Capítulo 14. La travesía se complica


El silencio reinaba cada rincón de aquella habitación, mientras que el dolor y la desolación invadían cada parte de mi cuerpo. Seguía sin dar crédito a lo que había ocurrido, no obstante comprendí la razón por la que el mago me borró aquel recuerdo, y sabía que solo era para que yo estuviese protegida.

-¿Y qué debo hacer ahora?-Pregunté, rompiendo el silencio que se había tejido en aquel instante.

-Debes continuar, Hannah. Ahora sabes toda la verdad, y como te he dicho antes, debes empezar a entrenar con tus poderes.

Asentí ante sus palabras. Claro que el mago tenía razón, debía seguir adelante y empezar a manejar mis poderes, que, para ser honesta, era la única motivación que tenía después de lo ocurrido.

-Empecemos.-Dijo el mago.

A continuación, Orión pronunció unas palabras y de repente un enorme círculo se iba formando a mí alrededor. Este iba cogiendo un color purpura. Una vez que el círculo se había formado, aparecieron cuatro círculos más pequeños, cada uno era de un color diferente y dentro del circulito tenía un símbolo. Me di cuenta al instante que esos cuatro círculos eran los elementos de la naturaleza. Cada uno poseía su color y su símbolo correspondiente. Simplemente era maravilloso contemplarlo.

-Como ves aquí, Hannah, esos círculos pertenecen a un elemento de la naturaleza. Hoy aprenderás a manejar uno, cuando lo tengas dominado, el círculo cogerá un brillo indicando que manejas ese elemento, y así con el resto. ¿Lo has comprendido?

-Sí, Mago Orión.-Le respondí un poco atemorizada, pues temía por un elemento y ese era el fuego. Era el más peligroso y sabía que se debía manejar con mucha sensatez, si no podría acarrear muchos problemas.

Orión asintió, y dijo:

-Vamos a comenzar con el elemento que más "sencillo" nos parece, ese será el agua. Bien, para crear una simple gota con la palma de tu mano debes proyectar dicha gota en tu mente, concentrarte muy bien y sobretodo tener fe en ti misma. Observa.

Contemplé como el mago cerraba sus ojos, como su rostro se adaptaba a la relajación y de repente una gota de agua flotaba entre sus manos.

-¿Lo ves?-Dijo este, mientras que chasqueó sus dedos y la gota desapareció. -Es sencillo, pero conlleva práctica, asique venga, sigue mis instrucciones.

Cerré mis ojos mientras que extendía mis manos para conseguir hacer una gota de agua, la visualicé en mi cabeza y noté un cosquilleo que recorría por mis brazos hasta llegar a mis manos. Abrí mis ojos esperando ver la gota, pero resultó ser nulo.

-No es fácil conseguirlo, deberás ser constante y veras que el esfuerzo habrá merecido la pena.

Durante varias horas no paraba de practicar para conseguir la gota de agua, y después de cientos de intentos ¡por fin conseguí crear una gota! Aunque esta explotó nada más crearse, pero no me importaba, pues estaba progresando. No me había dado cuenta de que la luz de la luna había sido sustituta por los primeros rayos matutinos.

-Debes marcharte, Hannah, en menos de que canta un gallo nos encontraremos de día.-Dijo el Mago.

-¿Cómo regreso? El camino para llegar aquí ha sido muy largo.

-De eso no te preocupes. Antes de irte quiero decirte que deberás regresar aquí día tras día, al fin al cabo eres un aprendiz. Para que puedas volver aquí, tan solo piensa en esta ciudad. Todo ser mágico sabe regresar a su hogar y tú sabes cómo llegar aquí, solo sigue tu instinto. Y antes de que se me olvide, no debes contar a nadie que eres la Bruja, no preguntes, cuando regreses charlaremos sobre ello, con más tranquilidad.

No me convencieron mucho las palabras de Orión, pero debía confiar en él.

-Bien, ahora para que vuelvas a tu tripulación, cierra los ojos y relájate.

-¿Y así de sencillo?-Pregunté mientras que cerraba mis ojos.

El sonido del mar se iba inyectando en mis oídos. Abrí mis ojos encontrándome de nuevo en la cubierta del Viajero del Alba. El sol poco a poco asomaba su rostro en el horizonte iniciando un nuevo día. Con suma delicadeza arrastraba mis pies hasta llegar al camarote. Una vez que había conseguido introducirme en mi cama me dejé envolver por los brazos de Morfeo.

-¿No me digas que aún sigue dormida?

Una voz que sonaba eco en mi cabeza hizo abrir mis ojos con mucha dificultad. Lo primero que vi fue el alegre rostro de Lucy.

-¿Qué hora es?-Pregunté, mientras que intentaba abrir mis ojos.

-La una del mediodía. Sí que duermes mucho.-Dijo Lucy, riendo.

-¿Tanto he dormido?

-Eso parece.

Me levanté con demasiada dificultad, arrastré mis pies en dirección al baúl para coger mi ropa y poder cambiarme.

-Te dejo cambiarte. Estaremos en la cubierta.-Me dijo Lucy, y tras ello oí como cerró la puerta indicando que me encontraba sola.

Odiaba no poder contar a mi amiga el hecho de ser yo la Bruja, anisaba con poder decirles a todos que podía ayudarles en la guerra, pero había prometido al mago no decir nada, y debía cumplir con mi promesa.

Una vez lista, subí hacia la cubierta encontrándome con el resto de mis amigos. Me contaron que en una media hora llegaríamos a la isla de Galma. Cogí un catalejo y pude ver la isla.

-La isla de Galma, allí es a donde nos dirigimos.-Dijo Reepicheep, posándose en mi hombro.

A medida que avanzábamos, los graznidos de las gaviotas se acercaban más hacia nosotros, y gracias al fuerte viento íbamos más rápido. Mi corazón poco a poco latía con más fuerza, pues era una experiencia nueva para mí conocer otro territorio.

-¡Marineros!-Llamó el capitán.- ¡Id preparando vuestras pertenencias y los botes! ¡Tened todo listo para cuando lleguemos al puerto!

Tanto como el Duque de Galma y su gente nos agasajaron tras nuestra llegada. Disfrutamos mucho de la isla. Vimos torneos, degustamos su gastronomía y sus fiestas. Pero no pudimos hospedarnos mucho tiempo, debíamos continuar con la travesía, y así lo hicimos. Nos despedimos de aquella maravillosa isla y continuamos con el viaje.

Anisaba cada vez más utilizar mis poderes, y eso que aún quedaba horas para el atardecer. Miré hacia todos los lados, sonreí y corrí hacia el camarote. Cerré la puerta con pestillo al llegar y dejé un vaso de agua encima de la mesa.

-Vamos Hannah.-Me dije a mi misma.

Estiré el brazo en dirección al vaso. Este comenzó a temblar y poco a poco el agua se iba desplazando hacia arriba.

-¡Sí!-Estiré mis brazos llena de alegría, el agua cayó con brusquedad sobre el vaso produciéndose una rotura sobre el objeto.

Corrí con toda la velocidad y con la alfombra sequé el suelo y cuidadosamente cogí los cristales con mis manos lanzándolos a una cesta de paja. No obstante podía notar la sonrisa en mi rostro, había conseguido manipular el agua y por más tiempo. Eso significaba que estaba progresando.

Cuando por fin la noche cayó sobre el cielo de Narnia, y el silencio se escondía por todos los rincones indicando que todo el mundo descansaba, era mi hora para volver a Ciudad del Mar.

El entrenamiento se hizo arduo y muy largo. Poco a poco iba aprendiendo a hacer tornados de agua, remolinos, bolas, lenguas e incluso dar forma a la gota de agua y convertirlo en materia para poder ser utilizado como un arma. Era increíble todo lo que podía hacer con el agua. Si todo aquello podía hacer en un elemento no me podría imaginar lo que podría hacer con el resto.

-El entrenamiento ha finalizado, Hannah. Pero, como te dije ayer, que hoy te iba a decir el por qué no debes contar a nadie que eres la Bruja.

El mago se acercó hacia mí y con sus manos creó una bola esférica, dando a ver un paisaje.

-Hace miles de años, cuando Aslan creó Narnia con su canto, creó un eclipse llamándolo el "Eclipse Celestial", bien, cuenta la leyenda que dentro de miles de años ocurriría dicho eclipse. Si el Collar Celestial llegase a estar en malas malos podría ocurrir una catástrofe, ya que al proyectar el Collar con la luz del eclipse quien tenga el Collar pueda concebir un deseo.

-Sabia lo del eclipse pero no lo del deseo.-Dije cuando noté un escalofrío por mi cuerpo.

-Debes poner a salvo el colgante, Hannah. Sé con certeza que los enemigos de Jadis andan al acecho para obtenerlo y así el día del eclipse conseguir que Jadis vuelva.

-Estará a salvo, pero, ¿Y los enemigos de Jadis? ¿Quién los detendrá?

-Tú.

Cuando oí aquella palabra del mago fue como lanzarme un jarrón de agua fría.

-¿Cómo que yo? ¿Y el rey Levian, su hijo...? ¡Todos!

-Debes detener tu sola al enemigo, Hannah. Ellos no poseen tus poderes, no saben lo letales que pueden llegar a ser, y yo confío en ti.

-Yo...Mago Orión, ¡No puedo! ¡Son muchos!

-Antes de precipitarte, primero mira durante estos días los poderes que poseerás. Cambiaras de opinión.

Sentía una carga inmensa con aquello, sonaba casi imposible derrotar a todo el ejercito de Jadis, ni sabía cómo hacerlo, pero debía tener fe en Orión, si el mismo me decía que podría ser capaz, es que podría yo misma derrotar al enemigo.

El mago me miró y sus labios se abrieron indicándome que debía de decirme algo más.

-Hay otra cosa que debes, bueno, en este caso, debéis evitar. Cuando estéis yendo hacia el norte os topareis con una isla. Debes impedirles que no vayan, es muy peligrosa. Eres capaz de crear grandes olas lo cual podrás hacer que el Viajero del Alba se desvíe y seguir con la travesía.

Asentí ante sus palabras, pero había algo que no sabía, ¿Por qué esa isla era peligrosa?

-¿Por qué esa isla es peligrosa, Mago Orión?-Pregunté.

-En ella habitan animales mortíferos y posee una selva rica en vegetación. Es muy fácil perderse en ella pero muy difícil salir. Tu solo evita que vayáis a ella, y si desgraciadamente acabáis en ella, evitad que os pique cualquier insecto, su picadura produce un efecto que hace que la víctima mate al primer ser que vea.

Tragué saliva mientras que rezaba para que no acabásemos en esa isla. El mago me mostró por medio de su bola esférica la isla. Era inmensa, estaba rodeada de hermosas playas y tan solo a unos metros te adentraba a la selva.

Una vez que el mago me había informado de todo aquello, regresé al Viajero del Alba. Debía de descansar, había sido un día muy largo y pesado.

A medida que pasaban los días mis poderes se iban fortaleciendo más y más. Ya había obtenido todos elementos, lo cual significaba que podía manejarlos sin problema, sin embargo, debía de andar con mucha cautela, ya que accidentalmente, durante una cena, al estornudar hice que la chimenea del comedor se propagara más el fuego.

Mientras tanto no encontrábamos ninguna isla o nada por el estilo.

-¿En dónde nos encontramos ahora?-Preguntó Susan, mientras que Peter, Edmund, Lucy, Eustace, Jill y yo formábamos un círculo.

-Supuestamente estamos aquí.-Respondió su hermano, Edmund.

-Ya me estoy cansando de tanto mar. Espero llegar pronto a tierra firme y darme un baño como es debido.-Protestó Eustace, mientras que se levantaba y miraba en dirección al mar.

-Eres un quejica, Scrubb.-Le respondió Jill.

-No estés tan harto de no ver tierra firme. Mirad, majestades.- Dijo Reepicheep, bajando de unas cuerdas y apoyándose en el hombro de Eustace.

Todos nos levantamos y dirigimos la mirada hacia un pequeño islote. Para ser una isla era demasiado diminuta y cogía un color anaranjado. Era una isla muy extraña.

-¿Ocurre algo, majestades?-Inquirió el capitán.

Lucy le señaló con el dedo la isla y este cogió su catalejo.

-No creo que sea una isla. De todos modos iremos a inspeccionar.

Cuando nos acercamos lo suficiente el barco paró y el capitán dijo:

-¡Marineros!-Dijo, y toda la tripulación prestó atención.- Iremos varios a inspeccionar la isla, el resto vigilad con atención por si surge un imprevisto.

Todos asintieron ante la tarea del capitán y el Viajero del Alba se volvió un barco caótico para preparar todo.

-Yo también voy.-Dijo Lucy.

-¿Qué? Ni hablar Lucy.-Respondió Peter.-Puede ser peligroso.

-No me va a pasar nada, confía en mí.-Después de que Peter echara unas miradas desconfiadas y preocupadas hacia su hermana, este aceptó pero no muy convencido.

-Acompáñeme su majestad, para preparaos para la inspección.

Lucy desapareció del lugar para prepararse.

-No te preocupes, Peter. Lucy sabe cuidarse de sí misma.-Le dijo Edmund, apoyando su mano en su hombro.

Peter miró a su hermano echando un suspiro.

-¡Ahí están! Mirad.-Dijo Jill.

Un bote de madera remaba en dirección hacia aquella isla. La silueta de Lucy vestida con una armadura se veía desde lejos, mientras apretaba su daga con fuerza.

Sentía mi corazón latir con mucha fuerza, pues nunca se podría saber que podía ser aquello, esperaba con todo mi ser que fuera solo una isla.

Lucy y los marineros saltaron y la chica fue la que cayó al agua.

-¡Lucy!-Gritó Susan.

-¡Estoy bien!

Su hermana nadó y escaló la isla, de repente vi como dos enormes parpados aparecían y unos enormes ojos amarillos se abrieron. No podía ser, era un Kraken.

-Oh no... ¡Debéis correr!-Grité nada más ver los enormes ojos del animal.

-¿Qué ocurre?-Preguntó el capitán desde allí.

-¡¡Es un Kraken!! ¡¡Miradle bien!!

Los marineros saltaron al agua y consiguieron llegar al bote, pero fue tarde. El molusco poco a poco iba apareciendo. Parecía nunca acabarse, era tan grande que su cabeza era más grande que el mismísimo Viajero del Alba.

-¡Socorro!-Lucy había sido agarrada por uno de los tentáculos del kraken.

-¡¡La reina Lucy está en peligro!! ¡¡Preparad las armas!! ¡¡Corred!!-Gritó el príncipe.

-¡¡Lucy!!-Gritaron sus hermanos.

Peter corrió a toda velocidad hacia uno de los tentáculos del kraken con su espada.

El rubio intentó cortar el tentáculo pero fue en vano, era tan grueso que ni siquiera una espada podía con ello.

-¡Quiero irme a casa!-Sollozó Eustace, mientras que el resto de sus familiares se preparan para la lucha.

-¡Tranquilízate, Eustace, por favor!-Le dije, mientras que le tomaba de los hombros.

-¡¿Tranquilizarme?! ¡¿Cómo me voy a tranquilizar si un pedazo de pulpo nos está atacando y mi prima está en peligro?! ¡Quiero volver a casa! ¡Tía Alberta!

No quería hacerlo, pero, Eustace debía de calmarse, lo cual una de mis manos fue estampada en la mejilla del chico.

-¡¡ ¿Pero qué haces?!!

-¡Tranquilízate por el amor de Dios, Eustace! ¡Podremos derrotar al Kraken, solo hay que buscar su punto débil!

-¡Me ha pegado una chica!

-Vaya, que novedad.-Dije con desdén y agarré a Eustace para ponerle a salvo. Quería ponerle en un lugar fuera del peligro pero no sé qué hizo que quería luchar.

"Debo ayudarles, tengo miedo sí, pero estamos todos en esto"

Sus palabras me dejaron sorprendida, pero en cierto modo me alegré de que el chico quisiera ayudar. Los dos nos colocamos las armaduras y tomamos nuestras armas. Coloqué el arco y las flechas sobre mi espada, y la espada y la daga que me obsequió Lucy en el cinturón. Los dos corrimos hacia la cubierta para luchar. La escena cada vez era peor. Las velas se habían roto al igual que el mástil. El kraken habría su boca mostrando sus cientos de dientes letales, mientras que sus tentáculos rodeaban el barco apretándolo produciendo más roturas. Perdí a Eustace de vista, al igual que el resto. Sabía que debía de utilizar mis poderes. Corrí lanzándome al agua, me hundí en ella y formé largas lenguas de agua para alejarle del navío, no obstante no conseguí que el Kraken soltara los tentáculos sobre el barco. Debía de hacer algo, pero, ¿el qué? Lancé varias lenguas más y no funcionaba. Decidí volver a la cubierta y la escena era mucho peor. Vi a Peter en el suelo, su cabeza estaba llena de sangre.

-¡Peter!-Aparté el pelo de su frente e intenté cargarlo sobre mis brazos para ponerle a salvo.

-¿Hannah? ¿Eres tú?-Dijo con un hilo de voz.

-Soy yo.-Las palabras de Peter me aliviaron al saber que estaba vivo.

Arrastré al chico dentro del barco. Cuando subí hacia la cubierta, todos los soldados luchaban contra el Kraken, algunos caían al agua, otros (al igual que Lucy) estaban atrapados con fuerza en los tentáculos.

Debía de hallar un plan para derrotar al kraken. Volví a introducirme en el mar y nadé hasta los tentáculos del molusco, formé un circulo a su alrededor mientras que creaba un enorme tornado para intentar debilitarle, a medida que pasaba los segundos la velocidad del tornado iba aumentando, formé una inmensa espada de agua, una vez que la había materializado, clavé la espada partiéndole el ocelo, y con ello veía como dos enromes tentáculos caían sobre mí. Nadé hacia la profundidad pero vi como los enromes tentáculos cayeron dejándome inconsciente.

Mis ojos poco a poco se abrieron, sentí un gran dolor por todo mi cuerpo, sentía que estaba sobre algo sólido pero suave. Cuando abrí más mis ojos vi que me encontraba encima de un caparazón, el cual me fue muy familiar para mí.

-¿Cyprus?

-¡Hannah! ¡Por fin te has despertado!-Dijo mientras se reía.

-¿Dónde están todos?

-Están todos bien, el Kraken ha sido derrotado.

Sentí un gran alivio al oír eso.

-No conseguiste derrotarlo Hannah, pero al amputarle sus dos tentáculos lo debilitaste, y vi como toda la tripulación lo aniquiló.

-¿Y dónde estoy yo?

-Te estoy llevando con tu tripulación. Formaste un tornado muy potente que te llevó muy lejos, por no decir que tuve que pedir ayuda a las sirenas para quitarte aquellos tentáculos que te habían inmovilizado.

-Me alegro que después de todo el trabajo duro por fin mis poderes hayan servido de algo.-Dije, y bajé del caparazón de Cyprus y comencé a nadar.

Pasado un largo rato vi la quilla del Viajero del Alba. Me despedí de la tortuga dándole las gracias por llevarme de vuelta con mis compañeros. Cuando estuve a cubierta solo podía ver todo destrozado, varios marineros permanecían tumbados inconscientes, otros ayudando a poner todo en marcha. La cubierta estaba repleta de agua, todos los barriles destrozados. Pensé en mis amigos esperando que todos estuvieran bien. Al otro lado de la cubierta vi la silueta de una chica escurriéndose el cabello, era Jill.

-¡Jill!-Grité y corrí hacia la chica.

Le di un gran abrazo sabiendo que estaba viva.

-¡Estas bien!

-Lo estoy.

Su pelo estaba algo alborotado, en su mejilla izquierda se podía apreciar una herida, sus manos estaban magulladas y su ropa estaba bastante destrozada.

-¿Dónde está el resto?

Jill miró hacia todos los lados y ambas vimos a Lucy. Corrimos hacia ella y las tres nos envolvimos en un gran abrazo. Lucy se encontraba bien, no había sufrido daño alguno, y eso me tranquilizaba. Al cabo de un rato conseguimos encontrar al resto de nuestros compañeros. Todos estaban algo heridos pero estables. Según Susan, Peter había sufrido una herida fuerte, la razón de que sangraba tanto cuando le vi.

Durante varias horas no paramos en reparar el barco, fue una tarea demasiada ardua y parecía interminable. El Viajero del Alba quedó mucho mejor pero no conseguimos arreglar el mástil, lo cual quitamos las velas para coserlas y que no se estropearan más.

Tanto el príncipe como el capitán dictaron que debíamos desembarcar en la primera isla que encontraríamos para poder reparar el mástil el barco y otras zonas. Algunos estaban desacuerdo pero no había opción alguna si queríamos continuar con la travesía, la cual se estaba complicando más de lo que yo pensaba.


¡¡Hola, Narnianos!!

Pensaba que este verano tendría mas tiempo en escribir pero no. Espero terminar con esta historia pronto porque tengo otra que estoy empezando, es una historia original y estoy muy emocionada con ella, así que a ver cuando la publico aquí, en Wattpad.

Volviendo a la historia, ¿que os ha parecido el capítulo? ¿Creéis que Hannah podrá con todo el ejercito de Jadis, o que el Mago Orión tenga razón? Eso si, no han tenido mucha suerte al toparse con un Kraken y que ahora estén perdidos en el mar, ais... xD

Espero que os haya gustado el capitulo y quiero agradeceros a todos/as por todo el apoyo. 

¡Besos!

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top