CAPÍTULO 10
Y ahí estaba él, de pie enfrente de la puerta de emergencia. Nopude evitar clavar mis ojos en los suyos, tenía una mirada penetrante, parecíacomo pudiese ver dentro de mí por cada segundo que pasaba mirando sus ojosazules como el topacio. Tras unos segundos de haber estado embobada, me levanterápidamente de las escaleras para así estar los dos a la par, aunque seguíasiendo más alto él (uno ochenta y cinco quizás).
-Te estaba esperando. – era mentira.
-Y yo.
-Se quién eres y tú sabes quién soy, así que iré al grano. Yo no he sido la que robo anoche en el Bank of America y mucho menos la que mato a esa gente.
-Lo sé. – se acercó a la barandilla dejando un poco menos de un metro de distancia entre nosotros.
-Si lo sabes, ¿qué haces aquí? ¿vas a arrestarme?
-Todavía no, pero sabía que vendrías aquí.
-¿Cómo?
-Desde el robo en la casa de Connor Milton, hay algo diferente en ti, en tus pasos, en tu manera de actuar. Y parece que no me equivoco, ya que estas aquí aun sabiendo que ya nos habíamos visto en este mismo sitio una vez y es peligroso para ti volver.
-O peligroso para ti. – hizo una pequeña risa mientras veía las vistas, ¿se había reído de lo que había dicho? será... –Aun siendo peligroso para ambos, ¿qué haces aquí?
-Verte.
Se me puso la piel de gallina, cada parte de mi cuerpo quedó paralizada por tal contestación y el corazón que hace unos minutos latía con tanta fuerza por el maratón que me hice, parecía como si ya no estuviese, se había parado. No sabía que contestar, estaba en blanco y es raro en mí ya que mi cabeza es una máquina de pensar que nunca descansa, y como mi boca no soltase algo estaría en problemas, pues se me notaria que me había dejado perpleja.
-Entonces ya somos dos. Sé que el hecho de venir aquí y verte ya supone un riesgo muy grande, pero más grave es que la policía esté involucrada en el robo y asesinato de ayer.
-¿Qué? – giro rápidamente a mirarme. – ¿A qué te refieres?
-Uno de mis chicos ha estado buscando alguna pista sobre lo de anoche, pero ni rastro de hackers ni intentos de entrar al sistema del banco a la fuerza. He llegado a la conclusión de que solo la policía puede hacer algo ilegal y que sus manos sigan estando limpias.
-Exacto, es una conclusión, no digas tonterías. Que no te ciegue el odio hacia los policías.
-Odio hacia los policías y detectives. – nuestras miradas se tensaron.
-Me pregunto qué te habrán hecho los detectives. – dijo con un pequeño tono sarcástico.
-Fácil, no hacer su trabajo. – "cállate ya" dijo mi mente que por fin se indignó a volver a funcionar. – Mira, me da igual si me crees o no, pero sé que como detective tu obligación es resolver el caso, y como has dicho, sabes que no fui yo. Así que haz tu trabajo en condiciones o lo hare yo.
-¿Acaso crees que no sigo con la búsqueda de los verdaderos culpables? – sentí un pequeño alivio en mi interior, saber que estaba buscando a esos mal nacidos que habían ensuciado mi nombre.
-Entonces de nada por la pista.
-No la seguiré.
-Allá tú, pero si tú no lo haces, la seguiré yo– dije acercándome un poco a él, acortando el metro que nos separaba. – Y entonces, cuando atrape a los culpables te acordaras de mí porque tuve razón. – me di media vuelta dispuesta a bajar las escaleras cuando note como una mano agarraba mi brazo y me dio la vuelta.
-Espera.
Estábamos a pocos centímetros el uno del otro, podía sentir su respiración, la mía por el contrario se corto por tenerlo tan cerca. Sus ojos volvieron a clavarse en los míos y por un instante parecía como si ambos pudiésemos ver a través de nosotros, ver quien realmente éramos, Alexander y Nora. Mi corazón volvió a latir igual de rápido que cuando corrí al hotel, o quizás mas.
-No me digas que has venido hasta aquí solo para decirme que no eres la culpable de lo de anoche y a darme una conclusión tuya.
No podía concentrarme estando así de cerca, antes de contestarle tenía que calmar a mi corazón o podría escucharlo, y eso sí que sería un problema. Aunque ahora que me lo volvía a preguntar, no sabía porque había venido. Echar la culpa a mis piernas no era lo más razonable.
-Sé que no eres como los demás detectives, por eso quería decírtelo. – me soltó el brazo y di un pequeño paso hacia atrás, no quería que se notase que estar a centímetros de él me había puesto nerviosa.
-¿Qué te hace pensar que no soy como los demás?
-Supongo que el sexto sentido de una ladrona. – dije en un tono sarcástico.
-Entonces dile a tu sexto sentido que no me subestime. – dijo levantando una ceja y dibujando una expresión sarcástica en su perfecta cara.
-Demuéstralo. – me di la vuelta y baje las escaleras rápidamente antes de que me impidiese irme por segunda vez.
Ambos estamos buscando a los culpables de anoche y en cierto modo estamos en el mismo camino y aunque sea por muy poco tiempo, me basta.
Subí hasta el salón, Finn estaba sentado viendo como entraba y seguramente esperándome para preguntarme que narices fue lo que hice hace unas horas, ni yo misma lo sabía, tenía que pensar (cosa que parece que hoy me está costando mucho) alguna excusa para cuando llegue el momento del interrogatorio de Finn. Me fui donde estaba Diego, me quede de pie a su lado sin decir ni una palabra y viendo todas sus pantallas. Me pregunto si había comido o dormido algo... Me sentía impotente por no poder hacer nada, en todo el día de hoy solo había hecho cosas sin sentido que ni yo sabía el porqué.
-Pandora. – dijo Finn acercándose a mí.
-Lo siento, me voy a la cama, estoy cansada. – me sentía mal por él pero, pero ¿cómo demonios se lo iba a decir?, contarle lo de hoy suponía también decirle todo, desde el día en que vi por primera vez a Alexander.
Una vez en mi habitación me vi en el espejo y lo primero que hice fue dar un suspiro al verme. Llevaba unos mom jeans, camiseta negra con el logo de Queen y las converse... Genial. Iba guapísima, igual que él con su camisa blanca desabrochada por los dos primeros botones, su pantalón de traje azul marino y sus zapatos. Iba como un guante y si a eso le juntas la combinación de sus ojos azules con su pelo negro bien peinado hacia atrás, pero un poco despeinado por el trote de todo el día y... ¡BASTA! ¿Qué narices estaba diciendo? Que bicho me había picado, yo no soy así, nunca lo he sido, nunca hasta que apareció el maldito detective inglés. Tengo que concentrarme en lo importante y no son pocas, ahora mismo mi vida está siendo un caos y no puedo tener la cabeza en las nubes o a la mínima se ira todo a la mierda, y jamás me perdonaría si llegase a pasar por mi culpa.
Ordenando mi mente de nuevo y olvidando pensamientos innecesarios, estaba el asunto de la foto de mi padre en la casa de Connor, el robo de anoche y la policía que quizás está involucrada. Por donde empiezo...
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top