Número 5
Sus mejores amigos.
Año: 2017
Bokuto tenía muchas debilidades, pero pocas de ellas lo volvían tan loco como las personas que más quería.
Y era precisamente por eso mismo que Akaashi se vio atascado en una reunión de borrachos que jugaban al UNO en el apartamento de Bokuto un viernes por la noche.
—¡Eh! —masculló Atsumu cuando vio a Sakusa con una sola carta en la mano—. ¡Te olvidaste de decir uno, Omi-Omi! ¡Roba otra carta!
Akaashi estaba al lado de Atsumu, y podía sentir su aliento a bebida alcohólica que podría haberle desintegrado los vellos de los orificios nasales. Con una mano apretaba sus cartas —tenía más de doce ya que fue víctima de todos los +4 de la ronda— y con la otra apuntaba su botellita de cerveza hacia Sakusa.
El mencionado, que efectivamente solo tenía una carta en la mano y una copa con vino a su lado, arqueó una ceja hacia Atsumu.
—Sí dije uno —contestó Sakusa de mala gana—. Solo que tú no estabas prestando atención. No es mi problema.
—¡Tienes que decirlo para que todos te escuchen, Omi-Omi! —gruñó Atsumu—. ¡Así no se vale! ¡Es trampa!
—¡Hey, hey, hey! —intervino Bokuto—. ¡No se vayan a poner a pelear en mi propia casa! ¡No pienso consentir eso!
—No quieres que peleen para que no noten que te escondiste cartas debajo de los shorts —agregó Kuroo Tetsurou, el ex alumno del Nekoma y que lucía una elegante camisa esa noche. Su sonrisa socarrona era temblorosa, producto de los vasos de tragos que llevaba consumiendo durante la velada—. ¡Pero yo te he visto!
Bokuto se llevó una mano al pecho a modo de dramatismo. Sacudió sus pantaloncillos del pijama —tenían estampados de búhos— para que Kuroo viera que no tenía ninguna carta escondida.
Akaashi se agazapó más sobre su lugar entre Atsumu y Hinata, quien llevaba ya varios minutos en el baño. ¿Quién sabe qué diablos estaba haciendo ahí dentro?
No quería contradecir a Bokuto ya que su propia cabeza dolía a causa del alcohol, pero Akaashi sabía la verdad: Bokuto se había escondido las cartas en la parte de atrás de los muslos para que se pegaran a su piel y nadie notara que tenía cuatro cartas menos.
—¡No pienso volver a decir uno! —masculló Sakusa, esta vez ya elevando la voz—. ¡Si tú eres un sordo, ese no es mi problema!
—¡Como sigas dejando pasar los turnos haciéndote el tonto vas a tener que robarte más cartas, Omi-Omi! —dijo Atsumu en un exabrupto—. ¡Solo dilo, o te acusaré de tramposo...!
—¡Mira quién viene a hablar! —farfullo Sakusa, apoyando su única carta contra la mesa con un gran ruido seco—. El que en preparatoria usaba a su banda de música para distraer al enemigo en la cancha.
Aquello fue la gota que rebalsó el vaso con Atsumu, quien se puso como loco al ver cuestionado su honor como antiguo miembro del Inarizaki.
Akaashi no comprendía muy bien la relación que esos dos llevaban, puesto que sus sospechas en el fondo se le hacían cada vez más certeras: tanto Atsumu como Kiyoomi sentían cosas intensas por el otro, y puede que por eso buscaran discutir todo el rato en un fallido intento de taparlo.
Kuroo seguía intentando hacer picar a Bokuto en sus trampas, lo cual enfurecía todavía más al anfitrión. Akaashi dio un largo bostezo. Consideró seriamente echarse a dormir una siesta en su lugar en lo que se calmaban las aguas con todas esas personas desquiciadas
Se debatió si ir a revisar que Hinata no hubiera sido tragado por el váter, pero su cuerpo se sentía agotado por el cansancio de toda la semana y también por el alcohol que le recorría las venas. No se sentía tan ansioso como de costumbre, sino lo contrario; un hilillo de calor atravesaba sus venas como si fuera lava pura.
—¡Te he dicho que dejes de joder! —gruño Sakusa; era una de las veces que vio más expresiones en su rostro puesto que no llevaba la mascarilla—. Tú eres un sucio tramposo que desconfía de todo el mundo, y por eso estás haciendo una escena... me das asco.
—¡Ohhh, Omi! —se mofó Atsumu con una carcajada—. ¡Pareciera que tienes taaantas ganas de besarme!
Sakusa arrugó la nariz de la misma forma que si una babosa le propusiera contraer matrimonio. Debía estar increíblemente borracho, o quizás solo tenía —en el fondo— un punto débil por Atsumu.
En una situación normal, Sakusa le hubiera dado un pelotazo en el centro de la cara que le quitarían las ganas de hacer comentarios estúpidos.
No pasó mucho hasta que regresó Hinata arrastrándose desde el baño. Akaashi creyó que retomaría el juego —en donde el de cabello naranja era un ávido y hábil jugador—, pero sus pies le traicionaron y acabó tropezándose sobre el sofá de Bokuto. Comenzó a dormitar y roncar suavemente a los pocos segundos.
—Siento que tu estúpido peinado de rata te impide ver las cosas como son —Bokuto se cruzó de brazos—. ¡No puedo creer que desconfíes de mí...! ¡Yo, que soy tu hermano de otra madre...! ¡Literalmente estás rompiendo mi corazón!
—No podría romperte el corazón ni aunque lo intentara —Kuroo dijo, e imitó su postura—. Los sentimientos se producen en el hipotálamo. En todo caso, estaría rompiendo parte de tu cerebro, pero tampoco podría ser literal...
—Eso es porque no tiene cerebro —agregó Sakusa, que ya se había cansado de discutir con Atsumu y sus intentos pasivo agresivos de coquetearle, y se cruzó de piernas—. Estoy rodeado de inútiles.
—¡Omi-Omi, qué malo eres...!
Akaashi continuó cabeceando ya que pronto caería presa del sueño. Por mucho ajetreo que hubiera en la sala —junto al olor del humo de los cigarrillos, cerveza rancia y salpicada por todas partes, mazos de cartas desperdigados por todo el espacio, papeles de caramelos masticables y migajas de patatas fritas—, no se sentía capaz de mantener en todas sus facultades.
Tampoco es que aquella fuera una noche muy distinta o sorprendente: a Bokuto y sus otros amigos les encantaba pelear gratuitamente cuando estaban borrachos.
Si no era por alguien haciendo trampa en las cartas, lo era porque alguno buscaba hacerse el idiota para no poner todo el dinero correspondiente para la cena. Y si no se trataba de eso, era por la película en Netflix, o porque Atsumu era una amenaza, que si Sakusa era muy cruel, que si Kuroo se ponía a fastidiar con sus bromas de mal gusto, o cualquiera otra sandez que pudiera surgir...
Excepto con Hinata. Porque nadie podía discutir con Hinata. Excepto, tal vez, Kageyama Tobio o Tsukishima Kei... pero esa era otra historia.
Akaashi les escuchó de lejos continuar peleando mientras su cansada mente buscaba fundirse en el mundo de los sueños. Por suerte el día siguiente era sábado, y podría dormir hasta un poco más tarde ya que los chacales no tenían una práctica programada.
Sintió un peso acomodarse a su costado, y cuando su cabeza terminó de caer lo hizo sobre un hombro firme, pero suave. Estaba cálido y olía un poco a colonia masculina, cerveza y también desodorante.
Sus ojos escanearon la situación desde abajo; Bokuto le sonreía y alzaba el pulgar en alto como si acabara de salvarle la vida.
Akaashi se vio también tentado de sonreírle de regreso, pero sus sentimientos estaban alborotados. Agradecía que el alcohol tal vez le haría olvidar esos momentos en los que sentía que deseaba morirse.
—¡No vayan a ponerse a molestar, porque Akaashi tiene sueño! —espetó Bokuto mientras hacía callar a todos los presentes—. ¡Hagamos tregua por esta noche!
—¡Solo hasta que Omi admita que rompió las reglas! ¡Porque no dijo uno!
—Como sigas tocándome las pelotas, te voy a meter uno por el agujero que más te guste —exclamó un borracho Sakusa ya perdiendo los estribos.
Aquellos dos continuaron discutiendo. Hinata no dejaba de dormitar. Kuroo seguía diciendo chistes estúpidos que presumían todos sus conocimientos. La noche sería un caos hasta que saliera el sol.
Pero siempre era de esa forma. No importaba lo mucho que la cosa pudiera descontrolarse, Akaashi se dio cuenta que Bokuto siempre regresaba a la idea de reunir a todos sus mejores amigos en un solo lugar.
Era casi como si quisiera tenerlos a todos en el mismo nido. No importaban las peleas o discusiones, sino el hecho de que estuvieran todos juntos.
Al final del día... siempre terminaban haciendo karaoke y sollozando abrazados lo mucho que se amaban. O, al menos, eso hacían Bokuto, Atsumu, Kuroo y Hinata. Sakusa no se les hubiera acercado ni usando un traje protector de látex.
Akaashi sonrió. Le gustaba ser parte de esa pequeña locura creada por Bokuto.
Ver bajar y bajar las debilidades me pone cada vez más nerviosa KJSDFHDSK
Pero el final de este fic es inminente, aunque nos duela T^T pero como les digo, ya estoy armando el siguiente longfic y me gustaría darle el dramatismo y cotidianeidad que tiene este, solo que sería un AU y no el universo canon. Espero les guste y contar con el apoyo de todos ustedes uwu
Creo que esta debilidad es la primera aparición oficial de Kuroo (? ya ha salido en videollamada, por mensajes, y muchas cosas más... PERO EL DESGRACIADO NO SALÍA DE FORMA OFICIAL! o eso creo, mi memoria es horrible ah
YA CASI ES NAVIDAD, MI FECHA FAVORITA PARA FICS! Planeo subir un par de pendejadas estos días, de otras ships claro, ya que el BokuAka tendrá su cuota navideña en nuestra actualización de este mismísimo jueves uwu solo que me estoy debatiendo si las cosas navideñas que traeré serán SakuAtsu, OsaSuna, OsaAka, BokuOsaAka, IwaOi, tal vez KuroYaku o AtsuKita... no puedo decidir sdkjfhdj lo que sí habrá es un oneshot de una ship algo crack y sorpresa, pero es porque es un regalo del santa secreto que hice con unas amigas... ustedes ya verán, ah
También falta ese oneshot de los Miya que les prometí el sábado, y que no lo hice porque... un grupo de pendejas me funaron en twitter por decir que Kuroo perdió la virginidad con Yaku (? sí, lo que leen
¡Muchísimas gracias a todos los que votan, comentan y apoyan este fic! ♥️ Cada día estoy más sensible, ah. Pero me convenzo de que cada historia tiene su ciclo. Es difícil terminarla, pero también es lindo darle lugar a las ideas nuevas
¡Nos vemos el jueves! Y es posible que, por razones obvias, el capítulo de ese día esté más temprano de lo normal. Besitos ♥️
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