Un Encuentro X
ñLa tarde era gris, con el cielo cubierto de nubes que amenazaban lluvia. Caminábamos por el sendero de grava del cementerio en silencio, el aire frío envolviéndonos. Nero sostenía mi mano con fuerza, como si supiera que necesitaba esa conexión para seguir adelante.
—¿Estás seguro de esto? —preguntó suavemente, rompiendo el silencio.
Asentí, apretando su mano.
—Es algo que debo hacer. Quiero que los conozcas... aunque sea de esta forma.
Finalmente, llegamos al lugar. Tres lápidas de mármol, alineadas una junto a la otra, marcaban el descanso de mi familia: mi madre, mi padre y mi hermano menor. Me quedé inmóvil por un momento, sintiendo cómo el peso de los recuerdos caía sobre mí.
—Mamá, papá... Asta. —mi voz era baja, casi un susurro—. Han pasado años desde la última vez que estuve aquí.
Respiré profundamente antes de continuar.
—He cometido muchos errores, me alejé, me encerré en mi propio dolor. Pero conocí a alguien... alguien que me ha ayudado a encontrarme otra vez.
Miré a Nero, quien estaba a mi lado, con una expresión tranquila y comprensiva.
—Ella es Nero —dije, dirigiéndome a las lápidas como si ellos pudieran escucharme—. Es increíblemente fuerte, valiente, y.... me ha dado un motivo para seguir adelante.
Nero se inclinó un poco hacia las lápidas, como si también quisiera dirigirse a ellos.
—Es un honor conocerlos... de alguna manera —dijo con una sonrisa suave—. Prometo cuidar de Liebe, como él lo hace conmigo.
Sus palabras me conmovieron más de lo que esperaba. Me agaché frente a la lápida de Asta, pasando mis dedos por el grabado de su nombre.
—Asta, siempre quise que crecieras y tuvieras una vida maravillosa. Lo siento por no haber estado allí para ti cuando más lo necesitabas.
Mi voz tembló, y sentí los ojos arder. Nero se arrodilló a mi lado, colocando una mano en mi hombro.
—No estás solo, Liebe —me dijo en voz baja—. Nunca más.
Nos quedamos allí un rato, el viento jugando con las hojas secas a nuestro alrededor. Fue un momento de reconciliación conmigo mismo y con mi pasado. Aunque no podía cambiar lo que había sucedido, sentí que de alguna forma estaba haciendo las paces.
Cuando nos levantamos para irnos, me giré una última vez hacia las lápidas.
—Gracias por todo lo que me dieron. Espero que estén orgullosos de mí... y de nosotros.
Tomé la mano de Nero mientras nos alejábamos, sintiendo que había dado un paso importante. El pasado seguiría siendo parte de mí, pero ahora no me definiría. Con Nero a mi lado, podía mirar hacia adelante con esperanza.
La caminata de regreso al auto fue tranquila, pero cargada de emociones. El frío aire del cementerio parecía haberse quedado con nosotros, pero de una manera que no resultaba incómoda. Más bien, era como si el peso del pasado finalmente hubiera encontrado un lugar para asentarse sin aplastarme.
Cuando llegamos al auto, Nero se quedó un momento observándome antes de subir.
—¿Estás bien? —preguntó, su tono suave pero lleno de preocupación genuina.
—Sí —asentí, abriendo la puerta del conductor—. Más de lo que pensé que estaría. Gracias por estar conmigo hoy.
Ella sonrió, esa sonrisa suya que siempre lograba calmar cualquier tormenta en mi interior.
—Siempre, Liebe.
Encendí el auto, pero antes de arrancar me quedé mirando el volante, pensando. Había algo que llevaba días rondando mi mente, algo que había comenzado a tomar forma desde que Nero llegó a mi vida.
—Nero... —dije, rompiendo el silencio.
—¿Sí?
Giré para mirarla, sus ojos rojos brillando con curiosidad.
—He pasado tanto tiempo huyendo de lo que pasó. De lo que perdí. Pero contigo... quiero hacer algo más. Quiero construir algo. Algo real.
Ella frunció el ceño ligeramente, inclinando la cabeza.
—¿A qué te refieres?
Tomé su mano, apretándola con fuerza entre las mías.
—Quiero un futuro contigo, Nero. Uno donde podamos ser felices, donde podamos crear recuerdos nuevos que no estén manchados por el dolor del pasado.
Su rostro se suavizó, y pude ver que sus ojos se llenaban de emoción.
—Liebe...
—No sé exactamente cómo será ese futuro —continué, tratando de ordenar mis pensamientos—, pero quiero que sea contigo. Quiero que cada decisión que tome, cada paso que dé, sea para construir algo juntos.
—Eso es todo lo que quiero también —Nero sonrió, una sonrisa cálida y llena de amor.
Nos quedamos en silencio por un momento, la conexión entre nosotros más fuerte que nunca. Finalmente, arranqué el auto y comenzamos el camino de regreso, pero algo había cambiado.
Esa noche, mientras estábamos en casa, Nero y yo hablamos durante horas. Hablamos de nuestros sueños, de lo que queríamos para el futuro. No fue solo una conversación, fue una promesa silenciosa de que enfrentaríamos lo que viniera juntos.
Fue entonces cuando decidimos dar un paso más. Adoptaríamos un pequeño lugar como nuestro, una casa donde pudiéramos empezar de nuevo, lejos de los fantasmas del pasado, pero con ellos como un recordatorio de lo que nos había llevado hasta aquí.
Al día siguiente, empezamos a buscar.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top