Capítulo 5. Sobrevolando El Mar Oriental
¡Holaa!
Antes de que comencéis a leer quiero pediros disculpas, siento muchísimo mi tardanza, estoy de mudanza y a penas he tenido tiempo en escribir, por no decir que este capitulo me ha dado mucha mucha guerra... xD
¡Os doy las gracias por las mil lecturas, significa mucho para mi que toméis parte de vuestro tiempo en leer esta historia, y también agradezco vuestros comentarios!
Bien, antes de leer quiero deciros que ahora la historia sera narrada por Hannah, ya que en los anteriores capítulos se narraba por el punto de vista externo para que vieseis el regreso de los protagonistas ;)
Ahora os dejo que disfrutéis del quinto capitulo.
Narra Hannah
Una vez que me encontraba absolutamente sola en aquel bosque, mis oídos oyeron el ruido de un riachuelo, me dirigí hacia él y contemplé una diminuta cascada con un agua cristalina. Me descalcé e introduje mis pies en el agua, relajándome por completo. Durante aquel rato no paraba de pensar en el daño que me habían hecho aquellas personas, ¿Cómo se les ocurría hacerme algo así? ¿Cómo? Esto no les iba a perdonar en la vida.
Una vez que mi herida se limpió, la sequé con mi chaqueta y me volví a calzar de nuevo, unas voces me interrumpieron, decidí levantarme con cautela para ver quiénes eran. Eran ellos, aquel enano y el ogro. Pero no les temía, ya que como todo esto era una maldita broma me levanté pegando zancadas con mala gana dirigiéndome hacia ellos.
-¡Vosotros sois unos farsantes, sabíais de que iba todo esto!-Ellos se miraron entre sí, algo confundidos.
-No sabemos de lo que estás hablando, niña-El enano me miró con un ceño fruncido y me acerqué más a él.
-Claro que sí, eres un actor, fijo que esa barba es de mentira- Enredé mis manos en su barba larga estirándola por completo, el enano no paraba de gritar y pronunciando un extraño nombre que seguramente se refería al del otro actor, el ogro. Noté como mi cuerpo voló de una manera brusca haciendo que mis manos se desenredaron de inmediato de la barba de aquel enano. Las enormes manos del aquel "ogro" me rodearon con una inmensa fuerza que sentí un dolor extremamente inmenso por todo mi cuerpo.
-¡¿Quién te crees que eres para tocar de esa manera mi barba?!-Los ojos de aquel enano se encontraba en una terrible furia, puesto que poco a poco cogían un color rojizo, pero sabía que era mentira.
-¡Eres un actor, no eres real, idiota!-Notaba poco a poco como aquel "ogro" apretaba sus manos contra mi cuerpo, haciéndome más daño, pero sabía que solo era una farsa.
-Jefe, que es ¿actor?- La voz potente y grave que provenía del ogro junto con un aliento apestoso, me hizo estremecerme al inmediato.
-Yo que sé, pero esta niña es la que estábamos buscando para tu cena, por no decir que es una desagradable. Vamos a llevárnosla para comerla, está un poco escuálida, pero sacaremos provecho.
-¡¿Pero que estáis diciendo?! ¡No soy vuestra cena, por no decir, parad de actuar, estáis llevando esto al extremo, llamare a la policía, esto no hay derecho!
-¡Alto ahí, deteneos!-A lo lejos pude ver como unas siluetas iban velozmente hacia nosotros, a medida que se acercaban más supe que eran aquellos idiotas que intentaban ir de reyes.
-Soy el rey Levian, y os ordeno que soltéis a la muchacha-Un hombre mayor les ordenó que me dejaran en paz apuntándoles a estos dos con su espada. Intenté reprimir la risa por el montaje que estaban haciendo.
-¿Qué dice majestad? La estábamos ayudando, ¿verdad?-El enano miró con una sonrisa maligna y el ogro asintió.
-Sabemos que la queréis para comérosla, soltadla, o esto se volverá peor-Mi mirada se dirigió hacia aquella voz que provenía de un chico con una cabellera rubia y un rostro blanquecino, junto a él se encontraban tres chicas y dos chicos. Me di cuenta que eran los niños que había visto antes.
-Liberarla, antes de que esto se vuelva peor-Entonces dicho enano y ogro corrieron veloz puesto que aquella "criatura" no paraba de marearme con sus meneos mientras que corría, de repente sentí como el cuerpo del ogro cayó al suelo de inmediato, intentaba soltarme de sus gigantescas manos, pero fue demasiado tarde, una vez que la flecha de aquel "rey" le dio en el pecho, ambos caímos al suelo, un fuerte dolor me invadió por todo mi cuerpo que poco a poco mi vista se volvió borrosa y lo único que vi era como aquellas personas corrían hacia mí.
-Hannah- Una voz suave y dulce me hizo despertarme al instante, sentí como mi cuerpo estaba exhausto pero no obstante reuní la fuerza suficiente para levantarme y finalmente así lo hice. Me encontraba en un lugar, frio, blanco y vacío, a lo lejos contemplé como una silueta iba acercándose hacia mí lentamente, achiné mis ojos para obtener mejor visión y saber quién era. No podía ser, era mi madre.
-Mama....-Mis ojos se llenaron de lágrimas fugazmente, corrí hacia ella como jamás lo había hecho, sus brazos me rodearon haciéndome sentir segura y feliz.
-Ahora todo cambiará, debes creer, luchar, amar, vivir-Ella tendió sus brazos en mis hombros, mirándome con aquellos ojos azules como el mar que eran idénticos a los de mi hermana.
-No te entiendo-Mi madre esbozó una sonrisa, cuanto la había echado de menos.
-Solo hazme caso, todo cambiará, y jamás dejes de ser tú misma a pesar de lo que tú y yo sabemos-Poco a poco mi madre fue desapareciendo, dejándome totalmente confundida.
-Mama, ¿mama?, no te vayas, ¡mama!-Entonces para cuando yo le llamé, ella ya había desaparecido.
Mis ojos se abrieron de golpe, notaba que mi corazón latía como si no hubiera un mañana, miré con más atención y todo lo que había ocurrido era tan solo un sueño, pero seguía sin comprender aquellas palabras que mi madre me había dicho, sin embargo lo olvidé ya que solamente fue un sueño. Pegué mi atención al lugar donde me encontraba, estaba en una habitación enorme, el techo estaba formado por una diminuta cúpula de piedra, junto a un ventanal que gracias a él podía pasar los rayos de sol. Me levanté de aquella pequeña cama con dificultad y al instante noté un tremendo dolor que procedía de mi pierna, vi que no había nada, no podía ser, había recordado que mi pierna tenía una herida profunda y ahora no había absolutamente nada. Y lo que hacía más siniestro todo aquello era que mi pantalón tenía una mancha rojiza, por no decir que estaba roto, llegándome por debajo de la rodilla.
Al recordar lo que me había pasado posteriormente, decidí olvidar aquello y salir de aquel lugar lo antes posible, seguramente me encontraba en alguna parte del plató de aquel reality show. Cogí mi bolso, y una vez que estaba fuera de aquella habitación un largo pasillo estaba ante mí, en el posaban cientos y cientos de cuadros lo cual me hubiera encantado echarles un vistazo, pero debía de salir de ahí lo antes posible. Mis pies iban a una velocidad tan rápida que ni me di cuenta que mi cuerpo chocó con alguien.
-¡Vaya, si te has despertado!- Me levanté sacudiendo mi ropa sucia, delante de mi observé a una chica, su estatura era menor que la mía pero no era bajita, su cabello era castaño claro recogido con una trenza que le llegaba por debajo de sus hombros, su rostro era algo blanco junto con algunas pecas, y por no hablar de sus ojos azulados, eras hermosísimos. Llevaba puesto un vestido morado con un aire medieval y en su cintura tenía un cinturón junto con un pequeño frasco de color rojo que parecía estar dentro de una pequeña bolsa de cuero. Finalmente supe que era una de las personas que había visto antes.
-Te he visto antes, ¿Verdad?-Mi ceño se frunció al instante y ella asintió risueña.
-Me llamo Lucy, Lucy Pevensie, encantada-Lucy asintió respondiendo mi pregunta y me tendió la mano como modo de saludo, la cual yo acepté con cierta desgana. - Perdón por habernos portado así, estabas en peligro, te habrías convertido en una cena exquisita para algunos.
-Oye, Lucy, ¿Quieres decirme de que va todo esto?, porque estoy totalmente confundida, dime que esto es una broma. - Lucy pareció mirarme como si yo fuera una loca o algo.
-Ven-Con solo aquellas palabras, la chica cogió de mi brazo llevándome a lo más alto de aquel sitio, deduje que me encontraba en un castillo. Cuando llegamos observé la belleza del paisaje, contemplé una hermosa y diminuta playa que se encontraba en frente de este sitio. -¿Tú esto ves que es parte de una broma? Esto es real, solo observa-Entonces vi como unas criaturas extrañas volaban alrededor nuestro.
-Son, ¿Hipogrifos?-Mis ojos no se podían despegar de aquellos animales, me encantaban las criaturas mitológicas, recuerdo cuando mi madre me leía sobre ellas antes de irme a dormir. Miré como personas iban montada en ellas, no podía ser, ¿Todo esto era real? Claro que no.
-Sí-Miré a Lucy, que fijaba la mirada en aquellos seres sin borrar una sonrisa de su rostro.-Hannah, has llegado a un mundo donde pocas personas logran llegar, donde animales como ellos-Dijo señalándome con su dedo índice- Existen, donde los animales hablan, y por supuesto, donde la magia existe-. Con aquellas palabras una parte de mi decía "todo esto es de verdad", pero mi otra parte decía "deja de creerte esas cosas, estas alucinando, nada más"
- Entonces, estás diciendo que estoy en un mundo, ¿Mágico?-Lucy echó una risa asintiendo, yo quedé impactada, mi cerebro en aquel momento se encontraba en un terrible colapso, demasiados acontecimientos me habían pasado en aquel momento que ahora venía aquella chica diciéndome que me encontraba en un mundo mágico.
-Exacto, tienes dos opciones, creer y disfrutar, o pensar que solo es un sueño-A continuación Lucy se lanzó al vacío, pegué un grito hasta que vi como había sido recogida por un Hipogrifo. Mis manos se agarraron con fuerza al balcón observando como aquella chica sobrevolaba el mar, a continuación miré hacia abajo y pegué mi atención a los minotauros que paseaban por aquellos pasillos y animales como, leopardos, caballos y otros más, por no decir que podían hablar. Era tan increíble y fascinante, como algo tan maravilloso y a su vez irreal existía. Quizá esa chica tenía razón, había accedido a un mundo diferente al mío ya que observé las montañas y no había carreteras ni edificios ni nada de lo que había en mi mundo, todas las personas que veía en aquel castillo vestía con un aire medieval, era como si en aquel lugar era yo la diferente por la vestimenta que llevaba puesta. En aquel momento miles de preguntas golpearon mi mente. ¿Cómo había llegado a un mundo así? ¿Y por qué? Necesitaba respuestas.
-Hannah, ven-La chica me hizo sacarme de mis pensamientos que me sobresalté.
-¿Qué ocurre?-Entonces vi como Lucy estaba montada en un Hipogrifo.
-Ven a dar una vuelta conmigo.-Mis ojos se abrieron de par en par.
-¿Pretendes que vaya ahí, estás loca?- Ella hecho a reír hasta tenderme la mano.
-Venga, es divertido, así veras lo maravilloso que es Narnia.
-¿Narnia?-Pregunté.
-Narnia es como se llama este lugar, por no decir, que te encantara, te costara acostumbrarte como nos pasó a mis hermanos y a mí, pero es genial.- Asique este lugar se llamaba Narnia, era un nombre bastante curioso y a su vez raro. Lucy me seguía mirando con rostro persuasivo, que finalmente consiguió convencerme.
-Promete que no nos caeremos- Después de que me costara subirme al Hipogrifo, poco a poco el animal empezó a mover sus alas.
-Oye, que no soy un peligro, señorita.
-No puede ser, ¿el Hipogrifo habla?
-Claro, vamos Lubyn, ¡a volar!-Entonces en un instante el Hipogrifo voló, el miedo me invadía por todo mi cuerpo llegando a cerrar mis ojos por completo.
-¡Mira Hannah, no tengas miedo!-Poco a poco mis ojos se abrieron hasta ver el mar, la brisa acarició mi rostro sintiéndome vigorosa, alcé la vista y veía el castillo a metros, era inmenso- El castillo se llama Cair Paravel, y en el mar que estamos se llama "El Mar Oriental"- Explicó Lucy. Examiné cada detalle de aquel lugar y he de decir que era precioso, sonreí sin darme cuenta que en aquel momento estaba disfrutando de verdad.
-¡Oye Hannah, a Lubyn siempre le encanta hacer esto a los nuevos, agárrate fuerte! -Tal y como había dicho Lucy, me agarré fuerte, el animal empezó a caer en dirección al agua, un grito salió de mí ya que sus alas dejaron de moverse.
-¡¿Por qué no bate las alas?!-Debido al ruido que había, no conseguí que Lucy me escuchara. De repente el Hipogrifo paró de golpe volviendo a batir sus alas. Notaba como mi corazón hacía bum bum que parecía que se iba a salir de mi pecho.
-Parece que a la señorita no le gustan este tipo de cosas- Oí como bromeaba el animal mientras que volvía a mover las alas y volver a volar.
-¡Pues no, pensaba que nos íbamos a morir!- Dije retirando el pelo sobre mi rostro.
-El jamás nos dejaría caernos, ¿verdad?-El animal asintió y en menos de un minuto regresamos a Cair Paravel. Lucy se bajó en un salto mientras que yo aún seguía montada.
-Oye Lucy, ¿puedo seguir volando?-En aquel momento la chica sonrió, sus ojos brillaron mucho más, parecía que en aquel momento me estaba empezando a gustar aquello, lo cual pareció que a ella le agradó.
-Claro, pero, ¿él está de acuerdo?-Ambas fijamos nuestras miradas en el animal y este asintió con mucho entusiasmo.
-Agárrate con fuerza, querida-Poco a poco sus alas empezaron a batir lentamente, pero estas eran los suficiente grandes ya que estábamos demasiado arriba.
-¿No te haré daño?
-En absoluto-Asentí y mis manos se agarraron con fuerza.
Poco a poco vi la silueta de Lucy empequeñecerse, podía ver como ella movía uno de sus brazos, fijé mi mirada en dirección al cielo. Subimos a lo alto llegando a las nubes, no podía dejar de sonreír por lo maravillada que estaba, las nubes cogían un color rosado debido al atardecer y los rayos del sol entraban por los huecos de estas, parecía todo tan mágico. Acaricié las nubes cosa que al inmediato hacía un plof, la velocidad aumento mientras que bajamos al mar, con uno de mis brazos me agarré bien y con el otro rocé el agua con la yema de mis dedos formando un diminuto puente, siempre quería hacer algo así. Durante el vuelo sobre el mar mis ojos observaron aquella diminuta playa que había visto antes.
-¿Podemos bajar a la playa?-La criatura asintió y al instante descendimos en dirección a la playa.
Mis pies crujían cada vez que pisaba la arena, mis ojos no se despegaban de una cueva que había allí, con la curiosidad que me estaba inquietando decidí acercarme a ella.
-No os alejéis demasiado-Giré mi mirada, el Hipogrifo estaba reposando pero sin apartar su mirada en mí. Negué con la cabeza y seguí mi camino.
-Vaya... ojala Teresa pudiera ver esto.- Era una cueva que solamente a unos metros podrías cruzar al otro lado, sigilosamente seguí caminando encontrándome en otra playa. Era increíble.
-Hermoso, ¿verdad?
-Sí... - Seguí mirando el horizonte que en él se podía apreciar como el sol empezaba a ocultarse poco a poco.
-Es hora de irse, señorita- Asentí algo apenada puesto que quería quedarme más- No os preocupéis, podéis volver aquí, siempre cuando estéis vigilada.
-No me voy a volver a escapar-Vacilé causando una risa en el animal.
-No me refiero a eso, señorita.
-¿Entonces?-Arqueé una ceja lo cual el Hipogrifo guardó silencio, decidí no preguntar más. Finalmente regresamos al castillo, me despedí de Lubyn encontrándome otra vez sola, quería encontrar a Lucy pero el castillo era tan inmenso que quizá tardaría un largo rato en encontrarla.
-¡Hannah!- Dirigí mi mirada en aquella voz encontrándome de nuevo con Lucy.
-¡Hola!
-¿Cómo ha ido el vuelo?
-A sido maravilloso-Lucy sonrió con una sonrisa pícara.
-¿Ves? Te dije que te encantaría.
-Lu, ¿ya has encontrado a esa chica problemáti...?- De repente apareció un chico alto con una caballera rubia. Supe al inmediato que era aquel chico que había visto antes en el bosque. Sus labios se cerraron al inmediato tan solo verme.
-Sí, está aquí, ¿no la ves?-La chica echó a reír, pero en cambio aquel chico se quedó con el mismo rostro.
-Hannah, este es mi hermano mayor, Peter.- Peter fijó sus ojos azulados en mí, lo cual me hizo sentirme algo incomoda.
-Encantado-Peter sonrió forzosamente pareciendo que no le había agradado en conocerme. Sonreí hasta que de repente aparecieron cuatro personas más.
-¿Habéis encontrado a la chica?-Una niña con un cabello largo y rubio se acercó hacia nosotros, Lucy con la mirada le indicó hacia mi dirección.
-Vaya, que rapidez, por cierto, soy Jill, Jill Pole- Jill poseía unos ojos marrones y una piel algo blanquecina, su cabello estaba recogido por una larga trenza, llevaba un vestido verde lo cual le favorecía mucho. Pude notar que todos aquellos llevaban unos cinturones y en estos tenían colgadas unas espadas, me sorprendí bastante ya que siendo bastante jóvenes y verles con aquellas armas me hizo tener algo de pánico.
-Hannah, Hannah Patterson. - La chica sonrió y a continuación la otra muchacha se me acercó, podía decir que se parecía mucho a Lucy.
-Yo soy Susan Pevensie, la hermana mayor de Lucy- Susan poseía el mismo tono de piel, color de cabello y de ojos que Lucy, en cambio sus labios eran más gruesos y su cabello era largo ondulado, y su altura era más que la de Lucy, pero era muy hermosa.
-Y yo soy Eustace Scrubb- Eustace me tendió su mano con amabilidad y ambos estrechamos nuestras manos. Tenía una cabellera rubia acompañado de unos ojos grises, poseía algunas pecas que rodeaban su blanquecino rostro, y por no decir de su altura, era casi de alto como Peter.
-Es nuestro primo-Añadió Lucy- Y no debo olvidar a Ed, a nuestro otro hermano, ¿Edmund?
-Aquí estoy, ¿la habéis encontrado?- Lucy asintió, un chico pelinegro se acercó a donde nosotros, sus ojos eran tan oscuros que me intimidaron demasiado. Tenía la misma nariz que Lucy, y su rostro facial estaba cubierto con algunas pecas (al igual que Lucy y Eustace), pude decir que era unos centímetros más alto que yo.
-Un placer-El chico apenas sonrió, con lo cual yo hice el mismo gesto.
-¿Qué debíamos hacer después de haberla encontrado?-Preguntó Eustace.
-Llevarla donde Levian- Respondió Peter con sequedad.
-¿A dónde quién?- Todos me miraron con un rostro insólito hasta que Susan habló.
-Tu solo ven con nosotros, ¿vale?- Asentí ante la pregunta de la chica y nos dirigimos hacia este tal Levian.
- ¡Hola amigos, parece que la chica ha despertado!- Una voz serena se escuchó entre nosotros, vi como un hombre alto y anciano se acercó a mí.
-Encantado Hannah, soy Levian, rey de Narnia- Sonreí y ambos estrechamos nuestras manos.
-Parece ser que Aslan me ha enviado para una nueva aventura, su majestad- Fruncí mi ceño al instante ya que había oído una voz diferente, todos dirigimos nuestras miradas en dirección a aquella voz, en menos de un segundo los hermanos Pevensie y Eustace gritaron eufóricos un:
-¡¡Reepicheep!!
Bueno, bueno, ¿Que os ha parecido el capitulo? por no decir que Hannah se ha dado cuenta de que todo lo que le ha ocurrido es de verdad , menos mal, ¿no? xDD
Pregunta:
¿Creéis que Hannah empezara con buen pie en Narnia, o se le irá la cabeza y montara algún lío? xD
Eso es todo, espero que os haya gustado e intentare subir lo antes posible ;)
¡Hasta pronto, Narnianos!
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