18. ¿Un futuro? (Final):

NOTA DE AUTORA:

ATENCIÓN: Esta obra NO es apta para todo público y es cien por ciento FICCIONAL. Por lo tanto, las opiniones expresadas y los hechos siguen la misma lógica. No se busca ofender a nadie, tómelo como un personaje más. Lea bajo su propia responsabilidad.  

Novecientos once, ¿cuál es su emergencia?

Está muerto.

Esperé a la policía en la acera, sentada a la orilla. Me esposaron inmediatamente. A los reporteros, a los bomberos, a los vecinos, a mis padres. A nadie vi ni dije nada, eran bultos borrosos danzando y murmurando incoherencias.  Ella está en el fondo pensé en voz alta, exclamando los hechos que aún me atormentan. Él la mató.

Confesé, me declaré culpable. Y fue gratificante saber que había sido yo quien lo detuvo, al ladrón de sentimientos, a la criatura innombrable.

El padre de Elena resultó ser un empresario importante, y contrató un abogado que logró acortarme la pena. Estaría quince años detrás de las rejas, y nunca había sido tan libre.

Una de las primeras veces que recibí visita, fue la de su esposa. Poco después de lo sucedido.

Me llevaron a la mesa del patio, rodeado de rejas y guaridas de azul. Allí encontré a Katerine con dos cajas, en un silencio idéntico al mío, de significado incomprensible para aquellos que no han perdido nada.

Hola . Intentó sonreír.

Hola.

Yo... bajó la mirada hacia los objetos, y los acarició con delicadeza antes de entregármelos, deslizándolos por la superficie Creo que ahora te pertenecen.

En la primera se hallaba el Señor Pupa, y el bollón del capullo, todavía cerrado.

No considero correcto que me los dé.

Ella lo querría así.

¿Cómo lo sabe?

Abre la otra lazó una risa quebrada, conmovida en buena y mala manera.

Un pinchazo se instaló en mi esternón cuando vi lo que era. Su caja de cosas. Donde guardaba lo bonito. Al quitar la tapa, me recibió el mini bosque, y en el centro de este, a una niña infinitamente feliz, pegándose al rostro sorprendido y frío de la chica mayor. Era yo, era nuestra foto . Elena te adoraba. Y sé que sus cosas no podrían terminar en mejores manos entrelazó sus dedos con los míos, sin soportar la congoja ni un segundo más. Gracias.

Los puse en mi celda, y al capullo en el borde de la pequeña ventana enrejada.

Entonces pasé a ser la reclusa de las mariposas, una mujer extraña que guardaba una caja, y velaba a su insecto en las noches. Y así fue hasta que observé, en el silencio de un cubículo gris, las alas mojadas de una hermosa Monarca. La sostuve en el índice, y como una diminuta hoguera naranja, voló lejos, más allá de las paredes, más allá del mal. Fue la única vez que mis labios se movieron por sí solos, ahí entendí lo que era la autenticidad.

Luciano y mi padre también vinieron, hasta Nelson. A mi madre nunca más la volví a ver, la vergüenza de tenerme fue demasiada.

Tatué una polilla en mi espalda, porque son mariposas nocturnas, bichos que viven en eterna oscuridad, buscando la luz a donde quiera que van. Además, recibí tratamiento. Mucho. Horas de charla con el psiquiatra. Tengo una psicopatía, producto de los abusos sufridos desde edad temprana, el abandono emocional de mi madre y algunos otros factores. Por lo visto, perdí la capacidad de sentir, cosa que recuperé tras la muerte de Elena, hice...catarsis.

Tantos años, y nunca le pregunté a mi demonio, "¿Por qué?". Confundí su dolor con hambre, un ser con un hueco, donde entraba el frío, por donde sangraba. Esa niña que pensé, había dejado atrás, se enroscó en mis intestinos, y me hizo vomitar mugre durante muchísimo tiempo.

Salí a los trece años por buen comportamiento. Sin nada más que un peluche viejo, un mini bosque y una bala usada.

¿Rebecca? Luciano entra a la cocina y me abraza al verme, rodeando mi vientre abultado. Vivimos juntos desde que no soy bienvenida en mi casa, y no me arrepiento. Es un buen compañero. He llegado a pensar que tal vez, un día, llegue a considerarlo mi pareja. Después de todo, es el padre del hijo que llevo dentro. Creo que amo a mi bebé, tiendo a acariciar la barriga, incluso le canto cuando no pienso en nada. Decidí que es mejor para él, me esforzaré en darle lo que ninguno de nosotros tuvo Mira lo que traje . Coloca sus manos en mi cadera y me da la vuelta. Un cochecito verde, repleto de ropa y muñecos.

Acordamos que no compraríamos nada hasta los seis meses espeto. ¿Te has gastado la mitad de tu sueldo en esto?

Pone cara de inocente, y con una sonrisa realiza un gesto abarcativo sobre el regalo.

A mi hijo no puede faltarle nada. Y que no es la mitad del sueldo, ¿cómo los alimento después? . Bromea.

Él también estuvo en prisión, donde terminó sus estudios en administración. Ahora trabaja como la mano derecha de David, el esposo de Katerine. Ellos nos visitan seguido, son buenas personas. Además, está tratando de dejar de fumar, según él, lo mantendrá lejos de cualquier tipo de vicio.

Por mi parte, he instaurado metas propias. De verdad, de verdad quiero ser feliz. Quiero demostrarme a mí misma que no han acabado conmigo, quiero sentarme en el jardín y ver jugar a William, mientras pienso en lo mucho que ha crecido. Quiero sonreír porque se me da la gana, bailar y cantar, y llorar y gritar, y hacer todas esas cosas maravillosas que he negado por la incomprensión.

Hay heridas que nunca sanan, pero sé que seré capaz de vivir con ellas.

Seré capaz de vivir con mis cuestiones.

Las cuestiones de Rebecca.

FIN.

Aquí termina la historia. Muchísimas gracias por todo el apoyo que le han dado. Nunca creí que este proyecto fuera tan bien recibido :D. Por cierto, tal vez algunos no estén conformes con el final, pero creo que a pesar de todo, Rebecca merece intentar tener un poco de paz en su vida. Obviamente, no son traumas fáciles de superar, de hecho, la psicopatía nunca se supera, sí se controla.

Ahora hablemos de la muerte de Elena, ¿fue injusto? Por supuesto que sí, ¿fue necesario? También. Ambas establecieron una relación de dependencia no muy sana, pero funcional. Por un lado, Rebecca satisfacía la necesidad de protección de la niña, la búsqueda de una figura a la cual recurrir y admirar. Por el otro, Elena representaba todo lo que nuestra protagonista quiso ser, de alguna manera, se veía reflejada en ella, y su muerte ocasionó una ruptura aún mayor en su psiquis. Dicho estado de conmoción produjo una revolución interna, en la que se desbloquearon los sentimientos enterrados por el abuso que sufrió. Está demostrado que si un individuo tiene tendencia a la psicopatía, el abuso durante la infancia colabora con su desarrollo, viéndose más afectado si no recibe el apoyo de sus padres, o si el atacante forma parte de su círculo social. Además, puede arrastrar problemas como la dificultad para distinguir emociones, desarraigo emocional, disociación de la personalidad, represión o aumento del apetito sexual, entre otros.

¡Estoy muy feliz de haber escrito este libro! (Siempre me han interesado estos asuntos de las mentes enfermas, pero nunca me atreví a redactar algo semejante) Y nuevamente, deseo agradecerles a todos :·) .

¡Saludos desde mi rincón! :D .

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