Capitulo 37 - Devorar o ser devorado
-Narra Sonic-
Que fin de semana tan abrumador, ¡Hace calor y estoy aburrido! Me siento un pobre animal siendo frito en su propia grasa, es que no dan tampoco ganas de hacer mucho...
Llevo haciendo limpieza desde el viernes y me siento orgulloso de como se ve el panorama habitacional. A excepción de fregar el piso porque no puedo hacerlo con una sola mano, el trapo y la cubeta enjabonada son mi mejor arma, porque he conseguido ser todo un maestro en el arte de frotar. Cómo sea...solo me faltarían los ventanales del jardín, hasta les tengo ganas por dejarlos relucientes.
Estiro la escalera, es pequeña y en forma de A por lo que, no me da tanto miedo que pueda volcarse. La pongo en posición horizontal a tal cristalera para poder subir la cubeta hasta la cima y luego yo, con lentitud, llegar y dar trapazo suave pero continuo contra el vidrio más cercano a la puerta.
Hay un ambiente extraño en la casa de los hedgehog, y para variar la única desentonada en tal aire es la Señora Rose. Silver a permanecido ocupado en su habitación y también ha salido con sus amigos, pero no ha hablado, no a tenido tampoco la intención de charlar o tan siquiera saludarme cuando me ve, ¿Acaso ha resentido la evasión que le estuve pegando? Siento pena ahora por actuar así pero...es que no tengo de otra.
En cambio mi jefe, mi tan temible y respetado jefe está ausente conmigo. Hay algo que le está comiendo la cabeza, un asunto que pareciese robarle toda la calma porque aunque esté yo allí, empinado, fregando losas, no tiene las ganas de mirarme o verme.
¿Que si me extraña? ¡Claro que me extraña cuando solo antes buscaba la mas mínima oportunidad para intentar terminar nuestro asunto pendiente!
«¿Por qué no procuro ayudarle?» ¡Ja! ¿Cómo es que un bueno para nada como yo puede brindarle apoyo a un magnate de su calibre? Es que tampoco sé que le pasa...Pero quizá, si yo intento mostrarme interesado en él pueda ser...¿Aún más de su agrado?
Cazaré la oportunidad en cuanto esté en su despacho. Sí, no me importa ser una piruja lisonjera ahora, hay que seguir ganándose la confianza, permanecer del lado ganador.
—Sonic, ten cuidado, por favor —Giro alarmado pero veo a Berta pasar, advirtiendome aquello—. Aún sigues lastimado, no te vayas a abrir la cabeza.
—Ja, ja, no te preocupes, sé lo que hago. —Joder, si tan solo lo que dijera fuera tan seguro como mi tono...
Apaciguo mis planes maquiavélicos y bajo de la escalera con total lentitud, son solo tres escaloncitos insignificantes, aunque tenga el cabestrillo me siento apto sujetándome con mi mano sana, y reposando la cubeta con el trapo arriba ya no tengo que hacer mayor esfuerzo mas que para arrastrar la dichosa de aluminio a cada espacio de vidrio faltante...igual tengo todo el dia.
Para eso me están pagando, ¿No?
-Narra Shadow-
—Dijo que llegó a la oficina local, y solo se encargó de entregar correspondencia matutina, no hubo mayor información.
—Esa basura no me sirve, ¿Quién la llevo a esa oficina? No es posible que ese sobre llegara sin que nadie supiera el maldito remitente —Bufo no solo por el fastidio de la situación sino por el agobiante calor que hay fuera, ¡Y yo con traje oscuro!
—El pedo aquí, Shadow, es que es una oficina gubernamental de correos. El tipo ese solo hizo su trabajo, creeme. —Tuerzo los ojos, ya no necesito más obviedades. Balanceo mi maletín queriendo recorrer mi manga para mirar el reloj mientras escucho—. En cuanto a quién la llevó, parece ser que ellos no querrán darte más informes ni mucho menos tendrán intenciones de mostrarte cámaras porque...
—Sí, sí, órdenes judiciales, casos abiertos y que sí tengo que poner denuncias, soy abogado Scourge, no soy pendejo —Jaloneo el cuello de mi camisa, queriendo evitar asfixiarme por el bochorno, ¡Esto es horrible!—. Lo que menos deseo ahorita es inventar una parafernalia y crear papeles.
Que mala idea tuve al querer regresar a la casa caminando en vez de llevarme el automóvil, ¿Por qué consideré que sería bueno? Trabajar un domingo ya es lamentable, y mas que una caminata para despejarme esto está siendo el retorno a la casa de Lucifer en los infiernos.
¡AGH! Cuando termino de pelear con mi corbata, gruño por estropear mi apariencia y continuo al teléfono:
—Ahora, tuviste el sábado para arreglar y confirmarme el tema de Manic, ¿Qué tienes que decidir sobre eso?
—Manic está muerto. Y te mandaré unas fotos que lo comprueban —Si su respuesta ha sido tan contundente y sin titubeo no puedo dudar. Conozco a este imbécil, y sé que lo que tiene de estúpido también lo tiene de sádico—. Listo, revisa tu correo en cuanto puedas, bueno, el otro correo, ya sabes.
—Lo haré, en cuanto llegue a casa me encargo.
—...Lo que has dicho que te dijo el halcón de que pudo ser un tercero...no me suena descabellado.
—Sí, Jet puede tener veracidad en que tu poca costumbre de ser discreto llevó a que él se preparara para antes de su asalto final —Ironico, su risa no justifica el que pudo ser detonante de todo esto. Llego a las rejas de la mansion y empujo una de ellas con ayuda del maletin, causando un ruido por el golpeteo—. Así que considerate con suerte, no te guardaré esa cagada.
—¡Bu-bueno! Yo no pensé que ese cabrón fuese astuto...en fin, ¿Qué más quieres que haga? Al final tengo que apoyarte en esto.
—Ya tomé la decisión y entraré en su juego —Quedándome entre los arbustos del jardín, busco sombra aguardando no entrar a la casa—. Mandaré el correo y veremos qué es lo que pasará en estos próximos días, jalaremos de un hilo y a toda costa, si se presenta la oportunidad de silenciar a ese anónimo, te encargarás tú, ¿Queda claro? —Afirma desde la línea con un monosílabo, parece que está comiendo ¡Agh! Me pone de malas—. Espera mi próxima llamada con las novedades.
Al fin cuelgo, tallando mi oreja por estar sudada. ¡Me caga el calor! Necesito ducharme con urgencia...
—Señor Shadow, ¿Se le han olvidado sus llaves? Hubiera tocado para no permanecer aquí en el sol... —La loba me da el susto de mi vida hablándome tan repentinamente a mi espalda mientras estoy agachado guardando el teléfono...si no la golpeo es porque aún tengo paciencia con las empleadas—. Discúlpeme, ¿Se encuentra bien?
Terminando de sobar mi cara, exasperado, contesto: —. Por favor, solo abre, Gisel, y pídele a Aurora que me lleve algo helado de beber a mi despacho.
Nunca he querido comportarme como un altanero o patán con el resto, a decir verdad no soy así, esos comportamientos nunca me han representado por muy mal que me esté yendo en mis días y en los negocios, puesto que he encontrado la manera de "liberar" esas tensiones...Pero ahora, exactamente hace dos semanas todo se siente muy distinto, ¿La llegada del chico azul vino a desequilibrar toda la rutina?
Y como si fuese omnipresente, atravieso el portal con marco de ring para encontrar al dichoso joven trepado en el ventanal. ¿Cómo es que no lo ví desde fuera? Aún mejor, ¿Él me vio todo enojado, peleando con mi ropa, hablando al teléfono, discutiendo con ese tarado? Que vergüenza.
—¿Pero qué haces allí subido? —La pregunta le hacen girar para mirarme. Su sorpresa por estarle hablando es notoria.
—Estoy limpiando los ventanales S-señor Shadow...—Titubeante y mirando a mi costado, giro y la mayor de pelaje grisáceo está allí, a mi lado, como chaperona. Vuelvo a nuestra charla—. Tengo que seguir trabajando, igual lo estoy haciendo lento, no se preocupe.
—Baja, te vas a hacer daño, no quiero que te pase algo peor que lo de tu hombro. —Mando y me aparto para observar a Gisel—. Pídele a Perla o a Diana que continuen, sea como sea, que Sonic no haga trabajos tan maniobraticos.
—Ahora les llamo, señor Shadow. Permiso. —Sus típicos tacones resuenan y se alejan a la parte trasera. En cuanto vuelvo a girar miro al chico bajar como gato tímido los tres escalones de esa escalera, paso a paso.
—So-slo no quiero estar como parásito aquí mientras m-me siguen pagando, no quería enfadarte. —¿Yo? ¿Enfadado con él?
—No eres parásito, lo que haces es suficiente y lo sabes. —«¿Por qué ni siquiera has...?» meneo mi cabeza agobiado, no tengo ímpetu para continuar con la charla.
Sin soltar mi maletín, me esfuerzo por no tirarme en el sofá de la antesala, giro y miro la puerta del despacho para irme a refugiar hacia allá, pero...
—¿Estás muy cansado, Shadow? —Su murmullo es tan bajo, que suena dulce.
Y me estremece.
Al no contestar, insiste, lo noto más cerca de mí —. Es que t-te noto...distante, distraído, apagado...
—¿Por qué lo preguntas? —Mi brusquedad a sido tal que lo aparto, girando mi cabeza para mirarle de arriba a abajo.
—Pues porque...me extraña —«¿Pero qué es lo que te extraña?» me siento confundido pese a que nuestras charlas últimas han sido bastante comprometedoras—. ¿No quieres que vayamos a tu despacho y platicamos? Puedes confiar en mí.
—¿Platicar? ¿Eso quieres hacer?
—Sí, creo que, no he decepcionado tu confianza hasta ahora. Si tú has dicho que confíe en tí y lo hago, ¿Por qué ahora tu no? —¿Pero qué le pasa? No sé de dónde ha salido su desenvoltura tan repentina, pero me siento grato.
Porque esperaba tal gratitud y no con esta velocidad.
—Señor Shadow, Perla continuará ya con la labor del joven Sonic y Aurora le está preparando un expreso con hielo, ya en tres minutos se lo deja en su escritorio ¿Está bien?
—Está bien, Gisel, puedes retirarte. —No me digno a mirarle. Su interrupción me ha dejado aún más de malas.
Necesito desquitarme con alguien.
-Narra Sonic-
—Señor Shadow, Perla continuará ya con la labor del joven Sonic y Aurora le está preparando un expreso con hielo, ya en tres minutos se lo deja en su escritorio ¿Está bien?
—Está bien, Gisel, puedes retirarte. —Qué increíble forma de cortarnos el rollo las sirvientas ¡Siempre! ¡En serio! Se nota el fastidio de Shadow de forma inmediata.
Aguardamos ambos a que se marche. Cuando la loba no está en nuestro campo de visión y ningún otro intruso en general, estoy por hablar sino fuera porque Shadow me interrumpe con una gesto en su mano y boca, moviendo sus dedos hacia él para que solo lo siga.
Y claro que eso hago.
Dejo que se adelante y entro detrás de él, cierro la puerta de su despacho que ya he visitado un par de veces y, a diferencia de las anteriores, en esta no tengo miedo ni me siento un Chihuahua asustado. Osea si tengo la intención de ser un cachorrito para él, pero no en tal tesitura.
Lanza su maletín a una de las sillas detrás de su escritorio, se quita el saco e igual lo reposa junto al otro accesorio y sin mayor interés se deja ir en su silla amplia y afelpada, cerrando sus ojos y alargando un suspiro agónico; creo que con este calor no tendría ganas de sentarme allí.
Mi cerebro va a mil por hora de un momento a otro, las cosas que pasean por mi mente a modo de "reconforte" son tan atrevidas como melosas, y son tantas que no creo hacer todas. Ni creo hacer ninguna, la verdad.
—Te ves tan irritado y estresado, ¿Qué te parece si te hago un masaje? —Mientras lo digo, me desplazo hacia su espalda, con pasos lentos porque no quiero hacer mucho ruido.
—¿Apoco sabes dar masajes? —Abre su ojo izquierdo y cuestiona lo que he dicho, encontrándome a su costado.
—N-no en realidad pero... —Con total duda, extiendo mi brazo bueno y sujeto su hombro lentamente, con miedo a que me rechace—. Quizá puedo intentarlo, aunque...
—¿Por que no te sientas aquí, en mis piernas? —¡Ah! Su petición me sonroja. Se endereza un poco sobre la silla y tras no decir nada, continúa, tomando mi brazo que le está sujetando—. Sí tú quieres, claro.
—Cl-claro si...s-si tu prefieres que lo haga... —Dando el paso, no me dejo caer con violencia sino que me recargo un poco mientras me guía, sintiendo la tela poco rigida y con satín de su pantalón sobre mi cola.
¡Siento un escalofrío tremendo de pensar que alguien nos encuentre así!
—Aceptaría tu masaje si tan solo tus dos manos funcionarán a la par...—Se recarga de lleno otra vez en el respaldo, con su mano reacomoda mi cuerpo para que esté cerca de su regazo, apapachando mi brazo con el cabestrillo.
El olor de su perfume me encanta, ¿Ya lo había dicho?
—El doctor me dijo el viernes que podía ya intentar no usar el cabestrillo, pensé que lo sabías.
—No, no le pregunté y tampoco...tampoco me lo dijiste tú. —¿Eso fue un reclamo? Porque me ofende mucho.
—Por eso te digo que estás muy ausente...no has estado al tanto de lo que ha ocurrido por aqui y tampoco de mí. —Uff, he sonado tan mimado que ahora me está dando náuseas mi forma de actuar.
Shadow no parece incómodo o molesto, incluso está más tranquilo a como estaba en la antesala recién llegó.
—Sí, hay un tema que...me tiene la cabeza intranquila —Sus caricias siguen siendo sutiles, ni me atrevo a respirar mucho estando aquí con él—. Te lo contaré. Pero primero, necesito ducharme...¿Me acompañas?
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