Capítulo 3. El nieto de Caspian
Mientras que los niños iban en dirección hacia el castillo oyeron un grito y todos se detuvieron al instante, miraron hacia todos los lados para saber de quién había procedido aquel alarido.
-Esperad-Avisó Aslan, miró alrededor y no había nadie- Vamos chicos, antes que anochezca, puede ser peligroso.
Antes de que los muchachos se adentrasen al castillo Aslan les dijo:
-Debéis continuar solos, no puedo acompañaros-Confesó el león.
-¿Qué?, ¿Por qué, Aslan?-Preguntó Peter con cierta impresión.
-Como ya os he mencionado antes, no puedo estar a merced de todo. No os preocupéis que tendréis ayuda.
-Lo sabemos Aslan, pero, ¿Cómo vamos a encontrar a la persona que nos va a ayudar? Si ni siquiera sabemos nada sobre ese individuo- Jill miró con preocupación al animal, y esperando una respuesta de este.
-Toda la información que necesitéis os la dará el rey, tendréis ayuda suficiente, no os preocupéis. Debo irme ya, muchachos.
-Aslan, ¿Volverás?-El león sonrió ante la pregunta de Lucy.
-Claro que sí, querida, nos veremos pronto-Todos se despidieron del león con melancolía, deseando poder ver a Aslan lo antes posible.
Una vez que los seis niños se encontraban solos, siguieron su camino hasta llegar a Cair Paravel. Cuando se adentraron en el inmenso castillo, cientos personas y animales les recibieron la bienvenida con la mayor felicidad y entusiasmo. Una de las cosas que más les alegraron ver fue a sus viejos amigos, como Buscatrufas, Trumpkin, el enano, pero no llegaron a localizar a Reepicheep, todos preguntaron por él, pero mencionaron que no había regresado a Narnia desde aquel día que partió hacia el País de Alsan.
-Ojala regrese-Habló Lucy, ella tenía unas inmensas ganas de volver a ver al ratón y vivir las aventuras que tuvieron en los anteriores viajes.
-Seguro que vuelve, Lu, no te preocupes-Animó el hermano mediano de los Pevensie.
-Nos os preocupéis majestad, volverá, y se llevara una alergia al veros-Animó el tejón, Lucy le dedicó una enorme sonrisa como modo de agradecimiento. Durante un largo rato los niños no pararon de charlar con sus amigos y con otras personas, contándoles todo lo que había sido sus vidas fuera de Narnia, y Trumpkin contó el regreso de Eustace y Jill y más acontecimientos maravillosos que hicieron recordar a los hermanos Pevensie los buenos momentos que habían pasado aquí.
-¡Niños, os presento al Rey de Narnia!-Una melodía procedente de las trompetas que lo hacían sonar personas e animales hizo que todo el mundo hiciera una reverencia por la llegada del rey.
-Alzaos-Habló el hombre con voz potente pero cortés. Los hermanos Pevensie, Scrubb y Pole pudieron ver a un hombre senil pero alto y muy elegante, su cabello era blanco como la nieve que le llegaba por los hombros, poseía el mismo color de ojos que Caspian, marrones oscuros, no obstante su rostro ya estaba envejecido con el paso de los años, pero sin borrar una enorme sonrisa-Reyes y reinas de Narnia-Dijo refiriéndose a los hermanos. Los muchachos quedaron muy sorprendidos al ver al Rey, ya que tenía un gran parecido a Caspian.
-Rey, yo Peter el Magnífico, Sumo Monarca de Narnia-Este hizo una reverencia. Edmund solo rodó los ojos pensando "Algunas cosas nunca cambian".
-Un gran placer, Rey Peter, y un gran placer poder veros a vosotros, reyes-El hombre sonrió ampliamente, los tres hermanos se presentaron diciendo sus nombres-Y también me alegro de conoceros, Eustace Scrubb y Jill Pole.
-¿Sabe quiénes somos, señor?-Preguntó Scrubb aturdido.
-Por supuesto-Rio el Rey-Liberasteis a mi padre, Rilian, de la Saya Verde, jamás estaré tan agradecido-Los dos amigos sonrieron satisfechos por la gran labor que hicieron en su anterior viaje.
-Señor, ¿Cuál es vuestro nombre?-Preguntó la menor de los hermanos.
-Perdón por mi desconsideración, mi nombre es Levian.
-Así que, ¿Eres el nieto de Caspian?-Preguntó Lucy, que se sorprendió lo rápido que había pasado el tiempo, aquí, en Narnia.
-Así es, ha pasado mucho tiempo. Recuerdo cuando era pequeño...mi abuelo me contaba historias sobre vosotros y las aventuras que vivisteis junto a él, siempre será un gran rey-Dijo el hombre con un gran brillo en sus ojos. -Y me habló mucho de ti, Reina Susan- Susan fijó su mirada, y se ruborizó al instante. La muchacha se alegró mucho que de Caspian jamás la haya olvidado.-Bien chicos, venid conmigo-Levian comenzó a caminar junto con los niños, mientras que el resto de la gente hacia reverencias y daba la bienvenida a los chicos por su regreso. Los niños se despidieron de sus amigos, prometiéndoles que se verían más tarde para seguir charlando de las maravillosas aventuras.
-Cair Paravel sigue igual desde la última vez que estuvimos-Comentó Edmund mirando cada detalle del castillo.
-Así es, cuando mi abuelo quiso restaurarlo quería todo exactamente idéntico, y parece ser que lo consiguió-Y la verdad es que Levian tenía razón, los niños quedaron atónitos al ver Cair Paravel, estaba tan reluciente que parecía que nunca había sido destruido. -Hemos llegado-Anunció el hombre, a continuación unas puertas de unos tres metros de altura junto con un color marrón claro fue abiertas por el rey.
-¿Esto estaba antes?-Preguntó Susan mirando hacia todos los lados.
-No Reina Susan, este es el único lugar que mi abuelo añadió por una simple razón-Este abrió las dos puertas y los muchachos quedaron aturdidos al ver lo que habían ante sus ojos.
-¿Una biblioteca?-Lucy fijó su mirada con mucho entusiasmo al ver aquella enorme habitación.
-No solo es una biblioteca, Reina Lucy, mirad-Cuando se adentraron pudieron ver cientos y cientos de libros, cuadros con pinturas delicadas, armaduras, espadas...
-¿Somos nosotros?-Peter señaló un cuadro que en él había un retrato de él junto con Caspian y sus tres hermanos.
-Así es, mi abuelo siempre os quería recordar como unos grandes amigos-Peter se alegró muchísimo que de Caspian les haya recordado.
-Susan, mira-Lucy cogió de la mano de su hermana hasta dirigirla a un cuadro.-Eres tu-Susan contempló el cuadro y una enorme sonrisa fue dibujada en su rostro.
-El jamás te había olvidado, Reina-La muchacha se volteó y pudo ver el rostro de Levian, la muchacha solo le sonrió feliz.
-¿Quién es ella?-Preguntó Peter fijando su mirada en otro cuadro, sus dos hermanas giraron las miradas hasta parar en un cuadro que en se encontraba un retrato de una mujer joven y muy hermosa.
-La mujer de mi abuelo, La hija de Ramandu-Los hermanos miraron atentos aquel cuadro. Susan al ver a la esposa de Caspian sintió respeto y admiración hacia ella, le pareció una dama muy elegante.
-¡Lucy, mira!-La chica se dirigió hacia Edmund que se encontraba en frente de una vitrina.
-¿Son las siete espadas de los siete lores?-Preguntó la niña sin quitar ojo a las armas que descasaban sobre una tela de terciopelo con un color dorado puro.
-Eso parece-Edmund sonrió ampliamente.
-Si reyes, están son las siete espadas de los siete amigos de mi abuelo-Peter y Susan se acercaron para ver las famosas espadas que sus dos hermanos pequeños les mencionaron cuando estos regresaron a casa.
-Dios mío, son magníficas-Levian asintió orgulloso y dijo:
-Cuando Caspian regresó a Cair Paravel, quería guardarlas como un gran tesoro, y así recordarles por siempre a los amigos de su padre-Todos quedaron boquiabiertos por la explicación del rey.
A continuación se escuchó un ruido bastante molesto, los hermanos y Levian fijaron sus miradas en la dirección del ruido.
-Primo...-Dijo Edmund entre dientes. A continuación Scrubb se despeñó de un armario quedando en el suelo, ya que había visto unos libros fascinantes que le llamaron la atención. -¡Eustace, ¿se puede saber qué diablos estabas haciendo?!-El pelinegro se acercó veloz a donde su primo, le ayudó a levantarse y se cruzó de brazos esperando una respuesta.
- Estaba viendo unos libros, hay cosas muy interesantes-El niño se sacudió la ropa y la estiró para dejarla intacta.
-¿No podrías haber utilizado una escalera para subir?-Preguntó Susan arqueando una ceja, sus tres hermanos aguantaron la risa, ya que bueno, lógicamente una escalera evitas todo tipo de accidentes como este.
-No hay escalera-Dijo este rodando los ojos.
-O quizá haya, pero no has mirado bien-Jill apareció con una escalera de madera, todos sonrieron victoriosos.
-Eh bueno, quizá no haya mirado bien-Scrubb se rascó la nuca algo avergonzado.
-Por cierto, ¿Y Levian?-Preguntó Lucy, todos miraron hacia todas las direcciones.
-Está allí-Indicó Jill con su dedo índice.
-¡Reyes, venid!-Avisó el señor, todos se dirigieron hacia él.-Tengo algo que os pertenece-Todos se miraron confundidos sin comprender lo que les había dicho Levian.
-Rey Peter, esto es tuyo-Levian se giró y en sus manos descansaba una espada.
-Mi espada-Exclamó este feliz.
-Reina Susan-La muchacha se acercó y el rey le tendió un carcaj con sus arcos y el cuerno.
-Mis arcos y mi cuerno-sonrió la chica sin quitar ojo a sus armas.
-Rey Edmund-El muchacho se aproximó y el hombre le entregó una espada muy conocida para él.
-Era de Caspian, él antes de fallecer, le dijo a mi padre que si algún día regresaras y el no estuviera, que te diera esto.
-No puedo aceptarlo, señor-Dijo este con la cabeza agachada.
-Claro que debes aceptarlo, Rey Edmund, él quiso que la tuvieras porque eres uno de los mejores espadachines y a demás fuiste como un hermano para él. Tenla.-Edmund dudó en segundos, pero decidió tomar la espada.
-Te lo agradezco un montón Rey Levian, cuidare de ella, lo juro-Edmund sonrió satisfecho y feliz. En aquel instante recordó las aventuras que recorrió junto con Caspian, y una inmensa tristeza le invadió por todo su ser, ya que fueron unos momentos únicos y maravillosos, Edmund jamás olvidará a Caspian, siempre lo recordara como un gran rey y por supuesto, como un gran amigo.
-Te mereces tenerla, Ed-Peter acarició el hombro de su hermano orgullosamente.
-Gracias, Peter.
-Reina Lucy-La niña se acercó y este le dio su daga y su poción.
-Gracias, Rey Levian-Agradeció Lucy entusiasmada por volver a tener sus pequeñas pero poderosas armas.
-Eustace, Jill, venid-Los dos niños compartieron miradas confusas y se acercaron a donde el rey.
-Eustace, Caspian quiso que tuvieras esto, ayudaste mucho a mi abuelo en el Viajero del Alba, y él mencionó que esto te pertenece-Levian le entregó una de las siete espadas de los siete lores.
-No sé qué decir-El niño se ruborizó quedándose sin palabras.
-¡Oh dios mío Eustace, es estupendo que tengas una de las siete espadas!-Exclamó Lucy, orgullosa de que su primo poseyera aquella espada.
-Eustace, cógela, nadie tiene esas espadas, cualquiera daría por tener una-Eustace miró a su primo, y asintió, sabiendo que Edmund tenía razón.
-Mil gracias Rey Levian, te prometo que la cuidare-Levian dio unas palmadas en el hombro de Eustace con una enrome sonrisa dibujada en su rostro.
-Jill, acércate- La niña se asustó un poco, sin saber que le daría o diría el rey.
-Esto fue de mi abuela, significaba mucho para ella, ahora quiero que lo tengas tú-Jill pudo ver como una espada de un color dorado junto con unos dibujos hermosos fue tendida en sus manos.
-Es preciosa-Dijo la niña mirando con detalle aquel arma-Muchas gracias, no sé cómo agradecerte esto, señor-La niña se ruborizó.
-No tienes que agradecer por nada, Jill, es una bendición que hayas regresado, y esto es vuestro de ahora en adelante-Dijo refiriéndose a Scrubb y a Pole por el regalo de las espadas.
Todos felicitaron a Scrubb y a Pole por sus regalos, se encontraban sumamente eufóricos por aquellos maravillosos obsequios. Más tarde Levian les informó que sus habitaciones se encontraban en el mismo lugar que cuando los Pevensie reinaron, cosa que ellos agradecieron mucho, Eustace y Jill se alojaron en otra parte del casillo, pero sin quedar lejos de las habitaciones de los Pevensie. Cuando cada uno se aposentó en su respectiva habitación se vistieron con las prendas narnianas como en los anteriores viajes.
Llegó la noche y todo estaba listo para la gran cena. Los niños bajaron al salón principal, se reencontraron con sus amigos y pudieron charlar acerca de los regalos que recibieron Eustace y Jill, las criaturas como respuesta quedaron muy orgullosos y contentos, ya que ellos también sabían que los dos niños merecían esos regalos. Una vez que la cena estuvo lista, todos se sentaron para disfrutar de aquellos manjares que añoraron tanto.
-Reyes, quiero que conozcáis a mi mujer, ella está muy agradecida e impaciente por conoceros-Todos se levantaron con gentileza, y pudieron ver como una mujer, casi igual de alta que Levian, se acercaba en dirección a la mesa. Su cabello era largo con ondas que lo hacía relucir más, acompañado de un color dorado, su piel era blanca y delicada como la porcelana, sus ojos poseían un color azul zafiro que en ellos podías ver su amabilidad y a su vez la valentía. Los niños quedaron aturdidos ante su belleza.
-Hola reyes y reinas-Dijo la mujer con un tono muy dulce y hospitalario-Mi nombre es Esmeralda-sonrió la reina enseñando su hilera de dientes.
-Encanta Reina Esmeralda, Peter el Magnífico rey de Narnia-Peter velozmente hizo una reverencia y ruborizado, ya que estaba ante una mujer muy hermosa. La reina sonrió con diversión y todos aguantaron la risa por la cómica situación.
Durante la cena los niños se presentaron con mucha cortesía y disfrutaron mucho la comida. Finalmente Levian les habló sobre el nuevo acompañante que tendrían y decidieron hablarlo mañana al amanecer, ya que era muy tarde y debían de descansar, con lo cual todos volvieron a sus respectivas habitaciones y ansiosos por saber quién iba a ser aquella persona.
¡Holaa!
Perdón por tardar tanto en actualizar... :S
Y bien, ¿Qué os ha parecido?, ¿Aburrido?, ¿Entretenido?
En el siguiente capítulo los niños, Levian y el resto ya conocerán a Hannah, pregunta, ¿Cómo creéis que reaccionará la chica y los niños cuando se conozcan entre ellos?
¡Esto es todo, espero que os haya gustado el capítulo!
¡Besazos, nos leemos pronto!
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