Sam estaba leyendo un libro sentado en el sofá.

-Hola. ¿Dónde está esta casa?-pregunté.

-¡Hola! Pensaba que todavía estabas durmiendo. ¿Te gusta la habitación?- dijo, evadiendo mi pregunta.- ¿Quieres comer algo? Debes de tener mucha hambre.

-Eh si, pero-

-¡Ah, entonces ven! ¡Tengo un plato de sopa en la cocina!- respondió rápidamente, llevándome a una inmensa cocina. Debo de admitir que, como toda la casa, era preciosa.

Comí con muchas ansias. No había tomado nada en todo el día. Entonces, salí de la cocina dispuesta a pedir explicaciones sobre todo lo sucedido. Pero todo empezó a volverse borroso, y caí al suelo con mucho sueño...

Me desperté rápidamente. Seguía en la tienda de campaña con la ropa algo mojada y tumbada en el suelo. Lo curioso es que ya no tenía hambre. ¿Había sido todo un sueño? ¿Me había dormido? Salí afuera y noté que estaba atardeciendo. ¿Tanto había dormido? ¡Maldita sea! ¡Había quedado con Sam! Corrí hacia la playa y, ahí estaba esperándome. Casi sin aliento le dije:

-Uf, y-ya estoy uf aquí.

Él se río y me respondió:

-Bien, antes de empezar tengo algo que enseñarte.

Me dió la mano y me tapó los ojos.

-No los abras hasta que yo diga.-me ordenó.

Llegamos a un lugar donde se escuchaban a los grillos cantar. Debíamos de estar cerca del mar porque el aire estaba humedecido. 

-Ya puedes abrir los ojos- me dijo mientras me sentaba en la arena intentando no chocarme con nada.

-¡Guau!-exclamé. Al abrir los ojos contemplé un cielo repleto de estrellas que iluminaban el cielo. Era precioso.

Después de eso nos dedicamos a observar el cielo, encontrar constelaciones e inventar otras nuevas muy graciosas. Como 'La constelación del Hombre con Cabeza de Bocadillo' o 'La Constelación del Perro con cara de gato'. Fue muy divertido.

Después de un rato Sam se levantó y dijo:

-Bueno, ¿quieres saber qué voy a hacer para pasar al otro lado?

Yo asentí con la cabeza.

-Voy a construir un globo aerostático.

-¡Genial!-respondí yo.-Pero,¿cómo vamos a hacerlo?

-Muy fácil. Sólo tenemos que encontrar los materiales necesarios. Además, yo estudié ingeniería. Será bastante pequeño y simple.

Entonce me mostró un plano del globo. Decidida, le dije que le ayudaría en todo lo que pudiera.

-Está bien. Necesito tu ayuda para conseguir varios materiales- acto seguido me dio una lista- ahí están todos. Intenta conseguirlos como puedas, ¿vale?

-Está bien.-respondí.

-¡Nos vemos mañana al atardecer!- se despidió.

-¡Adiós!


Esa noche estuve dándole vueltas al asunto; pensaba conseguir todo FUESE COMO FUESE.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top

Tags: