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Cuando fue recreo espere a que todos salieran para ir en busca de Breth, lo extraño fue que antes de perderse por completo en los extenso pasillos giraban a verme, curiosa salí a ver de qué trataba sus miradas, entonces cuando estuve fuera lo ví con su actitud serena, no era secreto que algo pasaba entre nosotros, incluso recibía comentarios de cómo vas con Breth, conquistaste al chico solitario, me encanta la pareja que forman.
No habíamos tenido las agallas de hablar del tema, suspiré profundamente y lo deje ir.
-¿lista?
-creo que me tocaría buscarte. Sonrió.
-estas lista. Me miro, enseguida camina con dirección desconocida para mi, lo que con el tiempo se volvió rutina a la que nunca me llegue acostumbrar.
Lo seguí dejando un poco de distancia, sin mencionar nada al respecto de nuestra pequeña conversación, me limité a tararear una bonita melodía con la que solía quedar dormida de niña.
Inconscientemente sonrio al recordar mi infancia llena de amor o eso me repetía luego de llegar a casa con mi uniforme en mal estado, apenas daba un paso en mi hogar me encontraba a mamá con sus brazos abiertos lista a escuchar lo que fuese que hubiese pasado en la escuela ese día.
-¿en qué piensas?
-mi infancia.
-¿eras feliz? Esa pregunta me tomó de sorpresa.
-si, no es importante que todos te amen, para ser feliz, vasta tu familia. Creo que una rebelde lágrima fue libre, él no pregunto nada más, se limitó a quitar la escurridiza lágrima.
-hemos llegado. Anunció.
No recuerdo exactamente qué lugar era ese, creo que para entonces no lo conocía, ni me interesó preguntar solo me limité a firmarle que el pasado no importaba, si no el presente.
-el presente es lo que importa, no vivas del pasado o te perderás tratando de justificar algo que no tiene remedio.
-gracias.
-si algo es aprendido es que Dios nunca nos falta, aunque nosotros lo hagamos, por eso debemos pedir perdón y el hará lo demás.
Me dio la razón y me pidió que no lo interrumpiera ya que lo siguiente que diría era demasiado serio, me contó toda la verdad y me hizo promete que no se la diría a nadie ni menos sus razones aún si mi vida dependiera de ello, por eso he decidido no colocarlo.
Las clases transcurrieron normal, con algunos rumores acerca de la llegada inesperada de breth al salón, a la salida Evans me esperaba rescotado a sus Mercedes, al mirarme como todo un caballero abrió la puerta del copiloto permitiéndole entrar, seguido la cerro y entro a posicionarse a su lugar, en el trascurso del camino tuvimos una agradable conversación, con una que otra broma de por medio, después de ese día poco a poco formamos una amistad.
Los días faltante del mes cada amigo de Breth me hizo compañía, el segundo no me agradó mucho que digamos un moreno ojos verde, un tonto engreído, este me hizo dudar de las personas con las que solía relacionarse Breth sin embargo no se debe juzgar a las personas con la primera impresión que ofrecen, no siempre te muestran quienes son a la primera y eso lo aprendí tarde.
El tercero un chele, ojos miel, con cuerpo trabajo, al igual que los anteriores entonces supuse que ese sería el aspecto físico de sus amigos, Arries Drey era su nombre, lo menciono en pasado debido a que ha pasado mucho tiempo desde su partida, dejando a sus seres amados con nostalgias y recordándolo con la maravilla de sonrisa que solía regalar.
Para esa fechas Breth comenzó a ingerir alcohol como si fuese la cura a todo lo que pasaba en ese entonces, tardó mucho en recuperarse, pero lo logró. Eso me hizo pensar, como un chico tan diferente y cerrado podrá caer en esa droga, pero claro es un ser humano y también tiene debilidades como me contó en su tiempo, miedos que lo atormenta y esconde bien, pese a eso empecé a ser terapeuta sin su consentimiento, descubrir muchas facetas que lo podré adelanté, crean ese chico es una cajita de sorpresas de las buenas, más sus secretos no lo son del todo.
El resto de chicos, amigos de Breth, con un buen parecer y porté, tenían las semejanzas de los anteriores, nada impresionante, pero hubo uno que logró llamar mi atención, un rubio mal teñido, excelente persona, amigo, confidente, amante de la lectura y de Dios, seguidor de Cristo, me enseñó tanto de él ser que murió en una cruz por nuestras crueldades.
Cuando fue su turno de acompañarme, toco la puerta un poco tímido, no tenía carro o moto, ni ninguna vehículo en particular, por lo cual llegamos a escuela caminando, cabe decir lo mucho que me acostumbraba a no caminar, pero es día no importo, pues tuve una agradable conversación de esas que se tiene en ocasiones, no es que con beth no conversará solo que eran más de planes y coasa así, él no se abría tanto para contarme su pasado o sus planes a futuro.
Por lo contrario Michael habló de cómo el señor se ha manifestado en su vida, como lo había cambiado de una forma drástica, por supuesto que le hable un poco de mí, al regreso me di cuenta de lo simpático que es, tuvimos una calidad conversación, platicó un poco de si familia como si nos conociesemos de años y tuviéramos tiempo de no vernos, al estar a la puerta se despidió no si ante invitarme a la iglesia a la que aún asiste.
El mismo día que su último amigo me conoció y viceversa, al caer la noche, Breth llegó a la casa, de hecho no era sorpresas que a ese tiempo el apareciera sin avisar, a mis padres les parecía agradable y un muchacho simpático, por lo que no se oponían a su visita o cualquier cosa que viniese de él.
-que te parecen mis amigos. Pregunto.
-agradable.
-quiero que los describas, y me diga lo que aprendiste de ellos.
Creo que eso esperaba él que aprendiera de cada uno y lo hice, no pensé más en su plan original y conteste su pregunta, hablé de cada uno recordando sus facciones, gesto, lo que los volvía diferentes, y la enseñanzas quejaron en mi corazón, él puso atención a todos mis movimientos y palabras al describirlos.
-bien. Tomo un suspiro lento y prosiguió. - es hora de pasar a la siguiente fase. Menciono pra retirarse, sin dejarme preguntar cual sería.
Cai dormida con incertumbre de la próxima jugada que daríamos hasta que fue concretada.
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