1-Cuernos como trofeo

Tipo de historia: Original. 

Género: Masculino (ahre esto no es).

Género literario: Aventura, fantasía (ficción).

Esto fue básicamente un reto de MF_Benjamin y él es también co-autor de la obra :v. 

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El cuerno del unicornio lanudo, áspero y grueso golpea con una embestida ascendente a Lutmern, el adolescente de 14 años sale disparado para golpear su espalda contra un árbol -J-Joder, puta madre que me pario- Lutmern exclama adolorido al sentir el golpe contra su espalda alta, la nieve de las ramas esta cayendo además encima de él. No solo son los huesos de Lutmern lo que retruena, también la corteza. 

La visión de Lutmern se ensombrece cuando su gorro cae encima de sus ojos, pero sus oídos siguen bien mientras él lo acomoda. Aquella bestia, un unicornio lanudo, relincha mientras que carga contra el siguiente de los cazadores, pero entonces Razemenoff, con las piernas en una posición baja y los músculos de sus brazos flexionándose, él apuñala el cuello de la criatura, que libera su último respiro, cayendo contra la nieve. 

-...¡¿Sigues vivo Lut?!- Razemenoff pregunta de manera sarcástica mientras recupera su lanza de metal, empezando a sacar de su mochila un cuchillo para empezar a trocear al unicornio lanudo. El enano separa primero el pelo, entonces la piel, para llegar a los músculos, la grasa, el hueso y los órganos. 

-Por supuesto que si- Lutmern responde levantándose un poco adolorido, el respira en sus propias manos, frotándolas una contra la otra para producir calor mientras se acerca al cuerpo de la recién asesinada criatura. 

Lutmern empieza a recolectar la grasa para enrollarla alrededor de los huesos, aunque él no puede evitar comer aquellos restos mientras que Razemenoff estaba cantando una canción tradicional de su pueblo. Pero entonces cuando Razemenoff escucha el sonido de los huesos crujir en los colmillos de Lutmern, el enano de cabello marrón golpea al adolescente en el costado.

-¡Te dije que te esperes a comer!- Razemenoff exclama con molestia mientras vuelve a su trabajo, pero entonces Lutmern empieza a masticar más fuerte directamente en la oreja del enano. Sin embargo él recibe otro golpe de Razemenoff, el gorro de Lutmern se cae debido a esto mientras el adolescente continúa quejándose -Déjate de ser maricón y ponte el gorro de vuelta, ya casi termino y volvemos a casa- Razemenoff sentencia.

-Tú eres el que se queja demasiado, viejo- Lutmern responde refunfuñando, él entonces pasa su mano por su enorme gorro de lana blanco, era de cabellos muy alargados y frondosos, igual al sombrero de Razemenoff. Aunque maestro y estudiante son diferentes en el origen, Lutmern sonríe orgulloso viendo su sombrero. 

Las manos del adolescente pasan por cabello, haciendo surcos en su cabello rubio, deteniéndose entonces a la mitad de su cráneo, unas negras protuberancias sobresalen, unos pequeños cuernos con unas puntas redondeadas. La superficie áspera de los cuernos es revisada por unos momentos, él pelotudo rasca sus propios cuernos con sus uñas.

-Deja de rascarte y vayámonos- Razemenoff exclama pateando a su alumno en la pierna mientras carga con la bolsa llena de carne y viseras, mientras que por su parte Lutmern se queja por el dolor en su pierna causado por el enano.

-¡Deja de joder!-Lutmern exclama dando un cabezazo contra la espalda de su maestro, quien también grita adolorido. Ambos idiotas empiezan a gritar mientras empiezan a patearse y darse cabezazos. 

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-Me duele la cabeza- Lutmern exclama sobando su frente enrojecida mientras camina detrás de Razemenoff, cuya pierna derecha flaquea. 

-Eso pasa porque peleas como un estúpido, no puedes ir dando cabezazos a todo enemigo que te encuentres, tienes suerte de que yo solo soy tu maestro- El enano declara con molestia mientras arregla su sombrero algo aplastado después de un cabezazo del joven.

-Hey las cabras pelean a base de cabezazos, cuando mis cuernos crezcan estoy seguro de que sería similar- Lutmern declara con indiferencia. 

-Tú no eres una cabra Lut- Razemenoff señala con calma mientras truena su cuello, pero entonces el ve a su alumno saltar frente de él.

-Behhhhhhh- El adolescente empieza a saltar y balar como una cabra, Razemenoff por su parte no puede evitar reír un poco antes de empezar a hacer una gigantesca bola de nieve y tirarla a la cabeza de Lutmern. La bola de nieve queda incrustada en su cabeza, pero el adolescente se guía por el sonido para seguir a su maestro, que continúa con su sonora risa mientras ambos van a casa. 

La nieve se derrite de la cabeza de Lutmern, quien ve como el agua también se evapora de encima de él y su ropa se seca, esto era debido a la tortuga rojiza que estaba en aquel lugar, creando una pequeña laguna debajo de ella. El animal tenía encima de ella un pequeño edificio al que se accedía por un puente que la tortuga bajo al golpear un costado de su caparazón con su cuello.

-¡Hola Olga!- Lutmern saluda emocionado yendo a acariciar el hocico de la tortuga, que recibe los mimos del adolescente con calma, cerrando sus ojos amarillentos con una pequeña sonrisa en su rostro, la piel de Olga la tortuga es cálida pero también parece cubierta por una sustancia viscosa pero no inflamable. 

-Oye ve entrando necesito que me ayudes en la cocina- Razemenoff llama a Lutmern mientras sube el puente de madera, que rechina debajo de los pesados pies del enano. Razemenoff, dueño de aquella tortuga y el establecimiento en la espalda de esta, abre la puerta de madera pintada de amarillo en una choza del mismo color sobre aquel caparazón negro.

-¡Enseguida!- Lutmern responde mientras da unos últimos mimos a la tortuga antes de ir subiendo al edificio, este tiene un letrero con el nombre "Abukinch" y al entrar suena la campana de la puerta, la sala que recibe al adolescente es un amplió espacio lleno de mesas y sillas, un acogedor lugar iluminado por velas y a temperatura ambiente gracias a la temperatura corporal de Olga. También se podía ver desde una barra hecha de piedra de color gris la cocina, donde Razemenoff estaba descargando los materiales recién conseguidos para empezar a trabajar. 

Por su parte el joven estudiante se remanga su suéter de color gris y va a lavarse las manos en una cubeta antes de empezar a trabajar junto con su maestro, Lutmern ya esta comiendo los huesos y la grasa mientras que ayuda a Razemenoff a ablandar la carne y cortar los vegetales. 

El enano se acerca a una especie de cubo de metal sólido, encima de él, con una piedra de color rojo, Razemenoff crea un pequeño símbolo, que se convierte en una flama. El enano lo utiliza para colocar una cacerola que empieza a hervir en unos pocos momentos, allí Razemenoff empieza a preparar el estofado 

-Vamos a ponerle más especias- Lutmern declara a punto de abrir la olla con su mano sin guantes mientras que la otra sostiene unas hierbas muy olorosas, pero entonces el puño del enano lo aleja.

-¡Lut, vas a arruinar el estofado con eso! No es culpa del pobre estofado que no puedas oler nada- Razemenoff exclama abrazando la cacerola hirviendo para protegerla de su estudiante, que intenta rebasar a su pequeño maestro. 

-Si solo aceptarás agregar más especias podría oler algo- Lutmern exclama rápidamente tirando las hierbas en la cara de Razemenoff, quien se queja forcejeando con su alumno, hasta que ellos dos ven un par de sombras en la ventana de la puerta. Rápidamente ambos se separan para hacer como que están trabajando más diligentemente de lo usual.

La campana suena y en ese momento la mandíbula de Lutmern se abre, maravillado y sale inmediatamente de la cocina -¡Bienvenidas al restaurante Abukinch bellas damas!- El adolescente rápidamente salta a saludar a las nuevas comensales, visiblemente extrañadas, no por el entusiasmado aprendiz de cocinero.

-¿Restaurante?- La menor de ellas resalta con confusión, mirando con duda al aparente humano y el enano, junto a todos el "rústico" interior. 

-Oh, que encantador, no esperaba encontrarme un restaurante justo aquí- La mayor exclama con amabilidad ella se quita la capucha de su túnica celeste, dejando caer su cabello negro y mostrando sus orejas picudas, mientras que un sonriente Lutmern esta naturalmente encantado por las palabras de la elfa pero aun más emocionado al ver a la mujer élfica, esbelta y de piel oliva impoluta. 

-Mi nombre es Lutmern, seré su camarero, cocinero y en realidad todo lo que necesiten- El aprendiz rápidamente exclama inclinándose y saludando a la mayor de las mujeres con un beso en la mano, que saluda respetuosamente al joven con una pequeña risa. 

Entonces Razemenoff patea a su alumno en el culo sabiendo la doble intención, después de años de convivir con Lutmern, él sabía como piensa su alumno-Mamá por favor este sitio es asqueroso- La menor de las dos reclama, y mientras que Razemenoff se mantiene indiferente, su alumno rápidamente se había recuperado de la patada. 

-Usualmente no insultaría a una mujer que recién conozco, pero ya veo que tú madre es la más inteligente. Nadie insulta a nuestro restaurante- Lutmern reclama infantil quejándose rápidamente a punto de chocar con la menor de las elfas.

-¡¿Que dijiste mocoso?!- Ella reclama quitándose la capucha, ella es muy similar a su madre, con aunque con una nariz algo plana y una cinta morada cubriendo su pequeña frente.

-Te dije tonta, t-o-n-t-a. ¿Quieres sinónimos?- Lutmern responde haciendo una mueca, pero entonces Razemenoff vuelve a golpear a su alumno. 

-¡Olbrin! Compórtate por favor esta no es nuestra casa. Disculpen a mi hija Olbrin, ella puede ser algo brusca a veces- La mayor reclama rápidamente sosteniendo el hombro de su hija, que rápidamente se había rebajado al mismo nivel infantil que Lutmern, quien le estaba sacando la lengua mientras que ella estaba levantando sus dedos mayor, indice y anular contra él.

-Yo soy Razemenoff, soy el gran cheff de Abukinch, este idiota de aquí es Lutmern, mi aprendiz- Ambos adultos se saludan de manera educada con un apretón de manos mientras que los jóvenes continúan peleando a la distancia -¿Quieren algo de comer? Les cobraré menos ya que su hija ya se esta peleando con Lutmern- El enano exclama con calma. 

-Yo me llamo Olgia, soy arqueóloga, y eso no es necesario se lo aseguró- La mayor de las elfas explica con calma, rápidamente el interés de Lutmern se fijo en la mayor debido a su profesión...y para que negarlo, Lutmern también estaba viendo las tetas de Olgia -Pero quizás puedan ayudarnos. ¿Ustedes conocen la zona? Estoy interesada en un sitio arqueológico- Olgia explica con calma. 

-Hemos estado aquí dos años, quizás sepamos- Razemenoff sentencia sin comprometerse. 

-¡Yo puedo ayudar!- Lutmern rápidamente se señala así mismo -Pero le cobro...Una disculpa a su hija- El aprendiz exclama, rápidamente explicando su petición después de una mirada molesta de su maestro -¿Que te pensaste?- Lutmern se agacha a susurrar a su maestro. 

-Siendo tú, un favor sexual- Razemenoff reclama con indiferencia en un susurro, su aprendiz se queda callado -No lo pidas- 

-Ni sueñes que yo voy a pagar por los servicios de alguien como tú. ¡Tú me insultaste!- Olbrin exclama rápidamente, pero su madre por su parte deja una bolsa pesada cerca de la mesa, se escucha el sonido de pequeños objetos chocar y cuando Razamenoff y Lutmern corren a abrir la bolsa encuentran pequeñas monedas de oro, extranjeras, pero seguía siendo oro.

-Actualmente podemos pagar por otros medios- Olgia explica con calma sonriendo a ambos cocineros. 

-Trato- Razemenoff y Lutmern no dudan en aceptar. 

Después de preparar unas bolsas para el pequeño viaje, Razemenoff empieza a guiar al grupo después de haber cerrado su restaurante con llave. Por su parte Olgia seguía al enano hablando como adultos responsables, mientras que Lutmern y Olbrin estaban atrás. Fijándose un poco más, Lutmern estaba notando que la mayor de las mujeres llevaba un equipo pesado, lo que parecían lupas, tomos de libros, etc. Algo a lo que él no esta acostumbrado, su hija parece ir más ligera de carga (y también era menos voluptuosa). 

-¿No se supone que tú deberías guiarnos también?- La joven elfa menciona un poco molesta de continuar viendo al joven cocinero.

-Yo estoy cuidando la retaguardia...de tú madre, si sabes a lo que me refiero- Lutmern le sonríe a Olbrin, ella por unos momentos esta confundida, pero entonces cae en cuenta de lo que dice el joven debido a su sonrisa y sus dientes maliciosos.

-Maldito...- La elfa protesta en silencio chirriando los dientes mientras que Lutmern ríe por lo bajo. Olbrin gira la cabeza en otra dirección mientras ella esta indignada por el comportamiento de su nuevo compañero de viaje, pero entonces ella le escucha masticar -¿Que estas?- La elfa se gira curiosa.

Olbrin estaba viendo con una cara de confusión como Lutmern esta comiendo unas flores, los pétalos le daban la forma de pequeñas campañas rojas con detalles negros -...Se llaman Tu'cmevelos- Lutmern explica mientras se mete otro a la boca. 

-...¿Eres tan pobre que tienes que comer flores?- Olbrin pregunt sorprendida, pero entonces ella empieza a pelear otra vez con Lutmern. 

-¡No insultes mis gustos tonta!- El aprendiz de cocinero reclama. 

-¡Eso es imposible cuando son gustos estúpidos!- La elfa exclama chocando contra Lutmern, mientras que los mayores estaban viendo eso, el grupo en realidad continua caminando acercándose al destino solicitado por Olgia. Pero entonces Olbrin siente un escalofrío, un pétalo había tocado su dedo. Ella no puede evitar empezar a rascarse ese dedo rápidamente mientras que Lutmern agarraba el petalo y se lo comía como un aperitivo. 

-¡¿Que demonios es esto plebeyo?!- Olbrin pregunta ultrajada mientras se rascaba. 

-Ya te dije el nombre de la flor- Lutmern responde con una cara de indiferencia mientras va a un arbusto cubierto de nieve para comer más. 

-¡Mamá!- Olbrin rápidamente va corriendo con su madre, que esta mirando con preocupación el dedo de su hija. 

-Oh, solo espera un poco y se te pasará. Los tu'cmevelos son plantas de por aquí, desarrollaron un veneno irritante para cuidarse de depredadores. Lamentablemente, no funciona con Lutmern- Razemenoff explica con calma.

-Por favor Olbrin deja de pelear- Olgia pide tomando el brazo de su hija de manera afectuosa mientras que en un principió Olbrin intenta protestar, ella cierra los ojos, se muerte el labio inferior y acepta asintiendo con la cabeza. 

Lutmern vuelve a su posición cuidando la retaguardia.

El terreno se torna cada vez más en una ladera, Lutmern recuerda un poco del lugar, viendo como los riscos formaban un extraño valle donde había una torre alta de piedra y nidos de pájaros por todos lados, algunos eran de verdad muy peligrosos -Perdone bella dama pero ¿Exactamente que sitio arqueológico esta buscando?- Lutmern pregunta adelantándose poniéndose al costado libre de Olgia. 

Olbrin vuelve a fruncir el ceño -Eso es precisamente lo emocionante- La mayor de las elfas le sonríe con calma al aprendiz de cocinero, que devuelve la sonrisa encantado por el gesto de la mujer élfica. 

Por su parte Olbrin estaba a punto de quejarse otra vez pero entonces ella se sorprende cuando finalmente el enano choca sus palmas, llamando la atención de todos, incluso algunos pájaros salen volando por la fuerza del sonido. 

Frente al grupo se hallaba el valle de forma más abierta, en su centro, una estructura metálica de cientos de metros, casi un kilómetro de largo y ancho, se alzaba, derruida, en medio de pequeños riachuelos, rocas y incluso un bosquecillo. Inmediatamente Olgia estaba sonriendo entusiasmada, esa sonrisa hizo a Lutmern sorprenderse y sonrojarse.

-Lutmern, lleva a la señorita por el camino de la derecha, es más seguro- Razemenoff llama a su aprendiz a la tierra, señalando un camino angosto que se puede ver debido a la forma de rocas y raíces a su alrededor, aunque es algo empinado, no es tanto como el risco directamente frente a ellos. 

-...Entendido- Lutmern acepta entre dientes. 

-Te estoy hablando en serio, protégela- Razemenoff reclama con seriedad antes de dar un paso hacia adelante, preparándose para saltar como si nada directamente hacía el suelo del valle. 

Lutmern mira a su maestro y asiente -Si- El aprendiz acepta con calma. 

-Muchas gracias, Lutmern- Olgia menciona con amabilidad palmeando la cabeza del aprendiz, que otra vez más se sonroja mientras tiene una amplia sonrisa en su rostro. La mayor de las elfs y el enano saltan como si nada al risco y bajan seguros hacia el valle debido a sus habilidades o resistencia, por ejemplo Razemenoff solo se dejaba deslizar, sus pies rompían las rocas, mientras que Olgia daba elegantes saltos. 

-Ah, el amor, el amor, el amor- Lutmern empieza a girar sobre su propio eje mientras que Olbrin tenía una cara de disgusto. El aprendiz de cocinero empezó entonces a moverse, aun girando, al pasaje indicado por Razemenoff. 

-Si intentas algo conmigo o mi madre te voy a matar- Olbrin menciona caminando detrás de Lutmern, quien se detiene a girar justo para mirar a la elfa. 

-¿Por que intentaría algo contigo cuando tú madre es más guapa?- El aprendiz de cocinero exclama con molestia. 

-¡¿Que dijiste mocoso?!- Olbrin grita tomando la mejilla de Lutmern, quien por su parte muerte la mano de ella -¡Salvaje!- La elfa rápidamente exclama cuando ella da una bofetada al aprendiz de cocinero, haciendo que él la suelte. 

-En primer lugar, no me agarres. Prometí protegerte, pero no significa que puedas tocarme, yo voy a respetarte mientras tú me respetes. En segundo lugar, tú madre es más guapa, ya me oíste. En tercer lugar. ¡No soy un mocoso!¡¿Cuantos tienes tú?!- Lutmern pregunta con molestía defendiendo su orgullo.

-Primero ¿Cuantos tienes tú?-Olbrin menciona con vanidad mientras se pone de lado, mirando de reojo al aprendiz de cocinero con molestia.

-14 años- Lutmern exclama, pero entonces la elfa se ríe -¡¿Cuantos tienes tú?!- El aprendiz de cocinero reclama una vez más. 

-Eres menor que yo...yo tengo 16- Olbrin exclama, aunque ella baje la última parte intentando que su voz no se oiga en un susurro, Lutmern la escucha. 

-¡Tú eres una mocosa!- Lutmern reclama. 

-En mi cultura ya soy adulta, niñato- Olbrin reclama -Ahora deja de buscar pelea conmigo y llévame con mi mamá- La elfa señala hacía adelante, entonces el aprendiz de cocinero y ella dejan de mirarse. Mientras que Lutmern mantiene silencio, él va por delante, pero el camino se esta volviendo algo más difícil.

La nieve se esta deshaciendo debajo de los pies de Lutmern, no así con los delicados pies de Olbrin, pero ella se esta aferrando a las raíces de las paredes que se están arrancando debido a la fuerza de las manos de la elfa. El camino era como un rodeo que ellos debían de tomar, descendiendo a otro atajo que se trata de un puente de madera y hierro que los dos compañeros divisan a la lejanía. 

-Ya casi estamos allí- Lutmern señala con calma, a lo cual Olbrin asiente sin dar comentarios. Ellos dos continúan avanzando, aunque ahora sus pasos se vuelven más descuidados, pero repentinamente un poco de nieve cae por encima de ellos dos. Cuando Lutmern y Olbrin suben la cabeza ellos notan el sonido de algo que se movió bruscamente, moviendo los arbustos por encima de las rocas de los ricos bajo los que ellos dos cruzaban.

-Pudo haber sido solo un animal, pero prepárate para lo peor- Olbrin menciona rápidamente con cuidado, ella en un principió estaba a punto de poner una mano encima de la espalda de Lutmern para ir en un dúo compacto, pero ella retira su idea, y en lugar lleva su mano a su propia espalda.

Los oídos de Lutmern captan como Olbrin agarro algo, parecía un poco pesado pero no era asunto de él. El aprendiz de cocinero por su parte da un leve zapato, limpiando su bota vieja de la nieve mientras que sus manos permanecían en una posición cercana a su cuerpo.

Pero al llegar al puente, en un principió no había nada. Ambos están mirando a los lados unos momentos antes, mientras que Lutmern estaba dando unos pasos hacia adelante, Olbrin estaba observando la madera de los laterales de la construcción, habían algunos tallados curiosos entre todos los hongos azules creciendo en la madera -Ten cuidado con el espacio entre los tablones- Lutmern exclama, pero entonces él se da cuenta de que Olbrin no lo esta siguiendo -¡Oye!- Lutmern llama a su compañera. 

-Espera, quiero mirar esto un poco. ¿Sabes quien pudo construir este puente?- Olbrin pregunta con curiosidad, en realidad ella esta animada, viendo símbolos tallados de forma rústica y brusca basados en un sistema de "puntos" tallados en la madera, como aquellos hechos por ciertos pájaros y mamíferos. 

-No, no soy nativo de aquí- Lutmern señala volviendo con Olbrin, pero entonces entre ellos repentinamente cae un ser humanoide de alrededor de cinco metros, revolviendo la nieve a su alrededor. Lutmern había caído al suelo entre los tablones mientras que Olbrin cae en el suelo nevado. 

-Significa "Cuidado" ¡Hahahaha!- Aquella figura ríe con su voz ronca y fuerte, su piel era gris y cubierta de un pelo en estos momentos blancos, aunque la ropa de él también era blanca esta era tela fabricada para una túnica gruesa, como un gigantesco suéter de aspecto algo infantil. En ese momento Olbrin rápidamente intento sacar de su espalda una ballesta, pero un golpe del largo antebrazo hinchado del humanoide, envía el arma a volar.

Otra vez aquel ser ríe, su nariz gigantona y sus ojos pequeños mirando a la elfa. Entonces de entre sus ropajes pesados, el ser saco una bomba que él aplasto entre sus dedos como si nada -¿Q-Qué es est-? Cof, cof- Olbrin exclama, tosiendo mientras  el humo verde rodeaba la entrada del puente. 

-Es un veneno especial de los Troll, no te molestes. Te inmovilizará y cerrará tu garganta, hasta que te noquees o mueras, lo que pase primero, para entonces yo ya te habré robado ¡Hahahaha!- El troll ríe una vez más, sus dedos gruesos y sucios entonces se acercan a las posesiones de Olbrin, pero el sonido de la madera rompiéndose llama la atención del troll. 

-No toques a la señorita- Lutmern sentencia con seriedad, dando otro zapateo antes de que toda la nieve de su cuerpo se quita de un giro de su persona. Su sombrero blanco esta en una mano, permitiendo que entonces sus pequeños cuernos sean observados con sorpresa por el troll y Olbrin, que no necesitaba esa sorpresa después de no poder respirar bien. 

-¡¿Qué?! Es imposible, no deberías poder moverte debido al veneno pero...con esos cuernos. Tú no eres un humano como sospechaba- El troll inquiere sorprendido, él se fijo en la madera rota, el pie de Lutmern se había atascado allí, y él lo rompió como si nada -¿Eres un demonio, chico?- El troll exclama con una sonrisa, mostrando sus dientes disparejos y amarillentos. 

-Que soy no es importante, voy a darte una paliza en los siguientes segundos- Lutmern exclama repentinamente saltando contra el troll, sorprendido por la velocidad del chico que con una mano se ponía su sombrero otra vez mientras que contra otra cuidaba su flanco izquierdo.

El troll se cubrió con las manos, recibiendo una repentina patada con sus gruesos brazos, que a pesar de todo lo hizo retroceder un poco, sorprendiendo al propio troll. Lutmern había perdido impulso debido a este impacto. 

Los brazos del troll intentan entonces moverse hacía abajo para aplastar al demonio, pero entonces Lutmern da un giro apoyándose precisamente en los brazos de su oponente para patear al troll en la cara con un poderoso giro. Un diente del ser sale volando fuera de su boca, mientras que Lutmern aprovecha el momento para saltar detrás del troll. 

-Creo que te subestime- El troll menciona girando sobre si mismo para intentar golpear al demonio rubio con su mano, pero los antebrazos de Lutmern lo detienen -¡Ahora me duele!- El troll grita furioso mientras que Lutmern se escapa debajo de su brazo. 

-Descuida, apenas estoy iniciando. Después te cobraré por mis servicios como dentista, te dejaré la boca sin esos dientes asquerosos- Lutmern exclama con vanidad. 

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