XII. Atross de aguas bravas

Querido Atross de aguas bravas

Necesito más que nunca tu grata ayuda. Hay un barco con el símbolo de un calamar sobre las velas que se dirige hacía Braavos. Tienen secuestradas a la madre y hermanas de un niño que me encontré en un bosque cuando me dirigía hacía la ciudad de Lys. Confío en vos para poner fin a todo esto. Tomare un barco y partiré hacía tu encuentro.

Aldara Dryslade

Después de leer la carta el rostro del veterano capitán Atross se tornó más grotesco de lo habitual. Dejó la carta de su amiga sobre el escritorio para tomar un trago de ron; Su boca estaba seca, amarga y sin vida. Necesitaba refrescar la angustia que se alojó en su garganta. La carta fue entregada por Hugin, que había tardado aproximadamente unos cinco días en llegar a su destino, por lo que llegó justo a tiempo al tomar otro rumbo, ya que el barco de aquella tripulación desconocida, aunque hubieran zarpado antes, se habían demorado por culpa de la misma tormenta que intercedió en la travesía de Aldara, que actualmente se encontraba con los de la marina.

Atross sin perder más tiempo se colocó el sombrero y por último se armó para lo peor que pudiera ocurrir. Lo tenia claro, reuniría a sus tripulantes rápidamente para invadir el barco.

Braavos era un lugar transitado y con mucha energía, los mercados estaban a rebosar de inimaginables rarezas encontradas en lugares remotos. Era el lugar ideal para todo coleccionista que se apreciara.

Atross bajó por las escaleras de cubierta viendo a sus hombres descansar entre trago y trago, sin embargo al sentir la mirada impotente de su capitán cesaron de hablar y beber prestandole atención.

—Sé perfectamente que es vuestra hora de descanso, pero ha surgido una urgencia. Como capitán de las aguas bravas y guardián de las costas de Braavos mi misión y la de vosotros es evitar que perturben la paz de nuestro seno, por ello os explicaré cuál es el plan _Les explicó exactamente lo que escribió Aldara en la carta y trazaron una estrategia básica_

—¿Alguna objeción? –Al ver que todos no abrieron la boca sonrió —Bien, así me gusta, tengo hombres que beben más que hablan. No se diga más –Subió a cubierta seguido de sus hombres que se colocaron en sus posiciones. El vigía contemplaba a su alrededor a través del catalejo.

—Capitán! He visto el barco con el blasón del Calamar. También hay unos hombres reunidos en el puerto.

—Bien, este es el plan, nosotros –señaló a los hombres que irían con él—iremos a su encuentro para distraerlos mientras vosotros vais en la barca por la parte posterior del barco enemigo donde os infiltrareis y tomareis a la madre y a sus hijas ¿De acuerdo?

—¡¡A la orden capitán!! –Dijeron al unísono.

Todos se pusieron manos a la obra; Prepararon la barca junto a las cuerdas y ganchos mientras que Atross se dirigió hacía el desenlace junto a sus tripulantes. Se encontraron con un grupo de hombres cuyo líder aparentaba ser un vendedor de esclavos que no parecía estar de acuerdo con el mercader.

—¿Enserio me estás diciendo que no quieres a la mujer y a sus hijas? Te las acabo de enseñar, están intactas –Dijo el capitán de la tripulación enemiga sujetando a la mujer junto a las dos hijas.

—No me interesa tomar a mujeres y niñas, busco hombres y niños para entrenarlos en la arena. Ganaremos más dinero de esa forma que repartiendo fulanas. –Dijo el vendedor bastante convencido de su propio argumento.

—He venido hasta aquí.. para traerte un botín que me encontré en el camino. Saqueamos todo lo que tenían pero eran simples campesinos de mierda. Lo más valioso que encontramos fueron ellas tres, no me jodas con tu asqueroso egoísmo, me he partido el culo por ti para que ahora me hagas esto –Parecía furioso por el rechazo de su oferta.

—No me interesa, ya lo sabes, no deberías insistir más o las cosas no acabaran bien. Juegas a ser mercader cuando realmente eres un sucio pirata que busca saciarse de oro y ron. –Le amenazó despectivamente sintiéndose protegido por sus hombres.

El capitán bastante furioso por el insulto desenvaina el sable y se lo coloca a la mujer en el cuello cortandoselo sin piedad. Las niñas que estaban amordazadas gritaron silenciosamente al ver cómo asesinaban a su madre. La cabeza de la mujer cayó al suelo aún amordazada. Atross que aún estaba lejos vio eso apretando los dientes aligerando el ritmo.

—¿Sabes que? Ya me he divertido con ellas, no quiero mantener a unas sucias cerdas en mi barco. Necesitamos provisiones, no putas.

—Vaya forma de desperdiciar un botín que podría comprar otro vendedor interesado en tu oferta –Se encogió de hombros estando respaldado por sus hombres armados.

—Como si hubiera alguien más aquí, eres el único hombre de Braavos que trabaja tras las sombras de este negocio –Escupe hacía un lado con desprecio y asco —Podéis llevaros a las niñas y divertiros de nuevo –Se mantuvo estoico junto a dos de sus hombres que se quedaron a cubrir sus espaldas mientras que los otros dos restantes se llevaron a las niñas hacía cubierta.

La más pequeña se orinó encima del miedo que sentía al tener que volver a vivir esas atrocidades. La niña más mayor intentaba mantenerse firme por su hermana pequeña, pero no podía evitar temblar.

La hermana mayor consiguió desatarse la cuerda que ataban sus muñecas y después desenvaino la espada del pirata aún temblando cortando las cuerdas que ataban a su hermana. Después estoca por inercia al hombre que se abalanzó para clavarle una daga a la joven de 12 años. La pequeña hermana la miraba paralizada, brotandole las lágrimas.

La hermana mayor se acerca a su hermana protegiendola, mirando agitadamente a su alrededor hasta que vio un gancho en la valla del barco y a un marine que había subido.

—Chicas, venimos a salvaros –Dijo el marine con decisión asaltando el barco.

—¡¡MARINES!! ¡¡HAY MARINES!! –Gritó uno de los piratas alzando su espada.

—¡¡A POR ELLOS!! –Gritan los piratas.

Mas piratas fueron avisados, uno de ellos alcanzó a la niña pequeña que del susto gritó, pero la joven con el corazón acelerando y la adrenalina por las nubes cortó el brazo del hombre con la espada provocando que soltara a su pequeña hermana. El pirata gritaba mirándose al muñón, a las nuevas vistas que tendría si sobrevivía. Al ver que más hombres se acercaban y no podía llegar a tiempo a la borda, la joven empujó fuertemente a su hermana contra el marine. Se hizo daño pero no le quedó otra.

—Cuidad de mi hermana.. por favor –Dijo titubeando entre lágrimas mirando por última vez a ambos para a continuación clavar la espada al pirata manco que también a su vez le apuñaló con su daga.

—¡¡HERMANA!! ¡¡NOOO!! –La niña lloraba desconsoladamente.

El marine miraba eso impotente apretando los dientes, tomando a la niña pequeña entre sus brazos como podía ya que no paraba de gritar y patalear. Intentaba calmarla para poder bajar hacia la barca.

Los demás marines subieron invadiendo el barco desenvainado sus espadas atacando a los piratas, uno de ellos se acercó a la niña de 12 años tomándole el pulso. Irremediablemente yacía junto al cadáver del pirata manco.

—Pobre niña.. –Susurró para sí mismo apenado.

Atross por el contrario se había unido a la conversación del vendedor de esclavos y el capitán enemigo, cosa que al mismo pirata le disgustó tratando de disimular su condición. Atross tomó la iniciativa dándole una inexperada patada al capitán derribandolo al suelo.

—Te mereces lo peor sucia rata. Me llevaré a esas niñas conmigo. Lo juro. –Dijo Atross furioso apuntándome con la espada muy próxima a su cuello.

—¡¡Por las barbas de mi abuelo !! –Exclamó el vendedor de esclavos sorprendido.

Los piratas de la entrada no podían hacer nada al no tener pistolas, solo desenvainaron las espadas mientras eran apuntados por los marines.

—Comeme los huevos y vete al infierno. Ya no puedes hacer nada por esas niñas, estan muertas en vida. La hemos violado, torturado y mucho más –Se ríe sin temor a lo que pudiera venir a continuación. No tenía nada que perder sacando la pistola rápidamente disparándole al hombro.

Atross chasquea la lengua del dolor, pero su ira era tan grande que sin piedad le agarra del pelo y corta su cuello sintiendo que le salpicaba la sangre.

—¡¡Entrad a ayudar a los demás!! –Ordenó dolorido a su tripulación que se aventuró hacía el barco.

Los marines derribaron a los otros dos hombres de la entrada disparandoles al pecho, asaltando el barco desde la retaguardia atacando y rodeando a los piratas. Los refuerzos habían sido tan letales que acabaron con ellos en menos de lo que canta un gallo.

El marine que se encargaba de la niña había conseguido calmarla. Bajaron a la barca junto a los demás marines que fueron al principio junto a él. Los marines restantes recogieron y envolvieron el cadáver de la joven. El resto inspeccionaban el barco. Atross tenía bajo su jurisdicción el barco pirata.

Todo volvió a su cauce, la normalidad había vuelto de nuevo, pero muchas miradas curiosas se habían enfocado desde un principio en la batalla que se había cernido en el puerto de Braavos. De todas formas, Atross tenía un asunto pendiente que hablar con el vendedor de esclavos. ¿De qué hablarían exactamente?

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