Mi hermano y yo nacimos un siete de febrero en un pequeño hospital a las afueras de Italia, mi madre era una sirvienta inmigrante que trabaja con una familia de apellido “Valenttino” nuestro padre era el hijo menor de la familia, cuando supo del embarazado el muy hijo de su condenada madre se escapo a quien sabe donde, mi madre falleció durante el parto y quien nos acogió fue el hermano mayor de mi padre y mis abuelos, quienes nos criaron en su ¿normal? Si normal familia.

Mi hermano y yo somos mellizos, mientras yo tengo cabello rubio él lo tiene castaño, como nuestra madre.

Todos los miembros de la familia eran del FBI, CIA, INTERPOL, etc. Y bueno de una u otra manera nos pegaron esa paranoia de que nos vigilaban y el control de armas.

Yōko era el menor de los dos, por cinco minutos, su cabellera castaña era tan suave como una nube, su actitud era un poco ¿como decirlo? Extrovertida, el típico chico popular amigable y sociable.

Yo era el mayor, mi cabello rubio era más suave que el de mi hermano, yo era el típico chico antisocial, frío, apático y que nunca se interesaba por nada.

Éramos agua y aceite, pero nos llevábamos bien, nos seguimos llevando bien, pero nos manteníamos a raya ya que detestaba el horrible chillido de marranos de nuestras compañeras, excepto Zafiro, ella era la única que dejaba que estuviera a mi lado.

Si fuéramos gemelos sería divertido cambiarnos de lugar, pero como no, nos conformamos con asustar de manera inocente a nuestros compañeros, todos decían que había un fantasma.

Ahora que lo pienso, allí fue donde empezaron a llamarme así...