Capítulo 14
Coahuila, México. 14 de agosto de 1996
¡Hola Taiyari!
Mamá siempre me ha dicho que existen palabras peligrosas, de esas que debemos usar con cuidado, casi con pinzas y en momentos de profunda consciencia, aunque irónicamente las pronunciamos en arrebatos. Debes conocer las más típicas: te odio, hasta nunca, jamás.
Tú, Taiyari Carillo, has abierto la caja de Pandora al escribir, cito tus palabras: "puedes contarme lo que te suceda". Y como si aquello no fuera suficiente te atreviste a añadir con valentía: "lo pequeño, común, lo terrible". Una frase de lo más enternecedora sino fuera porque estaba dirigida a mí, quien no tiene límites a la hora de comunicarte sus noticias.
Antes que nada debo aclarar que no me has ofendido en lo más mínimo al decirme que te entretengo como si fuera un libro. Sé que no soy fanática de la lectura, pero sí conozco tu gusto por ella así que supuse se trataba de un halago. Claro que también podría ser una de esas bromitas tan pesadas con las que amas hacerme rabiar. Ándate con cuidado.
Me prometiste que te cuidarías, literalmente, eso incluía no mortificarte por cosas que aún no suceden. Sé que no tengo derecho a darte un sermón, soy la menos indicada, y estoy segura de que has oído lo mismo diez mil veces, pero imaginar terribles escenarios no ayuda en nada. La mayoría de las veces ni siquiera suceden, mas ya te han absorbido toda la energía. Intenta despejar tu mente.
Los resultados serán favorecedores, lo siento en mi corazón.
Volverás al colegio tan pronto que seguro esos periodos de aburrimiento quedarán en el olvido antes de que te acostumbres. Encontrarás nuevos amigos, pasar el rato será sencillo. Claro que mi lado egoísta, ese que intento retener pero que salta a la luz, desea que a ninguno de ellos puedas quererlo más que yo. No me hagas caso, tienes todo el derecho del mundo de repartir todo tu amor. Confío que mi lugar será irreemplazable, incluso si algunos lo superan.
El inicio del semestre ha sido tal como lo esperaba. Fue como volver en el tiempo a aquellos oscuros días en los que tú no estabas, o yo no lo sabía. He entrado al nuevo salón, y busqué el pupitre al lado de la puerta, ese que solías usar. Ahora lo ocupa una nueva alumna, llamada Noemí. Me ha atrapado mirando el sitio con nostalgia. Se molestó, o al menos eso supuse por su reacción al enderezarse y no volver a mirarme durante el resto del día. No he podido evitar compararla contigo. Mis conclusiones son que jamás podrá ser tan dulce como tú, porque me ha dado la impresión de tener un carácter de los mil demonios. Aunque tal vez me equivoco, la he juzgado demasiado rápido. Es uno de mis grandes defectos, sus historias son las que me he inventado sin saber qué es verdad.
El tiempo ha pasado con tal lentitud que durante mi hora libre, donde todos los grupos ya formados intercambiaban ideas y el profesor se dedicaba a compartir su frustrante vida matrimonial, me puse un reto. Dibujaría tu retrato, el único objetivo era demostrarme que te recordaba a la perfección. Debo confesar que he fallado en algunos detalles, y que de artístico no tiene más que el significado. Al principio he creído, por la emoción del momento, que me ha quedado de la maravilla porque había conservado tus rasgos, e incluso comencé a fantasear con una larga carrera como pintora. Después reflexioné que fallar en lo técnico le resta belleza a cualquier obra. Lo odié un minuto, pero pronto me eché para atrás, no puedo permitirme detestar algo que tenga que ver contigo. Ignorando mi enfado te lo he envié junto a esta carta para que lo juzgues, con toda la compasión que puedas, y te rías un rato de tu propia caricatura. Estaré más que satisfecha si al menos te he robado una sonrisa.
Por último quiero pedirte que descanses, no hablo de dormir, sino que dejes de preocuparte. Te acostumbrarás a la ciudad, o sino la ciudad lo hará a ti. Espero encuentres pronto una casa linda. Rezaré todas las noches por ti.
Te adoro con todo mi corazón.
Amanda.
P.D. Escríbeme tan poco racional como te nazca. Sabes que me entiendo mejor con el corazón que con la cabeza.
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