CAPITULO 12 UN ACCIDENTE Y UNA CONVERSACION
Algo cayó al suelo, haciéndose pedazos, su primer pensamiento fue que debía ser algo carísimo que ella supiera, Narcisa Malfoy Black nunca había pagado menos de mil dólares, por cualquier pieza de cerámica.
Su segundo pensamiento fue que ese algo le había hecho un corte, porque sentía un dolor agudo en la rodilla, cojeando se acercó a un taburete.
-¿Te has hecho daño? -
preguntó Draco emergiendo de la oscuridad.
- Pagaré lo que haya roto da igual lo que cueste - murmuró Hermione.
- No te preocupes por eso, toda la cerámica de la casa está asegurada vamos a ver si te haz lastimado.
Draco encendió una lámpara y mientras exploraba su rodilla con los dedos, Hermione no podía dejar de notar su proximidad, el sonido de su respiración el aroma de su colonia.
- Tienes un buen hematoma será mejor que te pongas una bolsa de hielo... Espera un momento, voy a la cocina.
- No te molestes estoy bien - murmuró ella con el corazón acelerado - tenía
que alejarse de Draco.
- No es ninguna molestia vuelvo enseguida..
Hermione esperó hasta que la puerta se cerró atrás de él, pero luego se levantó y cojeando subió las escaleras.
Orión seguía profundamente dormido.
Hermione sonrió con ternura al ver a su hijo, era un niño precioso, tan inocente y ella era la única persona que podía protegerlo, solo quería lo mejor para él.
¿Estaba más seguro allí, sin pandilla, sin peligros o estaría mejor lejos del hombre frío y calculador cuya intenciones aún no conocía?
En silencio metió las manos en uno de las cajas y sacó una fotografía de Theo,
aquél hombre era el padre de Orión, no el impostor que se escondía bajo el mismo rostro, ella tendría que recordar eso y hacer que su hijo lo recordase también.
A la mañana siguiente, Draco estaba tomando café, cuando un despeinado enanito apareció en La puerta de la cosina.
- ¿De verdad no eres mi papá? - preguntó el niño después de mirarlo en silencio durante unos segundos.
- De verdad no soy tu papá, Orión - respondió Draco mientras intentaba no pensar en la inesperada emoción que experimentaba al mirar al niño - yo soy tu tío Draco y así es como debes llamarme ¿Dónde está tu madre?
- Dormida... - respondió Orión mirando alrededor
Tengo hambre ¿Qué hay para desayunar?
Draco se levantó ya que Bella no llegaría hasta las ocho y apenas eran las siete, pero no podía dejar a un niño con hambre tanto tiempo.
-¿Qué te apetece?
- Tortitas
- Muy bien, veremos lo que puedo hacer.
Después de reunir sartenes y utensilios, Draco se puso a trabajar, los primeras tortitas se pegaron al fondo de la sartén, por ende terminaron en la basura, para el regocijo de Orión, pero en el siguiente intento tuvo más suerte y pudo colocar tres tortitas decentes en el plato del niño.
Pero Orión miro las tortitas y sacudió la cabeza.
- ¿Qué paso, no te gustaron?
- Mi mamá las hace en forma de osito
- ¿Dónde demonios estaba su madre? - Draco suspiró ...
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