"Eres mía, Princesa"
Las manos hábiles del felino, héroe de París, se movían por las húmedas mejillas de Marinette con una dulzura que estaba haciendo pedazos el tierno corazón de la azabache.
Le había dicho al felino que quería olvidar, no quería seguir triste ni arrepentiendose de seguir pensando en Adrien. Durante aquel tiempo, se había dado cuenta de que quería algo más con su compañero gatuno. Y confiaba ciegamente en que él podía ayudarla a salir de aquel mar de oscuridad que se había convertido su vida.
-¿Estas segura de esto, princess?
Chat miraba aquel rostro sonrojado mientras hacía aquella pregunta. Él deseaba seguir, seguir mucho más allá de un simple roce, quería abrazar su cuerpo y amar su alma. Verla triste y herida no le gustaba nada, le hacía sentir roto, como si le faltase el aire. Pero también sabía que su hermosa azabache podría arrepentirse de echarse a sus brazos por una simple depresión mal parada. Quería que estuviera segura de lo que hacía. De que quería estar con él.
-Chat...
El chico seguía pasando sus garras con suma suavidad por una de las mejillas de la chica. Sonreía sin poder evitarlo mientras penetraba con su mirada esmeralda a la chica, quien aún no le había respondido.
-Quiero esto, Chat-Dijo mirándolo fijamente y tirando un poco de él, agarrándolo de los brazos. Quería sentir su cuerpo contra el suyo, como su calor y su fragancia la envolvían, haciéndola olvidar todo, no quería pensar en nada que no fuera él. Su gatito.
Fue ella quien, al sentirlo más cerca se acercó y lo besó con toda la necesidad que necesitaba. Suspiró entre sus labios cuando el felino la correspondió con suavidad, besando sus labios con necesidad y pasión.
Chat noir la agarró de la cintura con uno de sus fuertes brazos, mientras que con el otro le apartaba algunos mechones del rostro y la atormentaba con aquellos labios sobre los suyos.
Succionó el inferior y tiró de él con los dientes, sintiendo como ella soltaba un tímido gemido que hizo sonreír al gato.
-Eres hermosa, princess-Dijo apartándose un poco para que ambos recuperasen el aliento. Ese beso no tenía nada que ver con los otros que se hubieran dado. Incluso el beso con Adrien había sido olvidado, pues nada tenía que ver los sentimientos que recorrían sus cuerpos.
Adrien, dentro del traje de Chat noir, volvió a rodear el fino rostro de su compañera para volver a atormentarla con otro beso demoledor.
-Aferraté a mi princess, porque no te voy a soltar-Ordenó con voz ronca, a lo que Marinette se sujetó a sus hombros y levantó las piernas para que Chat noir la sujetase. Chat la levantó, sujetándola por los muslos con posesividad y la llevó hacia el lugar más cercano donde podía manejar: la mesa del escritorio de la azabache.
Tiró un par de objetos al suelo y tropezó con la silla y la alfombra de la joven.
-Jajja, gatito torpe
Chat iba a replicarle pero no pudo evitar sonreír dulcemente al ver el rostro sonriente de Marinette.
-Sin duda la sonrisa te queda, estas hermosa-Ronroneó acercándose para dejar un dulce beso en sus labios-Quiero verte siempre así
Marinette se sonrojó como una manzana madura y se escondió en el pecho del chico.
-Gato tonto....no digas esas cosas...
-Es la verdad...-Dijo de nuevo con aquella dulce voz-¿En donde estábamos..?
Marinette tiró de su cascabel para volver a besarle, cosa que el felino no se negó. Volvió a rodearle la cintura y tiró un poco de ella para acercarla a su cuerpo y que pudiera sentir la dureza que empezaba a formarse en su parte baja.
Ella gimió de nuevo cuando sus lenguas se encontraron y empezaron a danzar. Marinette se sentía un poco extraño al dar un beso francés. Era algo húmedo, pegajoso pero a la vez era excitante y algo agradable.
El felino coló una de sus manos debajo de la prenda superior de la chica y hizo rozar sus dedos contra su fina piel de porcelana. Ese movimiento hizo estremecer a la joven que soltó un jadeo entre los labios sonrientes de Chat noir.
-¿Te ha gustado eso, Princess?-Preguntó sonriente, deteniendo sus manos en su cintura. Arqueó una ceja sonriente todavía cuando vio a su azabache entreabrir sus ojos y quejarse levemente por haberse detenido.
-¿Por....que...te detienes?-Preguntó con un jadeo.
Chat noir reparó en su respiración acelerada y sus mejillas rojas. Seguramente de tantos besos pero aquello solo hacía que se enorgulleciera más. Con Adrien, ella no había reaccionado de aquella manera.
Marinette miró aquellos ojos esmeraldas con intensidad. Sentía su cabeza caliente además de algunas otras partes de su cuerpo. Sobre todo sentía la necesidad de sentir de nuevo el tacto de las garras del minino en su piel como había hecho antes. Cuando él se detuvo no pudo evitar preguntar la razón, pues no quería que se alejase.
Si ese gato pensaba que podía hacerlo, es que no conocía a la famosa catarina.
-Tócame de nuevo Chat-Dijo mientras tomaba la mano del chico entre la suya y la llevaba de nuevo bajo su ropa. Apretó la palma embutida en negro contra uno de sus pechos por encima del sujetador de motas que llevaba.
Chat noir se sorprendió de su acto pero se dio unos segundos para reflexionar, no consiguiendo pensar en nada que no fuera aquella dulce azabache que parecía salida de sus mejores sueños.
Su pecho se sentía cálido y suave bajo su mano. Miró a sus ojos azules antes de apretar el pequeño montículo con cuidado y empezar a mover su mano.
Marinette soltó un tierno "¡Ah¡" que se le antojó hermoso y no pudo evitar soltar un ronroneó de satisfacción por ello. Se agachó para besarla de nuevo, mientras su otra mano también entraba en acción.
Sujetó la parte inferior de su ropa y tiró de ella para sacársela por la cabeza, dejandole ver un tierno sujetador rosa con motas blancas. Muy Marinette.
El gato se relamió los labios al ver como ella se intentaba tapar por la vergüenza, pero no le dejó hacerlo, tomando sus manos y colocandolas por encima de su cabeza.
-Ese cuerpo tan hermoso no debería ser ocultado, Princess
Después de esa frase, del rostro de la chica empezó a salir humo de lo ruborizada que se encontraba. No le dio mucho más tiempo para pensar pues el felino volvió a besarla con aquella intensidad felina.
-Eres mía, Princess-Dijo entre besos el chico felino mientras sus manos bajaban de sus caderas hacia la parte inferior del cuerpo, que esperaba su toque.
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