Número 7

El "modo emo".




Año: 2011


La primera vez que Akaashi tuvo contacto con el modo emo todavía era un pequeño polluelo de primer año de preparatoria en la Academia Fukurodani.

No importaba quienes fueras en esa inmensa escuela —si un alumno, un maestro, un jugador del equipo de voleibol, o incluso el mismísimo director.

Todos conocían a Bokuto Koutarou.

Cada persona en los pasillos podía reconocerlo.

No fue difícil convencer a todo el mundo de que era una inmensa estrella, que brillaba con su propia luz sin la necesidad de que otros lo alumbraran. Esa era su magia, y también toda su gracia.

Bokuto-san era lo que más inspiraba al pequeño Akaashi Keiji en aquellos aterradores primeros meses de preparatoria.

Por supuesto, la faceta de estrella era la que todos conocían; pero incluso los astros con luz propia tenían una cara oscura y oculta, al igual que la luna.

Un lado que pocos conocían, y muchos menos se tomaban el tiempo de comprender. Akaashi lo veía incluso en sus mismos compañeros de equipo: rara vez les importaba demasiado cuando Bokuto entraba en una fase nada agradable de observar.

Le tomó un poco comprenderla del todo —y es que Bokuto era una caja de sorpresas—, pero fue lo que, por consenso, decidieron llamar de una manera un tanto cómica y singular.

El modo emo.

—Ahí va otra vez ese pesado —masculló Konoha al ver a Bokuto retobarse, y alejarse de toda la ronda que hizo el equipo—, ya luego se le pasará. Como siempre.

—¿Se le pasará como siempre? —inquirió Akaashi con cejas fruncidas—. ¿Es algo normal?

—Tener un humor de mil diablos es algo que aparece como definición de Bokuto en el diccionario —acotó Sarukui, y esbozó su típica sonrisa felina—. Puede ser muy animado casi todo el tiempo, pero se desanima con la misma facilidad...

—Eso es porque no le daban atención en su casa, pero debería superarlo —Konoha rodó los ojos—. Aquí tiene siempre la validación que quiere.

—Literalmente es la persona que más admiramos todos —dijo Komi, y tomó un buen sorbo de su botella de agua—. Debería ser suficiente.

—¿Por qué es tan difícil para él comprender que es una estrella? —habló otra vez Konoha, y esta vez chasqueó la lengua—. Es nuestra estrella. ¡La estrella de Fukurodani!

Washio, así como Akaashi, no hizo ninguna acotación. Le vio asentir lentamente para coincidir con el punto de Konoha y los demás.

Akaashi no era capaz de decir mucho. Se quedó mirando hacia la entrada del gimnasio, donde la puerta abierta revelaba a un Bokuto afuera que solo se dedicaba a patear piedrecillas que se interponían en su camino.

Le observó con cuidado. No se veía como alguien que solo quisiera hacer un berrinche. O tal vez un poco , pero puede que la cuestión fuera más allá de solo un capricho por validación.

Se preguntaba si era difícil verlo para los otros, o si la realidad era que no querían verlo. Para Akaashi era obvio, y también muy simple.

Bokuto podría haber parecido una persona complicada al principio, pero ahora leerlo comenzaba a volverse tan fácil como reconocer las líneas de su mano.

—¡Akaashi! —le llamó Konoha desde el otro lado de la red—. Practiquemos unos pases así Komi los recibe.

—Sí —contestó Akaashi, sacudiendo la cabeza. Comenzó a trotar hacia la cancha, pero sus ojos se perdieron un momento más en la figura cabizbaja de Bokuto—. Ahí voy.

Pero pese a que no le fue difícil entrar en el modo del juego, su mente no era capaz de abandonar los pensamientos sobre lo que yacía debajo de todas esas escenas de Bokuto.

Como Akaashi continuó pensando en todas esas cosas acerca de Bokuto y sus cambios de ánimos, su mente se aceleró al cien por ciento cada vez que estaba con su compañero y rematador.

Cada cosa que hacía o decía, Akaashi intentaba buscarle alguna explicación lógica para lo relacionado al otro día. Quería averiguar si tal vez Konoha y los demás tenían razón —de que era solo un berrinche—, o si es que había algo más.

Siempre podía haber algo más.

Cuando salieron de clases un miércoles, Bokuto estaba parloteando sobre algo y no lo estaba escuchando del todo. Debía ser tan obvia su falta de atención, que hasta Bokuto frunció los labios al verlo desinteresado de la anécdota que le estaba contando de cuando le salió el helado por la nariz al reírse de un chiste de un tal Kuroo Tetsurou; amigo de Bokuto y que asistía a la Preparatoria Nekoma.

—¡Akaashi! —masculló Bokuto dando un pequeño pisotón—. ¡No estás escuchando mi divertidísima historia!

—Tienes razón —confesó Akaashi tras salir de su ensimismamiento—, no estaba escuchando del todo, Bokuto-san.

—¡Akaashi...! —lloriqueó Bokuto—. ¡Yo quiero que tú me escuchas! Porque si no lo haces tú, entonces, ¿quién podría estar interesado en escuchar lo que tengo que decir...?

Akaashi arqueó una ceja con algo de curiosidad. El semblante de Bokuto se había puesto algo cabizbajo al igual que su cabello en punta —sabía lo que significaba aquel pequeño reclamo...

Existían altas probabilidades de que entrara de repente en el modo emo.

Pero, para eso, Akaashi planeaba adelantarse a los hechos.

—Bokuto-san —Le llamó—, ¿te puedo hacer una pregunta?

Pese a que se sentía miserable, Bokuto no pudo evitar arquear una ceja y prestar su oído a las dudas del pequeño kouhai que le traía una gran duda para su sabiduría.

—¿Sí?

—Me preguntaba por qué es que a veces te pones de esa forma tan decaída cuando otros no te prestan atención... no es que busque ofenderte, pero me llama la atención —carraspeó Akaashi—. Considerando que eres la mayor estrella del equipo.

Considerando que brillas tanto que me encandilas incluso a mí mismo, se vio tentado de agregar. Pero no lo haría por el bien de la salud de sus oídos, ya que Bokuto nunca más cerraría la boca de hacerlo.

El otro se quedó pensativo un instante. No es como si no supiera que era una estrella. Puede que Bokuto se pusiera en aquel plan algunas veces, pero era completamente consciente de su talento y magnificencia. El equipo no podría ser lo que era en la actualidad de no ser por su existir.

—Bueno, Akaashi... —dijo Bokuto, y una sonrisa se esbozó otra vez en sus rasgos—. ¡Incluso las estrellas se apagan algunas veces! ¡No siempre están brillando!

—Bokuto-san, eso es porque se nub-...

—¡No siempre se verá el brillo con la misma potencia, Akaashi! —continuó Bokuto sin dejarle terminar su dato científico—. Las mismas estrellas necesitan recargar sus energías, porque tanto brillo de repente podría hacerlas explotar. Kuroo me lo dijo cuando éramos pequeños.

Akaashi arrugó la nariz. Quería discutir con Bokuto —y el dichoso Kuroo, al cual todavía no conocía— que no, que el ciclo de vida de las estrellas no funcionaba tan así.

Pero, ¿cómo podía hacerlo si Bokuto se lo decía con esos ojos tan tranquilos y, al mismo tiempo, ilusionados? Era casi como su cable a tierra.

—A veces, me siento como si todo lo que yo hiciera no es suficiente —dijo—. Y eso me hace sentir enojado conmigo mismo, así que prefiero estar lejos de los demás. No quisiera arriesgarme a decir algo inadecuado, y porque también al principio me cuesta creer en sus palabras de aliento. ¿No te ha pasado de que, aunque sepas algo y otros te lo digan, tu cabeza te susurra que es una completa mentira...?

—Por supuesto que sí —se atrevió a responder Akaashi con incomodidad—, aunque hago lo imposible por apagar esa vocecita. Sé que es una mentira, o eso elijo creer...

La verdad es que no era tan sencillo como Akaashi se lo planteaba, y puede que Bokuto tuviera más razón de la que esperaba.

Por supuesto que Akaashi conocía el nombre de aquel término, puesto que llevaba años escuchándolo en las sesiones con su psicólogo infantil: era la inseguridad provocada por los ataques de ansiedad.

Sin embargo, le sorprendía bastante descubrir que Bokuto padecía de algo similar. Siempre se veía tan firme, alegre, como el verdadero pilar del equipo o de cualquier ámbito de su vida.

Cuando Bokuto entraba en la cancha con su autoestima inquebrantable y la seguridad por las nubes, Akaashi y los demás se sentían invencibles. Su entusiasmo era completamente contagioso.

Pero, después... incluso las personas como Bokuto tenían sus recaídas momentáneas y sin que nadie se lo viera venir. Solía llegar acompañado de alguna falla repentina, o a veces era por una causa menor.

Eso no parecía importar a la mente de Bokuto. Cualquiera de esas situaciones podía conducir al mismo resultado.

No era algo que Bokuto —ni Akaashi, o cualquiera— pudiera elegir.

—Y eso está bien, Akaashi —continuó Bokuto casi como si pudiera leer todas sus dudas plasmadas en el rostro. Tal vez no era tan bobo como muchos creían—. ¡Puedes sentirte triste, decaído, o asustado! ¡Nadie debería condenarte por ello!

—Pero, ¿y no sientes ninguna clase de presión acerca de estar bien? —inquirió Akaashi con cuidado—. ¿No te asusta que muchos esperen algo de ti, pero no ser capaz de darlo...?

Akaashi no quería que sus palabras se escucharan acusatorias contra él —no eran sobre Bokuto-san en absoluto.

Si acaso... Akaashi estaba preguntando sobre sí mismo y sus propias inseguridades.

Bokuto se frotó la barbilla como si fuera un detective resolviendo un caso. Cuando su rostro se encendió con una idea, chasqueó fuertemente los dedos.

—Bueno, Akaashi... ¿sabes que he leído una vez? —sonrió con autosuficiencia mientras avanzaban de camino a la heladería que solían ir los dos juntos para charlar estrategias de voleibol—. ¡Dicen que, para mantener una situación bajo control, debes conocer todos sus puntos débiles!

—¿Sus...? ¿Sus puntos débiles? —preguntó Akaashi, y la curiosidad le recorrió las venas—. ¿A qué te refieres exactamente, Bokuto-san?

—¡Pensé que hasta tú sabrías eso, Akaashi! —rio Bokuto—. Cuando conoces cada debilidad en una potencial situación, entonces sabrás exactamente el momento en que algo saldrá mal. ¡Y estarás completamente listo para ello! ¡Es casi una jugada maestra! ¡Ah, llegamos! ¡Muero por un helado de coco...!

Bokuto estaba pasándose ya la lengua por los labios. Akaashi ni siquiera se percató de que ya estaban en la heladería o que Bokuto ya estaba en la caja ordenando algo, tal vez porque su mente voló a mil lugares al mismo tiempo desde que escuchó aquellas ideas y palabras.

¿Sería cierto, entonces? ¿Conocer las debilidades de antemano de una situación lo ayudaría a estar más preparado?

Observó a Bokuto olvidarse de todo sentimiento negativo y profundo; los abandonó en pos de un cono de helado que ahora se derretía entre sus dedos, y otro que intentaba mantener intacto para entregar a Akaashi con una sonrisa en el rostro.

Es muy atento con otros, pensó Akaashi. Pero también es descuidado; eso lo vuelve un poco torpe con ciertas situaciones.

Esa noche tendría algunas cosas que consular con su almohada. Uno tras otro los pensamientos surcaban su mente.

Las ideas se estaban arremolinando inevitablemente en su cabeza.

No es lunes de BokuAka, pero es martes especial de BokuAka sdkjahfdfks

Como soy una reverenda boluda, ayer fui a ver el eclipse. Obviamente usé lentes especiales y todo, pero no sé por qué carajo los ojos me ardieron y pesaron todo el día. Y tenía la primera mitad ya lista para acabarla a la tarde, pero se me hizo imposible T.T y tampoco quería cancelar la actu hasta el jueves... así que hacemos excepción por hoy de martes de BokuAka (?

Y ya hemos visto cómo se fue formando la idea de la lista de debilidades en la cabecita de Akaashi fksadjfjd de a poco se van cerrando esos temitas, y creo que solo queda ya UN capítulo en el pasado y los otros 5 serán en los años más actuales uwu

Aunque estoy planeando hacer un extra... pero no es algo confirmado (????? solo tiro la idea y desaparezco

¡El viernes subí la historia OsaSuna! Y mi plan es subir el segundo y último capítulo este viernes, también. Aunque me está gustando mucho escribir de esa ship... como que estoy con ansias de hacer todavía más. No precisamente de esa historia, pero algo

También empecé un mini oneshot soft de los Miya, tengo debilidad por hacer historias de ellos en momentos suaves y fraternales, no puedo evitarlo, es que los quiero un montonazo ♥️

Muchísimas gracias a todos por sus comentarios y su inmenso apoyo, saben que los adoro un montón ♥️ ;u; es raro estar tan cerca del final, se siente como si escribiera esta historia hace años y solo fue hace unos meses msdfbsjdsj pero estoy cumpliendo mi objetivo de hacer una historia no taaaan larga pero sí a la vez (lleva ya 50K palabras) así que me siento más que satisfecha. Y obvio porque ustedes la disfrutan, es lo más importante

Nos vemos el jueves!! Besitos ♥️

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