Capítulo 54
Los días han pasado con una lentitud odiosa, solo han pasado tres
días desde que Sebas está ingresado. Me encantaría decir, "él ya está
bien", "Kori escuchó mis canciones y hablamos", "la banda esta junta de
nuevo", pero, todo eso es mentira. Son cosas que mi subconsciente quiere que pase pero que solo son fantasías que tal vez nunca cumpla.
Hace tres días que no veo a nadie de la banda, sé que todos vienen al
hospital todos los días a ver a Sebas, pero nunca me los he encontrado.
Camino por los pasillos del hospital hasta que encuentro la habitación de Sebas, el ambiente que se respira en el hospital es feo, esos olores característicos de los hospitales—que a mi gusto solo te indican la muerte—se encuentra en cada esquina de la instalación. Me animo a abrir la puerta, pero, justo cuando aguanto la puerta paraempujarla esta se abre. Claudio aparece por ella, iba a pasar por mi
lado y seguir de largo, pero Sebastián nos llama. Es increíble como este chico tan feliz y activo se ha convertido en una persona sumamente delgada, ojerosa y que a duras penas puede hablar.
—Chicos—dice cuando estamos a su lado—¿No les parece raro que Paulo no haya venido hoy?
Para algunas personas puede ser normal, no todos pueden tener
tiempo todos los días para ir a ver a alguien, pero, por otro lado, Paulo
era una persona muy preocupada por este chico, todos los días viene
a la misma hora a verlo y le trae hot dogs.
—Tal vez esté trabajando—propone Claudio, pero el chico en la cama niega.
—Ayer tenía un golpe nuevo—nos dice—¿Y si le paso algo? ¿Por
qué no van a buscarlo?
—Sebas tal vez solo está trabajando—vuelve a decir Claudio, el chico vuelve a negar y yo solo me quedo pensando, es una opción eso, tal vez solo este trabajando, pero, la insistencia de Sebas tal vez sea por algo.
—¿Quieres que vayamos ahora? —le cuestiono y el asiente.
Saco a Claudio a regañadientes de la habitación, este se cruza de brazos y me mira con cara de “¿Qué haces loca?” Yo me quedo mirándolo y saco mi teléfono para llamar a Paulo. Da muchos timbres y nadie responde la línea. Miro a Claudio.
—Llámalo—le digo y el niega—Por favor, es importante.
—Samantha el simplemente debe estar trabajando.
—¿Sabes que el papá le pega? —el niega—El día de la “pelea del
bar” no fue una pelea en un bar—el frunce el ceño y yo prosigo—Fue
su papá el que le pego y el que le hizo el esgirse–el abre su boca y al
momento saca su teléfono.
Un timbre, dos, tres, sabrá dios cuantos timbres da ese teléfono, pero nadie lo coge. La preocupación empieza a sentirse en mi cuerpo
y me doy cuenta que en el de él también. Claudio me mira sin saber
muy bien lo que hacer.
—¿Vamos a su casa? —yo asiento.
Salimos del hospital y nos montamos en el primer taxi que vimos, de camino llamamos a Alvin y le explicamos todo.
Cuando bajamos en casa de Paulo ya Alvin se encontraba parado esperándonos. Solo es ir y ver que este bien, pero, no sé porque es algo tan preocupante.Alvin toca la puerta y a los minutos una joven chica—debe rondar la edad de mi hermano—sale en la puerta, su flequillo negro a duras
pena la dejaba ver.
—¿Paulo se encuentra? —pregunto esperanzada de que diga que
sí, una sonrisa se forma en mi rostro cuando la veo asentir—¿Podrías
llamarlo?
—Lo haría si sirviera de algo—nos dice—lleva todo el día encerrado en su cuarto y no ha salido a nada.
—Crees que pueda intentar convencerle de que salga—dice
Claudio a mi lado y la chica se encoje de hombros, nos deja pasar y
nos señala la puerta.
—No creo que puedan hacer nada—nos dice—He intentado de todo, pero nada ha funcionado.
Nos acercamos a la puerta blanca y damos ligeros golpes, nadie responde y ya nos empezamos a preocupar. Nos miramos entre los tres y pegamos un brinco cuando Claudio de un momento a otro empuja la puerta con su pie, se puede sentir un ligero “crack” pero
esta logra abrirse.
La imagen que vemos de Paulo es una que nuncahabíamos visto, su habitual semblante duro e indiferente ha cambiado. Hay miles de botellas esparcidas por el suelo, un frasco de pastillas al lado de él y lágrimas caen de sus ojos.
Vemos como si de una cámara lenta se tratara, el chico de cabello largo sujeta el bote, lo abre y se hecha todas las pastillas en la boca.
Nuestros ojos de abren y en seguida vamos en su ayuda. Alvin le sostiene en la garganta y lo sacude por los hombros.
—¿Qué haces? —Paulo escupe todas las pastillas, que no eran más que tres, y lo mira mal.
—Salvándote la vida—dice el chico y yo me acerco a recoger el frasco, casi me doy una palmada cuando vi el nombre de las pastillas—Tú no te nos puedes ir, no en mi presencia—Alvin se sienta
en el piso y lo abraza mientras de sus ojos caen lágrimas—Eres muy
joven todavía, no permitiré que hagas esas locuras.
—Pero Al...—Paulo fue interrumpido por el dedo de Alvin en su boca
—¿Tienes más? —Alvin le revisa la boca a Paulo.
—Eran vitaminas C—le enseño el frasco Alvin y este saca el dedo de la boca de Paulo, visiblemente incómodo.
Todos nos sentamos en el piso y nos quedamos en silencio Paulo huele a alcohol, no está borracho, pero si se nota que ha tomado. Él nos mira e interrumpe nuestro silencio.
—No me iba a suicidar—se toca la garganta, supongo que Alvin
lo sacudió fuerte—No le diré que no lo he pensado, porque si lo he hecho—nosotros tragamos saliva y él se limpia una lágrima que cae de su ojo—No doy más—nos dice—Estoy harto de mi vida, estoy harto de tener que aguantar los golpes de mi padre—es la primera vez
que dice eso de forma tan abierta—Lo único que tenía para salir de mi vida de mierda era The Last Wish—Claudio y yo nos miramos apenados, sabemos que es nuestra culpa que ya no este eso—Les diría que he intentado atentar contra mi vida—ahora esa simple lágrima que caía se convirtió en un fuerte sollozo, nos quedamos mirándolo buscando que se desahogue—, pero, soy tan cobarde que no tengo los pantalones bien puestos para irme de la casa pero tampoco para ponerme una soga en el cuello.
—¿Por qué no te vas de la casa? —le cuestiona Claudio, es una muy buena pregunta.
—Si me voy yo mi hermana tendrá que cargar con los golpes—su vista no ha salido del piso casi todo el tiempo que estuvo contando su historia.
—Pues a mí me parece eso muy valiente—el niega y yo asiento—Te sacrificas por la felicidad de tu hermana, creo que eso es lo
suficientemente valiente como para que te llames cobarde, no eres un
cobarde. Eres un luchador, un sobreviviente, eres una persona muy
valiente Paulo, no tienes por qué negarlo—la mano de Claudio sujeta
la de él mientras Alvin se recuesta en su hombro—Somos tus amigos—el niega y yo asiento sonriendo—Te guste o no somos tus amigos, y los amigos están en las buenas y en las mala—tal vezconmigo no lo hicieron pero, tener rencores con las personas no es nada lindo, de alguna forma, todos estamos jodidos a nuestra manera—Estoy segura que te ayudaremos de alguna forma, vas a salir de esta.
—Puedes quedarte en mi casa—dice Claudio—No tengo mucho, aunque aparento tener millones, pero, tendrás un lugar del que no te sacaran, donde podrás vivir sin problemas.
—No me iré—nos dice—No dejaré a mi hermana sola.
—Tráela contigo.
No sé cómo logramos que después de tantas negaciones por parte de Paulo aceptara irse con Claudio—obviamente su hermana se iba con él—Estoy segura que están llenos de miedos e incertidumbres, pero, también sé que están ansiosos de tener una vida sana sin personas tan tóxicas.
Contamos con todo, menos con que el padre de Paulo llegara cuando estábamos a punto de irnos. Este miró todo de arriba a abajo y lo primero que hizo fue gritarle a Paulo, sin tan siquiera importarle que había alguien más mirando todo, definitivamente deberían de denunciarlos, todos tenemos derecho a vivir libres y ser respetados por todos. Nadie, absolutamente nadie tiene derecho a
menospreciarnos, a hacernos sentir inferior, cada cual es especial a su
manera, no deberían juzgar.
—¿Qué crees que estás haciendo? —le cuestiona el padre al chico, veo como Paulo vacila un poco con su respuesta, pero, al final, después de incontables golpes que ha recibido decide enfrentarse a él.
—Me voy de la casa—le dice y señor pestañea varias veces, su boca está en una fina línea y su rostro ligeramente rojo—Mi hermana se va conmigo.
—No ella no se irá a ninguna parte y menos contigo—dice el sujetándola fuertemente el brazo a la chica, ella hace un gesto de dolor, le está apretando tanto que sus nudillos están blancos.
La cara de Paulo cambió por completo de una forma tan drástica, es como si hubieran cambiado a la persona de pies a cabeza, sus manos se apretaron formando puños y lanzó el primero golpe. Le pegócon tanta fuerza y tantas ganas que el señor tuvo que dar unos cuantos pasos hacía tras para poder sostenerse.
—No —Paulo vuelve a soltarle un golpe—La vuelvas—otro golpe más—A tocar—tuvimos que aguantar a Paulo, bueno Claudio y Alvin lo aguantaron y lo sacaron de la casa.
Yo ya estaba afuera con la hermana—hermana que estaba llorando a mares—Paulo logro atinar algunas patadas y dejó al señor adolorido en el piso. No soy amante de la violencia, pero, ese señor se lo merecía.
Laura, como sé que se llama la hermana de Paulo, va corriendo a
abrazarlo nada más que salen de la casa. Ambos se unen en un intenso
llanto. Supongo que acaban de hacer el primer paso para su libertad. Ya no tendrán que aguantar golpes ni maltratos.
—Mis padres están fuera esta noche—nos dice Claudio—Fueron a visitar a una tía mía. Podemos hacer una pijamada hoy.
Todos aceptamos, a pesar de que no nos llevamos del todo bien, sabemos que en este momento Paulo nos necesita, y, si había que hacer una pijamada para que él y su hermana se sintieran bien lo íbamos a hacer.
Ya casi se acerca el final, estoy feliz por eso pero a la vez estoy triste, amo a estos personajes💖Un beso a todos ustedes que leen esto
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