Capítulo 19

Me quedo en el mismo lugar en el que estaba cuando Kori estaba aquí. Estoy intentando analizar lo que acaba de pasar. Se fue así sin más, mi cabeza está hecha un lio. ¿Se enfadó? Parece que sí. Mi reflexión mental es interrumpida por la puerta del cuarto. Mi mamá exige pasar y cuando se encuentra dentro lo primero que hace es coger el plato de brownies.

—¿Peleaste con Kori? —yo niego con la cabeza sentándome bien en la cama—Bueno—mi mamá toma una pausa para arreglar la esquina de la cama que estaba desarreglada—Creo que estaba furiosa.

—No sé—vuelvo a negar y mi mamá se me queda mirando, su cara tiene un gesto que dice “No soy idiota”

—Bueno Samantha—se acerca a la puerta—Tu sabrás lo que haces—da golpecitos en la puerta—Es una buena chica, no peleen por cosas tontas—sale del cuarto dejándome más confundida.
   
     Me vuelvo a acercar a la guitarra, empiezo a tocar uno que otro acorde hasta que un fuerte ruido me saca del mundo imaginario que creo cuando estoy en contacto con la música. La puerta de mi cuarto se abre y por ella entra un chico con una chaqueta de mezclilla y pelos plateado, en su mano derecha trae un casco y en la otra unas bolsas.

—Ya llego por quien llorabas—me dice entrando a mi cuarto y poniendo el casco en la mesa que antes tenía el plato—Y traje helados—me muestra las bolsas y la sacude un poco—¿Cuál es la emergencia?

—Pues…—me levanto de la cama y prendo la tv en el primer canal que veo.

—Déjame adivinar—se pone su mano en la cara y se hace el pensativo, yo ruedo los ojos y le arrebato el helado—Vampiresa, mechón rosado, casi 1.65.m, y es la razón por la que últimamente hueles a chocolate—termina de decir arrugando la nariz—En serio hueles a chocolate—empieza a oler.

—Se acaba de ir—el abre los ojos y saca helado de vainilla, le quita la tapa y se mete una gran cucharada en la boca, se me queda mirando en busca de más información y yo hago lo mismo que él, pero con mi helado de chocolate.

—¿Y qué paso? —yo sigo comiendo el helado sin responder—Ricitos—me arrebata el helado y yo protesto—Nada de helado hasta que no me cuentes y no hagas berrinches—me dice cuando ve que cruzo los brazos y pongo mi mejor cara de perro mojado—¿Qué paso?

—Nada…solo—trago saliva—Me besó.

—O sea se besaron—yo niego y él le pasa la lengua a la cuchara.

—Me beso—él rueda los ojos mientras coge otra cucharada de helado.

—Si le seguiste el beso fue algo mutuo y las dos se besaron—yo niego y el mete su cuchara en mi helado—Estoy seguro que le seguiste el beso—yo niego y él sonríe—Es obvio que te gusta.

Me quedo analizando lo que él dijo mientras veo como el helado se derrite un poco. Vuelvo a meter la cuchara, sacar una generosa ración y la vuelvo a meter en la boca. El sabor del chocolate me hace pensar en Kori, últimamente todo me hace pensar en ella y en su preciosa cara, su sonrisa y sus labios. ¿Me gusta? Claro que no.

—Claro que te gusta—Sebas me saca de mi viaje astral—Es que—me quita mi helado y comienza a comerlo—Cuando a alguien le gusta otra persona se nota y mira no es por imponerte algo, pero negándolo no vas a evitar sentir cosas por ella.

—No me gusta Sebastián.

—Umju—rueda los ojos—El peor engaño reside en ti—se detiene para comer helado—No tiene nada de malo que te guste una chica.

—Es que no me gusta una chica—me levanto de la cama y me recuesto en la mesa, el me mira y vuelve a rodar los ojos mientras susurra “te gusta” y sonríe—Esta bien, si, me gusta—sus ojos se abren demasiado, se levanta de la cama, una cucharada de helado va a su boca, se acerca y me abraza.
—¡Aleluya! —exclama—Dios mío pensé que nunca lo aceptarías—yo ruedo los ojos y él se lanza en mi cama quedando mirando el poster de Nirvana.

Me quedo recostada en la mesa analizando lo que acabo de decir, me gusta, me gusta Kori, no sé si reír o llorar. Supongo que es algo que no se puede evitar. Aparte ¿A quién no le gustaría Kori? Suspiro hondo y busco por todo el cuarto una liga para recogerme el pelo. Siento la mirada de Sebas en todos los movimientos que hago. Cuando la encuentro me empiezo a recoger el pelo y Sebas se acerca a mí. Me sujeta la mano y me coloca una pulsera tejida arcoíris, yo lo miro raro y el solo sonríe.

—Bienvenida al universo arcoíris—el sonríe y yo solo ruedo los ojos, pero, la pulsera es linda—Por cierto, se supone que si besaste a Kori ella debería estar muy feliz—yo asiento—y ¿Por qué tu mamá me dijo que ella se fue molesta?

—No sé—ignoro que mi mamá le fue con el chisme y me siento en mi cama con Sebas a mi lado

—¿Que le dijiste? —me pregunta y yo empiezo a analizar todo lo que le dije.
—Me pregunto “¿Te gusto?” —intento imitar la voz de Kori—y yo dije “Sebas va a venir dentro de unos minutos” —veo como el chico se palmea la frente y resopla—Y ella me dijo “Vete a la mierda Sam”

—¿Por qué le dijiste que yo iba a venir? —me encojo de hombros y el suspira—Es obvio que mi presencia la pone celosa—me dice y yo me encojo de hombros—No puedo contigo—se levanta de la cama—¿Qué vas a hacer?

—¿Hacer? —pregunto y él solo vuelve a rodar los ojos.

—A ver Samantha Ricitos—se sienta a mi lado de nuevo—Obvio que ella está molesta entonces tienes que hacer algo para que ella deje de estar molesta—yo niego—Si lo vas a hacer—me regaña

Nos quedamos en una guerra de mirada, pero, fue imposible mantener la mirada en sus ojos, me lanzo en la cama y cierro mis ojos mientras pongo las manos en la cabeza. Suspiro y el hace un pequeño baile en celebración de su victoria.

—¿Se te ocurre algo? —al final me rindo y acepto su propuesta.

—Ve a su casa—yo niego y el asiente—Iras a su casa y le explicaras que soy solo un amigo gay, luego la besaras y terminaran haciendo cosas raras—me mira pícaramente y yo niego—Que si lo harás y no me discutas… ¿Okey? —yo acepto y él sonríe—Dame el número de tu baterista. No me mires así y solo hazlo—me dice una cuando lo miro raro—Me retiro—y se marcha con su casco en la mano y con el número de teléfono en la otra.

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