Capítulo 6
―Apúrate Samantha―mi mamá me jala del abrigo y me hace entrar al hospital―Vamos tarde.
―Solo 4 minutos tarde, a parte en lo que esperamos en la recepción nos demoramos―me arreglo la manga del abrigo y me acomodo la mochila.
―Samantha que no podemos llegar tarde―me vuelve a repetir casi llegando a la recepción.
―Ya llegamos mamá, ya llegamos―ruedo los ojos y me acerco a la recepción, la secretaria me saluda y me da una sonrisa.
Nos sentamos a esperar, la pierna de mi mamá no dejaba de temblar. Gente viene y va tras la puerta blanca hasta que es nuestro turno de entrar, empujamos la puerta y entramos a la consulta.
―Buenos días―nos saluda el doctor detrás del escritorio―Señora supongo que usted es la madre de la chica―mi mamá asiente―Su hija ya es mayor de edad así que ya puede estar sola aquí así que si me puede hacer el favor de cerrar la puerta cuando salga.
―No me iré―mi mamá se sienta a mi lado en la otra silla y mira al doctor fijamente y este resopla y comienza a sacar papeles de una gaveta del escritorio.
―Bien―el doctor nos entrega los papeles―Como verán―señala los papeles―El VIH es algo que no tiene cura―las dos asentimos, el doctor se sacude una pelusa casi invisible de su bata y prosigue―Afortunadamente hay tratamientos que ayudan a reducir la cantidad de virus que hay en el cuerpo y controlar la enfermedad
― ¿Y cómo sería eso? ―el doctor pasa la página de los papeles que nos dio y nos señala el punto número dos en rojo.
Comenzamos a leerlo porque al parecer este señor es muy vago para hacer su trabajo y explicarle a su paciente lo que necesita hacer o saber.
―Estoy seguro que no entendieron mucho―obvio no viejo idiota el médico es usted no yo―Terapia antirretroviral o TAR.
― ¿Eso funciona? ―le cuestiono al doctor mientras ojeo los numerosos papeles que nos dio.
―Por algo se lo estoy recomendando ¿no? ―yo solo ruedo los ojos y refunfuño de forma casi imperceptible y el me brinda la sonrisa más falsa del mundo―La mayoría de las personas logra tener el virus bajo control en un plazo aproximado de seis meses y más alguien que ha sido infestada hace poco.
― ¿Cuándo debería empezar a tomarlos? ―mi mamá le pregunta muy interesada en el tema a mí simplemente me dan ganas de pegarle al señor.
―Lo más rápido posible, pero, que tome esos medicamentos no previene la transmisión de otras enfermedades―me mira serio―Existe condón por si no lo sabía―yo lo miro y sonrió, las ganas de salir de este cubículo me están matando―Si usted demora en hacer el tratamiento el VIH seguirá haciéndole daño a su sistema inmunitario, lo que lo pone en más riesgo de contraer el Sida y la pondrá en mayor riesgo de transmitirle el virus a sus parejas sexuales. ¿Tienes parejas sexuales? ―yo niego ante la mirada inquisitoria de mi mamá.
Mi cabeza está empezando a doler y este señor no hace más que agotar mi paciencia, mi pierna se empieza a mover al ritmo de una canción imaginaria mientras mi mamá le sigue preguntando cosas al doctor. Ganas de sacar mis audífonos y escuchar música no me faltan pero creo que no sería muy educado de mí parte.
―Tiene algunos efectos secund…―el doctor fue interrumpido al entrar una chica a la consulta, cabe decir que cierta chica de mechón rosa.
Ella me saluda tímidamente y camina hasta que se encuentra al lado del doctor, este la mira mal y se saca sus lentes, pasa sus manos por su canoso pelo y suspira.
― ¿Qué haces aquí? ―le cuestiona a la chica y ella solo le muestra una carpeta.
―Me pediste que te trajera esto papá―le contesta de mala gana y hace ademan de irse hasta que el señor dice algo.
―Hasta que por fin sirves para algo Carolina―ella suspira y baja la cabeza―Y te he dicho miles de veces que te tiñas ese mechón de pelo ¿Para dónde vas? ―la regaña cuando Kori o Carolina intenta irse y ella solo rueda los ojos a espaldas de el―No te he dicho que te puedes ir.
―Tengo clases en la universidad en…―se mira el reloj negro en su pálida muñeca―treinta minutos.
―Perdiendo el tiempo como siempre―se acerca a ella―Deberías de aprender de tu hermano y hacer cosas que valgan la pena y no andar jugando a los pintores―la chica baja la cabeza e intenta quitarse las lágrimas que amenazan con salir de sus ojos―Como siempre decepcionándonos. ¿Nos quieres matar? Un día de esto lo vas a conseguir.
Observo a mi mamá y sé que está a punto de decir algo, su mano está apretando fuertemente los papeles, se notan sus nudillos blancos, veo como se aclara su garganta cierra los ojos y suspira.
―Señor creo que esa no es forma de tratar a su hija―le reclama y el señor la mira y sonríe.
―No me diga que usted va a venir a darme clases de cómo tratar a mi hija―Kori logra escaparse por la puerta y yo la sigo con la mirada hasta que me animo a levantarme e ir tras ella. Lo último que escucho es al doctor decir “Preocúpese por su hija que es la que tiene VIH y no se meta en mis asuntos”
Camino por los pasillos del hospital en busca de ese mechón rosa y a pesar de ser casi magenta no la logro ver por ninguna parte. Sigo caminando por todos lados, bajo la escalera y es cuando la logro ver por la salida del lugar, corro lo más que puedo hasta que logro alcanzarla.
―Kori―la llamo tratando de regular mi respiración, igual me haría falta más ejercicio―Espera
― ¿Qué quieres? ―se gira y puedo observar lágrimas en sus ojos que unidas con el delineador no hacen una buena mezcla, ella intenta limpiarse con su mano pero solo es peor y se le riega más.
―A ver―busco en mi mochila una toalla húmeda de limpiarse las manos, le sostengo el rostro y se la paso por su cara tratando de limpiarle todo lo que quedo manchado de negro, puedo sentir mis mejillas calientes, seguro están sonrojadas. Maldito sol.
―Yo puedo hacerlo sola―yo la ignoro y sigo limpiando para que no se vea un rastro de negro.
― ¿Cómo te sientes? ―le cuestiono y ella solo se encoje de hombros.
―No tienes que hacer como que te importa eso―me dice y yo me quedo un poco confundida, detengo el movimiento de mis manos y las dejo caer al lado de mí cuerpo, sus manos pasan por su pelo regándolo un poco y mezclando los cabellos rosa con los negros―Da igual―da la vuelta y empieza a caminar cuando ve que no le digo nada.
―Kori―vuelvo a llamarla y ella se vuelve a detener― ¿Quieres que te haga de taxi hasta la universidad? ―es su turno de mirarme como diciendo” ¿En serio?” ―Te debo un favor por llevarme a casa y unas disculpas por tratarte tan cortante cuando solo me querías ayudar.
Pd:Alvin en multimedia 🥁
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