Taiyari
Coahuila, México. 14 de septiembre de 1995
¡Hola Amanda!
Como tú misma lo dijiste, no debería estar sorprendido, pero lo estoy. Para ser honesto pensé que no te animarías y sería yo el primero en escribirte. Me alegro haberme equivocado porque después de leerte dudo tener algo mejor que decir.
Para tu sorpresa sí tenemos cosas en común por lo que no tendremos que esperar que alguien muera para darle fin a esto. Eso sí, mi padre no es boxeador. Sé de dónde lo sacaste, pero siempre me pregunto qué motivos tuvieron los otros para inventarlo. Es decir, ni siquiera es un hombre corpulento y aunque no lo creas es un amante de la paz. Tampoco un hippie, pero sí de meditación y reflexiones. No sé cómo lo hace, pero libra bien cada problemas sin mover un solo dedo. Intento imitarlo, pero me resulta complicado. Quizás puedas entenderme un poco.
Aclarado esto, puedes estar tranquila, nadie irá a darte una paliza.
Ahora, no sé por qué suponía que amabas los colores pasteles. Siempre vistes ropa en esos tonos. Te confieso que arrugué la nariz al leerlo, no porque no me gusten, aunque no lo hacen, sino porque es un tema curioso para abrir un proyecto escolar. Te cuento que prefiero el azul rey o el negro, los oscuros van más conmigo. Con ellos es sencillo pasar inadvertido, no lo tomes como un consejo a la mención que te gusta pasar desaperciba. Extraño en tu caso, creo que si colocáramos a treinta personas en una habitación inevitablemente la mayoría de las miradas caerían en ti. Tienes una energía llamativa. Tampoco me has mucho caso, no busco aumentar tu pánico social.
Pasaré a un tema más interesante. Gatos... Prefiero los perros. Aunque da igual, soy alérgico al pelo de animales, de hecho a la mayoría de las partículas con las que comparto espacio en el mundo. Tomo medicamentos para controlarlas. Mi abuelo suele decir que los que tenemos alergias somos el escalón débil. Según sus propias palabras, si viviéramos en la época de las cavernas seríamos los primeros devorados por los dientes de sable, una perfecta carnada para los verdaderos cazadores. Eso no solo es cruel, sino también estadísticamente imposible, igual que llevarle la contra. Así que yo respondo: "Sí, señor. Yo sería un emparedado".
¿Pintas? Agradezco que no pudieras verme porque hubieras sido testigo de mi falsa sorpresa. Sé que lo haces, y por lo que dice la profesora de artes parece que muy bien. Admito que estoy ansioso por ver alguno de tus cuadros después de escuchar sus elogios, pero nos sentamos tan lejos que ni por asomo puedo darles un vistazo. Lamento que tu cuaderno se rompiera, pero mamá dice que es más fácil sonreírle a un jarrón roto que trae un buen recuerdo a uno entero que no significó nada.
La tinta se está terminando, imagino que igual que tu paciencia. Siento haberme desahogado contigo, es solo que cuando te leí me recordaste a casa. Una locura.
Cuídate,
Taiyari.
P.D. Una curiosidad, cuando la profesora nos dijo que alguien sacaría nuestros nombres, tú eras mi primera opción. Tuve suerte.
Hola ❤️ Nueva semana de actualizaciones.
¿Qué les pareció Taiyari?
Este capítulo quiero dedicárselo a @lectoraa28 porque tuvo un hermoso detalle de crear una cuenta para apoyarme @ClubFansJanePrince❤️😭. Es de las cosas las bonitas que me ha pasado. Muchísimas gracias por su apoyo.
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