Marian y Andrei se encontraban desayunando tranquilamente después de unos días un poco bruscos, finalmente ambos habían pasado al siguiente nivel con su relación, pero aún ocurría cierto problema que se necesita solucionar, el padre de Andrei.

-Wow, estos panqueques son deliciosos, eres un excelente cocinero.

-Me alegra que te gusten, los hice pensando en ti.

Marian no podía dejar de ver a Andrei, veía como llenaba sus mejillas con el dulce alimento que él mismo le había preparado, el rostro que ponía era aún más dulce que la miel y más bella que un bouquet de rosas. La chica se dio cuenta de cómo la veían y dejó de comer apenada, agacho la mirada y su rostro se sonrojó mientras pequeñas manchas de Maple se notaban en los bordes de sus labios.

-De, deja de verme, m,me estás poniendo nerviosa.

-Oh, lo siento, pero, adoro ver tu hermoso rostro, claro que con todo y manchas.

Se acercó y limpio la miel del rostro de Andrei con su pulgar para lamerlo posteriormente, la chica sintió un golpe de nerviosismo mientras veía a Marian lamer su dedo de una manera un tanto excitante.

-Mmm, no estoy seguro de que este dulce sabor sea de la miel, o de ti.

Dijo con una suave y peculiar voz mientras acercaba su rostro a Andrei, la respiración de la chica se volvió cada vez más brusca, Marian comenzó a besarla lentamente saboreando cada centímetro de sus labios.

-Creo que el sabor es tuyo.

Lamió sus propios labios recordando el sabor que acababa de conseguir, Andrei lo vio y su cabeza pareció sacar humo como un tren al mismo tiempo que su rostro se volvía tan rojo como el fuego.

-¡To,ton,tonto, solo dices cosas penosas!

-Jeje, también me encanta ver ese rostro apenado, pero siento que prefiero el rostro que pusiste anoche.

Refiriéndose a aquella noche donde el único rostro que tenia la chica era uno completamente lleno de placer y de amor, la chica al recordar aquel sentimiento y el sonido de su voz no podía hacer nada más que sentirse apenada y su cuerpo ganaba una fuerte temperatura, pero aún así debía mantener su cabeza fría.

-A mí me encanto aquellas palabras que me decías, "te amo", no parabas de repetirlo una y otra vez.

Dijo para intentar vengarse de Marian, él se sintió un poco apenado y feliz al mismo tiempo, pero ella comenzaba a sentirse aún más extraña al recordar ese mismo momento.

-Oye, ¿quieres que...?

Andrei quería preguntarle algo un poco incómodo "¿quieres hacerlo de nuevo?", pero no podía, se sentía muy apenada de tener una fuerte sensación de querer hacer el amor una vez más con Marian.

-¿Qué?, ¿acaso quieres... - se acercó a su oído y comenzó a susurrar -...que lo volvamos a hacer?

Andrei se quedó en shock por unos segundos y finalmente respondió con un simple movimiento de cabeza, asintió tímidamente antes de ser cargada por Marian en dirección a su cuarto, un nuevo momento de intimidad que fue interrumpido por la puerta del hogar de la chica abriéndose.

-Marian, llegamos.

La voz pertenecía a la mama de Marian la cual al entrar vio a ambos chicos sentados en el sofá fingiendo que nada había ocurrido hace unos segundos.

-Oh, vaya, Andrei vino a visitarnos.

-Ho, hola señora.

-Hola, ¿cuando llegaste?

-Ha, hace poco, unos minutos posiblemente.

-Ya veo, espero que estés disfrutando tu estadía, por cierto Marian ¿llegaste tarde anoche?

-N, no, llegue casi a las 6, ¿por qué?

-Llame ayer como a las 7, ¿por qué no respondiste?

-E, estaba durmiendo, por eso no pude contestar.

-Bueno, si no fue eso seguramente estabas muy ocupado haciendo otra cosa, por cierto ¿durmieron bien Andrei?

Ambos dieron un pequeño salto de sorpresa, parecía que la madre de Marian los había descubierto de alguna manera, pero ¿cómo?

-Oh, claro, si van a pasar la noche juntos traten de no hacer tanto ruido, podrían molestar a los vecinos.

Al escuchar eso el rostro de ambos tomo un fuerte color rojo y una gran vergüenza se apoderó de ellos,  eso hacía que Marian se preguntará ¿qué tan fuerte fueron los ruidos si se encontraban casi en el ático?

Después de aquel momento vergonzoso era hora de que Andrei regresara a clase para que no preocupara aún más a su padre. Llegaron a la mansión y al entrar el padre recibió a ambos.

-Vaya, me alegra que te hayas recuperado, fui a visitarte, pero estabas dormida.

-S, si, lamento haberte preocupado, pero, tengo algo muy importante que decirte.

-Hmm, te escucho.

-Papa, yo quiero seguir con Marian, y, yo lo amo, así que no importa lo que digas, me quedaré a su lado por siempre.

-¿Y estas segura de que ese sentimiento es real?

-Claro que lo es, sé que ese sentimiento no puede fingirse.

-Bien, y tú Marian, ¿amas a mi hija?

-Cl, claro que la amo, haría todo por ella.

-Entonces no puedo intervenir, es la decisión de ambos y la respeto, pero espero que se la tomen enserio y tengan cuidado.

El hombre subió las escaleras a su habitación dejando solos a ambos chicos, Andrei perdió la fuerza de sus piernas y cayó de rodillas, ella no podía creerlo, su padre había aceptado su relación con un chico. Marian se puso al lado de ella y tomo su hombro, ella al instante saltó sobre él y comenzó a abrazarlo y besarlo.

-Estoy tan feliz, podré estar contigo.

Beso su frente, sus mejillas, sus labios hasta incluso su cuello, al parecer aún continuaba con aquel sentimiento que tenía en casa de Marian.

-E, espera, me, me haces cosquillas.

Río Marian mientras alejaba suavemente a Andrei, miro su rostro, completamente ruborizado y con su respiración brusca; se levanto del suelo y tomo a Marian y lo llevó a su cuarto.

-¿A, Andrei?, n, no podemos, tú, tú padre podría escucharnos.

La chica no parecía escuchar a Marian, lo arrojó a su cama y comenzó a quitarse la ropa mientras continuaba besándolo, poco a poco terminaron de una forma similar al día anterior, suaves gritos y gemidos se podían escuchar inclusive al cuarto en donde supuestamente se encontraba su padre.

En estos momentos Gabriel Agreste se había transformado en su alter-ego, Hawk Moth, el cual esperaba alguna emoción negativa para continuar con sus planes, esto al mismo tiempo mientras ambos héroes se encontraban ocupados.