Capítulo 27

—Hola extraña—me empujan del hombro mientras camino por los pasillos de la universidad, los pines de mi mochila se estremecen entre ellos, a mi lado una Kori sonriente se une a mí.

—Hola extraña—le devuelvo el saludo y ella me sonríe—¿Qué haces rondando por el área de música? —le cuestiono elevando una ceja y ella se encoje de hombros y sostiene fuertemente sus libros contra su pecho.

—Algunas personas tenemos ciertas prioridades—su mirada escanea mi cuerpo de extremo a extremo, sin dejar algún detalle fuera—Creo que me entiendes—yo asiento y mi mirada para en sus libros.

—Taxi a Paris, No soy tu Cenicienta, No culpes al karma de lo que te pasa por gilipollas, No hay amor sin espinas—Leo los nombres de los libros mientras observo la portada uno por uno—Parece que tienes mucho que leer—ella asiente mientras abre su mochila y los va guardando delicadamente—Interesante—susurro y ella se acomoda el pelo, saca sus gafas y se la coloca bloqueándome la vista de sus ojos verdes.

—¿Tienes algo qué hacer más tarde?

Nuestra charla fue interrumpida por los cientos de estudiantes que salen despavoridos de los salones, como si estuvieran escapando de un ataque de zombis o de una estampida de jabalíes.

Nos corremos de la puerta para evitar que nos arrollen y observamos como los salones se comienzan a vaciar y automáticamente otro grupo de personas entra por la puerta. De hecho, yo también debería entrar por la puerta.

—No sé si tenga ensayo—le digo y ella asiente, suspira y baja su mirada—Tal vez pueda pasar por tu casa si al final no ensayamos—ella asiente mientras una sonrisa se forma en sus labios.

—Entonces nos vemos después extraña—yo asiento y me quedo pegada en el lugar cuando se pone de puntillas y sus labios impactan en mi mejilla—Te estaré esperando—yo asiento sonriendo mientras entro al aula.

El día transcurre sin contratiempos, nada nuevo ha pasado, como siempre, las clases son una mezcla de aburrimiento y monotonía, desventajas de estar en último año. Salgo del salón con Paulo a mí lado, el me da pequeñas miradas de vez en cuando y gira su cara de forma rápida cuando yo lo miro a él. Al final lo detengo delante del salón de ensayo, él se me queda mirando y traga saliva.

—¿Qué esta pasando? —le cuestiono al ver su comportamiento raro—¿Algún problema? —el niega, pero se me queda mirando unos segundos, hace un ademán por entrar al salón, sin embargo, se queda en su lugar.

—¿Pasó algo raro anoche en la celebración? —indaga y yo solo me encojo de hombros, hasta donde se o vi, no sucedió nada fuera de lo común

—A ver—me explica—, no es que sea chismoso, pero juro que te vi besándote con Kori—me susurra y yo abro mis ojos más que nunca, mis manos comienzan a sudar y aprovecho para limpiármelas en mi pantalón.

—No claro que no—niego mientras esquivo su mirada, siento que sus ojos pueden delatarme.

—¡Día libre! —sale del salón Alvin celebrando—No hay ensayo niños, me retiro—se despide con su mano mientras va caminando hacia la salida por los largos pasillos.

Camino por la calle con mi mochila colgada de un solo hombro, hace mucho calor. En estos días lo que quedaba de primavera se ha ido y ha comenzado el verano, qué cabe decir qué el sol es muy intenso, todos deberían usar bloqueador en estos días.

Llego a la dirección que tengo anotada en el celular, una gran reja negra divide la acera del jardín de la casa, es una casa enorme la qué se alza ante mí, la mía es grande, pero está mucho más.

—¿Buscas algo? —una voz grave interrumpe mi visión de la casa provocándome un sobresalto.

Un chico con una camisa azul claro —posiblemente del mismo tono que el cielo—se alza ante mis ojos. El chico se pasa la mano por su pelo negro y me mira mientras busca una respuesta. Al no tenerla se coloca su saco en el hombro y comienza a abrir la reja.

—¿Kori se encuentra? —me atrevo a preguntarle evitando que sus ojos verdes choquen con los míos.

—¿Así que todavía la llaman así? —suelta una carcajada y niega con la cabeza, toca un botón detrás de la reja, hace un pitido raro y un "¿Quién es?" sale del aparato—Oye Carolina que te están buscando aquí afuera—le dice y tras no recibir ningún ruido vuelve a hablar—Una chica de rizos y con una sudadera gigante te está buscando—todo vuelve a silenciarse—Ya la escuchaste—me dice después de escuchar un “Deja que entre" de parte de Kori—Estas en tu casa.

Entro con el chico a la casa, paredes altas me reciben con muchos cuadros familiares, todo esto vale más que mi vida. Literal. Observo cada detalle con curiosidad, una pequeña Kori se observa en una foto gigante.

—Carolina se encuentra en su cuarto—me dice—La última habitación del pasillo.

Me adentro por el largo pasillo, muchas puertas se alzan ante mis ojos mientras voy avanzando, todas son blancas al igual que las paredes. Es un poco monótono todo esto. Hay adornos por doquier y fotos de personas que nunca he visto en mi vida. Me detengo en la última puerta, suspiro tomando fuerza y toco la puerta. Estoy ansiosa de saber que se esconde detrás. Cuando escucho el “pasa “es cuando entro a la habitación.

—Hola extraña—me saluda con una sonrisa cuando entro a la habitación, me quedo un poco en shock al ver su habitación, mis ojos van pasando por todos lados, desde la estantería con libros hasta la ventana en la cual está sentada Kori—¿Qué pasa? —me cuestiona mientras sostiene los papeles y se acerca a mí.

—No me esperaba esto—le digo mientras me acerco al librero y leo los nombres de los libros, son muchos y al parecer las novelas de romance son sus favoritas. Ella solo se me queda mirando—O sea me refiero a…—mi tono de voz va disminuyendo hasta quedarme en silencio cuando mis ojos chocan con el techo, no sé cómo mi mandíbula no se ha caído al piso con lo que acabo de ver.

—¿Qué pasa? —me vuelve a preguntar mientras se sienta en la silla delante de la mesa, coloca las hojas sobre ella y busca entre los cajones de su escritorio un lápiz convincente.

—Que tienes la noche estrellada pintada en tu techo—todavía sigo un poco descolocada con eso, ella solo me sonríe y me invita a sentarme en su cama—Sabia que te gustaba Van Gogh, pero no al punto de eso.

Me quedo sentada en la cama mirando como ella hace trazos en el papel, el lápiz viaja por todos lados de la hoja. Sus manos se detienen y buscan su pelo, lo recogen en una coleta y sigue pintando. Su frente se arruga por momentos y se humedece los labios mientras hace líneas. Nos quedamos en ese silencio por un rato, no es algo incómodo, una sensación de tranquilidad me atraviesa el cuerpo y me tomo el atrevimiento de acostarme bocarriba en la cama con los brazos abiertos. Me resulta muy hipnótico el techo, es hermosos y contrasta mucho con el gris de la pared. Vuelvo a pasar mis ojos por su habitación, hay muchos cactus en su ventana, a través de ella se puede ver un árbol, algunos arbustos y el cielo.

—¿Qué te parece? —me saca de mí trance y me muestra el papel—¿Qué te refleja cuando lo ves?

Analizo el dibujo, unas alas se despliegan de la espalda de un chico, una de ellas está rota. Hay muchas sombras, la verdad da sentimientos contradictorios.

—Pues es un poco triste—le admito y ella se acuesta a mi lado—Pero a la vez tiene su lado alegre—sigo analizando el dibujo, pero no sé qué más decirle, no sé nada de arte—¿Qué es?

—Mi tarea—me dice mientras lo deja de lado—Tenia que elegir una de las diez palabras que me dieron y realizar un dibujo.

—¿Cuál escogiste?

—Libertad—se acomoda a mi lado y quedamos las dos mirando el techo—No pensé que ibas a venir—sonríe y se acerca más a mí, su cabeza queda en mi hombro y su mano juega con mi brazo.

—Quería conocer tú mundo—ella me mira y se acomoda de nuevo, quedando su brazo sobre mi abdomen y uno de sus pies enroscado sobre los míos—Me parece fascinante—ella niega mientras suelta una carcajada—Y verte en chándal también me parece fascinante sin contar que verte dibujar es algo hermoso—vuelve a negar y suspira.

Se toma su tiempo para hablar, juguetea con mi abrigo. Me quedo observándola, sus ojos se encuentran cerrados, hay mechones de pelos que sobresalen de su peinado, la parte superior del chándal tiene algunas manchas de pinturas ¿Se habrá quedado dormida?, no, no se quedó dormida. Se remueve un poco hasta lograra alcanzar su celular, pone música '"Dream de Imagine Dragons " y vuelve a abrazarme como hace unos minutos.

—Mi vida es de todo menos fascinante—dice finalmente y yo simplemente no puedo creer lo que dice, es la persona más interesante que he conocido—No es lindo vivir aquí, en esta casa que está llena de muebles y vacía de sentimientos—la observo, sus labios están fruncido y sus ojos cerrados, su respiración es lenta y pausada, su olor a chocolate se siente más que nunca—Cuando tienes que estar pendiente de no decepcionar, de hacer feliz a alguien más que no sea a ti misma todo deja de ser fascinante. Y, sé que dirás que como puedo quejarme cuando tengo casi una mansión por casa—yo niego rápidamente, aunque su casa es enorme se siente fría y solitaria—Vivir aquí es como estar en una casa embrujada. Sabes que no estás sola por los ruidos y las cosas fuera de lugar, pero, al final nunca los ves. Estoy jodida de tantas maneras—ella suspira y yo suelto una carcajada.

—Jodida estoy yo—suelto una carcajada—Cariño mi vida esta jodida de tantas formas.

—¿No estarás siendo un poco dramática? —me dice riendo e ignorando que le dije “cariño” —Creo que estas siendo dramática—yo niego y ella asiente—Por dios Samantha—me sujeta de los cachetes—Tienes una madre que da todo por ti, tu hermano casi se pelea con Claudio, tienes un amigo genial—yo la miro raro cuando me dice esto ¿no que le caía mal? —Tienes tanta gente buena a tu alrededor y acabas de pasar de fase en el concurso—me recuerda y yo asiento—La única amiga que tengo se pasa todo el día con el novio, mis padres pasan de mí y mi hermano está en su mundo—suelta una pequeña carcajada mientras sus dedos acarician mi cara con delicadeza—Si pudiera tener el VIH como tú y de recompensa me dan una familia como la tuya créeme que lo haría.

Y ahí me di cuenta que esta chica sonriente por fuera en verdad está rota por dentro, sus alas se las cortaron y no ha encontrado forma de repararlas. Me concentro en sus ojos, ya no tienen ese verde vivo de siempre, ahora ese verde montaña esta opaco, se ha perdido el brillo que lo caracterizaba. Ella tararea la canción que se reproduce en el móvil hasta que mi mano le sujeta la cara y mis labios se pegan a los de ella, Kori me devuelve el beso de buena gana y su mano juega con mi hombro. Solo fue un simple beso, pero eso basto para verla sonreír.

—Yo no seré un fantasma en tu vida Carolina.














Hola personas que están detrás de esta pantalla😀.Soy yo, la escritora( creo que eso es obvio) sólo pasaba  a preguntarles y saber un poco de lo que piensan.

¿Qué tal les resulta la historia?

Y algo importante.

¿Qué personajes les gusta más?

Bueno ya me retiro, tengan una linda noche/tarde/mañana etc.

😘😘😘😘😘

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