"¿Me amarías?"

Marinette contenía las ganas de reír ante la visión del héroe de París vestido con un delantal y habiéndole hecho una comida calentita.  Probó la sopa y sonrió al notar que tenía un buen sabor.

-Gracias...esta rica-Dijo, quedándose con la mirada esmeralda del chico, que estaba sentado a su lado, sin tocarla. Su mirada era tan tierna y amable que el corazón de la chica volvió a palpitar, pero no de manera dolorosa.

-Se que no debería preguntar, pero-Marinette dejó la cuchara en el plato-¿Que fue lo que paso?

Chat se arrepintió de haber formulado la pregunta al ver como la mirada triste de la chica.

-Lo siento,...quizá no debí..

-Recibí una carta en la que me pedían una cita-Comenzó a decir Marinette-Pero él no llegó a venir...

Los dientes del chico chirriaron-Dime su nombre y lo verás colgado de la punta de la torre Eiffel

La chica se sintió un poco mejor al escuchar la voz del chico, Chat tenía algo que siempre lo ayudaba a sacar una sonrisa. 

-No es necesario...

-Dime quien es Princess y le daré la paliza de su vida, palabra de gato-Levantó su mano como recalcando su promesa.

Ella soltó una pequeña risa y sonrió levemente-Gracias Chat noir

-Aun no me has dicho quien fue 

La chica bajo la mirada, sintiendo como la tristeza le llegaba de nuevo al recordar el atractivo rostro de Adrien. Finalmente volvió a encontrarse con la mirada seria del felino. Suspiró y asintió.

-Adrien Agreste

Chat noir se quedó tieso como un palo. Por un momento pensó que Marinette había descubierto su identidad pero no era así, pues él no le había dado ninguna pista para ello.

-¿Eh?

-Preguntaste su nombre

-¿Él te envió la carta?

Él no recordaba haberlo hecho, pues no había quedado con ella y si lo hubiese hecho no lo hubiera hecho con papel, si no diciéndoselo frente a frente.
Marinette entendió el silencio del felino como algo malo por lo que dejó a un lado la bandeja con la comida terminada e intento salir de la cama.

-¿A donde vas?-Preguntó él al ver su movimiento.

-Creo que debería irme..

Chat noir la sujetó con suavidad para frenar su intento de huida.

-Por favor, no te fuerces, estas cansada

-Chat...

-No te preocupes princesa, me ocuparé de que ese insensible se arrepienta de haber dejado a una princesa como tu sola

Los ojos de la chica se humedecieron de nuevo, sorprendida por el cariño que estaba recibiendo por parte del felino. Sabía que su compañero era una buena persona, alguien con el que podía contar a pesar de sus chistes malos y sus coqueteos. Él estaba enamorado de su alter-ego y ella había sido tan cruel con él...pero a pesar de todo, él seguía a su lado, combatiendo el mal y junto a ella, como en aquel momento.

Los sentimientos se hicieron una bola en su estomago y creyó que iba a volver a llorar.

-Chat...

El chico la miró, agradecido que no se hubiera marchado. A su vez la miró curioso.

-¿Si, Princess?

La chica pasó las manos a sus hombros, buscando un punto de apoyo. Sus manos se sorprendieron por lo suave y fuerte que era la musculatura del felino. Sus mejillas se colorearon cuando se encontró con la mirada del chico. Se notaba que estaba sorprendido por sus actos pero a su vez no la apartó de si.

-¿Marinette...?

No sabía si era por el dolor que estaba teniendo en ese momento, ni si era porque quería vengarse del modelo rubio o quizá era porque estaba cayendo en la mirada esmeralda y en el cuero negro del héroe. Pero no había vuelta atrás.

-¿Me amarías Chat?-Preguntó suavemente, acercando su rostro al del chico.

El pobre felino estaba que no se creía lo que sus orejas escuchaban. Sentía las pequeñas manos de la azabache en sus hombros y su rostro estaba a milímetros del suyo, haciendo que el chico se sonrojase.
Aun no tenía muy claro como es que había quedado con Marinette pero se iba a enterar y aquel que lo hubiera hecho se iba a arrepentir como que se llamaba Chat noir.

Su compañera era tan linda. No podía negar que Marinette tenía algo, ya fueran sus ojos azules como dos lunas o sus gruesos o sonrosados labios que ahora tenía bastante cerca.

-Princess...-Rodeó su cintura y la acercó a él para rozar sus labios en un pequeño beso. La chica tembló un poco pero no se alejó de él. El felino apresó el labio inferior de la chica y tiró levemente de él, haciendo que ella soltara un pequeño suspiro.
Marinette nunca había pensado que Chat besase tan bien. A pesar de que había sido ella quien había empezado el beso, el chico era dulce y suave con ella. No quería presionarla y ella sentía como el amor corría por sus venas.

Marinette abrió los labios como él le hizo ver con el movimiento y los mordisqueos que le hacía en su labio inferior y tembló cuando sus lenguas se encontraron. 
El beso fue tomando forma a medida de que ambos perdían la timidez y empezaban a rozarse lentamente. Chat recostó a la joven sobre la cama y se coloco sobre ella sin llegar a rozarla todavía, simplemente quería sentir el calor de su cuerpo.

Se separó de ella para dejar que ambos recuperen la respiración, pues a pesar de que había sido un contacto relativamente leve, su corazón latía fuertemente. La chica respiraba de manera acelerada, su pecho subiendo y bajando. Chat se permitió observarla un poco antes de bajar el rostro y besarla de nuevo.

Sus labios se amoldaban perfectamente a los de la joven, como si estuviesen hechos para armarse como dos piezas de puzzle. Era una sensación maravillosa y el gato estaba realmente feliz porque la chica estuviera correspondiendo a su beso, que se había convertido en demandante. No tuvo vergüenza en rozar su lengua con la de Marinette y las dos empezaron a danzar mientras una de las manos del chico acariciaba la mejilla de ella.

-¿Hablabas enserio?-Preguntó cuando volvieron a separarse para tomar aire. Los ojos de Chat noir se entrecerraron cuando vieron el dulce rostro sonrojado de Marinette, quien tenía los ojos ensombrecidos y los labios algo llenos, con un brillo resultado del intercambio de saliva entre sus lenguas.

Chat noir quería saber que ella deseaba aquello. El felino estaba sintiendo cosas muy intensas por la joven y aunque no lo había averiguado hasta que vio su rostro triste y entendió porque siempre su rostro rondaba su mente. Estaba enamorado de ella.


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