Capítulo 11. La niña de la aldea
¡Hola, Narnianos!
Aquí os traigo el último capítulo del maratón. ¡Espero que os guste!
Seguí mi camino buscando con la mirada a Lucy. Mientras que andaba ojeaba a través de las ventanas en como la noche se iba apoderando de todo.
- ¿Qué haces aquí, Hannah?- Observé a Lucy a unos metros de mí.
-Te estaba buscando.
-¿Estas mejor?- Preguntó la chica. Yo asentí. -Dentro de unos minutos será la cena. Si quieres te acompaño a tu habitación para cambiarte.
-De acuerdo.- Lucy me acompañó hasta mi habitación, y una vez llegadas cambié mi ropa y me puse un vestido color azul. Limpié con un paño mojado la pequeña herida que tenía en la cabeza y nos dirigimos hacia el comedor. Durante el camino nos topamos con Scrubb y Pole (los dos amigos me dieron las gracias por lo que había ocurrido en la cueva y me preguntaron en como estaba, yo agradecida por su interés les dije que me encontraba mejor) Los cuatro nos encaminamos y una vez llegados al comedor nos topamos con Susan y Edmund.
-¿Cómo está Peter?- Preguntó la hermana mayor.
-Se está recuperando-Respondió Lucy.
-Luego le llevaré la cena-Añadió Edmund.
Durante la cena, Levian, Adalet, Reepicheep preguntaron cómo estaba Peter, sus hermanos les respondieron que se encontraba en un buen estado. Mientras tanto nadie hablaba. La cena transcurrió con sumo silencio. Una vez finalizada la comida todos nos dirigimos a descansar. Llegué a mi habitación, me tiré a la cama con brusquedad mientras que visaba la hermosa luna. Cogí el libro sobre la leyenda de la Bruja de los Mares, pues había mucha más información. Con mis dedos iba leyendo cada parte, llegué al apartado de los poderes de la Bruja, a parte de los que mencionó Adalet, podía hacer cosas como por ejemplo, convertirse en cualquier animal, la capacidad de duplicarse, e incluso entablar con criaturas de Narnia que nadie lo podía hacer. Era simplemente increíble hacer todo aquello. Seguí leyendo, entonces mi corazón pegó un vuelco tremendo.
"La Bruja de los Mares era tan poderosa que ningún hechizo o un intento de hipnotización la podía someter"
Entonces recuerdo lo que había ocurrido en la cueva, todos se habían quedado hipnotizados excepto yo. Todo estaba coincidiendo cada vez más, tenía el collar, no había sido sometida a aquel espejo. Pero como le dije a Reepicheep y a Lucy, no me quería precipitar, debía esperar.
Poco a poco mis ojos se iban cerrando poco a poco, que finalmente me adentré en un sueño profundo. A la mañana siguiente me levanté temprano, al igual que el resto. Según Lucy debíamos de ir a la aldea para mirar los daños que habían hecho los enemigos. Desayunamos y fuimos hacia la aldea. Nos paramos en una calle bastante ancha, la gente que había allí se movían de un lado para otro haciendo sus recados. Unos niños y no tan niños vinieron corriendo hacia nosotros, algunos saludaban cordialmente a Lucy y a Edmund, mientras que otros charlaban con Peter, Susan, Eutsace y Jill. Mientras que charlaban, decidí explorar el lugar. Con la suma discreción desaparecí de allí, mientras tanto me dejé perder por las pequeñas y estrechas calles de la aldea. A decir verdad era un lugar tranquilo y pacífico, y lo que más disfrutaba era la ausencia de los coches, era tan reconfortante el no escuchar las bocinas de los automóviles ni mucho menos la muchedumbre. Después de atravesar una calle me adentré en una pequeña plaza, a una esquina de ella dos faunos tocaban con mucho gusto melodías alegres mientras que algunas personas disfrutaban de su música.
-¿Te gusta la música de aquí?- Oí preguntar a alguien, me volteé y me topé con una joven muchacha, tenía el cabello largo y formado con tirabuzones con tonalidad rubia, su tono de piel era algo blanca junto con unos hermosos ojos azules.
-¿Me dices a mí?- La chica asintió.
-Bueno, acabo de llegar- Le dije sonriendo, ella como respuesta también me sonrió.
-Me llamo Erela, un placer ¿tu cómo te llamas?- Erela me extendió la mano y yo hice el mismo acto.
-Hannah, un placer también.
-¿Eres la ayudante de los reyes?- Preguntó la chica.
-Más o menos.
-¿Conoces nuestro pueblo? Porque si quieres te lo enseño, me encanta enseñar el pueblo a la gente nueva aunque a veces presiento que hablo mucho y asusto a la gente o...
-Está bien, enséñame esto-Le dije cortándole. La chica sonrió de oreja a oreja, me cogió del brazo enseñándome el pueblo. La aldea era más grande de lo que yo pensaba. Erela me enseñó las casas que quedaron destrozadas ayer junto con algunos huertos.
-Los enemigos estropearon todo, ahora no sabemos cómo vamos conversar las cosechas...-Dijo Erela fijando su vista en las huertas.
-¿No tenéis más semillas?- Pregunté.
-Pues no, no es fácil conseguirlas. El castillo tiene reservas, pero cuando esas reservas se agoten no sé lo que haremos ya que el invierno se acerca.
-Debería de volver, quizá me estén buscando.-Dije rompiendo el silencio.
-¡Espera! Quiero que conozcas a mi abuelo. ¡Ven, solo será un segundo!
-De acuerdo...- Suspiré y otra vez me dejé llevar por el estirón de Erela. Cruzamos calles y calles, y por fin nos detuvimos.
-Es aquí.
-¿Tienes una librería?- Pregunté sorprendida.
La fachada de la tienda era al igual que las otras casas, echas de piedra. La tienda poseía una pequeña vitrina que a través de ella podías ver algunos libros que estaban colocados. La puerta era de color verde oscuro junto con una pequeña ventana en forma cuadriculada que se encontraba en el centro de esta.
-Es de mi abuelo- La chica abrió la puerta de madera y seguidamente me miró-Vamos.
Fui tras ella y una vez que habíamos entrado me quedé boquiabierta. El local estaba repleto de libros, algunas zonas estaban bien ordenadas y en otras no tanto.
-Abuelo, esta es Hannah, una chica que he conocido en la plaza- Un hombre mayor apreció detrás de una puerta, era alto y su cabello era algo largo. Tenía los mismos ojos que su nieta, azules.
-Es un placer conoceros, Hannah- El hombre me estrechó la mano y yo le respondí con el mismo gesto. -¿Sois nueva en el pueblo?
-Bueno, más o menos. - El abuelo de Erela sonrió y dijo:
-Debo irme a trabajar al huerto ¿puedes encargarte tú de la librería, Erela?
-Claro abuelo, no te preocupes.
-Gracias- Su abuelo le dio un beso a la cabeza- Adiós, señorita Hannah- El hombre se despidió con la mano e yo hice el mismo gesto.
-Aquí hay muchos libros, asique coge los que quieras.
-¿Puedo?- Erela asintió y yo al inmediato me dirigí a una mesa llena de libros. Tomé uno al azar y me senté en una silla.
-Ese libro es uno de los mejores que he leído.- Me dijo Erela. Miré el libro y mis ojos se abrieron de par en par.
-Tengo el mismo libro, Erela, mira- Cogí mi bolso, saqué el libro y se lo enseñé a la chica.
-¡Vaya, que casualidad!
-Y tanto...
-Espera, ¿lo has leído?- Asentí y Erela me miró con un rostro impactante.- ¿Entonces sabes cosas sobre la Bruja de los Mares?
-He leído sobre ella.
-Dicen que ella nos podría ayudar con todo lo que está pasando. Mi abuelo no quiere que sepa nada porque soy muy joven, bueno, tengo trece años.
-Yo también he oído que ella nos podría ayudar.
-¿Tú también tienes trece años?
-Tengo diecisiete para cumplir dieciocho. -Dije riendo.
-Sí que eres mayor...- Musitó la muchacha.
-Mayor que tú sí, pero aun no soy una vieja.- Erela solo rio ante mi comentario.
La chica y yo estuvimos un gran rato charlando sobre la Bruja de los Mares y sus increíbles poderes. En un momento dado me obligué a mí misma a esconder mi colgante, pues era el Collar Celestial y no quería levantar sospechas sobre Erela, aunque pareciera una chica simpática y alegre aun no tenía cierta confianza en ella.
-¿Oyes eso?- Inquirió la muchacha. Erela se acercó hacia la puerta, la abrió y se giró con un rostro muy animado- ¡Música! ¡Vamos a ver!
-Tienes que cuidar de la tienda.-Le advertí a la chica.
-Cuando aquí hay música nada te puede detener, además, tengo esto-Erela de dirigió a una vitrina con cajones en ella, la abrió y en su mano se hallaba una llave- Ahora sí que no hay excusas. ¡Vamos!
Una vez más, la chica me atrapó del brazo, ambas salimos y Erela cerró la puerta con llave tras de sí. Las dos anduvimos corriendo sin parar. La chica se paró de golpe. Nos encontrábamos en el corazón de la aldea, en la plaza, había bastante gente y la música llegaba por todos los rincones que poco a poco se iba llenando más. Erela me condujo hacia a la muchedumbre, más bien era un enorme corro formado por muchísimas personas. Después de haberme sometido a pasar por allí las dos estuvimos observando que era lo que estaba atrayendo a la gente, un par de personas bailaban con alegría mientras que un grupo de faunos tocaban diferentes instrumentos. Poco a poco la gente se animaba más a bailar.
-La música es lo mejor para olvidar lo que ocurrió ayer, y no hay mejor manera que bailar.- El tipo de baile en Narnia era muy distinto a mi época, aquí era más tradicional y más folklórico. Erela, como el resto de la gente, aplaudía al ritmo de la música. Mientras que yo solo observaba el baile.
-¡¡Vamos a bailar, Hannah!!
-¡Ni hablar! ¡No voy a bailar delante de todo el mundo!
-¡Venga, será divertido!- Insistió la chica. Yo me negué pero entonces, la chica me cogió del brazo y empezó a tirar de mí sacándome hacia la zona de baile.
-¡No se bailar, Erela!-Grité para que la chica me oyera.
-¡Yo tampoco!
Ambas nos encontrábamos en el medio de la pista, me sentía con la vergüenza a flor de piel y como algunos fruncían su ceño queriendo saber por qué yo no bailaba. Noté como alguien agarró de mi mano, era Erela, las dos terminamos en una cadena humana, todos los que habían reían y no paraban de sonreír. No tuve otro remedio que agarrarle la mano a Erela y seguir el juego.
-¡Separaos y coged a vuestra pareja!-Gritó una de las personas que estaba bailando.
Erela me cogió del brazo y me sonrió.
-¡A bailar!- Volvió a gritar la misma persona de antes. Todas las parejas bailaban por su cuenta. Yo sonreí porque me di cuenta que estaban disfrutando de verdad y debía de hacer lo mismo, al fin al cabo, no era ningún concurso ni nada, se venía a disfrutar del momento.
-¿Señorita Erela, me concedes este baile?-Pregunté con una voz varonil y haciendo una reverencia. Erela rio y respondió:
-Pues claro, no me perdería en absoluto un baile con una hermosa mujer como vos- Yo también me eché a reír por su respuesta. Las dos cogimos la postura de bailar. La chica agarró mi cintura y yo apoyé mi mano en su hombro, mientras que las manos que teníamos libre se juntaron.
-Vamos a hacer el ridículo ¿lo sabes, verdad?-Pregunté intentando contener la risa.
-Qué más da, lo importante es pasar un buen rato.
La música empezó a sonar de nuevo y todas las parejas comenzaron su baile.
-Según he aprendido, tenemos que empezar a hacer un vals. - Explicó la chica.
-Ni siquiera se bailar eso, haremos esto, tu solo imítame- Comencé a mover mis pies de manera rápida, Erela hizo lo mismo hasta que las dos no parábamos de dar vueltas por toda la zona de baile. La música empezó a cambiar y se convirtió en un ritmo más rápido.
-Imítame, Erela- Me solté de su agarre y me puse a su lado. Coloqué mis manos en mis caderas y comencé a mover mis pies de un lado para otro empezando a bailar, era un baile muy ridículo en mi época.
-¿Qué tipo de baile es ese?-Preguntó la chica intentando imitarme.
-Uno de mi época- Dije riendo. A continuación, sintiendo la música en mis venas, empecé a dar vueltas alrededor del corro. La gente reía y cada vez más personas se unían al baile. De repente, mientras que seguía bailando alrededor del círculo junto con Erela, noté como mi cuerpo había chocado con otro. Me volteé y mi corazón dio un vuelco.
-¿Qué haces aquí, Hannah?-Peter se encontraba con su hermano Edmund. El chico tenía un rostro algo serio mientras que su hermano agachaba su cabeza para no echarse a reír. Poco después aparecieron Susan, Lucy, Eustace y Jill. -Te estábamos buscando-Añadió el rubio.
-¡Estas aquí, Hannah!- Exclamó Lucy.
-Perdonad si he desaparecido sin decir nada, pero es que estabais hablando con gente y decidí explorar.
-Tenemos que volver al castillo, hay cosas que hacer-Dijo Peter con un tono sereno. Yo asentí.
-Esperad-Volví al lugar en donde estaba Erela, la chica se encontraba charlando animadamente con unos niños. Le dije que tenía que irme. Ambas nos despedimos y acordamos en encontrarnos otro día.
-¿Quién es?-Preguntó Lucy mientras que los siete nos dirigimos hacia el castillo.
-Una chica que he conocido aquí.-Lucy solo asintió.
Una vez llegados al castillo, según Peter, debíamos ir a una sala para hablar con Levian y Adalet. La charla no fue nada del otro mundo, Adalet y Levian nos dijeron que mañana por la mañana comenzaríamos nuestro entrenamiento, pues nunca se podía saber con certeza si tendríamos pronto otro ataque, y por eso debíamos estar preparados. La noche cayó en picado en Narnia mientras que todos nos preparamos para cenar.
-¿Estas lista, Hannah?-Preguntó Lucy mientras oía sus pasos que se acercaba hacia mí, mientras tanto yo solo observaba la hermosa luna. Asentí sin apartar la mirada en el paisaje. El aire movían las nubes mientras que una suave ráfaga de viento acarició mi cara.
-Es precioso el paisaje ¿verdad?-Inquirió Lucy cogiendo la misma postura que yo, apoyando sus brazos en el bordillo de la ventana y mirar hacia el exterior.
-No me cansaría de verlo-Dije sonriendo. Lucy también sonrió.
-Tenemos que irnos, luego seguirás viendo el paisaje-Dijo la chica. Las dos salimos de habitación y nos encaminamos hacia el comedor.
Como cada noche, la cena transcurrió silenciosa pero tranquila y una vez acabada todos nos fuimos a descansar. Mientras que seguía leyendo el libro sobre la Bruja de los Mares, oí que la puerta se abría lentamente. Me levanté de la cama extrañada topándome con Reepicheep.
-¡¿Se puede saber qué haces aquí, Reepicheep?! ¡Me has asustado!-Grité en un susurro para no despertar a nadie.
-Perdonadme señorita Hannah, pero quiero que vengáis a ver eso, os va a gustar.
-¿Tiene que ser ahora mismo?- El ratón asintió y yo solo rodé los ojos.
Antes de salir me puse mi capa para refugiarme del frío y calcé mis pies con las botas. El ratón y yo salimos con la más cautela que nos fuera posible. Los dos anduvimos un gran rato por el castillo hasta parar en una pequeña sala. El ratón se dirigió a un objeto, me acerqué hacia el para saber lo que era, y una vez lo que vi una gran sonrisa se mostró en mí.
-Un piano-Dije acariciando el instrumento con la yema de mis dedos.
-Parece ser que algún antiguo rey le encantaba tocarlo-Reepicheep se sentó en la Tampa superior del piano mientras que yo me senté en la silla.
Revisé si el piano estaba en un buen estado para tocarlo y una vez que así era, mis dedos pulsaron los teclados dando a empezar una melodía. De repente un estruendoso ruido rebotó por toda la habitación.
-¿Qué ha sido eso?-Inquirió Reepicheep bajando del piano y mirando hacia todos los lados.
-Vamos a ver- Me levanté de la silla dirigiéndome hacia la zona donde provenía el ruido.
En aquel momento vi una silueta que corría, como la última vez. Sin duda alguna corrí hacia esa persona mientras que detrás de mí iba el roedor. Pero como la última vez, aquella persona desapareció.
-Maldita sea, Reepicheep ¿Quién narices sería?- Pregunté mientras que recuperaba el aliento.
-Quizá sea un fan vuestro que le guste vuestras melodías.
-Entonces ¿Por qué huye?- El ratón se encogió de hombros y ambos decidimos retornar el camino e ir a descansar.
¿Quién sería esa persona? Sea quien fuera, quería saber quién era. Tarde o temprano, como me llamaba Hannah iba a descubrir a aquella persona.
¿Que tal os ha parecido este capítulo? (Sé que quizá estos capítulos sean un poco aburridos, pero no os preocupéis que pronto empieza la verdadera aventura, os lo prometo)
Y esto ha sido todo por hoy, espero que os haya gustado este maratón e intentaré subir el siguiente lo antes que pueda, aun así os he recompensado con estos tres capítulos ¿eh? JAJAJAJA xD
¡Hasta pronto, Narnianos!
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