Una navidad juntos.
Navidad es la época de alegría y de felicidad, una época perfecta para pasarla con la familia y con todos los seres amados que rodean tu vida, inclusive existen personas que celebrarán la Navidad después de mucho tiempo de estar solos.
En la casa de los Agrest despertaba una joven chica de pelo rubio, en toda la noche tubo sueños algo peculiares, podían llamarse a sí mismos buenos sueños, pero para ella ya solo eran considerados sueños hirientes, sueños que la lastiman. Estos sueños son, como podría llamarlos, ventanas, no a sus deseos, a su pasado; veía con claridad y con brillantez aquellas noches de Navidad que pasaba junto a su madre y junto a su padre. Esa época en donde fue feliz.
-*bostezo* ñam ñam, dormí muy bien, buenos días And...¿por qué lloras?
El gato negro miro a la chica; de su rostro caían gotas de lagrimas dejando líneas rojas detrás y los ojos hinchados. Andrei pasó su mano por su rostro y tomo una gota, la miro por un instante y la apariencia cristalina le hizo retomar un recuerdo y saber que esas lagrimas eran de tristeza.
-Yo, realmente no lo sé, creo, que tuve un mal sueño.
La chica mintió para ocultar su dolor, pero aún no sabía la razón de la aparición repentina de esos sueños y de esos sentimientos, pero el calor de aquellas memorias distantes parecían cada vez más lejanas.
Se levanto para realizar sus actividades diarias matutinas, todo sin decir palabra alguna. Se colocó ropa de invierno y salió a la calle, respiro el puro aire frío de invierno y una última gota salió de sus ojos, recorrió lentamente su rostro y finalmente cayó por su mentón al suelo.
-Hoy, será un nuevo día.
Dijo formando una sonrisa en su rostro para comenzar su camino a la escuela, metafóricamente ya que este día su chofer la llevaría a la escuela. Miro por las calles de París pequeños montos de nieve que cubrían ciertas zonas de las calles, pero ninguna provocaba algún conflicto en las vidas diarias de los pobladores.
Cuando al fin llego a la escuela ella logró notar algo raro, la puerta de la escuela estaba abierta como casi siempre, pero no parecía haber estudiantes ni dentro ni llegando, aun así sentía que podía utilizar aquel extraño acontecimiento.
-Gracias por traerme, te veré después de la escuela.
El chofer solo asintió y la chica bajo rápidamente del vehículo cromado, entro por aquella gigante puerta lentamente para terminar escondiéndose detrás de un poste, miro cuidadosamente la puerta hasta que vio el vehículo salir de la zona.
-¿Qué sucede?, ¿acaso no iremos a clase?
El gato negro salió de la chaqueta de la chica mientras ella salía de la escuela.
-Claro que no, hoy es día libre.
-Así que finalmente me haces caso, ¡nos saltaremos la escuela!
-¡No es eso!, ughh, hoy no hay clases, al igual que toda la semana y la pasada, le miento a mí papá para así poder salir de la casa.
-Vaya, y yo creí que mis consejos comenzaban a ser escuchados. Bueno, al menos te estás volviendo una chica mala.
-Cree lo que quieras, hoy veré a mi querido Marian.
Camino ignorando las palabras de aquella extraña criatura que salía de su chaqueta y finalmente llegó al hogar de su novio; abrió la puerta de la panadería y una pequeña campana resonó por toda la tienda.
-Bienvenido, ¿en qué puedo ayudarle?
Una voz femenina salió del fondo del cuarto mientras la chica se posaba frente a la recepción, puso una sonrisa en su rostro y con alegría dijo:
-Buenos días señora Cheng, vine a ver a Marian.
-Oh, sí es la dulce Andrei, pasa, Marian está arriba en su cuarto. Les llevare unas galletas en unos minutos. Claro, al menos de que quieran estar completamente solos.
El rostro de la chica se ruborizó al momento en el que descubrió a que se refería la madre de su novio, su respiración se agravó mientras tenía en mente aquellas acciones por unos segundos, esto hasta que recobró la compostura.
-N,no, no se preocupe, le agradesco por las galletas.
Dijo completamente tímida, la mujer solo soltó una leve risa mientras veía a la chica apenada. Marian se encontraba en su cuarto escuchando un disco de Jagged Stone diseñando una nueva portada para su nuevo disco.
-Tiene que ser Jagged y tiene que ser moderno, esto es más complicado que la última vez, ¿qué debería hacer Tikki?
-Bueno, primero que nada concéntrate, si tratas de hacer algo distraído nunca lo vas a terminar o lo harás mal, sé que descubrir el secreto de Andrei fue muy complicado para ti, pero debes dejar de pensar en eso.
-Lo sé, pero, tengo que decirle lo que descubrí, si algún día ella lo sabe por alguna otra razón, temo que me odiara.
-Ella no va a odiarte y lo sabes, pero si crees que es indicado decirle sólo hazlo.
-No sólo es eso, sabes, todos estos años que ha intentado coquetear conmigo, con Prince, me hace sentir...celoso.
-Pero ella ya no coquetea con Prince, he inclusive olvido por completo aquel beso que tú le habías prometido.
-Tienes razón, ella lo hizo cuando comenzábamos a salir, tal vez solo estoy muy paranoico.
-Bien, ahora con eso aclarado, a trabaja...oh.
Un repentino golpeteo en la puerta hizo que la Kwami se ocultara, Marian dio media vuelta para observar la puerta y apagar la música.
-¡Adelante!
Dio un suave grito y al instante la puerta abrió, una hermosa chica con el pelo rubio, una figura exótica, y ropa de diseñador entro por aquella puerta.
-Hola Marian, vine a verte otra vez.
-¿¡Andrei!?, ¿pero que?, ¿por qué?, te había dicho que iría hoy a tu casa a las 11, todavía faltan tres horas.
-Lo sé, pero como mi chofer estaba disponible decidí venir a tu casa...tal vez así podamos estar, solos.
Dijo jugando con su cabello intentando ocultar su rostro, se sentó sobre la un poco alborotada cama, el chico se levanto de su asiento y lentamente se acercó a la chica, puso su mano sobre la ruborizada mejilla y comenzó a besar a la chica, comenzaron a caer lentamente sobre la cama hasta terminar recostados y el tierno beso comenzó a intensificarse.
Sin prestar atención al mundo sus rostros fueron lo único que pudieron ver y sus respiraciones lo único que podían escuchar. Marian bajo lentamente su mano con la intención de ponerla en la cintura, pasando por el cuello y deteniéndose al sentir un raro y suave objeto, sin saber de qué se trataba rodeo todo el objeto con su mano y lo presionó lentamente, esto provocó que un suave, pero profundo, gemido saliera de la boca de la chica.
Ambos se separaron al escuchar aquel extraño sonido y se observaron intensamente, la mano continuaba en el pecho d la chica y lo presionaba simultáneamente y suavemente, varios pequeños gemidos resonaron silenciosamente en la habitación y se podía sentir una presión en el aire; a punto de volver a besarla la puerta de su habitación es abierta y la madre de Marian los ve.
-Oh, lo siento, vine a traerles galletas, pero creo que ya no las necesitarán.
-Ma, mamá, n, no es lo que piensas.
-Oh vamos Marian, no puedes comer mucha azúcar y lo sabes, creo que el dulce que estás probando es suficiente.
Río para después salir del cuarto lentamente, el rostro de ambos chicos comenzó arder, no en pasión, en pena y un fuerte color rojo los cubrió por completo. Marian rápidamente quitó su mano del pecho de la chica y se alejó apenado.
-L, lo siento, cre,creo que volveré a mi trabajo.
Se sentó en su silla y retomó el trabajo que tenía encargado, sus manos temblaban constantemente impidiéndole siquiera escribir, Andrei se levanto de la cama con el rostro aún ruborizado, puso su mano sobre la del chico y al instante esta detuvo los temblores.
-No tienes que estar tan nervioso ni apenado, me hiciste sentir bien.
Dijo algo apenada, el chico volteo a verla y no pudo evitar disfrutar ver ese hermoso rostro que se ruborizaba solo por el.
-Lo sé, pero me siento un poco extraño que mi mama nos haya visto...llegar a eso, además de que, ¿pasarás Navidad con tu padre?
Una pregunta realmente incomoda, pero había algo en esa pregunta que le obligaba a responder honestamente.
-Yo, no creo que mi padre quiera festejar ninguna festividad, pasarla con mi papá ya no es algo que disfrute.
-Ya veo, entonces, ¿te gustaría pasar Navidad con mi familia?, cla-claro que si quieres quedarte estaría muy feliz...
Sin saber qué decir se quedó en silencio y viendo a la chica esperando su respuesta; ella miró la zona alrededor del chico y miro las fotos de ella en la pared detrás del chico, se sentía feliz de que alguien pensara tanto en ella.
-Claro, me encantaría.
Dijo con una enorme sonrisa en su rostro, esta Navidad la pasaría con la persona que más amaba y con la familia de esta persona, ¿que magnífica magia se presentaría frente a ella está noche?
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