POV narrador

Un chico pelirrojo, cabellos hasta la cintura, ojos ámbar sin camisa y con unas hermosas alas. Frente a él una tumba, estaba llena de oro y plata, como ofrenda para esa alma.

El chico que esta enfrente solo lloraba. Su llanto no se oía, solo sus lágrimas se veían, y el una carta sostenía.

La dejo en la tumba, bajo una flor, para ser exactos una rosa, sus favoritas.

La carta que él había escrito decía, con estas mismas palabras:

Hana, mi hermosa flor.
Se supone que yo debía protegerte... aunque nunca pude hacerlo...

Tu me salvaste a mi y a Drole-kun...
Gracias... gracias mi hermosa y delicada flor.

Soy un cobarde, no acepto que estés muerta.
Sigo pensando que estas en algún lugar, burlándote de lo llorón que puedo ser.

Soy un maldito cobarde, soy débil.
Solo si hubiera tenido más fuerza... no habrías muerto...

Solo...
Puedo pedirte perdón...
Perdón por no poder protegerte...

La carta llenos de lamentos. Decorada con algunos estampados de flores.

El chico pelirrojo alejándose volando, lentamente, llorando y lamentando su perdida...

Mientras repetía una y otra vez una misma palabra, lo siento.

La chica, de cabellos rosados hasta los tobillos, ojos azules y con un vestido blanco, sin mangas, largo hasta los tobillos y sin ningún decorado. Ella observaba todo, desde el cielo donde ahora descansaba...o se suponía...

No podía descansar, hasta que su querido Gloxinia dejara de llorar por ella...

Ella murió para que el tuviera una oportunidad de vivir.