25. La Hermana del Dolor

La historia que os voy a contar sucedió en el año 1920, es decir... hace 79 años. Fue una verdadera y absoluta desgracia que devastó por completo la baronía de Bruma. Y todo por culpa de una mujer que se llamaba Victoria Veiga, que se metió en asuntos no destinados para una inteligencia tan limitada como la suya.

Ella tenía todo lo que una persona normal podría querer: una familia compuesta por un hermoso marido florero y una niña brillante como un sol, también un trabajo de esos que te proporcionan muchos soles en la cartera y una bonita casa en las afueras de la Ciudad Áurea.

Es decir, a mí todo eso no me va mucho, pero supongo que habrá gente que se conforma con tan poco. Y ahora que lo pienso, ella no se conformó y debería haberlo hecho. ¡Pero bien necio es el corazón humano, que no hace otras cosa que querer más, más, más y más!

Lo que más deseaba la boba de Victoria era labrarse un nombre, pero no uno de esos que dura lo que dura un pedo mal tirado. ¡Qué va! Ella anhelaba con toda la fuerza de su corazón introducirse de lleno en los libros de historia, ser de la clase de celebridad que es recordada hasta mil años después de morir. Y el sueño de esta loca al final se convertiría en pesadilla atroz.

Pensaba que, utilizando la sangre, la carne y los corazones de los caídos, podría conseguir una substancia que, al ser inyectada en una persona, lo convertiría en un ascendido. Eso sería genial, pues así el Reino tendría en la mano el poder de alterar la realidad. Aunque ya os dije antes, que eso no es como agitar la lámpara y pedirle tres deseos al genio.

Para ser completamente sincera, ni yo misma sé cómo funcionaría eso de utilizar el corazón de un ascendido para alterar la realidad. Es que tampoco existen muchos casos registrados de ascendidos de verdad verdadera. Uno de ellos sucedió bien cerca de donde estamos ahora, en la jungla Yasei. Allí vivía un ermitaño que se había pasado la tira de años meditando para conseguir eso de ascender y al final dicen que lo logró.

Hubo testigos y contaron que lo vieron levitar en el aire y que como su piel se fue haciendo dorada y brillante. Desapareció de la faz del Reino y de él ya no se supo nadita nunca más. Por lo que yo sé, no hubo ningún cambio en la realidad. ¡Pero quién sabe! A lo mejor la hubo, pero no somos conscientes de lo que cambió.

De todas formas, lo más atractivo para el Reino era utilizar a los ascendidos para acabar con los efectos de la Maldición. Estamos un poco apretados en nuestro pequeño pedazo de tierra, rodeados por la frontera con la Nación de las Pesadillas y el mar, que tampoco es una salida porque, como todo el mundo sabe, a pocos kilómetros de la costa, está el Mar de Sangre. Que es como la Nación, pero en el agua.

En fin, vamos al turrón. ¿Qué dices Sabelita? ¡No, no se dice vamos al marrón estoy completamente segura! ¡Y déjame contar la historia, jolines! ¿Por dónde iba? Sí, Victoria Veiga... Ella curraba para el Instituto de Investigación Helios y daba clases en la Academia Solar.

Pues un día que estaba ahí mismo, soltando uno de esos tostones tan comunes de esa execrable institución y el tema era sobre los ascendidos. Entonces vino un tío listo y no se le ocurrió mejor idea que preguntarle si se podrían crear los ascendidos de manera artificial. Ya se podía haber callado la boca el inútil ese...

Pues eso, la Victoria pensó: ¿Por qué no? Así fue cómo la tipa loca comenzó a diseñar el proyecto que presentaría al Instituto Helios y ellos le dijeron que mejor que no. Pero la respuesta más bien fue negativa en plan de que para ellos sería arriesgado meterse en esos berenjenales, así que lo mejor era que se encargara del proyecto a la VHX.

Pues ellos la enviaron bien lejos, a la baronía de Bruma, por si las cosas se ponían feas y fue la única buena idea que tuvieron los muy zumbados, porque de aparecer la Hermana del Dolor en medio del Reino pues a lo mejor ni estábamos aquí para contarlo. Allí comenzaron los experimentos, en un laboratorio que estaba cerca de la ahora perdida ciudad de Bruma, cerca de la Nación de las Pesadillas.

La tonta del bote esa creía que para ascender se necesitaba ser muy feliz. Si cuando estás desgraciado, te conviertes en un caído, pues estando feliz, te convertirás en un ascendido. Así pues, seleccionaba gente feliz en la ciudad de Bruma, le hacía firmar mil papeles que la libraban de cualquier consecuencia negativa, y se las llevaba al laboratorio. Una vez allí, le aplicaban la inyección que había creado y que simulaba los efectos de la Maldición. Era el empujón necesario para que se produjesen cambios en la persona, pero todas ellas acabaron convertidas en caídos.

No es que se pueda decir que a la VHX le haga ascos a utilizar humanos como cobayas, pero lo que sí no le gusta nada de nada es llamar la atención. Prefieren mantenerse en las cloacas del Reino y que todos se olviden de que existen. Además, ellos sabían ya desde hace la pila de tiempo como crear caídos.

En resumen, la VHX estaba a punto de cancelar el Proyecto Apolo. Entonces, otra idea genial comenzó a gestarse en la cabeza hueca de Victoria, pensó que las personas que llevaba al laboratorio no eran felices de verdad. Era lo malo de utilizar a adultos, ya que estos esconden sus verdaderos sentimientos detrás de un sinfín de máscaras, tantas que al final hasta ellos se olviden de lo que sienten de verdad.

Victoria empezó a desesperarse. Si eso el Proyecto Apolo fallaba, no lograría la fama que tanto ansiaba. Necesitaba un éxito y estaba dispuesta a todo para conseguirlo. ¿A quién conocía que podría ser feliz de verdad? Pensaba desesperada en el despacho de su casa y a pesar de que fuera lucía el sol, para ella era un día de lo más nublado, lluvioso, tormentoso...

Escuchó unas risas infantiles, su hija jugaba con el peluche de cerdo que le había regalado no hace demasiado tiempo y que se había convertido en su juguete favorito. Era inconfundible la felicidad de aquellas carcajadas. La luz iluminó su cerebro con tanta fuerza que casi se le paró el corazón, una idea tan genial que la hizo estallar en fortísimas carcajadas. Sabía lo que tenía que hacer: utilizar a su hija.

Ni corta, ni perezosa. Victoria llevó a la niña hasta el laboratorio y ella se encontraba muy feliz de acompañarla. La mujer idiota conducía el pequeño carruaje familiar y a su lado se encontraba su hija que jugaba con el cerdito, sin darse cuenta del peligro que reptaba sobre ella. ¿Sería consciente Victoria en algún momento de la barbaridad que estaba a punto de acometer o estaría su cerebro tan obnubilado por la ambición que era incapaz de pensar racionalmente?

Llegaron al laboratorio, que estaba vacío pues el Proyecto Apolo era casi historia y su equipo ya ni se molestaba en pasarse por allí. Todos habían perdido la esperanza y solo ella terciaba en su empeño de conseguir los resultados que la catapultarían a la fama. A pesar de que a su hija no le gustaban las agujas, ella le ofreció el brazo, entretanto con el otro apretaba el cerdito de peluche contra su cuerpo. Confiaba en su madre, ¡pero tal confianza sería recompensaba con un destino terrible!

Victoria le inyectó la solución, aquella última versión que consideraba la definitiva. En su mente no había duda ninguna: se convenció a sí misma de que triunfaría y su hija se convertiría en una ascendida. Entonces, y todo gracias a ella, la Maldición sería completamente eliminada y comenzaría una nueva etapa de esplendor para el Reino.

No sucedió nada de eso. Su niña se transformó, pero no exactamente en un ascendido, sino en una criatura peluda que más se parecía a un simio que a otra cosa. En realidad, no era tan horrible como podría ser un caído de los normales: esos suelen ser bastante más terroríficos. Pero eso es algo que todos nosotros ya bien sabemos gracias a nuestras experiencias en Nebula.

Por otra parte Victoria solo fue capaz de ver su derrota definitiva y como sus sueños acabaron hechos caca de pato. Además, otra cosa rara sucedió: la niña transformada no intentó atacar a Victoria, sino que se estremeció de miedo como si estuviera mirando a un monstruo y no a su mamá. Con lágrimas en los ojos, Victoria apuñaló el corazón de la pequeña. La punta de cuchillo se clavó justo en la gema rompiéndola, pero a entonces pasó algo que nunca antes había sucedido: la niña no se murió.

En vez de eso, chispas de color carmesí surgían del cuerpo peludo de la criatura mientras sus pies se elevaban del suelo y ondas de energía surgían de ella a ritmo de latidos. Durante unos segundos, Victoria pensó que al final había triunfado: pero no era cierto. El cuerpo de la niña creció, creció y creció, perdiendo el pelaje que había caracterizado su anterior transformación. Su tamaño aumentó tanto que rompió el techo del laboratorio y se salió al exterior. Entonces, tomó la forma de la Hermana del Dolor: esa mujer desnuda y con el pelo que parece que está dentro de una piscina.

Una vez en el exterior, levantó la cabeza al cielo y abrió la boca en un horrendo aullido que se escuchó en toda la baronía. Un aullido que en sí mismo llevaba el poder de la Maldición y todo aquel que lo escuchó tuvo que luchar para no caer, para no convertirse en un monstruo. Pero de poco valía resistir y seguir siendo humano si un cuarto de sus vecinos se habían convertido en horrendos y violentos monstruos antropófagos.

La situación fue tan desastrosa que el Reino decidió abandonar la baronía y a todos sus habitantes. Tal y como hicieron hace poco con la región de Huertomuro. Pues eso, los mandamases dijeron que lo mejor era reducir de tamaño de la Barrera del Rey, dejar que la Maldición se comiese la baronía y soltar nos cuantos rezos y unas pocas lágrimas por todos los desgraciados sin suerte que habían fallecido en este desastre de proporciones épicas.

¿Comprendéis entonces? La gema del corazón de la Hermana del Dolor es diferente, cuando está a punto de ser destruida simplemente cambia. Tengo la teoría de que cada vez que recibe un golpe mortal se transforma de nuevo, repitiendo de nuevo el cambio que tiene lugar cuando alguien cae y se convierte en un, valga la redundancia, caído.

Gracias a eso, fue capaz de burlar la muerte una vez y, aunque no sé si será algo que pueda repetirse hasta el infinito, me da en la nariz que es bastante posible que le queden unas cuantas transformaciones más. Entonces, si algún cabeza de chorlito se le ocurre la gran idea de lanzarle la Mano de Helios en toda la cabeza, lo más posible es que eso no acabe con ella.

¡Qué va! Estoy segura de que, simplemente, se volverá a transformar y se volverá más grande y más fuerte y más peligrosa. Y otra cosa, si el chillido que lanzó la chica cuando se convirtió en un gigante fue capaz de abarcar a toda la baronía de Bruma, ¿a cuánta gente logrará afectar con esta nueva transformación? ¿Hasta dónde se escuchará el grito de su nueva transformación? En resumen, lo mejor es ni pensar en atacar a la niña, que la cosa podría acabar siendo catastrófica.

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