Capítulo 2 - Amanecer de Cabaré
-Narra Shadow-
Nocturno nací y nocturno moriré; siento que todavía son 12:40am, la hora en la que arribé este lugar. La surtida que uno puede tener aquí es bastante exquisita, vamos desde los culos que exhiben hasta los cuerpos finos y con grandes paquetes que poseen los hombres. Sin embargo toda esta situación se hace aburrida cuando vez y tienes a los mismos con los que lidiar, ya no funciona igual que hace bastantes años...
—¿El gran magnate está aburrido? —Arrastra algunas palabras y eso me da saber que está mareado, ¿y se supone que yo soy el bebedor compulsivo?
—Te equívocas, sólo quiero algo nuevo, es todo —No hago ningún movimiento hacia él, sólo se limita a quedarse en la barra conmigo mientras pide otro Bloody Mary cargado a mi cuenta, seguramente—. Tendrás que dejar de beber, ya es temprano. —reprocho.
—Vamos, buen amigo, deja que me deshaga de todo este estrés que cargo sobre mis plumas. —Se acerca poco a poco a mí, arrimando su banquillo pero le doy la espalda con la fina intención de ver quién, algún nuevo, entra a este lugar.
—Sólo cuando me necesitas me tratas bien, estúpido —hablo sin prestarle atención mínima por estar revisando el cabaré sigilosamente—. Decirme mejor —Intento verme menos sospechoso—, ¿Qué pasó con Wave?
—No me hables de ella, debería de ir a recogerla hoy a su casa para llevarla al despacho pero...—Pausa su plática por el reflujo asqueroso que podía venirse sobre la barra «Que asco»—, pero no sé...creo que está metida con otro abogado.
—¡Humph! Sí tu estás metido conmigo y con las chicas de aquí, ¿De qué podrías quejarte?
—No es...¡no hay excusa! —Se empina su copa y la deja de golpe en la barra llamando la atención de los barman—. Todo mi amor y placer son para ella y para sus lindas plumas de golondrina.
—Claro —Tuerzo los ojos cansado por oír siempre lo mismo, hago una pausa por el aburrido suspiro que pego—; entonces deja de beber y ve lo más sobrio por ella a su casa.
Ya no tengo contestación de él; giro hacia atrás para verlo y me topo con su torso sobre la barra...estúpido Jet.
Me separo tres bancos de él volviendo a mirar los estantes de bebidas, al frente —¿Se le ofrece alguna otra bebida, Sr. Shadow? —Me habla el barman y miro detenidamente mi sunrise de tequila prácticamente vacío, sin embargo, me limito a mover mi dedo índice de manera negativa suspirando con fastidio. Observo mi reloj Ferrari y marca las 4:34 am...una noche aburrida termina con el desenlace de irme a la casa a cambiar y prepararme para volver a la empresa.
Continuo perdido en mi copa y un extraño azote en la puerta crispan mis orejas, no volteo ni hago ningún movimiento...alguien ha llegado y deseo llevarme una sorpresa.
-Narra Sonic-
Estoy agotado, recorrer tantas cuadras sin lograr perderlo como quería es bastante agotador; cada vez que volteo si no está él está alguno de sus amiguitos cómplices que me pisan la cola.
La noche me provoca grima y prefiero entrar a algún lugar relativamente seguro, ¿pero cuál? Lleguo a la zona sur de la ciudad donde están los bares, cabarés, y centros nocturnos, son lo habitual y célebre... a la mierda, entraré en el primero que no tenga guardia. Pueden sacarme, correrme o incluso golpearme por venir a un lugar que no es de mi talla, pero al final de todo en esta vida de los cojones que llevo ya nada me sorprende: intento salir de un problema y caigo en otro mucho peor.
El miedo me invade al volver a mirar detrás y ver a los tres juntos correr hacia mí ¡me lleva la ostia! Pego otro spin para intentar tomar ventaja y giro en una de las calles más oscuras para intentar perder a los tontos entre algo, ¡Un sitio!—¡ahí! —digo entusiasmado girando con dificultad en el establecimiento y pegando un azote en la puerta por el pavor de que estén detrás mía.
Recobro con vergüenza la postura y me sorprende ver el lugar algo vacío, dos hombres en la barra (uno de ellos se ve que ha quedado dormido) y el otro no se mueve en lo absoluto; el resto de clientes en cómodos sillones de piel roja-violeta por las luces neón que ambientan el lugar...son poco más de las cuatro de la mañana y yo metido en un lugar de riquillos para ocultar mi pellejo de Scourge.
Camino con miedo evidente por sentir que alguien me preguntará qué hago ahí pero lo más factible, creo yo, es que finja tener el control, aunque no tenga pinta de persona autoritaria. Me acerco a la barra todavía girando un poco hacia mi espalda para saber que no han entrado; sigo mi paso y me sitúo a un lado del hombre de la barra, un extraño escalofrío recorre mi pelaje y no quiero ni dirigir la mirada a nadie por el pavor enorme que estoy sintiendo...
—No eres de aquí, ¿cierto? —Ya valí madres...otra vez.
El calor y la humedad que ciernen en mi cabeza me delatan de muchas cosas, todavía mi respiración es algo agitada por la maratón que tuve que correr...a la mierda, sí me va a pasar algo, que me pase ahora—. No, no lo soy, es mi primera vez aquí.
El hombre hace una seña al barman, cosa que me parece extraño, pero... —Dale la bienvenida a este chico, todo va para mi cuenta —...¿Qué diablos acabo de oír? Me siento como un completo familiar de repente.
El hombre me desliza un vaso con lo que tiene apariencia de jugo de naranja, malditos riquillos y sus bebidas extravagantes. La tomo con trémula entre mis dedos y jugueteo, más que tener sed por el cansancio el temor a que me encuentren es superior.
—¿No te gusta el sunrise? Si es el caso, pide otra bebida que sea de tu agrado, no te preocupes por el precio que ese es el que menos vale aquí. —Vuelve a procurarme el hombre que me dirigió la palabra, ¿quien será? ¿Alguien famoso?
—No hay problema, he probado cosas más amargas. —alardeo para responderle, él suelta un monosílabo y giro mi cabeza observando de costado al dichoso; es un erizo azabache que porta pantalones de vestir ajustados y trae una camisa blanca algo arrugada con un chaleco gris encima, sin olvidar al revisar más a detalle que porta una corbata color carmín floja...este tipo sin duda es de las villas, por algo no le pesa pagar lo que consuma.
—¿Qué te trae por aquí a estas horas? Dudo que sean tragos amargos... —Vuelve a hacer platica y no sé si debería de hablar con un desconocido ¡uff! Si me dieran una moneda cada vez que pienso eso, ya sería rico.
Sabiendo que...al final no le haré caso a mi propia sugerencia.
—Amm...nada particular, suelo...correr en las mañanas...—Pero que idiota soy.
—Jum, ya veo...—¿Supo que era una tontería? Claro que lo fue pero supongo que tiene ya bastante alcohol en sus venas y por ende habla por hablar, no tiene idea de que no soy uno de su clase.
-Narra Shadow-
No lo he visto bien, ni sé si debería o de lo contrario me llevaré una decepción. Intento mostrarme sociable pero parece que el erizo no anda en buenas rachas, como cualquiera que llega a un cabaré buscando distracción —¿Tienes malos ratos? —Insisto mucho pero tengo que hacerlo, algo nuevo y joven no se ve todos los días.
Da un trago muy corto a su copa —¿Por qué lo crees? —dice despectivo; sabe o tiene idea de mi postura y por ende parece que se mantiene al margen...de una u otra manera me molesta.
—Bien, no necesitas hablar si no quieres. —Giro en mi banquillo y él se pone erguido sobre el suyo. Recargo mis codos y pego mi espalda a la barra mirándolo de reojo...un suspiro se escapa de mis labios y giro hacia el otro lado para morder mi labio inferior sosteniendo un gemido placentero... Que color azul más espléndido, que llamativa figura joven y frágil... Ahhh, que erizo.
—Siento no responder como quisiera, posiblemente quiere platicar y dejar que se pase la noche...mañana o madrugada...eh, pero...estoy hasta la madre de problemas qué pensar —Mis ojos y oídos no me habían fallado en su timbre desde la llegada, pero ahora lo de menos para mi son sus problemas, estoy hipnotizado por mis fantasías mentales—. Vengo huyendo de los problemas.
—¿Son económicos? —respondo con interés fingido.
—Así es...jeje creo que todo el mundo sufre d- — el erizo se detiene por una sonora discusión afuera, parece que alguien tiene problemas y lo están buscando... ¿O acaso...?—. Maldita sea —murmura de manera nerviosa y yo lo miro, ahora las cosas parecen encajar.
Se empina el embace y se levanta de golpe acercándose a la puerta, se pega a la pared como si se escondiera y yo lo miro curioso...no es muy alto pero no es tan bajo...sí, su complexión me fascina.
—¿Ya te vas? —digo inexpresivo retomando mi copa sin dejarlo de ver y bebiendo de ella como estúpido por no tener nada dentro, ¡pfuu! La regreso de inmediato—; creo que te buscan fuera.
—s-si, pero... —Se pone nervioso y no sólo todos los presentes lo miramos, sino que él nos dirige una mirada buscando compasión.
El ruido cesa y el azulado suspira con mucha tranquilidad, no puedo quitarle la mirada de encima por los acontecimientos repentinos pero, él si lo hace y saca la cabeza por la puerta mirando muy alerta. Regresa a mitad de cabaré y me ve más tranquilo—. Gracias por la copa, y por la compañia —habla dedicándome una sonrisa—, me tengo que ir, adiós.
No le respondo, sólo veo con melancolía como se escabulle entre la puerta a las prisas...fue algo que como llegó, se fue.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top