8
Lo siguiente que vino fue instruir me en lo que de auto respecta, fue muy chistoso que intentara enseñarme del tema. Aunque sus preguntas no ayudaban que digamos, es uno de los recuerdos divertidos que tengo a su lado, si no el más.
-¿que tienes frente?. Pregunto como si fuera algo que nunca en mi vida he visto.
-un auto. Respondí obvia.
-¿Cual es el nombre?. Me interrumpió.
-¿acaso nombras a tu auto?
-esto será más complicado de lo que creí. Dice en bajo.
Otra vez no se confundió, paso varios meses enseñándome, haciendo entender las altas diferencias de marcas, estilos y demás sobre los autos. Era demasiado que aprender y entender, pero al lograrlo me enamoré locamente del porche mismo estilo de la primera vez en que Breth apareció por mi casa, claro esta ese momento me pareció otro auto entre el montón, pero tras pasar un largo periodo en ese porche y conocerle a profundidad, lo amé. Lo verdaderamente complejo vino luego de culminar la formación en dicha materia, como un flash divertido y mortal recuerdo lo sucedido ese temeroso día. Él se presentó acompañado de su semblante sereno, me observo por escasos segundos, solapo una sonrisa maniática como si de una broma o algo similar traíamos.
-a llegado la hora que conduzcas. Aviso de golpe.
-apenas tengo catorce.
-yo aprendí a los doce.
No imaginaba la cara de horror que habré puesto ante lo que venia, quiero decir una cosa es conocer un auto totalmente, hablando de lo teórico y otra es poner su vida y mi vida en riesgo, pensé en una repuesta convincente para no hacerlo.
-quiero decir, si te ven llegar en un auto conducido por ti, serás historia...
Seguí pensándolo, aun parecía como que me digiere, ten ve y mátanos igual que sentido tiene la vida para estar en ella otro día más, continuaba siendo absurdo y mortal.
-¿ y si nos morimos?
-si prestas atención nada va a pasar.
-pero es que... ahí se me ocurrió que Doroti podía ayudarme, es esa vocecita que tenemos en lo interno, pero había permanecido dormida toda mi vida que la tache como idea hasta que me dijo solo di que no te dejaran o algo así. - ¿y si te daño alguna parte del auto?
-Heydel tal vez te estrelles en uno que otro árbol, o tires uno que otro bote de basura, luego será nada del otro mundo.
-¿seguro?. Asiente. - bueno si tu auto sufre algo es toda tu culpa. Rodo los ojos - pero no creo que mis padres me dejen.
-ya les he dicho y sus razones.
-¿dijeron que si? Fue más una pregunta que afirmación.
-así es.
-bueno. Tome un suspiro y puse mi cara más seria para lo siguiente. - antes de esto quiero dejar mi testamento, como deberá ser mi funeral y una denuncia por homicidio en tu contra.
Rio como nunca, rio tanto que ha pasado el tiempo desde entonces y aún creo que el primer fragmento de su carcajada sigue resonando en el aire, me asuste esa tan dulce risa me asusto, pero no tarde en acompañarle, enmarque ese instante como un privilegio que posiblemente no volvería a recibir, para jamás olvidarlo, ambas risas se complementaron o eso pareció, mi disparate fue demasiado como las risas que soltamos aquel día.
-si Willi haremos eso. Dijo chistoso
-no conozco a ese Willi. Enmarque Willi, juntos con comillas que forme con los dedos. -pero no subo ni aprendo a conducir ese auto. Lo apunto para que le sea claro. -sin dejar por lo menos mi testamento, no dejaré que extraños se apoderen de mis pertenencias.
Las carcajadas volvieron, aún que si lo decía de verdad, fue efímero el lapso de su risa y la mía, en tanto logro calmarse, vivió a dirigir su mirada hacia mi dirección como si tratará de de descubrir algo en mí que apenas notaba o que no encajaba, mientras veía su acción esperando que articulara al menos una palabra en respuesta, las dichosas mariposas revoloteaban a lo interno, provocando ansían.
-¿qué miras?
-disculpa, nada, solo, este. Recorrió mi cuerpo con sus vista y cambió de tema. - dejemos las bromas y risa para otro día. Camino hacia su auto. -vamos te enseñaré a manejar esta belleza. Dijo acariciando la tapa del motor del carro, posteriormente ingreso a posesionarse en el asiento del pilotó. -vamos Heydel, no pasará nada.
Resignada fui a colocarme en el asiento del copiloto, comenzó a enseñarme primero arrancar, presiono repetidamente los pedales lo que efectuó el sonido del motor, paso a paso y con paciencia me enseñó lo que antes sabía teórico ahora práctico, los frenos aceleración embargue, como hacer los cambios, tuve que aprender unas medidas otras repasarlas, estacionarme, termino su enseñanza dando dos vueltas lentamente alrededor del parque, precisamente especte los movimientos de Breth, por dentro las nauseas inundaban ni estomago, deje de sentirlas en el momento en que estaba tras el timón, siendo sustituidas por terror.
-¿Lista?. Asentí dudosa. Vamos.
-Coloca la luz de giro hacia el lado que vas a salir, para avisar a los otros conductores que estás por entrar a la pista. Me recuerda cuando tengo el volante.
-si lo tengo.
-mantén la distancia, hay pocos autos pero no detiene a un accidente. Dice al percatarse de los vehículos de atrás y adelante.
-vas bien.
Los día restante fueron tal y cual, entre diálogos acerca de conducir, regaños, niños regalándonos una mueca de confusión, mis padres y amigos alentando me, inocentes contenedores de basuras, un perro de mediana estatura fueron los arroyados.
Para cuando logre manejar correctamente, Breth y los chicos me regaron esquimo, solían ser tan cariñosos conmigo, por lo que menudas veces supuse que no tenían hermanas o al menos hermanos menores por unos cuantos años, dado que ninguno hablaba a tal punto, compartían lo superficial, ni siquiera Michel o Evans quienes eran más abiertos a diversos temas. No era nada firme con la poco información recibida, al contrario de mi, ellos si conocían que soy hija única e inclusive tenían conversaciones corta con mis padres, yo no conocía a sus padres. Pasamos una tarde agradable, al día siguiente los tenía a todos desde temprano en casa esperando por mí.
Mi agitación y presión en el pecho aumentaba conforme se acercaba la hora, ese día quedamos en vestir atuendos oscuro y una chamarra de cuero negro, que nos regalaría el toque malo, tome mi mochila de tela junto a un trabajo que debía entregar ese día, di un último vistazo a mi atuendo, maquillaje oscuro, gargantea compuesta de violeta pequeñas, blusa holgada púrpura, Capri negro, botines de igual color y la chamarra, debo decir que Breth tiene un buen estilo de moda, debido a que fue quien eligió el conjunto como en repetidas ocasiones.
Emergida en nervios y dudas, salgo de la habitación, guiada por mis pasos pausado, punta tacón, espalda recta trato de concentrarme, los miedos me asaltan por todas partes intento calmarlos practicando el ejercicio de exhalación e inhalación más lo único que consigo es ansiedad, con cada paso la voz de quienes aguardaban por mi era más elocuente provocando que experimente sensación diversas, transportandome al día uno de mi cambio, a diferencia que el trío tenía compañía, mis pasos eran firme y bullicioso razón por la cual los presentes desviaron su mirada de entre ellos y la colocaron en mi, la expresión de mis padres era todo un dilema, mis amigos sonreían con satisfacción incluso Breth lo hacía, quedaban pocos escalones por bajar, parecía ir bien hasta que mis flojos pies sufrieron calambre y si hace unos meses no caí cual tabla en manos del carpintero ese día lo hice, todos accionaron de inmediato más fue Santiago quien consiguió salvarme.
El mismo chico que un día me pareció engreído, él que con el pasar de los meses le di y me dio la oportunidad de formar una amistad, consigo salvarme de alguna fractura en casos hasta extremos la muerte, mil maneras de morir no mienten o eso creo, como fuese me dejo en sus brazos un corto lapso de minutos, pude sentir la mirada de los presentes sobre ambos, le susurre que esta bien y podía bajarme, fue entonces que lo hizo, de nervios por el susto y su expresiones los mire mi madre frotaba suavemente su pecho mientras papá abrazaba su cintura, los chicos tenían un semblante preocupado y las manos cruzadas en tanto observaban con obvia cautela mis movimientos, Hollywood no podría superar la escena, intente hablar más la presión en mi no me dejo.
-estas bien. Breth finaliza el silencio que se volvía incómodo, me atengo de estimular palabra alguna asintiendo. - bueno nos vamos. Se rasca la nuca y se mueve de su lugar.
-se cuidan. Aconseja mamá. -no manejes rápido cariño. Asiento en respuesta.
-cuidado con mi princesa.
-papa. Refutó, él junto a mamá ríen y yo solo niego divertida. -nos vemos luego. Me despido de mis padres al igual que los chicos.
Una vez a fuera pude apreciar siete autos de diferentes marcas y estilos, el de Richard era el más espacioso El Tesla Model X es crossover cien por ciento electrónico que usa el concepto de puerta de halcón para da acceso a su interior Las puertas del Tesla Model X solo necesitan 31 cms para desplegarse y dejar espacio libre para acceder a un habitáculo en el que pueden viajar cinco, seis o siete personas (la segunda fila de asientos en la razón práctica por la que Tesla se decidió por estas puertas). Esto dependiendo de su versión, El Autopilot mejorado permite al SUV eléctrico ajustar la velocidad a las condiciones del tráfico, mantenerse en el carril y tomar una salida de la autopista sin ayuda del conductor. También está preparado para aparcar de forma autónoma. Básicamente el Tesla Model X es capaz de acelerar y frenar en función del tráfico. Es capaz de detenerse si el vehículo que precede la marcha lo hace, o reanudarla de forma automáticamente. El Model X combina a la perfección materiales de primer nivel con una tecnología nunca vista en un vehículo.
Así como este cada uno de lo autos que puede apreciar, eran modelos increíbles, pero en especial el de Richard el fácil más en manejo.
-¿cómo nos iremos?. Dije hacia Breth.
-iremos en el más grande.
-¿Qué?. Refutaron el resto, en cambio yo solo asentimos dado que no tenían razón para hacerlo, Dilán me dio un codazo en señal de requerir apoyo.
-querido yo conduzco. Le recuerdo divertida.
-mala amiga. En respuesta le dejo ver mi corta lengua.
-como han escuchado, vamos que se hace tarde. Nos regaña como si de sus hijos se tratara, camina hacia el auto indicado, al llegar se detiene y nos mira de nuevo. -llaves. A regañadientes Richard le lanza sus llaves. - andando.
Así fue como unos adolescentes con cuerpo bien trabajo, intentaron acomodarse quedando amontonados, a excepción de Breth quien ocupó el asiento del copiloto, Santiago cargaba a Michel, Dilan a Richard, Evans a Kener y Aries iba de la misma manera que el copiloto y yo.
-¿listos? Pregunté mientras por el retrovisor les veía.
-si. Gritaron y los muy tontos extendieron su brazo formando un puño con la mano obteniendo un golpe, bajaron el brazo y sobaron la zona afectada, junto a Breth soltamos unas risitas.
-no es divertido. Refuta Aries seriamente.
-vaya que sí lo es. Digo para verles una última vez, y colocar mi atención en las calles que pronto aparecerán, invadida de nervios empiezo a conducir en un ambiente silencioso, coloco la luz de giro hacia el lado que tomaré ruta, entro a la pista encontrándome las calles infectadas de vehículos como de personas, algunos marchando de vuelta a casa, otros con niños en mano, estudiantes que entre bromas y carcajadas caminaban unos de vuelta a casa y otros diriendose a sus correspondientes institutos, se apreciaba los taxis y rutas repletas tanto de estudiantes como de trabajadores. Livintong a pesar de ser una cuidad pequeña, no limitaba a sus pobladores hacer sus manifestaciones de paso apresuradas por llegar a su correspondiente destino.
-¿a donde vamos? a la escuela ¿a que vamos? aprender, ¿aprendemos? no señor. De un momento a otro improvisamos una divertida y contagiosa música. - ¿de dónde somos? De Livintong ¿Qué nos gusta? Cantar ¿cantamos bien? No señor. Sustituimos el canto por carcajadas.
-ya, ya, no desconcentren a Heydel. Ordena Breth cambiando su semblante divertido por uno serio.
-aburrido. Refuta Santiago.
-a la escuelita de Sergio vamos a ir todos nos vamos a divertir. Nos callamos al no conocer la siguiente parte.
-¿que sigue?. Interrogo.
-algo con número. Responde Richard.
-si, pero ¿¿que??. Interrogo nuevamente.
-no lo sé. Se encoge de hombros.
Sin embargo, no saber el resto de la letra, no fue un limitante para cantar otra pieza infantil; nuestros pequeños infantes internos salieron de los barrotes, siendo palpables la alegría, la diversión, los cantos, uno que otro mal chiste y más que todo la unión de amigos que nos proporcionó el momento. Sin lugar a dudas se hizo más llevadero el trayecto hacia el instituto, me percaté cuando faltaban dos calles de los cerca que estábamos; entonces les advertir y dejamos el rato agradable.
El hecho de estar amontonado, encorvados, mal ubicados no les impidió efectuar la salida que habíamos planeado hacia una semana, mientras a ellos le salía natural en lo que ha mi respecta tuve ayuda de alguna hermana o prima de Breth, la encerré en tal etiqueta por los características similares que pude encontrar entre ellos, una agradable adolescente un año menor que mi, misma tonalidad de piel como de ojos, cabello liso en tono escarlata intenso, tranquila y risueña, aunque Irene parecía ser experta en el tema, nos llevo unos días perfeccionar la técnica de la emisión impecable o al menos que yo la aprendiese tal y cual. Debo decir que su compañía por esa semana fue agradable, por ello quedamos el sábado que se aproximaba en ir por unos batidos.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top