Era el 28 de diciembre, y Liebe estaba sentado en el sillón del pequeño apartamento que compartía con Secre. Aunque vivían juntos hacía poco tiempo, su relación estaba marcada por una extraña mezcla de sarcasmo, humor y ternura que ninguno admitiría abiertamente.

Liebe hojeaba su teléfono, aparentemente aburrido, mientras Secre revisaba unos documentos en su laptop. Como siempre, ella parecía inmersa en su mundo, pero Liebe sabía que ese día era especial.

—Oye, Secre —dijo Liebe, rompiendo el silencio—. ¿Sabías que hoy es el Día de los Inocentes?

Sin levantar la mirada de la pantalla, Secre respondió con un tono seco:

—¿Y qué con eso? No creo que seas lo suficientemente ingenioso como para hacerme una broma.

Liebe sonrió, sus ojos rojos brillando con un toque de picardía.

—Ah, ¿sí? Ya veremos.

Secre alzó una ceja, pero no le dio mayor importancia. Sin embargo, un rato después, cuando fue a la cocina a buscar un vaso de agua, encontró una caja de cartón sobre la mesa con una nota que decía: "Para Secre. De tu admirador secreto."

—¿Qué es esto? —murmuró para sí misma, examinando la caja con cautela. Sabía que Liebe estaba tramando algo, pero su curiosidad fue más fuerte.

Al abrir la caja, una nube de confeti rosa salió disparada, cubriéndola de pies a cabeza. Secre se quedó congelada por un momento, con confeti en el cabello y en los hombros, antes de escuchar la risa de Liebe detrás de ella.

—¡Caíste! —dijo Liebe, casi doblándose de la risa.

Secre suspiró, limpiándose el confeti con una expresión impasible.

—¿Eso es todo lo que tienes, Liebe? ¿Confeti? Qué original.

—Oh, vamos, admítelo, fue gracioso.

Ella no respondió, pero una ligera sonrisa jugueteaba en sus labios. Aunque no lo reconocería, estaba impresionada por su esfuerzo.

Más tarde, mientras Liebe estaba relajado en el sofá viendo televisión, Secre apareció con un pequeño paquete en las manos.

—Toma, es un regalo para ti —dijo, con una voz extrañamente dulce.

Liebe la miró con desconfianza.

—¿Un regalo? ¿Por qué siento que esto es una trampa?

—Es un gesto amable, Liebe. ¿Qué no puedo tener un detalle contigo?

A regañadientes, Liebe tomó el paquete y lo abrió. Dentro encontró un pequeño dispositivo con un botón grande y rojo.

—¿Qué es esto? —preguntó, frunciendo el ceño.

—Presiona el botón y lo sabrás —respondió Secre, con una sonrisa que era imposible de leer.

Liebe dudó por un momento, pero su curiosidad lo venció. Al presionar el botón, un sonido estruendoso resonó en toda la sala: "¡Soy un demonio adorable y tonto!"

Liebe se quedó boquiabierto mientras el mensaje seguía repitiéndose en bucle.

—¡¿Qué demonios, Secre?!

Ella se cruzó de brazos, claramente satisfecha consigo misma.

—Es un botón personalizado. Lo grabé yo misma. Ahora puedes presionarlo cada vez que quieras recordar lo lindo que eres.

—Esto es humillante —dijo Liebe, aunque su rostro mostraba una mezcla de frustración y diversión.

La noche continuó con más bromas ligeras y comentarios sarcásticos entre ambos. Finalmente, mientras el día llegaba a su fin, Secre y Liebe estaban sentados juntos en el sofá, compartiendo una manta.

—Sabes, eres insoportable —murmuró Secre, apoyando su cabeza en el hombro de Liebe.

—Y tú eres demasiado lista para tu propio bien —respondió él, pasando un brazo por sus hombros.

Secre levantó la mirada hacia él, con una leve sonrisa.

—Supongo que somos la pareja perfecta, entonces.

Liebe le devolvió la sonrisa.

—Supongo que sí.

Y así, entre bromas y pequeñas victorias, el Día de los Inocentes terminó siendo otra excusa para que ambos se recordaran cuánto disfrutaban de la compañía del otro, incluso en medio de sus travesuras.