\Prólogo\
◽ Original Multiverse-Mafiatale.
Aquel hombre festejaba con aquellas prostitutas, quienes lo adulaban de cierta manera explícita, mientras admiraban a sus tiburones.
—Mira , parece que tus mascotas me aman—decía una de las chicas mientras se acostaba sobre el vídeo que impedía que cayera al agua con aquellos asesinos del mar
Ese burgués se reía a todo pulmón.
Sin saber que esa sería su última noche de placer.
Le hizo un ademán a la mujer para que viniera a pasar un "buen rato", y ella le hizo caso.
Cuando no había nadie allí, uno de aquellos vidrios de forma cuadrada fue quitado, y de allí salió cierto esqueleto con su capucha mojada y su máscara negra.
Miró a aquellos tiburones pequeños pero de mordida mortal nadando en el piso.
"Me van a servir de mucho pequeñines"
[...]
Dormía plácidamente, pero luego oyó una especie de disparo. Se sentó en su cama, mientras se deslizaba con cuidado de no despertar a esas "bellezas" de su sueño.
Se acercó a la entrada y vió qué uno de sus guarda espaldas tenía un hueso clavado en el cráneo, la sangre formó un charco debajo de la herido.
El hombre intento no vomitar por aquello, tomó el arma de fuego que estaba en el piso, y fue a buscar al responsable de aquel delito.
A medida que iba avanzando , más cuerpos iban apareciendo , y cada vez veía más sangre. Incluso su mejor guardia estaba muerto, cogió su arma y ahora tenía dos.
El camino de cadáveres lo llevó a la zona donde estaban sus tiburones, y notó que la tapa estaba abierta. Vió a un lado de esta una rosa negra, muy exótica, ese tipo de flor no era fácil de encontrar.
La tomó con delicadeza y se dedicó a olerla.
Sintió a alguien detrás suyo, y sí, había alguien detrás, sentado viéndolo inexpresivo.
—Date la vuelta—ordenó, tenía una voz profunda que llena de miedo , pero a la vez cálida cómo el abrazo de una madre.
—¿Qué quieres?
—Que te quedes en dónde estás—dijo.
El hombre no le iba a ser caso, iba a dispararle, pero fue en vano. No sé habia dado cuenta que el misterioso sujeto le quitó las balas a los cartuchos
—Se ve que tu madre no te enseño a obedecer—negó divertido—que decepción.
—¿Quién eres?—quizo saber el burgués
—No importa quien sea yo—el esqueleto empezó a disparar dos huesos a la pierna del hombre y a su antebrazo.
El hombre gemía de dolor y suplicaba que se detuviera, mas el esqueleto hizo caso omiso ante aquello
—No me mates...por favor—rogó el burgués.
—¿Qué dices? Yo no te voy a matar—anuncio alfin.
Al principio no entendió eso, pero luego se dió cuenta que la tapa del tanque de sus tiburones estaba abierta a sus espaldas.
Un último disparo .
Y cayó hacía atrás en el agua, los animales al oler ese aroma metálico no dudaron en ir por su presa. El hombre intentaba salir pero le era en vano, esos animales tenían más fuerza.
El esqueleto se acercó y miro aquello.
¿Le gustaba? Sí en definitiva.
¿Lo detenían? Nunca.
¿Lo necesitaba? Todo para vencer al pintor.
¿De verdad no le dolía? En absoluto.
Mientras veía cómo su objetivo era devorado por esos animales, tomó aquella rosa negra y la lanzó al agua , para que está se manchara de aquel rojo carmesí.
Su teléfono sonó y contesto—¿Diga?
—Si ya terminaste regresa ahora Fly—dijo la esqueleto .
—Voy en camino .
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