Capítulo 26

                        ...Sebastián...🛸

No sé qué estamos haciendo en este momento, mi mente esta media nublada. El alcohol es un asco. Ya no veo igual de divertido el karaoke de hace un rato. A mi lado esta Paulo, su mano sostiene un vaso, de vez en cuando se lo lleva a la boca y bebe mientras en su otra mano sostiene una rebanada de pizza. Suspiro y observo en una esquina a Alvin mirando el techo mientras que Claudio está durmiendo en una butaca.

—Oye—Paulo me toca el hombro—¿Estoy muy borracho o acabo de ver en el baño a Samantha y Kori besándose?

—Estas muy borracho—le digo mientras mi cabeza cae en su hombro y él suelta un “Auch” —¿Estas bien? —me acerco a su brazo para ver qué es lo que tiene—¿Eso es un moretón?

—Es de cargar el bajo—vuelve a soltar un “Auch” cuando mi dedo aprieta la zona verde y yo suelto una pequeña carcajada.

—Eres un rarito—le digo mientras golpeo mi mano en mi pierna al ritmo de la música.

—El rarito eres tú —me responde y yo niego.

—El sabio no dice todo lo que piensa, pero siempre piensa todo lo que dice—le digo y me carcajeo al ver su cara de confusión.

—Ves—me dice y estira sus piernas—Eres un rarito.

Mi respiración se va haciendo más lenta y tranquilizándose a medida que pasan los minutos y el ruido disminuye, incluso, puedo decir que algo logre  soñar. El ambiente relajante y calmado que se había creado fue interrumpido por el ruido de una cerradura abrirse, la puerta azota con un poco de fuerza lo que logra que todos nos sobresaltemos. A través de la puerta entra un señor un poco mayor comparado con mi edad. Debe rondar los cincuenta años de edad. Su oscura y refinada barba hace un gran contraste con su pálido tono de piel. Estira su mano y deja caer el maletín en la mesa de la sala.

—No sabía que ibas a hacer una fiesta—le menciona a Alvin mientras nos mira a todos desde la puerta.

—No fuiste a la presentación—la voz de Alvin sale suave de sus labios, pero estaba un poco cargada de reproche y tal vez una pisca de decepción.

—Perdón—suspira el señor quitándose el abrigo—Estuve ocupado en el trabajo, sabes que es difícil salir temprano cuando tienes que recibir el inventario.

—Lo sé papá—el chico de pelo castaño se estira un poco, se levanta de su lugar y observa al hombre que lo está mirando de pie y de forma concentrada—Pasamos a la segunda ronda—le dice sonriendo y el señor copia exactamente esa sonrisa, se acerca a Alvin y lo abraza, este le devuelve el abrazo hasta que el señor se pierde de nuestras vistas.

A mi lado la mano de Paulo sostiene fuerte su pantalón, los nudillos están blancos y su pelo le tapa la cara, así se puede decir que da un poco de miedo. Su mano se acomoda el pelo y me mira, sus ojos azules están opacos y reflejan una profunda tristeza. Sonríe, pero es la sonrisa más falsa y triste del mundo.

—Ojalá mi papá fuera así—me susurra y recuesta su cabeza en el respaldo del sofá.

—¿Qué quieres decir? —le pregunto mientras me siento bien para brindarle toda mi atención y poder entender con todos mis sentidos lo que me va a explicar.

—Nada—cierra sus ojos y se queda así un rato, donde en ese rato el único ruido que se presenta es el de nuestra respiración y el papá de Alvin en la cocina—Me refiero—respira hondo y se acomoda lo más recto que puede— a que me gustaría que mi papá se preocupara por como toco el bajo y no grite tanto como si estuviera en un concierto de rock—se ríe de eso que acaba de decir y se vuelve a poner serio—O sea—vuelve a quedarse en silencio—, a veces necesita liberarse y la única persona a su alrededor soy yo—su mano da pequeños masajes en el casi imperceptible moretón de su hombro.

Creo que acabo de entender a Paulo, me parece tan triste y cruel que pase por eso—si es a lo que él se refiere—, igual todos estamos medios ido debido al alcohol y no deberíamos tomarnos todo al pie de la letra, pero, creo que no se puede tomar tampoco a la ligera.

—¿Este morado lo causo él? —el niega sonriendo y de alguna forma me tranquiliza, pero a la vez me deja una inquietud pendiente.

—Te dije que me había pegado con el bajo—me vuelve a repetir y yo asiento—No te preocupes es normal eso.

—¿Qué tu papá te pegue? —le cuestiono, el enseguida niega y rueda sus ojos.
—Qué yo me pegue con el bajo—asiente varias veces como convenciéndose de que eso es así, pero, la verdad, a mí eso no me parece tan así como él acaba de decir.

La violencia doméstica comprende todos aquellos actos violentos, desde el empleo de la fuerza física, hasta el hostigamiento, el acoso, o la intimidación que se producen en el seno de un hogar y que perpetra por lo menos un miembro de la familia contra algún otro familiar. El término incluye una amplia variedad de fenómenos, entre los que se encuentran algunos componentes de la violencia contra las mujeres, violencia contra el hombre, maltrato infantil, violencia filio-parental y abuso de ancianos. No se dejen manipular o no dejen que personas sin cerebros los conviertan en victimas de algo así. Ámense bien, de forma bonita y podrán vivir en armonía con la vida y todo lo que los rodea, nadie tiene el derecho de pegarlos, insultarlos o gritarles. Dense a respetar y la vida les devolverá lo mismo.

—¿Nos vamos? —Samantha interrumpe mi línea de pensamientos y me saca de mi mundo interno, yo asiento y salimos de la casa.

Sostengo fuerte mi mochila en la espalda y me cierro bien la chaqueta, a mi lado Ricitos va caminando mirando al cielo, es como si hubiera disparado fuegos artificiales y se hubieran quedados pegados por todo el cielo. Ella se arregla un poco el pelo y sigue caminando en su mundo. Mi mente por más que quiera estar en este lado esta con el chico que deje dormido en el sofá.

—¿Puedes acompañarme a un lugar? —Sam niega y yo la sostengo de la manga del abrigo y comienzo a jalarla

—Son las tres de la madrugada Sebastián—me dice y tiene razón, es un poco tarde.

—Es a dos calles.

Logro convencerla, ella me sujeta el celular con el flash encendido mientras yo hago mi mejor esfuerzo para que mi letra sea entendible. Me alejo un poco y observo el resultado, letras naranjas se expanden por el cemento, le saco una foto y seguimos caminando.
                                                    
             “Sin lluvias no hay flores”

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