34: Sorpresa

Emma llegó a casa con Bianca.

—¡Llegó la novia y su dama de honor! —exclamó ella misma en el vestíbulo.

—¿Soy tu dama de honor? —Bianca sonrió, conteniéndose para no abrazarla, pues tenía una misión importante en ese momento: encerrar a la princesa en la torre; en otras palabras, necesitaba mantener a Emma en su recámara mientras los demás preparaban la noche.

—Bueno, eso creo. —Emma puso sus brazos a los costados, se quedó quietecita, pensando en lo que acababa de decir sin premeditarlo—. Eres la que me acompaña a todas partes, eso te convierte en mi dama de honor. Tranquila —sonrió, dándole manotazo al aire en señal de despreocupación—. No tienes que usar un vestido especial ni tendrás que llevar un ramo.

—Hola, hola. —Jake apareció en el vestíbulo. Miró a Bianca con unos ojos enormes sin que Emma lo percibiera—. ¿Cómo les fue? Recibí muchas fotos, florecita, parece que se divirtieron bastante. Tendremos una cena especial más tarde. Debes subir a prepararte. No quiero tener que esperarte. Cuando tengo hambre, tengo hambre. Suficiente con tener que esperar al novio. ¿Sí vendrá Colin o nos dejará plantados?

Emma sonrió, apretando el hombro de su pa.

—Vendrá —aseguró—. Bueno. ¿Dónde está mi Esteli?

Emma quiso adentrarse a la planta de abajo para buscarla, pero su papá la detuvo.

—Debe estar en tu cuarto...—miró a Bianca, quien se fue rápidamente en busca de Estela, que dormía plácidamente en el sofá de la sala. La capturó y la llevó hasta ellos—. ¡Ah! Mira. Aquí está. Gracias, Bia —le dio otra mirada, pero esta vez de agradecimiento intenso.

—¡Mi niña bonita! —Emma agarró a Estela, la besó, y comenzó a subir las escaleras.

Cerró la puerta de su cuarto, dejó a Estela en su cama, y comenzó a quitarse los aretes.

—Esteli —comenzó a decir—, si supieras todo lo que hice esta tarde, niña dormilona. Por si no te has dado cuenta, me pusieron linda —se agarró de un mechón de cabello. Le habían dado volumen en la peluquería y no quería mojarlo en la ducha, así que, cuando se desnudó, se puso una gorra de baño verde manzana que tenía dibujos de gatitos marrones.

Como siempre, se tomó su tiempo en la ducha, pero ahora con más razón ya que estaba en sus días. Cuando salió del baño, siguió charlando:

—Espero que Cole no llegue tan cansado, Esteli. Odié tener que invitarlo de esta forma tan poco anticipada. Sabes cómo es. Le daremos de comer y lo mandaremos derechito a su depa —se metió a su guardarropa—. ¿Qué se supone que debo ponerme? Ya sé. Tengo un vestido nuevo —lo buscó, desnuda, entre otros vestidos colgados.

Y ahí estaba. Un maxivestido con mangas tres cuartos, azul marino con florecitas rojas.

Perrrfecto—pronunció como una gata lo haría.

Caminó hasta su sección de zapatos.

—Oh, mierda, Esteli. Estoy sangrando —informó, viendo cómo la sangre le goteaba.

Estela no tenía consciencia, pero, si la tuviera, probablemente no le importaría. Limpiarse las patas a lametazos era lo que siempre hacía mientras Emma le contaba sobre su vida.

—¡Ay! —dijo cuando salió del baño, ya con un tampón puesto—. Necesitamos música, Estela —se acercó a su tocadiscos—. ¿Ya procesaste que me casaré con Cole? Tendrás la labor más importante de todas. Llevarás los anillos. No me canso de repetírtelo. Lo siento... ¡Ah! ¡Tenemos que ponerte linda ahora! —subió el volumen a Taylor Swift.

Primero, se puso una braga. Después, buscó el peine de Estela. No tenía idea de cuánto las personas de la planta baja le agradecían por ponerse a peinar a su gata mientras ellos se chocaban entre sí en un intento por tenerlo todo listo antes de que ella bajara las escaleras.

—Cole te daría un infinito de diez, mi niña —le puso un listoncito rosa en la cabeza luego de peinarla delicadamente—. ¿Te emociona saber que viviremos con él? Bueno. A mí sí, y mucho. Si fuese por mí, ya estaría fuera de su depa con todas mis maletas, pero ya. Llevo esperando esto demasiado tiempo, así que esperar unas semanitas más no me enloquecerá.

Dejó a Estela en la cama, le dio un beso, le recordó que la amaba, y se dedicó a sí misma. Se quitó el gorro de baño, entre esto y aquello, se le había olvidado que lo tenía puesto. Peinó su cabello con sus dedos, decidiendo que esa noche iba a maquillarse un poco. No usó base, normalmente no usaba base, solo un poco de color en sus párpados, rímel y delineado gato. Se arregló las cejas. De esa manera, se maquilló más rápido de lo que peinó a Estela.

Miró su vestido tendido en la cama, miró su sostén que estaba al lado. No. Mejor usarlo. Enganchó su sostén color crema y se acomodó los pechos delante de un espejo. Finalmente, se puso su maxivestido, subió el cierre del costado, y le quedó perfecto. Necesitaba peinarse, después se pondría las sandalias que eligió, y listo. Lo único que le faltaría era un novio.

Se colocó su anillo y se sentó en el borde de la cama con su celular.

Eran más de las 8.

Emma: Amorcito, ansío verte.

Emma: Cariñosamente, tu nena.

Emma: linda.

Futuro esposito: Mi nena linda, contando los segundos para ir a verte.

Futuro esposito: Respetuosamente, tu Cole/Amorcito.

Emma sonrió, se mordió el labio inferior, dándose cuenta de que no se había puesto ningún gloss. Hizo eso, se roció con un extra de su perfume cítrico, y ahora sí, todo listo.

Tomó a Estela entre sus brazos y salió de su cuarto. No había nada raro que le hiciera sospechar que algo más estaba pasando. Sin embargo, el panorama habitual dejó lo usual, y, en ese momento, sintió como si acabara de subir a la cima de Splash Mountain. Bajó las escaleras corriendo, con su corazón yendo a la velocidad de la montaña rusa, dejó a Estela, y se lanzó a los brazos de su madre en el vestíbulo. Holly la abrazó también.

—¡Mi linda futura señora Oschner! —Eso fue lo que Holly dijo al abrazarla, dejando a todos los presentes asombrados. Lo cierto es que lo había dicho porque su ex esposo estaba delante. Habían tenido su charla por teléfono el viernes, después de que Emma anunciara su compromiso en Instagram.

«—Tu niñita no elegirá su apellido de soltera ni de chistes.

—¿Puedes, por favor, confirmarme si podrás venir o no, Holly?

—Emma Oschner. Acostúmbrate, Jakey.

—Joder. Debí haberte mandado un e-mail».

—¡Esa soy yo! —exclamó Emma, soltándola.

—¡Preciosa! —Steve abrió sus brazos.

—¡Oh, Dios! —Y Emma lo abrazó también.

Steve. Un hombre de mediana edad con más cabello blanco que castaño. Era guapo, era musculoso, era el tipo de hombre que uno espera ver en la portada de Men's Health. Ese era el galán que tenía a Holly o, mejor dicho, ese era el galán que Holly tenía.

—¡Muchas felicidades, otra vez! —dijo Steve.

—Gracias. —Emma se detuvo a mirar a su mamá, a Steve, y después a su papá, quien se encontraba sonriendo con los brazos cruzados; se acercó a este último y lo abrazó también.

—Hol, ¿una copa de vino? —preguntó Bianca.

—Estoy en casa de mi ex esposo. Claro que necesito vino —dijo Holly.

—Graciosa. —Jake ignoró las risas, y decidió centrarse en Emma—. Florecita, a que no adivinas quienes están en la sala. Esta noche celebramos tu compromiso. Con Gael pensamos que necesitabas una fiesta, que necesitaban una. Decidimos hacerla sorpresa.

Emma sonrió, juntando sus manos con emoción.

—¡Me encanta!

Raramente, Emma no había pensado en una fiesta de compromiso.

Y Colin mucho menos.

Se fue a la sala y allí encontró a sus hermanos, a Olimpia..., ¡y sus mejores amigas!

—¡Gennie! —Fue lo primero que pasó por su mente y su lengua— ¡Viniste!

Todos se pusieron de pie en ese momento.

—¡Nuestra bebita se casa! —gritó J.J.

Emma llevó una mano a su pecho, y rio a carcajadas mientras los otros la abrazaban, la besaban y le decían cosas como que era la futura novia más hermosa o que aún no podían creer que realmente estuviera sucediendo. A ella a veces le costaba creerlo también. Que en pocas semanas iba a estar unida al amor de su vida en cada una de las formas que se pudiera unir a otra persona. Olimpia le pidió ver su anillo de cerca, J.J. también lo observó.

—¿A qué hora llega el novio? —preguntó Escarlata.

—En esta obra, es el novio quien se hace esperar. —Gael bromeó.

Y Emma se acordó de alguien importantísimo.

—No vino Gi —dijo—. Tampoco Faith.

—Mi mamá no puede faltar en su trabajo —explicó—. Y Gi tiene el alma rota por no estar aquí. ¿Sabes que estuvo a punto de renunciar a la semana de la moda por estar contigo?

—No puede renunciar —contestó, preocupada por eso.

—Emma, tu tío quiere hablar contigo. —Jake interrumpió en la sala, trayendo consigo su celular en una videollamada con Jamie.

Emma tomó el celular rápido, como si corriera el riesgo de que se escapara de ella.

—¡Tío! —gritó.

—¡Princesita! —Jamie dijo lo típico—: ¿En qué momento te hiciste tan grande?

—Déjame hablar con Emma —ordenó Marina, quitándole el celular a su papá. Emma se forzó una sonrisa. Quería a Marina, pero más quería hablar con su tío—. Emma, espero que uses un lindo vestido. Debes usar uno ajustado, corte sirena y una cola larga. ¿Me escuchas? El velo debe ser largo también. . .

—¡Felicidades, Emmy! —saludó Aqua, interrumpiendo a su hermana.

—Gracias. —A Emma le alegró verla y escucharla.

Aqua estaba bien. El tratamiento para su depresión tuvo un efecto positivo en ella, y, hasta ahora, no había tenido ninguna recaída, al igual que su papá, no habían sufrido recaídas hasta la fecha. Emma iba a preguntar por su tía, pero esta se anticipó a saludarla alegremente.

—Espero verlos aquí el 8 de octubre. —Emma no podía parar de sonreír de la ilusión.

—¡Hola! —gritó Coral...

En la sala.

Emma abrió sus ojos de par en par, bajando el celular.

—¡Futura señora Oschner! —Coral, quien ahora tenía el cabello al estilo pixie, se acercó a abrazar a Emma, quien estaba entumecida en medio de la sala. No podía creerlo. ¡Coral! La última vez que la había visto fue en diciembre, cerca de Navidad, poco tiempo después de pedirle un tiempo a Colin. Y lloró con ella o, mejor dicho, lloró en los brazos de ella. Coral se había quedado a dormir con Emma, en su cama, pero no se quedó mucho tiempo de visita.

—¡Hola! —saludó, ya despierta.

Cielos.

«Todos están aquí por ti».

Y todos significaban todos...

—Con permiso, ¿es aquí la celebración? —Alan inclinó su cabeza como si estuviese saludando a la reina, después abrazó a Emma, mientras el tío Jamie no sabía si colgar la llamada o qué. En ese momento, Emma se puso emocional, y finalmente lloró cuando Eugene apareció.

Estaba rodeada de las personas que más quería en el mundo.

—Gracias por venir —les dijo a todos los que estaban presentes en la sala, entre sollozos, y risas que surgían por lo tonta que se sentía por no saber expresarse—. Significa mucho para mí que se hayan puesto de acuerdo para reunirse aquí y celebrar mi compromiso con el hombre que amo por encima de muchas cosas. —Sus papás la estaban escuchando desde afuera de la sala, ambos se miraron y se sonrieron—. Estoy feliz. Ustedes me hacen feliz. Gracias por no abandonarme. De verdad. Si estoy aquí, con vida, se debe a cada uno de ustedes.

—No, Emmy —dijo Olimpia—. Se debe a ti. Nosotros solo acompañamos y amamos a esa chica fuerte que se despierta cada mañana para darle unas buenas patadas a todo aquello que intente tumbarla. Te amamos... ¡Y también amamos a Cole! ¡Dios! ¡Ya queremos verlo!

Emma se secó las lágrimas.

Menos mal que su maquillaje era a prueba de hipersensibilidad.

Abrazó a su J.J., quien era el que más cerca estaba de ella.

—Gracias por querer a mi Cole —les dijo.

«Gracias por hacerlo miembro de nuestra familia».

—Cole es increíble —habló Gael—, por eso se casarán, porque son dos seres únicos que son el uno para el otro.

—Es el buen hombre que siempre quise para mi hermanita —dijo J.J.

—¡Todo el amor para ustedes dos! —exclamó Coral.

Colin detuvo su Benz bajo el faro ubicado frente a la casa de los Miller. Miró la hora en su reloj, y suspiró, eran pasadas las diez. Ni de chistes lo esperaron para cenar, eso pensó. De seguro se encontraban frente a la televisión mirando una comedia. Se desabrochó su cinturón de seguridad y abrió su puerta. De cara a su Benz se hallaba la camioneta de J.J. Respiró hondo. Cenar con los Miller demandaba más energía de lo habitual, y había veces en las que se encontraba en modo ahorro de energía. Los quería, y mucho, eran la familia de su nena, pero sí que eran intensos. Eran intensos o es que estaba acostumbrado a otra clase de movimiento durante la cena. Su papá hablaba mucho y el resto en silencio sumiso. Era la dinámica que conocía.

Llamó a la puerta con el timbre, y una mucama le abrió.

—Buenas noches, señor Colin.

¿Señor Colin?

—Eh, hola —saludó, ingresando a la casa donde había más risas de las que pensaba escuchar esa noche. Entonces, reconoció particularmente una de ellas.

«Al».

Madre de Dios.

Alan estaba bromeando con nada menos que el casi padrastro de Emma. Colin se quedó perplejo bajo el marco de la puerta del comedor principal, donde había canapés de todas las clases sobre la mesa, copas vacías y muchas risas. Sus suegros y Bianca estaban bebiendo vino cuando él llegó, estaban hablando, y sus mejores amigos mantenían una charla con Steve sobre quién sabe qué, pero el hombre parecía a gusto compartiendo con ellos. Raro.

Levantó una mano con intenciones de decir hola, pero ella lo abrazó desde atrás, empujándolo tras una embestida de sus pechos contra la espalda de él. Todos los miraron. Lo miraron a él. Pensó que no podía sentirse más incómodo, pero Dios le avisó que sí podía.

—¡Ya llegó mi otro hijo! —gritó Jake.

Desde la sala, J.J., Gael, y las demás, lo escucharon.

—Hola —saludó Colin, sujetando los brazos que lo rodeaban.

Emma gritó para toda la casa:

—¡Ya llegó el novio! —Y le dio un gran beso en la espalda.

—¡Cole! —J.J. se le acercó desde un lado, Emma lo soltó, y J.J. pudo darle un abrazo fraternal a su casi hermano. Colin cerró sus ojos, tal vez así el abrazo duraría menos. A continuación, J.J. lo soltó y empezó a decir cosas que Colin captó por la mitad—: Me pasé los últimos días tratando de procesar todo esto. . .

—Es cierto —aseguró Olimpia—. No ha parado de hablar sobre ustedes, sobre la boda.

—Es que no es una simple boda, ¡es la boda de mi hermanita! —frotó el hombro de Emma, quien no paraba de sonreír con todos sus dientes, de hecho, sonreír era todo lo que había hecho esa noche. ¡Su corazón se sentía satisfecho gracias a la fiesta sorpresa! —. La boda de mi hermanita y Cole —siguió diciendo J.J., ahora sujetando el hombro de Colin con vigor.

¿Seguía en pie lo de prenderle fuego al mantel para salir huyendo?

Maldita sea. La mesa no tenía mantel.

—Después de la boda, ya podré decir oficialmente que Colin es mi hijo favorito. —Jake bebió de su copa de vino tinto en medio de unas risas poderosas de Emma.

—Es lo bueno de que tu hija se case —pensó Steve—. Un hijo nuevo.

—Como si me hiciera falta más —respondió él.

Una palabra.

Perdido.

Colin se sentía perdido y parecía que no tenía muchas opciones. Decidió mirar a Emma, pidiéndole una mano, y ella lo entendió, menos mal, porque andaba más perdida que él, pero la diferencia estaba en que ella estaba metida en un bosque mágico de pegasos rosas y él estaba naufragando en medio de un océano lleno de tiburones hambrientos. Lo tomó de la mano y lo acercó a su mamá. Eugene miró a Colin, y levantó un pulgar, Colin movió su cabeza en señal de todo bien, mientras Emma lo terminaba de clavar frente a la suegra.

—Hola, Hol —la saludó.

—Me preguntaba a qué hora ibas a llegar. —Holly no soltó su copa para darle un abrazo. Le guiñó un ojo a Emma mientras frotaba exageradamente la espalda de Colin. Colin pensó que iba a llorar internamente si alguien más señalaba que había llegado tarde. Holly lo soltó, y siguió diciendo—: Imagino que no esperas casarte con mi hija sin mi bendición.

—¿Intentas competir con papá? —le preguntó Emma. Tomó la mano de Colin, entrelazando sus dedos. Tal vez no tenía la familia perfecta, pero... rayos, sí, era perfecta para ella.

—No. Ella está hablando en serio. Tu abuelo, el señor Balmer, por poco no me da su bendición. Steve tiene suerte de que su suegro esté muerto.

Colin se esforzó esta vez para descifrarlos.

—Mi papá no debió haberte dado su bendición. —Holly le lanzó flores con espinas a su ex esposo. Y todos rieron, excepto Emma, es que a ella solo le importaba Colin y todo lo que giraba en torno a ellos dos. Colin entendió que no estaban bromeando sobre la bendición—. Pero le daré mi dulce bendición a este matrimonio —siguió diciendo—. Sin embargo —habló como la narradora de un cuento—, te caerá una maldición si tratas mal a mi niña.

—Ma —Emma dio un paso al frente. Eso no le gustó nada—, eso fue innecesario.

—Está bien —dijo Colin. No necesitaba que Emma se incomodara por eso—. Me casaré con una princesa y siempre la trataré como una. Y agradezco tu bendición, Hol. De hecho, agradezco que todos hayan recibido tan bien la noticia. Es lindo tener el apoyo de cada uno de ustedes. Sé cuánto significa Emma para la familia. Yo no seré el hombre perfecto, pero trato de ser el mejor para ella. Les pido que jamás se preocupen de la felicidad de Emma, porque su risa es mi vitamina, la necesito, y siempre estoy buscando la manera de provocarla. La amo bien, y ese es el resumen que les puedo dar.

Jake comenzó a aplaudir, se le unió Alan, y después el resto de los presentes. Los aplausos retumbaron la habitación, perturbando los oídos sensibles de Colin. Cielos... Él... él no quería estar ahí; no quería verle la cara a ese hombre; no quería tener que fingir nada esa noche. Se dio cuenta de que estaba cansado. La tarjeta con la que compraba sus sonrisas estaba a nada de llegar al límite. Saludó a Steve, a Bianca, a sus amigos, y a las amigas de Emma.

—¿A ustedes tampoco las eligieron como damas de honor? —Alan les preguntó.

Todos ellos estaban sentados en la sala, bebiendo, comiendo, riendo, mucho tiempo después de que Colin se uniera. Alan y Eugene estaban conociendo a las amigas de Emma, bueno, Alan era el que estaba hablando por ambos. Eugene estaba callado por dos razones. Primera razón, Escarlata era demasiado, era una diosa, era encantadora, era graciosa y... tenía novia. Se enteró de eso y se quiso emborrachar, pero no lo hizo. Segunda razón, no podía dejar de observar a su mejor amigo, y, consecuentemente, a su mejor amiga. Pensó que ya lo había terminado de procesar, pero no. Ese chico deprimido, que se arrastraba por una chica llamada Rebecca, estaba semanas de convertirse en esposo de la chica más dulce que conocía, que se llamaba Emma y, lo más importante, es que esa chica lo amaba, porque, si de algo estaba seguro Eugene, es que su mejor amigo se merecía un buen amor.

—¿Como que tampoco las eligieron? —Eugene miró a Alan.

—Yo quería ser caballero de honor —explicó.

—Oh, Dios. —Emma rio. Tenía una mano sobre la pierna de Colin. Estaban sentados en el sofá. Colin tenía a Estela sobre su regazo como distractora de su ansiedad—. No tendré damas de honor propiamente, pero Bia está cumpliendo ese rol. Me está acompañando en todo.

—Emma —dijo Carla—, adoro que te lleves de esa manera con tu madrastra.

—Aún no es mi madrastra —sonrió.

—Pero tal vez esa sea la siguiente boda.

—Puede ser.

No le molestaría.

—¿Tu familia está tan emocionada como los Miller, Colin? —preguntó Escarlata.

—Sí. —Colin dejó a Estela sobre el sofá y se puso de pie—. Lo siento. Me dio sed.

Caminó a la cocina, donde un empleado le preguntó en qué podía ayudarlo.

—Solo quiero agua —abrió el refri y eligió una botella por cuenta propia, entonces, cerró la puerta, y la encontró parada ahí. Tenía la mala costumbre de aparecer de esa manera—. Me asustaste —abrió la botella. Ella lo miró a los ojos, y él evitó hacerlo, se acercó a la barra del medio, donde se recostó, colocando sus codos sobre el mueble. El empleado los dejó solos.

—Colin —Emma se paró al lado de él, mirándolo—, ¿qué pasa?

—Hubiese agradecido que me mandaras un mensaje advirtiéndome sobre la reunión.

Emma se desconcertó. Frunció su ceño, diciendo:

—¿En serio?

—Dijeron que esta es nuestra fiesta de compromiso, y yo estoy usando los mismos jeans que hace 16 horas.

—Es que de eso se tratan las sorpresas. Nadie esperaba verte en traje. —Colin bebió su botella mientras ella seguía diciendo—: Además, también pensé que era una cena como cualquier otra. Me encantaría que lo intentaras.

—¿Crees que no lo intento, Emma?

A Emma le brillaron los ojos. Le dio una punzada al corazón.

—¿También te pondrás de ese modo en nuestra boda? Dios —se tomó de la frente, alejándose Colin. Momento exacto en el que él se dio cuenta de que estaba permitiendo que ese alguien lo arruinada todo otra vez—. Si no quieres tener que lidiar con la felicidad de nuestra familia, y de nuestros amigos, lo hubieses dicho, me hubieses dicho que no querías una boda con invitados. Has estado distante toda la noche —procuró no llorar, pero no lo pudo evitar.

Colin soltó la botella, y agarró a Emma de la cintura.

—Emma, Emma, Emma —trató de mantener la calma, trató de ignorar la manera en la que le apretaba el pecho. Quería ponerse a llorar, pero ponerse a gritar contra una almohada también le hubiese servido. O mejor ambas cosas al mismo tiempo—, lo siento si te di un mensaje equivocado, mi amor. Todo está perfecto con respecto a la boda, corazón, no la quiero de otra manera. Y con respecto a ellos, Emma, nunca he sentido tanta pertenencia en otra parte.

—¿Estás así por tu familia? —Buscó la manera de interpretarlo. «Nunca he sentido tanta pertenencia en otra parte». Se secó las lágrimas y se agarró de las manos que la sujetaban. Eso tenía sentido. Que la familia de ella le hiciera sentir un vacío con respecto a la de él.

—Sí.

—Yo sé que a tus hermanos les encantaría estar aquí.

—Es duro...

—Pero tal vez puedas reunirte con ellos antes de la boda.

—Tal vez, sí —asintió.

Emma le besó las manos, y dijo:

—Perdón. Yo sé que lo intentas.

—Está bien. Yo sé que sabes que lo intento.

Se sonrieron y se dieron un besito en los labios.

—Te amo bien —dijeron al mismo tiempo.

Rieron.

Bendita sincronicidad en sus almas.


BUENAS, BUENAS.

¿PENSABA ACTUALIZAR SEGUIDO? NO.

¿TENÍA GANAS DE DEJARLO EN ESPERA POR UNA SEMANA? ABSOLUTAMENTE SÍ.

¿ME GANÓ LA ANSIEDAD? NO HAY DUDAS AL RESPECTO.

Me he puesto a editar este capítulo, y, de un segundo a otro, ya lo estaba preparando para compartirlo con ustedes. ASÍ QUE ESPERO QUE LES HAYA LLENADO<3

BUENO, PERO QUÉ CAPÍTULO LLENO DE PERSONAJES. HASTA EL NOVIO DE HOL APARECIÓ. Y CORAL. NO LA VEMOS  DESDE AL ESTILO EMMA. TODOS SE HAN REUNIDO PARA CELEBRAR A NUESTROS BEBÉS<3 ...

Cole, sonríe un poco!!!!!! Definitivamente, Cole estaba muchísimo mejor sin esa celebración </3 Y bueno, bueno, casi se nos arma un conflicto entre nuestros nenes. Ya es más que evidente que Jake NO LE HA DICHO NADA A EMMA. Así que vengo a por teorías: ¿creen que Emma se enterará antes de la boda?, ¿se lo dirá Jake o Colin? (o alguien más). 

Cuéntenme cuál es su parte favorita del capítulo<3


AH, AH, AAAAAAAAAAAAAH. Me veo con la obligación de contarles que el siguiente capítulo es de mis favoritos ;) ;) ;) ;) HE ESPERADO UN BUEN TIEMPO PARA COMPARTIRLO. ESPERENLO CON ANSIAS :)


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