IX. Nachtkrapp

Cuando cae la noche y todo esta en silencio los ojos debes cerrar por que el gran cuervo negro con agujeros en sus alas sobrevuela nuestra casa. Me decía mi madre cada noche antes de ir a dormir.

Por alguna razón me encontraba de nuevo en mi hogar, tumbada sobre mi lecho escuchando atentamente lo que decía mi madre

Ella era consciente de mis escapadas al bosque y lo curiosa que podía llegar a ser, por lo que no le quedaba más remedio que infundirme miedo. Recordaba a la perfección sus advertencias; Si miraba a traves de los agujeros de sus alas o salía en su busqueda caería enferma, tampoco debía asomarme a la ventana por si lo veía posado sobre uno de los tejados, atento a todo niño que estuviera despierto para llevarselo al Reino de las Sombras. Tenía que tener especial cuidado durante las noches de Yule y Samhain, sobretodo si iba en busca de huevos silvestres, debía fijarme para ver cual pertenecía al cuervo oscuro, para prevenir tenía que golpear el huevo 3 veces y decir "salid de ahí espiritus malignos" si el huevo se volvía negro debía dejarlo en su sitio y salir corriendo.

Cuando ella se fue mi habitación se quedó en silencio, pero por alguna extraña razón había algo que me impulsaba a asomarme a la ventana. Me incorporé colocando mis pies descalzos sobre la piedra fría aproximándose a la ventana contemplando la calma que se respiraba.

A esa edad no era consciente de lo efímero que podía ser cada momento de mi vida por lo que sin poder reaccionar a lo que se había abalanzado hacía a mi perdí el equilibrio cayendo al suelo, dándome un golpe en la cabeza. Aturdida, sentia que el miedo me invadía, contemplaba a la criatura que desprendía un vaho gélido que hacía helar mi sangre, me clavaba sus garras arrastrándome derrepente hacia la ventana pretendiendo alzar el vuelo mientras gritaba llamando a mi madre entre lágrimas muy aterrorizada.

Me desperté sobresaltada, gritando con fuerzas, jadeante y sudorosa. Todo había sido tan real. Tenia la piel pálida.

Nachtkrapp, el cuervo ciego y descomunalmente grande se trataba de un famoso cuento de mi cultura que servía para atormentar a los niños más rebeldes que intentaban o escapaban de casa a explorar por las noches.

Rodrick se encontraba a mi lado, agarrando mi mano para tranquilizarme.

—D-Donde.. estoy? –Pregunte con una voz débil y agitada, la calidez de su mano me reconfortaba.

—Estamos en la cubierta del barco que nos rescató.. –Buscaba con insistencia a alguien.

Me incorporé levemente quedándome sentada contemplando el movimiento trepidante de los marines que portaban la insignia del tritón con cabeza de lobo. El barco temblaba por los cañonazos, estremeciendose sobre las olas del mar. Mi mirada se clavó sobre Rodrick el cuál se incorporó aproximándose a Hans el Suecio, el soldado de la marina que nos salvó.

—¿Podría rescatar a mis camaradas supervivientes? Ellos no tienen culpa de nada.. fueron engañados por el capitán ciego, son inocentes. Les prometí que los salvaría.. –Me acerqué a ambos escuchando.

Al oír sus palabras Hans se quedó pensativo pero negó rotundamente
—No puedo cumplir esas órdenes, nuestro capitán, Tarek Valarak no acogerá a más tripulantes en su barco, por la simple razón de que escaseamos de recursos. No puedo hacer nada, soy un simple soldado de la marina –Le comento a Rodrick con seriedad.

—Disculpenos Hans, estamos afectados por la situación acontecida. ¿Podría hablar con vos cuando todo acabe?

—Por supuesto que podemos hablar Aldara, pero antes tengo que hablar con el capitán sobre vosotros.

—A cambio de una gran suma de monedas de oro seguramente hablará lo necesario con vos –Dijo un hombre con una túnica roja que llamo bastante mi atención.

Hans esbozó una sonrisa fingida ocultando la molestia que le causaba ese comentario por parte de su compañero —Él es nuestro sacerdote de la fé roja.

—Un placer conoceros, espero tener oportunidad de hablar con vos Aldara –Hans interrumpió ante lo que dijo
—Después de que nuestra conversación acabe –Concluyó caminando ahora hacia sus compañeros los cuales estaban en problemas.

—¡Mierda!! ¡Se nos acaba la munición!

—No desperdicieis lo poco que tenemos por si nos vuelven a atacar otro barco. –Les dijo Hans como advertencia mientras observo al capitán que anunciaba algo
—¡¡Retirada!! –El capitán de la marina dio la orden repentina pero para su desgracia algo largo y serpenteante agarro a Hans del tobillo elevandolo.

Los marines exhaustos por lo que estaban viendo pretendían ayudar a su compañero en apuros, pero el joven Rodrick se adelantó asomándose por la borda, contemplando a su tío que aún seguía con vida.

—Esto no va a quedar así.. ¡¡os llevaré conmigo malditas ratas de mar !! –Reía enloquecido apretando más fuerte el tobillo de Hans, al que tenía elevado más alto. Intentaba revolverse desenfundando su espada para cortar ese extraño tentáculo que rodeaba su tobillo.

Instintivamente busqué mi arco pero recordé que lo perdí al caer al mar, musite sobre ello sin poder hacer nada. Al contrario de mi, Rodrick era  útil: se impulsó sobre el mástil saltando y cortando con una destreza increíble el tentáculo, que estremeció al mismo capitán ciego que no se quedó atrás elevando más tentáculos de su cuerpo rodeando todo el barco. Hans cayó al suelo quejándose del golpe, pero como era un hombre de armas tomar se incorporó impulsado por su honor.

Rodrick no quería usar sus poderes, pero su rival era demasiado fuerte como para enfrentarlo con normalidad, por lo cual tomó una decisión; Realizo el ritual cortándose superficialmente los brazos, las palabras en un extraño idioma comenzaron a resonar en su mente repetidamente. Otros nuevos tentáculos atacaron a Rodrick derrepente mientras este se lanzó a una velocidad sobrehumana; la sangre no dejaba apreciar lo que verdaderamente estaba ocurriendo. Me quedé paralizada al ver mi compañero rodeado de esa monstruosidad, sin detectar que uno de los tentáculos estaba a punto de atacarme. Sentí el corte afilado de una espada cerca de mí, era Hans que me miraba serio.

—Deberías estar más atenta, toma una espada –Me la ofreció y la tomé con gusto.

—Te estoy agradecida. Ayudemos a Rodrick cortando todos a la vez los tentáculos que rodean el barco. –Comenté mentalizandome ante la situación volviendo en sí.

Hans ordenaba a sus compañeros lo que el capitán le encomendó mientras él se encargaba del timón, los soldados se distribuyeron por todos los huecos donde salían tentáculos cortandolos cubriéndo a sus camaradas. Mientras tanto me aproxime a donde estaba Rodrik atrapado por una jaula de tentaculos, cortando rápidamente con éxito dejándolo libre. Comprobé que Rodrik tenía un tentáculo atravesado por el ojo que tenía herido hace días y por varias partes de su cuerpo, agarrando uno de ellos con tantas fuerzas que elevó al capitán hacia atrás golpeandolo contra el suelo de cubierta; La sangre salpicó a todos los presentes a causa de la fuerza que ejerció. Habia mucha sangre pero a él no le importaba, se arrodilló contemplando lo que había hecho a causa de su maldición con seriedad.

Me acerqué a Rodrick arrodillandome ante él, retirandole con un pañuelo la sangre de su rostro y cuenca del ojo

—Tranquilo.. me encargaré de curarte –Rodrick no contesto ante mis palabras, estaba perdido en sus más profundos pensamientos, mientras curaba a mi compañero recordé la pesadilla que tuve antes con Nachtkrapp, que también se asociaba a la muerte y a la desaparición de alguien cercano. Supuse que había sido un aviso por lo que podría ocurrir si no actuaba correctamente.

Había un silencio incómodo y sepulcral en cubierta. ¿Que pensarían Hans, el capitán Tarek y los tripulantes sobre lo que acaba de ocurrir?

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