Capítulo 2. Lejos de casa
Hannah Patterson se encontraba en su primer año de universidad de medicina en Ámsterdam, estaba en la clase de anatomía del profesor Dickens.
Ella vivía a las afueras de la ciudad, en una casa no muy grande, pero suficiente para ella, para su abuela y su hermana mayor, Teresa. Estaba estudiando derecho en el extranjero y apenas podía hablar con Hannah, pero se alegraba mucho por su hermana, por haber llegado donde estaba.
Los padres de las muchachas fallecieron hace dos años en un accidente de tráfico, con lo cual no les quedó otro remedio que vivir con su abuela, era el único familiar cercano que tenían y además solo tenían contacto con la abuela de estas. Antes que los padres sufrieran aquella tragedia, la madre de Hannah le entregó un colgante a la muchacha (Era muy hermoso, la cadena poseía un color dorado y de ella colgaba una pequeña piedra transparente con un color azulado) acompañado de sus últimas palabras:
"Nunca lo pierdas, era de tu bisabuela Polly, era muy especial para ella" Desde aquel entonces nunca se lo ha quitado.
-Bien chicos, para la semana que viene un trabajo sobre lo que he escrito en la pizarra, quiero información, fotos etc...
Al finalizar la clase Hannah copió la información que estaba en la pizarra y se dirigió a su taquilla, guardó algunos cuadernos que no le servían y fue a coger su bicicleta.
-Hola, abuela- Saludó nada más entrar en casa, le dio un dulce beso en la cabeza- ¿Cómo estás?
-Ahí voy, espero salga un donante, no hay mucho tiempo...- Hace un año le diagnosticaron una diálisis a la abuela de Hannah, y desde que Teresa se fue, todo ha sido más complicado, entre los estudios, ayudar en la casa...etc. Agobiaba mucho a la chica, echaba mucho de menos a su hermana, pero ella mantenía la esperanza de que saliera un riñón, no podían comprar uno, era muy costoso, solo podían permitirse el dinero en los gastos de la casa y en los estudios de las niñas, aunque Hannah y su hermana insistían en que ese dinero debía ser invertido en un riñón, pero su abuela hacia caso omiso, para ella era más importante el futuro de sus nietas que el de su riñón.
-Seguro que sí, ten paciencia- Los ojos de Hannah empezaron llenarse de lágrimas, intentó mantenerse fuerte, era lo único que podía hacer – Tengo que estudiar, luego saldré a dar una vuelta para despejarme.
-Haz lo que tengas que hacer, sabes que yo confío en ti.
-Lo sé...- Hannah le sonrió y se dirigió a su habitación para hacer las tareas que tenía pendiente.
Una vez acabado todo, decidió ir al sitio donde iba cuando era pequeña con su padre, a un bosque que estaba a unos quince minutos de donde ella vivía, era el sitio preferido, le relajaba y le mantenía despejada por un tiempo. Cogió un bolso y en el metió algunos objetos que necesitaría, dinero, el teléfono móvil... y se dirigió al salón donde se encontraba su abuela.
-Voy a dar una vuelta ¿Quieres que compre algo?
-No, tranquila, no vuelvas tarde, que tienes que madrugar.
-No te preocupes- Le dio un beso en la mejilla y salió de casa. Cogió la bicicleta y fue en dirección al bosque. Al llegar contempló el maravilloso paisaje que estaba ante sus ojos; cientos de tulipanes llenos de colores se hallaban en el lugar junto con árboles que poco a poco se iban llenando de hojas por la llegada de la primavera y el clima era excelente.
Colocó la bicicleta dejándola apoyada en un árbol, se sentó en la cálida hierba, tomó el libro de "Harry Potter" y comenzó a leer. Hannah a veces deseaba tener la vida que tenía Harry, unos amigos fieles, (Ella también tuvo unos amigos increíbles, pero antes del accidente de los padres algo muy grave ocurrió entre Hannah y sus amigos, desde aquel entonces la chica no ha querido ser amiga de nadie, solo quería estar sola, hasta un punto que su hermana y su abuela llegaron a preocuparse e intentaban hacerle saber que en la vida las personas vienen y se van, pero eso a Hannah le daba igual, le daba igual no tener amigos con lo cual su hermana y su abuela llegaron a acostumbrarse de la soledad de la chica) otra de las cosas era la magia, todo aquello era tan mágico, poder volar en una escoba, hacer hechizos, tener un enemigo, misterios que se ocultaban en la escuela... Todo aquello le fascinaba pero tristemente era ficticio.
-Hannah-Oyó que le llamaban pero pensó que era su propia imaginación, así que siguió con su lectura.
-Hannah, Hannah...- Y así unas cuantas veces hasta que se levantó.
-¿Hola?, ¿Quién es?-Preguntó mirando a todos los lados, pero no había nadie.
Aquella voz la seguía llamando todo el rato, guardó el libro en su bolso, poco a poco se iba acercando a la zona donde provenía el ruido, hasta parar en un agujero que estaba al lado de un árbol. De repente fue arrojada al agujero con una inmensa fuerza, después de unos segundos cayó en otro agujero, pero este era algo más grande y tenía poca profundidad. Se sacudió la tierra que estaba en su ropa, cogió el bolso que estaba en una esquina tirado y salió. Al ver el paisaje que se encontraba ante ella, no lo había visto jamás. Dio unos pasos más y había como una especie de acantilado, y en frente había una playa cristalina con un color azul turquesa, y por no hablar del clima, que era excelente.
-Esto no es Holanda ni de coña- Se dijo así misma. A lo lejos vio un inmenso castillo, parecía uno medieval. Decidió dirigirse a él para encontrar a alguien y poder saber dónde diablos estaba, aunque eso le llevaría bastante tiempo hasta llegar a él. Caminó y caminó, parecía que jamás iba a llegar, se detuvo para poder descansar y de repente oyó unas voces, se volteó para ver quiénes eran.
"Tenemos que encontrarla"
"Espero que aparezca pronto, ¿Dónde puede andar?"
Su corazón se aceleró con mucha más fuerza, observó a unos niños que parecían tener su edad, pero pudo ver que aquellos niños iban acompañados por un león, Hannah pegó un grito y se marchó rápidamente dirigiéndose al bosque, la chica corría con todas sus fuerzas, pero poco a poco el oxígeno le iba faltando hasta que decidió parar.
-Vaya, vaya, vaya, pero mira quien tenemos aquí-Hannah al escuchar se volteó para ver quién era, una vez que su mirada se giró hacia esas voces, jamás se pensaría ver lo que sus ojos podrían ver, un ogro y un enano. La chica pegó un grito dejándolos sordos y saliendo rápidamente de aquel lugar.- ¡Vamos, idiota, no dejes la cena para mañana!-Gritó el enano dirigiéndose al ogro. Las dos criaturas partieron veloz intentando perseguir a la chica.
-¿En dónde narices estoy?-Dijo la chica cortante, atemorizada y confundida. Mientras que corría visó una rama del árbol, parecía ser lo suficientemente gruesa y fuerte para aguantar su peso, sin más dilación subió los más rápido posible, una vez que había logrado esconderse pudo notar un inmenso dolor que provenía de la pierna. Se remangó su pantalón que estaba repleto de gotas de sangre y tierra. La chica pudo contemplar que tenía una herida bastante profunda, sin saber cómo se lo había hecho. Decidió taparlo de nuevo con el pantalón y buscar una solución para salir de ahí lo antes posible.
-¡Por tu culpa ya la hemos perdido, imbécil, ¿Qué le diremos al jefe, que hemos visto a una niña humana y que quizá este de parte de los Telmarinos?!-La chica al escuchar las mismas voces de antes decidió taparse con unas ramas del árbol, por suerte le dio resultado y así consiguiendo que aquellas criaturas se dirigieran a lo lejos del bosque.
Una vez que todo estaba tranquilo, bajó del árbol con cierta torpeza a causa de la herida, una vez que ya estaba en tierra se sentó en la hierba, y observó con atención la zona. En aquellos momentos Hannah se sentía asustada, confundida, y atemorizada. Jamás había visto a un enano y aun ogro, ella pensaba que era una especie de broma, pero sabía que la mirada de aquellas criaturas eran reales y no ficticias, así dejándole más vulnerable a la chica.
-¡Oh dios mío, ¿Cómo no me he dado cuenta?, tengo el móvil!-Exclamó la chica llena de esperanza, cogió el aparato para poder llamar a alguien. –No puede ser...no, no, no, está apagado-Hannah dio unos golpes intentando que este se encendiera, pero era inútil. Desesperada solo pudo pensar una solución: Volver a aquel agujero.
A medida que pasaba el tiempo la niña no encontraba el agujero y cada vez el cielo iba cogiendo un color más oscuro acompañado del frío. La muchacha se encontraba exhausta y sin más remedio, se paró a descansar, tapó su cuerpo con una chaqueta, y su mirada se dirigió al cielo adornado por miles y miles de estrellas.
-Lo siento abuela, por favor que alguien me encuentre-Hannah limpió su rostro mojado por las lágrimas y rezando para que alguien la encontrara.
Lo que Hannah no sabía era que había accedido a un mundo que poca gente logar llegar, donde la magia existe, donde los animales hablan, y cualquier ser inexistente habita en aquel mundo. Hannah había llegado a Narnia, después de tanta espera.
¡Holaa!
Perdón por la tardanza... xD
Bueno, pues ya sabéis quien es la nueva integrante jijiji
Sé que este capítulo no es muy emocionante, pero ya sabéis detalles de la chica, su vida, como es.
Esto es todo, espero que os haya gustado el capítulo.
¡Besos!
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