74

Matthew

Había decidido no tener demasiada cercanía hacia Anayansi, no quería que nuestra relación de empleada a jefe fuese a algo mas.
Mi abuelo siempre decía que una conversación definía el futuro de dos personas en cuanto a la relación que tendrían.

Estaba totalmente decidido, había tenido un pequeño resbalón pero no pensaba comentarlo de nuevo.
O al menos era lo que pensaba.

Al día siguiente observe a Anayansi con el esblante todo decaído, no dejaba de suspirar, siempre que la veía de reojo sentía que ella lo notaba pues desviaba su mirada hacia otra parte.
Y serás llamado estúpido toda tu vida si resultas ser el motivo de tristeza de una chica.
Era una de las tantas cosas que mi abuelo me decía, no quería que de alguna forma mística el llegara a enterarse y me llamara idiota todo el tiempo como lo hace con mi padre, no podria.

-La noto algo distraida, ¿sucede algo Anayansi? - pregunte finalmente  mientras dejaba a un lado mi trabajo y el te.

-Pense que ya no queria hablarme- dijo mientras por fin me miraba.

-¿Se puede saber la razón de su conclusión? - pregunte  sorprendido.

-Bueno... Ayer mientras platicábamos de repente se quedo callado y me corrió de la habitacion y cuando me permitió volver a entrar, ya no volvió a dirigirme la palabra si dije algo indebido o que le molestará, le pido perdón.

Creo que había sido una mala idea el dejar de hablarle. Parecía dolerme mas a que yo dijera algo por equivocación.
Idiota.
Me dije internamente en forma de regaño.
Miré mi trabajo un momento, ¿realmente era importante?.
Me levate para estar enfrente de Anayansi y le di unas cuantas palmaditas en la cabeza.

-No, debería disculparme a mi yo fui el grosero- dije mientras dejaba de darle palmaditas- solo que...

-¿Si?- preguntó indicado que continuara.

-Creo que la conversión de ayer fue mucha invasión a su vida privada...

-Matthew, no veo lo malo, la conversación siguió un ritmo natural por lo que llegamos a eso- dijo despues de haber soltado una carcajada-... No creo que eso sea invasión a mi privacidad... Le prometo que cuando no me sienta cómoda hablando sobre algo, le informare-dijo con una sonrisa.

-Supongo que es una promesa.

-Lo es.

-Y al final termine prometiendo que siempre hablaría con ella-le conté a Marcello.

-¿Que eres un adolescente?- pregunto entre risas- es obvio que le interesas a esa chica.

-Claro que no.

-Pues eso parece.

-Claro que no... Sabes ella parece ser el tipo de chica imperativa que no se puede estar quieta mucho tiempo.

-¿Entonces para que trabajar para ti?.

-¿A que te refieres?- pregunte confundido.

-Es decir parece que esa chica puede hacer cualquier otra cosa, lo que sea en realidad... ¿Entonces para qué trabajar como tu "asistente"? No parece ser algo de su tipo, ¿entiendes?.

Por primera vez en la vida, Marcello tenia un punto valido, ella no parecía ser del tipo de persona que terminaría haciendo este tipo de trabajo, si es perfecta en lo que hace.
Pero, también en otras cosas, técnicamente ella podía hacer lo que quisiera, entonces,¿porque trabajar para mi.

-No lose- conteste al fin.

-Creo que ya tienes un tema de conversación... Por cierto, ¿donde está la chica?.

-En cuanto se entero que tu venías, me pidió permiso para estar ausente... Enserio le desagradas- conteste entre risas.

-Loca amigo, a esa chica le faltan tornillo creo que ahora entiendo la razón por la trabaja para ti.

-No deberías expresarte así de una mujer.

-Si, bla bla amigo, creo que ya sabemos que yo soy el diablo y tu el ángel... Como sea ya termine mis asuntos contigo asi que ve y dile a tu chica que vuelva.

-No es mi chica.

-Hace todo lo que le pides siempre esta a tu lado, esta al pendiente de ti y al parecer le interesa tener "charlas" contigo, tu chica- dijo Marcello recalcando las últimas palabras mientras se levantaba de su asiento- como sea me largo.

En cuanto Marcello se fue, Anayansi entro de nuevo a la habitación, con una canasta de ropa limpia y se dirigió hasta el ropero para guardarla.

-¿Lavas toda mi ropa?- pregunte mientras la miraba.

-Por supuesto- contesto mientras guardaba unas camisetas.

-Enserio, toda- dije recalcando la última palabra.

Ella me miro con una sonrisa, parece que habia entendido a lo que me refería.

-No tienes nada de que avergonzarte Matthew- dijo mientras cerraba un cajón- solo es ropa, además no es cómo si fuese la primera vez que lavara ropa interior.

Ese comentario me incomodo un poco, me aclare un poco la garganta y oí como ella reía un poco. Se acerco a mi y se coloco como siempre a mi lado a unos cuantos pasos en espera a que le diera otra tarea por realizar.
Mi cabeza no podía dejar de pensar en lo que Marcello había dicho, ¿Que si era cierto?.
¿Que si le interesaba a Anayansi en ese sentido? Era algo que no podía aceptar, no queria lastimaría y que tener que despedirla, era extricto en cuanto a eso, nada de relaciones en ese sentido con alguna de mis empleadas.

-Podrías sentarte un momento Anayansi.

-Por supuesto -dijo mientras se sentaba enfrente de mi.

-... ¿Porque trabajas para mi?

Pregunte tratando de sonar serio. Quería ver sus reacciones y descubrir si Marcello tenia razon.
Ella estaba sería como si estuviese analizando mi pregunta con cuidado.

-Porque necesito el empleó- preguntó como si fuese una respuesta obvia.

-No me refiero a eso Anayansi, lo que trato de decir es que, ¿porque aqui conmigo? Durante todo el tiempo que a estado trabajando para mi, puedo notar lo excelente que es, sabe hacer todo a la perfección no puedo tener ninguna queja contra ti... Sin embargo su personalidad no creo que combine con este empleo, una actitud muy imperativa para un trabajo serio, entonces, ¿por que trabajar para mi?.

Por su rostro parece que la tome por sorpresa, a pasar los segundos una sonrisa se dibujo en su rostro.
Hay no.

-¿Puedo ser honesta contigo, Matthew?.

Yo solo me limite a sentir la cabeza.

-Puede que le parezca que tengo potencial para muchas cosas y tal vez sea asi, pero sabe desde que era niña siempre me han gustado los retos y el trabajar para ti es un gran reto... Puede que parezca que lo hago a la perfección pero no es asi, aun me cuesta realizar varias cosas, me es algo difícil para mi, además- tomo una larga pausa- este empleo mantiene mi mente ocupada, antes de venir a vivir  Londres yo perdi a una persona muy especial para mi, estar mantenida en tantas cosas y no estar todo el tiempo sola evita que no este triste todo el tiempo, la verdad su compañía incondicional me es muy agradable.

No esperaba tal confesión de su parte, de alguna forma me sentía aliviado, Marcello solo me habia llenado la cabeza de cosas innecesarias.
Habia perdido a alguien y había dejado su ciudad natal solo para evitar ese sentimiento de tristeza, la entendía hasta cierto punto.
Técnicamente este trabajó era como un pasatiempo, algo para mantenerla distraida.
Supongo que por eso también siempre quería conversa conmigo, queria evitar pensar en la perdida de esa persona.

-Entiendo-conteste despues de un largo rato- esa persona importante, es la que le gustan las hortensias.

-Si.

-Son unas flores muy bellas- comente mientras miraba hacia la ventana- pero prefiero simplemente las rosas.

-¿Porqué?.

-Creo que tienen un olor exquisito, sin mencionar que son fáciles de cuidar a diferencias de las hortensias, ¿Cual es tu flor favorita?.

-Me encantan las gardenias.

-¿Porqué?.

-Parecerá tonta mi respuesta pero, no lose, desde que era pequeña siempre ha sido esa mi flor favorita, simplemente me encanta.

-Asi como el color verde que es tu favorito.

Anayansi me miro con un poco de sorpresa mientras me sonreía.
-¿No lo olvidaste?.

-Cómo hacerlo si cuando me lo dijiste me estabas viendo fijamente a los ojos.

-Perdona por eso, es que realmente me encanta el verde y el que sus ojos sean verdes llamó mucho mi atencion.

-Pues mi color favorito es el azul cielo y no por eso te miro tan fijamente a los ojos o trato de arrancartelos con la mirada.

Anayansi rió ante mi comentario. Queria callarme de una vez, siempre que entraba en confianza no era cuidadoso con mis palabras.
Aunque tampoco era cuidadoso con ellas cuando empezaba a conocer a alguien, recuerdo haberle dicho a Anayansi cosas muy grosera cuando nos conocimos.
Solo esperaba que no pensara que soy bipolar.

-¿Cual es tu té favorito?

-Mi abuela solía hacerme un té especial, tenia un sabor muy peculiar, tenia un sabor a  durazno, luego a fresa, nunca sabía igual a cada trago, por

que era mi fascinación en todo el mundo...¿Que hay de ti?.

-La verdad prefiero el café dulce, pero me gusta mucho el te de limón.

-¿Como puedes preferir el café antes que el te?- pregunté como si estuviese ofendido.

-Bueno supongo que mucho depende del clima o la ocasión ... Por ejemplo cuando hace mucho frío prefiero el chocolate caliente con malvavisco, cuando voy a tomar algo afuera o no estoy haciendo nada en especial tomo café, pero si hace mucha calor prefiero un café frío y cuando quiero relajarme tomo té.

-Prefiero el té ante todo.

-Lose- contesto Anayansi entre risillas.

-Pero supongo que podria tomar café o chocolate caliente algún día.

-Resulta mucho mas delicioso cuando los acompañas con algún postre, en lo especial me encantan los macarrons.

-Es mi postre favorito- dije sin contener la alegría, demonios,¿acaso era un niño?.

-Se preparar macarrons, con mucho gusto le prepararé algunos para mañana.

-Muchas gracias- contesté tratando de ocultar la alegría.

-¿Le gustan muchos los postres?- preguntó algo curiosa Anayansi.

-La verdad tengo un gran amor hacia los postres franceses-respondi como en susurro como si de un secreto se tratara.

-Creo que es su día de suerte como buena francesa que soy, los postres franceses son mi especialidad.

-Realmente mucha suerte... Dime, ¿Porque venía a Londres y no ir a alguna otra parte de París?.

Era algo que me daba mucha curiosidad por su leve asentó y su apellido que la delataba sabia que era Francesa, aunque su nombre mexicano me habia hecho dudar un poco sobre si realmente era se habia criado ahí.

-La verdad vivía en Nueva York... Si viví en la Paris Francia un tiempo pero por cosas del destino me fui a vivir a Nueva York a mis 17 años, ahora en mis 26 años estoy aquí en Londres.

-Yo también viví en Paris durante un tiempo pero, cuando mis padres se divorciaron y mi padre gano mi custodia me vine a vivir aqui a Londres, aunque en realidad parecía que vivía mas con mis abuelos que con mi padre, mis abuelos fueron los que se encargado de mi crianza mas que mis padres- me quede callado un momento, ¿Porque habia dicho esto?- ¿Tus padre también se divorciaron?  O te mudaste a Nueva York por su trabajo.

Me pareció ver tragar saliva a Anayansi, desvío la mirada unos segundos y despues me sonrió.

-En realidad ellos murieron... Y bueno yo queria conocer Nueva York.

Esto provoco un pequeño silencio. Yo y mi maldita boca, por eso nunca decía nada... Habia dicho que fue a sus 17 años habia perdido a sus padres, una edad bastante fácil para un adolescente. Quería preguntar si algún otro familiar se habia hecho cargo de ella o si estuvo sola pero creo que ya habia dicho suficiente.

Mire a Anayansi quien me sonreía con algo de ternura, creo que habia notado que me había me sentía mal.

-En realidad no fue tan malo-note como mentía en cada palabra- aprendí a ser independiente, conocí a mucha gente nueva y a realizar varias cosas nuevas... Desde que era niña mis padres decían que era un remolino andante nunca me mantenía quieta- dijo con nostalgia con una sonrisa- bueno aun no puedo mantenerme quieta, el punto es que fue hace mucho por lo que no tiene nada de qué preocuparse.

Sabia que esa última oración le habia dolido pronunciar, se notaba a rastras que aun le dolía. Pero era algo que no pensaba mencionarle, al menos no ahora.

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