Número 9

Sus hermanas.




Año: 2013


Akaashi nunca le había dado mucha importancia a sus propios cumpleaños. Mucho menos pensaba hacerlo ese año ahora que todos sus antiguos amigos y compañeros de Fukurodani se graduaron en marzo; se sentía bastante solo y no le veía lo interesante en absoluto.

Desde que era pequeño, sus propios padres lo educaron a restar importancia en ese tipo de fechas. En su casa rara vez se festejaban los cumpleaños —un pequeño pastel para soplar las velas y un regalo simbólico, pero no pasaba más allá de eso. Sus progenitores siempre estaban ocupados trabajando como para pensar algo muy estrambótico.

Él mismo tampoco hacía tanto drama de su propio cumpleaños. De hecho, sus antiguos compañeros pasaron casi todo su primer año sin saber en qué fecha cumplía más edad —no fue hasta que Bokuto le arrancó la verdad con sus insistencias, solo para descubrir que se le pasó por casi un mes.

Le había prometido compensarlo por ello el año siguiente, pero Akaashi mismo se las ingenió para distraerlos a todos acerca de la fecha. Bokuto volvió a sentirse miserable cuando pensó que lo había olvidado; pero Akaashi quiso convencerlo que en verdad no era algo importante.

—¡El próximo cumpleaños ya verás, Akaashi! —Bokuto exclamó como una promesa—. ¡Te haré pasar el mejor cumpleaños de la vida! ¡Y no serás capaz de evitarlo!

—Está bien, Bokuto-san —coincidió Akaashi; sabía que esa era la mejor manera de hacerlo olvidar algún tema—. Lo estaré esperando, por supuesto.

Pero el 5 de diciembre del año 2013 ya había llegado un par de horas atrás —y Akaashi apenas recibió algunos saludos de familiares como su abuela o una prima. Ni siquiera sus propios padres se encontraban en casa como para saludarlo.

Los de Fukurodani no tenían por qué recordarlo, especialmente ahora que la mayoría de ellos se encontraba estudiando en universidades de otras ciudades. Los alumnos nuevos y más pequeños no tenían idea sobre la vida de su capitán, y así estaba bien para Akaashi.

Incluso Bokuto-san no se había presentado tal como lo prometió. Tampoco podía culparlo —tenía una prueba en Osaka para saber si sería reclutado en un club que no quiso decirle el nombre para no generar expectativas.

No es que lo culpara o se sintiera ofendido por no cumplir su promesa. Akaashi nunca esperó demasiado de sus cumpleaños. Eso era lo normal. Lo mismo que ocurrió durante ya dieciocho años, y seguiría siendo de esa forma durante lo que le restara de vida...

El timbre de la casa sonó de repente. Akaashi se sintió sorprendido —quizá sus padres no se habían olvidado del todo que cumplía años, y le consiguieron un regalo o un pastel...

Se calzó una camiseta vieja —había estado vagando por la casa con el pecho desnudo—, y se acercó para observar por la mirilla antes de abrir.

Había dos mujeres en la entrada. Dos mujeres que no había visto en su vida, pero que aun así lucían familiares...

Abrió la puerta de par en par. Ambas estaban discutiendo algo con la otra, pero se voltearon de repente cuando Akaashi apareció en sus campos de visión.

Una de ellas —la de cabello corto y peinado hacia atrás; lo llevaba gris con grandes mechones negros para cortar con el color— cargaba una caja de cartón con una sola mano. Se veía más robusta que la otra, que tenía los mismos colores de cabello, pero le caía como bucles en cascada por la espalda. Tenía maquillaje delicado y una blusa delicada a juego con una falda rosada —parecía una verdadera princesa. Tenía una bolsa de papel entre los dedos.

—Hola —carraspeó Akaashi y se obligó a decir en voz alta, pese a que su corazón le rugía en los oídos—, ¿en qué puedo ayudarlas?

La de cabello corto fue la primera en esbozar una gran sonrisa. Prácticamente se abalanzó a abrazar a Akaashi pasando un brazo por sus hombros; la otra muchacha tuvo que apresurarse a tomar la caja entre sus manos con finas uñas esmaltadas en rosa palo.

Akaashi sintió que le frotaban el cabello con un par de nudillos cubiertos de pesados anillos de plata y oro.

—¡Así que eres el famoso Akaashi! —exclamó tras dar una risotada—. ¡Feliz cumpleaños, pequeñín! ¡Eh! ¡A que no te lo esperabas...!

Kumi, por favor, el pobre Akaashi debe sentirse atormentado por la confusión —suspiró la de cabello largo. Su voz era tan musical, melodiosa y con un leve acento extranjero en su pronunciación que fue capaz de sonrojar a Akaashi—. Disculpa la intromisión, Akaashi-kun. Mi nombre es Katsumi, y esta es mi hermana mayor, Kumi. ¡Espero que no estemos molestando en tu cumpleaños!

La tal llamada Kumi soltó a Akaashi —y la más pequeña de las dos se acercó para pellizcarla una mejilla y acomodar su pelo—, pero eso no le impidió continuar riéndose como una lunática. Akaashi nunca había conocido una mujer tan fortachona y efusiva; de hecho, no conocía muchas personas tan fortachonas y efusivas...

Solo había una de esas personas en su vida. Dio un respingo mientras una sospecha se formaba en su cabeza.

—Somos las hermanas de Kou-chan —sonrió Katsumi, y elevó la caja cúbica al nivel de visión de Akaashi. Ella cerró los ojos sin dejar de enseñar sus perlados dientes tras un suave labial oscuro—. ¡Él no podía venir a pasar tu cumpleaños contigo, pero nos pidió que te alcanzáramos su sorpresa!

—¡Pastel de chocolate doble con nueces y mousse de avellanas en el centro! —Kumi chasqueó los dedos frente a su cara—. ¡Y tiene un dibujo de un búho en la parte de arriba! ¡Y te ha comprado unos libros que le dijiste que querías leerlos!

—¡Hermana! —regañó Katsumi—. ¡Se supone que es Akaashi-kun el que debe descubrir eso...! Ignórala, por favor. Kou-chan sacó toda su energía e impulsividad... tú finge sorpresa cuando él te pregunte, por favor.

Akaashi todavía estaba intentando procesar lo que ocurrió. Aquellas dos extrañas y opuestas mujeres, que se presentaron en su casa como si fuera lo más normal del mundo, con un pastel en las manos y también un regalo...

¡Eran las hermanas mayores de Bokuto!

Bokuto Kumi y Bokuto Katsumi. La más grande de ellas, que debía ser la forajida de cabello corto —y muy similar al de Bokuto—, era la medallista olímpica en boxeo. Tenía mucho sentido.

Katsumi, la del pelo con bucles y perfecto maquillaje, debía ser la que estudiaba medicina en Austria y que tocaba el violonchelo. Su acento la delataba —si bien su japonés era perfecto, podía sentir un poco la torpeza de la pronunciación alemana en algunas de sus letras.

Pero mientras Akaashi trataba de recordar cómo respirar, su teléfono sonó en el bolsillo de sus rotosos pantalones de chándal para andar por la casa. El nombre de Bokuto apareció en la pantalla.

Pulsó la tecla responder con el corazón galopándole en la garganta. Los grandes ojos amarillentos de Kumi y Katsumi siguieron cada uno de sus movimientos; desde que se relamió los resecos labios hasta la gran bocanada de aire que dio antes de hablar:

—Bokuto-san...

¡Akaashi! ¡¿Recibiste mi sorpresa?! ¡¿Te gustó?! —La voz chillona de Bokuto explotó al otro lado del auricular—. ¡Por cierto...! ¡Feliz cumpleaños! ¡Lamento tanto no poder estar allí! ¡Pero Katsumi está de vacaciones en Tokio porque terminó sus clases y solo le queda la tesis, y Kumi tenía unos días libres de entrenamiento...! ¡Les conté que estaba muy triste por no poder estar contigo hoy, y ellas se ofrecieron a acercarte una parte de mi corazón hasta a ti!

Todos los tonos de rojo se subieron hasta las mejillas de Akaashi en ese momento. Las dos muchachadas debían estar disfrutando por completo la situación.

Las dos hermanas compartieron una risita entre ambas. Bueno, al menos lo de Katsumi fue una risita; Kumi se echó a reír a carcajadas.

—Qué adorables es Akaashi-kun, ¿cierto? —preguntó Katsumi a su hermana mayor—; ¿quién diría que Kou-chan podía tener amigos tan distintos a él?

—¡Akaashi se ve como un buen muchacho, pero es silencioso como una tumba! —Kumi chasqueó la lengua y negaba la cabeza—. Deben dármelo una semana para que viva conmigo, y saldrá hablando hasta por los codos el último día...

Akaashi casi temió por su vida, pero debía enfocarse en otras cosas. Bokuto seguía esperando su respuesta al otro lado del teléfono; estaba en Osaka, debiéndose enfocar en una importante prueba de selección que podría ponerlo en la cima de un importante club de voleibol a nivel nacional, y aun así...

No tuvo ningún reparo en preocuparse de preparar una sorpresa para Akaashi. Pudo haber esperado a su regreso hasta Tokio, o sencillamente poner alguna excusa para librarse de ello. Él sabía que Akaashi no le daría importancia si no recibía nada de su parte, pero de todas formas quiso hacerlo.

¡Y sus hermanas complotaron en aquello! Seguramente tendrían una infinidad de cosas más importantes para hacer que pasar su tarde en la puerta de la casa de un muchacho con escasa vida social como para que nadie más recordara su cumpleaños. En especial Katsumi, que apenas estaría regresando a Japón desde Austria...

Akaashi no supo por qué sintió una pequeña oleada de calor en que nacía en su estómago hasta su pecho. Tragó saliva con dificultad, ya que su garganta se sentía completamente cerrada por lo abrumado que le traía toda la situación.

—Bokuto-san, yo... —balbuceó—. Yo... te juro que no sé qué decir sobre todo esto...

¡Akaashi! ¡No hace falta que digas nada! —carcajeó Bokuto con alegría; su risa rebotó tan fuerte que incluso sus hermanas la oyeron, y temió que Kumi se lanzara a reír al unísono—. Me daba mucho pesar el pensar que estarías solo ahora mismo. Sé que Konoha, Komi y los otros, o incluso Kuroo, están demasiado lejos como para acompañarte en este día. ¡Joder, ni siquiera yo pude estar...! Pero festejaremos en mi regreso. ¡Ya puedes emborracharte! ¡Ni Kuroo ni yo dejaremos pasar esta oportunidad!

Akaashi tuvo que darse la vuelta y cerrar los ojos. Estaba haciendo lo posible por contener el brillo en los ojos, y no quería darles a las hermanas de Bokuto más motivos para reírse o cuchichear como lo hacían en ese mismo momento.

Jamás le había dado importancia a los cumpleaños, pero porque el pequeño Akaashi no tenía mucha idea lo que se sentía ser apreciado por alguien que te quería mucho. Sus padres le amaban —o eso decían—, pero no consideraban los cumpleaños como algo que celebrar demasiado, más que nada desde que uno de sus tíos falleció en el mismísimo cumpleaños de su padre.

Y así estuvo bien durante mucho. De hecho, podría haberlo estado en aquel cumpleaños también... pero ya nada podría ser lo mismo desde entonces.

Desde que Akaashi sintió esa sensación de calidez en el centro del pecho ya no sabía si sería capaz de pasar otro 5 de diciembre sin sentirla una vez más. Maldito fuera Bokuto Koutarou y sus tan ridículas ideas...

—Bueno, bueno —Kumi aplaudió un par de veces—. ¿Podemos pasar, Akaashi-kun? Ese pastel no se va a comer solo...

—¡Pero, hermana...! —gruñó Katsumi, pero resopló rápidamente—. No puedes auto-invitarte de esa forma a la casa de la gente...

Pero Akaashi contuvo la risa. Tener a Kumi en su casa era casi como tener al mismísimo Bokuto, o al menos, le servía para recordarlo incluso en la distancia...

Si las cosas iban bien en la prueba de Osaka, entonces se mudaría. Y Akaashi no podría verlo hasta quién sabía cuándo.

Trataría de aprovechar cada segundo, entonces. Incluso de sus dos estrambóticas hermanas, a quienes las dejó pasar en el interior de su casa para que le cantaran el feliz cumpleaños —no esperaba menos de la estirpe de Bokuto— y comieran pastel a de avellanas a su lado. Incluso si eran todos desconocidos...

Pero, sinceramente y en el fondo, Akaashi no quería que siguieran siendo dos desconocidas.

Antes de cerrar la puerta y seguir a las dos parlanchinas muchachas, Akaashi regresó hacia el teléfono. Todavía tenía algo que decir antes que continuar con los festejos.

—Gracias, Bokuto-san —respondió Akaashi, y otra vez el calor se apoderó de su cuerpo—, no sé si me alcancen los días para darte las gracias.

¡AL FIN APARECIERON LAS HERMANAS DE BOKUTO! asjkfdhsddk este capítulo, aunque sencillo, me emocionó bastante de escribir uwu el capítulo llega tarde, pero sigue siendo lunes, ah

Primero pensé hacer la típica escena familiar, pero luego dije... y si lo hago más significativo? Y qué hay mas significativo que un par de hermanas que le llevan una sorpresa al amiguito de su hermano menor?

Obviamente las hermanas con OC (original character) ya que no tenemos nombre ni aspecto físico, y si debo usarlas en otro fic es probable que haga uso de los mismos nombres, personalidades y apariencias... si quieren saber como las imagino, la artista @temari_am en Twitter las dibujó bastante. ¡Dejo link en comentarios de este párrafo! Si no, pueden buscarla con ese mismo usuario y encontrarán sus hermosos trabajos uwu ♥️

Ya falta cada vez menos, y ya quedan pocas caras que mostrar de Bokuto y Akaashi... qué nos espera para estos últimos capítulos? Cuáles serán las últimas 8 debilidades?

La semana pasada les pregunté qué temática les gustaba más para mi próximo fic largo, y si bien el de universitarios ha ganado por goleada... muchos me dieron la idea de mezclar universitarios y vecinos. Para más placer (?) ya hasta tuve una idea de cómo meter el SakuAtsu como otra ship principal dsjkfhsd es probable que publique ese fic un poco antes de acabar este, así hacemos algo de spam por aquí, ah

Muchísimas gracias por todo su apoyo y comentarios uwu ¡Los adoro muchísimo! ♥️ No sé qué haría sin sus comentarios tan ocurrentes y sus estrellitas por todo el fic, me hacen muy feliz

¡Nos vemos el jueves! Besitos ♥️

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top