Capítulo 25 - ¿Donde está el abusador?

-Narra Sonic-

He salido vivo una vez más de un asunto que no crei pode tener control ¡¿Como carajos lo hago!? Esto no es suerte, ya es una habilidad innata.

Me retuerce la situación, a diario tengo el conflicto que me plantee hace días, el volverme un verdadero cercano a Shadow da frutos porque lo he logrado aunque titubeante, llevo las de ganar, quisiera...bueno, he mostrado con mentiras a mi jefe que he podido ayudar de forma burda. En fin...me doy asco también por seguir en esto, rompiendo mis "virtudes" como si todavía me quedaran alguna.

Es domingo...¿Qué puedo hacer ahora? ¿Cambiar este cheque...? Sí, podría, y sirve que doy algo al mismo banco, hacer acto de presencia con tres abonos servirá para que a mi amigo camaleón no quieran ir a embargarlo...deberia de verlo, o no lo sé...no quisiera ver a nadie.

Me voy hacia la sala sentandome lentamente observando los detalles del papel; el encabezado de su nombre y la cifra, la firma y todo tan auténtico...jamás en mi mente pasó que tendría un cheque de esta denominación, 《eras tan miserable y lo sigues siendo pero eso está cambiando poco a poco...》

Es bastante absurdo, ¿no? Jaja pero te juro que así pasó...—Mi cabeza se gira hacia el portón. Silver entra con dos chicos que no conozco pero se oyen alegres, son de su edad...deben de ser amigos de su colegio.

—Tienes que decirme exactamente cómo sucedió... —Silver nota mi presencia e interrumpe su comentario para dirigirse hacia mí—. Sonic, ellos son Ken y Bruno, amigos de la escuela —Vaya, no esperaba que me presentase a sus amigos...me siento incomodo sintiendo sus miradas.

—Que hay, yo soy Bruno —Choca su puño con el mío...woah, tiene que no me sentía con esa juventud recorrer mi pelaje.

—Y yo Ken, un gusto, bro —Es peculiar, como estos chicos que tienen otro lenguaje y aparente clase social por su vestimenta estén con el albino compartiendo amistad, me resulta hasta bonito.

—Voy a estar con ellos arriba jugando videojuegos, por si mis papás te preguntan o algo.

—Está bien Silver, diviértanse. —Entrecierro los ojos con una sonrisa en el rostro, es lo que me nace después de todo...el chico está mucho más calmado, se nota en su rostro una maravillosa gratitud por estar ahí.

Porque después de todo logró expresarse con su padre lo sucedido, y estuvo bien porque así no sali perjudicado, insisto. No quedé como un chismoso frente a Silver y sigo generando su confianza al igual que la de Shadow.

En fin, ya me voy a la calle a sentirme millonario.

-Narra Shadow-

Puede ser, es posible que yo haya estado paranoico, que me guiara por el enojo y la frustración de miles de creencias, pero...

Algo me sigue sin cuadrar aquí.

Aunque Sonic tomara la iniciativa desde la otra vez en querer ser directo conmigo y comenzar a funcionar de acuerdo a mis peticiones me es incoherente que se lleve esa eficiencia en lo que quiso hacer...igual resalta su poco profesionalismo, porque tuvo que notificarme lo que sea que tuviera que hacer para el tema de Silver y de ese modo yo le iba a decir que todo se resolvió porque el me contó y...¡ah! Ya basta, estoy harto de tener que continuar con pasos lentos y discretos para no verme como un impulsivo.

Manic le tuvo que contar a Sonic algo más, porque si estos dos están en malos términos por ser ex parejas, entonces fácilmente uno se pudo desquitar del otro, y eso implica que Manic haya soltado su boca conque él y yo teníamos intimidad.

Estoy en la silla de mi despacho, con los pies cruzados sobre el escritorio...no puedo permitir arriesgarme más de la cuenta. Dudar de Manic es dudar de mi mismo porque aunque ese bastardo haya hecho lo que hizo no puedo fiarme de que será tan obediente con la cortapisa que le puse...no a sabiendas de que él tiene la mentalidad de acechador que tiene y tuvo durante el trabajo.

Tecleo en mi teléfono un mensaje, tener que volver a necesitarlo es un negocio más que debe de ser rápido, acomodando las piezas de la forma correcta me dejaré de preocupar por el verdusco ex empleado y ahora si, una vez más, concentrar toda mi atención en el erizo azul.

《Sonic...ay querido, te estás tardando tanto en ser mío...》 las palabras de mi hijo en la noche anterior me siguen haciendo flaquezas en mi mente, dudo de mis acciones luego de estos últimos acontecimientos con mi hijo...el poderoso sobre el pobre, el fuerte sobre el débil...el experto sobre el novato...el adulto sobre el niño...

¿Voy a cometer un abuso para poder obtener una vez más lo que quiero?

Es totalmente cuestionable mi comportamiento, y no me niego la vileza de mis actos en estos últimos meses, años quizás, porque a pesar de ser un erizo poderoso en vienes materiales, nunca me he visto en circunstancias tan sucias e infames por doblegar a alguien más de la cuenta para saciarme.

Mis pensamiento han sido tan depravados de golpe que ni siquiera reconozco lo que soy ahora.

Los toques en la puerta de mi despacho me trasladan al presente. Bajo mis piernas y me pongo de pie en un momento para ir volando a la cerradura y abrir la mencionada.

—Una disculpa, señor Shadow
—Berta baja su mano al verme, parece que tenía intenciones de seguir tocando—, sucede que...bueno, su chofer me informó hace unos segundos que el chico este...eh...

—¿Está afuera?

—Sí, Tom tiene el número de los guardaespaldas por si es necesario, ya que su última visita fue algo... escandalosa.

—No te proecupes, Berta, dile que lo deje pasar, justamente le he llamado. —Su mirada no cambia a una más tranquila, se queda confundida pero asiente a lo que he dicho y se da la espalda. Dejo entre abierta la puerta, después de todo tiene que llegar a verme aquí.

Aunque es un domingo familiar el que mi hijo esté ocupado con sus amigos arriba, Sonic se haya marchado a algún sitio callejero y mi esposa continúe arriba en un intento por arreglarse perfectamente lo hace pretexto suficiente para dejar el nuevo trabajo listo para mañana.

Empiezo a oir ruido en la sala. Me quedo de pie en el despacho hasta que llega mi sirvienta con él, como si no conociera como llegar hasta aquí y tuviera que escoltarlo.

—Listo, Sr. Shadow. —Puedo notar que le incomoda tenerlo cerca, por su propia seguridad por eso lo acompañó.

—Gracias, puedes cerrar la puerta y evitar decirle a cualquiera con quien estoy, ¿de acuerdo?
—Mando característicamente y ella responde un casto "sí". En cuanto se oye un clic, suelta la lengua:

—Ya me estaba extrañando que no volvieses a llamarme, solo por ser tú hubiera creído que el último encuentro nuestro iba muy en serio...

—Resulta que tienen que ser creíbles e invaluables todos mis actos —Tuerzo mi cuello para acabar de dirigirle toda la atención, no pensaba sentarme, me quedo de pie detrás del escritorio, recargando mis puños sobre la madera, aunque él ya está acomodado con todo el descaro sobre la otra silla con los pies sobre el escritorio. No lo repredendo pero seguro mis ojos le recriminan su falta de educación—, ¿no lo crees, Scourge? Que pena que esto tenga que ser...así otra vez.

—Su sonrisa es podrida, y a la par de terminar con su expresión, me dice:—Me gustaría saber por qué de tan buen humor hoy, para que me hables como en los viejos tiempos, esto va a ser divertido.

—Tiene que ser como en los viejos tiempos —Termino por dejarme ir de cola sobre la silla, tomando una postura similar al de él para mayor comodidad. Tengo un dolor en la espalda—. Y no, no estoy realmente feliz después de todo...

—Oh mi Godinez, ¿No te has comido al chico azul muerto de hambre?~ —Me molesta su confianza y su canturreo cada vez que lo emplea conmigo. No le respondo por estar interesado en mis planes mentales—...no me dirás que no lo has contratado por eso, ¿o sí?

—Creí que alardeabas lo suficiente de conocerme, tu pregunta es estupida —Supongo que ser como él me libraría de mis líos, reír de cada tontería y de todo lo que significa, "la vida elegante" —. Y tú risa continua siendo muy odiosa.

—Ya, ya, deja esa pinche seriedad y buena facha conmigo, me molesta mucho que tu postura te haya robado el alma para cambiarla por dinero...—Solo estoy escuchando reclamos tontos, siempre es lo mismo cada vez que le veo—, pero órale, sígueme tratando como un parásito, después de todo no me viene mal las habladurías de tu boca.

—De mi has comido, y alimentas a tus...

—Pirujas, sí, sí, ya lo sé, a ellas les gusta mucho eso, ¿Vas a ir directo al grano o volvemos a discutirlo? —《Ingrato》 Suspiro mirándole sus iris celestes, se endereza y recarga mejor al igual que yo para adentrarnos a la verdadera platica.

—Necesito que sigas muy de cerca a Manic, ¿Te acuerdas de él? Lo tuviste que ver hace algún tiempo, quizá un año o poco más en mi casa.

—Oh, lo recuerdo muy bien, el hipster de pelos en la cara. Pero si el tocayo era uno de tus subordinados, ¿Qué pasó? —El tema me empieza a canzar, es como si ello fuera algo...¿que me duele? ¿de qué forma me duele?

—Cometió un par de actos en el pasado sobre mi hijo, no te voy a dar más detalles pero a pesar de la amenaza que le metí es peligroso que hable con las vivencias que tiene y en las que me veo involucrado directamente. —Explico con prisa, en un modo imperativo.

—Uhg, quien lo viera, en esa patética fachada...

—No me voy a involucrar mas y tampoco me voy a manchar las manos, para eso estás tú.

—¿Debo recordarte que no me terminaste de pagar bien lo ultimo y que de igual forma me aseguraste que tú pagarías las deudas del erizo azul? —《Por favor...》Tuerso los ojos de forma descarada. Me recargo en el escritorio y hace lo mismo, no doblegandose a mis  decretos—. El estimo está separado de los trabajos.

—Lo sé, Scourge, lo sé, ¿Crees que te pediría favores gratis? Solamente hemos rozado un poco sobre nuestros acuerdos en un par de ocasiones... —Frente a frente, la curva de su rostro enseña los colmillos, como si deseara que estos reflejaran su necedad. Me aparto antes de que ocurran incidentes extraños—. Bien, te haré un cheque en este momento, y solo restará esta actividad, ¿Trato hecho?

—No has terminado de decirme qué tengo que hacer —Lo oigo sin tanta gracia, estoy enfocado más en abrir mi cajón para sacar otra vez la chequera, tomando cualquier pluma que mi mano siente sobre el escritorio—, me estás dejando un camino muy abierto de posibilidades...

—No tienes piedras en el camino por ahora, ¿por qué no dejas que tu imaginación te lleve por el sendero más cómodo y de tu talla? —Puntualizo. Firmo y desprendo el talón de papel para estirarselo al erizo verde—. Diviértete y sobre todo no olvides la regla de oro: no hables nada.

Sin tacto, lo arrebata de mi mano—. Solo espero que no te arrepientas y vengas a recriminarme despues los rastros de mi fiesta. —Señala hacia mi con su dedo índice, amenazante, ¡Ja! ¿Quién se cree para advertirme así?

—No deseo arrepentirme. Vete y me tienes al tanto.

No quiero por supuesto retractarme siendo que he ido cometiendo más salvajadas en el pasado.

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