XIII. El juicio
Atross fue atendido por él medico de la marina, extrajeron la bala con éxito pero a cambio, él almirante tenia que evitar luchar y descansar lo necesario. Mientras tanto los marines registraban cada rincón del barco enemigo; encontraron suministros de ron, pan y otros alimentos fáciles de conservar en alta mar. Se descubrió que también traficaban con alucinógenos, que emplearon con las niñas, la única supervivientes aun estaba sumida bajo los efectos con levedad. Lo último que encontraron fueron cartas del vendedor de esclavos.
La otra patrulla de marines se encargaron del cuerpo sin vida de la niña. Decidieron preparar una ceremonia tradicional típica de Braavos. En este preciso instante Hugin esperaba en el puerto la llegada de su ama.
La copa de vino que siempre acompañaba al almirante estaba sobre la mesaalumbrada por él atardecer. Atross estaba sentado en la silla de adobe tallada por las manos minuciosas de un ángel. Los marines entraron de golpe agarrando con firmeza al vendedor de esclavos que obligaron a que clavara las rodillas sobre él suelo.
Atross miraba la escena fumando de su pipa que también era su fiel aliada.
—¿Al menos podría sentarme? –Le pregunta al almirante.
—Solo podrán sentarse en mi silla los hombres legales –Replicó Atross ante sus palabras.
El vendedor chasquea la lengua y alza la mirada. Se vio atrapado por los hombres de la ley por culpa del pirata, como un ratón acorralado por un gato. No podía evitar sentir rabia
—¿Y que vais a hacer? ¿Me condenareis a ser el puto alimento de los peces sin pruebas?
—¿Que creeis que han estado haciendo mis hombres todo este tiempo? –Deja sobre la mesa las cartas que encontraron en el camarote del vendedor —Tú mismo te has delatado. ¿Algo mas que añadir?
—Era mi hermano, me desterró de su tripulación por miedo a ser reemplazado, ya que me habia ganado el aprecio y el respeto de sus hombres. No entenderás las razones de por que soy un vendedor de esclavos...
—Tienes la oportunidad de contar tu historia, la cuestión es si creer o no en tu versión, pero eso ya es elección mía –Fuma de la pipa expulsando él humo por la nariz, donde se hayaba una cicatriz transversal que atravesaba él tabique nasal.
El vendedor se sienta sobre sus piernas aún estando de rodillas, no tenía mas remedio que obedecer al tener a dos marines tras su espalda apuntando con las pistolas.
—Desterrado y humillado me encontraba navegando sobre una pequeña balsa durante tres días, hasta que la desdichada y poca suerte que tenia vislumbró un barco pesquero. Me rescataron y alimentaron lo mejor posible, pero ¿que hice a cambio? Amordazarlos y atarlos durante la noche mientras dormían. Así es como decidí empezar él nuevo negocio que ya conocéis, apostando y vendiendo esclavos. Una buena y grata inversión, la suerte se había colocado de mi lado.
Uno de los soldados le golpeo la cabeza con la punta de la pistola
—¡Bastardo! La próxima vez será más fuerte –Le dijo con sorna y brusquedad.
—¿Tengo culpa de querer vivir bien? No tenia otra opción.
—Tienes toda la culpa, te aprovechaste de la bondad de esos pescadores por puro egoísmo, sobretodo por codicia. –Le miraba con bastante odio —Aspirabas a tener más prestigio que tu hermano y refregar en su puta cara todo tu miserable dinero.
Atross miraba al vendedor dejando la pipa sobre la mesa —¿Esa es tu historia? No me convence en absoluto. Tratas de escudar tus propios errores en la lástima. Conmigo no va a servir, al fin y al cabo sigues siendo un pirata de mierda que no pertenece a ningún lugar.
El vendedor le mira —Vosotros vivís con un salario digno de envidiar, jugáis a ser justicieros de la verdad, pero en el fondo sois igual que yo -No tenia nada que perder, se desahogaba asimilando su destino —El ser humano ama las riquezas y la lujuria ¿A quien no? Pero aún así osáis decir frente a mi que soy una sucia rata cuando vosotros sois mas de lo mismo.
Atross da un fuerte golpe sobre la mesa provocando que la propia pipa retumbara —¿Pretendes provocarme? Claro, lo haces para que te lancé al mar, para tener la mínima posibilidad de sobrevivir y escapar. –Se ríe frente a él —Me parece tan estupida tu idea.. y sigo creyendo que me ocultas algo más, incluso que mientes.. –Acaricia levemente su barbilla —Tienes una oportunidad para desvelar toda la verdad, o por el contrario mis hombres harán todo lo que quieran contigo.
El vendedor se queda callado, tratando de pensar lo mas rápido posible. Lo peor que podía hacer era retrasar su argumento y la propia verdad que emanaba oculta. Uno de los marines agarró el cabello del hombre tirando de este con brusquedad —¡Habla! ¡Maldito hijo de puta! –Le da un rodillazo en la espalda arrancando con ello un grito ahogado —La próxima vez, otra cosa de acero calentita irá a tu boca –Lo tira contra él suelo quedando totalmente inerte y jadeante.
—N-No puedo... –Murmura contra él suelo decepcionado consigo mismo
—¿Tratas de proteger la mierda de relación que tenías con tu hermano? Él está muerto, nada va a cambiar, no juegues a ser el hombre honorable que callará hasta en su ultimo aliento –Atross le apunta con la pistola cansando de tantos rodeos —¡Habla de una puta vez!
El vendedor se levanta como puede sangrando por la nariz —N-No fui desterrado... yo mismo me había ido y le prometí que viviríamos mejor...sin necesidad de depender del mar. Soñaba con una vida mejor, rodeados de mujeres, lujos y alimentos de todo tipo que no fuera el mugriento pescado y el agua de mar. Era lo que tanto ansiaba
—Estoy seguro de que hay algo más.. Sois escorias codiciosas, nacidos bajo el lecho del pecado –El almirante le dispara en la pierna que de pronto se tiñó de rojo. Él gruñido de dolor que emanaba el vendedor se había cernido en el camarote; era lo único que se escuchaba —No voy a volver a repetirlo más –Se fijó en su pecho, que tenía plasmado ramificaciones oscuras —¡Retirad su ropa! –Los marines obedecieron comprobando lo que parecía ser algo totalmente anómalo y extraño —Tantos años de interrogatorio no pesan... Estaba en lo cierto, ocultabas algo..
—¡Si! ¡Estoy maldecido por una puta bruja! Lo que tiene esclavizar a mujeres. Por eso me negué a aceptar a sucias fulanas. Mi hermano no entendía mi postura, ¡creía firmemente en que las putas daban más dinero! –Estaba notablemente alterado al verse atrapado definitivamente.
—Vendiste tu alma al diablo, tarde o temprano sufrirás las consecuencias de tus actos banales. Te maldijo una bruja, y acabarás torturado en este lugar suplicando por tu libertad para después buscar una cura y así continuar con tu apestosa vida de parásito –Hace una señal con la mano a sus hombres para que incorporen al vendedor —Fuera de mi vista, por ahora no te mataré, podrías servirme para algún futuro propósito, estoy seguro.
Él hombre de mediana edad lo miraba con un notable asco que se reflejaba en la mirada —No me arrebatarás lo único que me queda.. –No recalcó exactamente lo que podía ser, pero esa última frase le había llamado la atención al almirante. Los marines se lo llevaron al calabozo donde trataron y extrajeron la bala para posteriormente vendar la herida. Estaría exiliado de todo contacto exterior.
Atross bebió el último trago de vino, leyendo un fragmento del libro que estaba leyendo hace unos días tranquilamente "Los monstruos más temibles son los que se esconden en nuestras almas"
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