Número 23
Que rompan el corazón de las personas que ama.
Año: 2020
Akaashi esperó que la leche hirviera en el cazo antes de verter un chorro sobre cada taza, la cual tenía una barrita de chocolate que se derritió al contacto directo con la leche caliente.
Eran las dos de la mañana, y todavía se frotaba los ojos a causa de haberse despertado repentinamente de su sueño.
Se confundió varias veces de alacena antes de dar con el azúcar. Solo llevaba dos semanas en la nueva casa, y no terminaba de acostumbrarse a que las cosas se guardaran en la tercera gaveta y no en la segunda —supuso que solo era cuestión de tiempo.
Colocó tres cucharillas de azúcar dentro de las otras dos tazas, mientras que en la suya solo agregó una. Las mezcló rápidamente y las cargó sobre una bandeja con lechuzas pintadas a mano —fue un regalo de Konoha por la mudanza, casi como una burla para sus dos viejos compañeros.
Akaashi atravesó el pasillo hasta la sala. Escuchó un sollozo que venía desde allí, eran lágrimas ahogadas entre la profunda voz de Bokuto que intentaba dar palabras de aliento a la persona que lloriqueaba con la cabeza en su regazo.
A Akaashi se le cerró la garganta. Apretó más fuerte la bandeja y se aproximó hasta los otros dos —solo Bokuto se percató de su presencia, agradeciéndole con una ancha pero silenciosa sonrisa mientras sus dedos se enredaban sobre cabellos naranjas.
Hinata Shoyou era el que lloraba entre los brazos de Bokuto. Akaashi nunca le había visto de tal forma, excepto tal vez durante el Torneo de Primavera cuando Karasuno perdió contra Kamomedai.
Silenciosamente tomó un lugar en uno de los sofás individuales con la cálida taza que le pertenecía entre las manos. Hinata no podía verlo porque sus ojos hinchados de tantas lágrimas no le permitían observar nada a su alrededor —se agazapaba más contra Bokuto, que no dejaba de acariciarle los cabellos y sonreír con tristeza.
—Ya, ya, Hinata —intentó consolar Bokuto—. No se merece tus lágrimas. Ella no supo valorarte. La distancia no es una excusa. ¡Vales mucho más que una relación fallida, Hinata!
Hinata hipó más fuerte. Era extraño, pensaba Akaashi, ver al usualmente alegre jovencito que corrió en medio de la noche hasta su nuevo apartamento porque descubrió que su novia de más de un año allá en Brasil, le engañó durante su estadía en Japón.
Hinata ya no era el pequeño pajarito que conoció tantos años atrás, sino que ya era un hombre: incluso era más ancho de espaldas que Akaashi, y podría haberle dado una paliza si así lo quisiera. Ya no era el año que buscaba a Bokuto con ojos brillantes como un alumno a su maestro favorito.
Pero allí en la madrugada, llorando con el corazón roto, Akaashi casi podía ver otra vez a aquel adolescente atolondrado.
—P-pero, B-Bokuto-san... —Hinata sorbió por la nariz y se limpió con una de las mangas de su pijama; ni siquiera se puso ropa de calle antes de la visita—. ¿Por qué no podía romper conmigo en vez de fingir que me estaba esperando? ¡Ayer hicimos videollamada y me dijo que me amaba y m-me extrañaba como a nadie! Sí, por supuesto, extrañarme...
Akaashi se removió, incómodo. Le hubiera gustado poder decir algo, pero no tenía idea de qué diablos comunicar —se encontraba tan desolado como Hinata, solo que Akaashi nunca era capaz de exteriorizar lo que realmente sentía.
¿Cómo le hacía Bokuto para lucir tan firme cuando otro lo necesitaba? Porque Akaashi sabía que todo eso no era real. Sabía perfectamente que las heridas en el corazón de sus amigos eran como puñaladas en su propio corazón. Akaashi estaba más que seguro que Bokuto no podría dejar ir el asunto durante días; como si fuera su propia herida que debía sanar con muchos cuidados.
Bokuto se rompería en pedacitos con tal de sanar a una a persona que él adoraba y se encontraba rota. Daría una parte de su alma, incluso si se dañaba en el proceso para ello.
Era por eso que Akaashi decidió elegir esa debilidad. Sabía que los actos de Bokuto eran nobles, pero eso no quitaba que fuera un punto débil para que alguien malintencionado pudiera hacerle daño.
Él no quería que dañaran a Bokuto. No tenía idea de si tenía una mano tan fuerte como para sostenerlo.
Pero frente a Hinata seguía siendo Bokuto-san, el chico fuerte que los sostenía cuando todos tenían miedo de caer. Solo los dioses sabían cuántas veces ese Bokuto-san era el que tomó la mano de Akaashi sin darse cuenta de que lo hacía.
Los tres continuaron en silencio, mientras Bokuto acariciaba parsimoniosamente el pelo anaranjado de Hinata, y la paz del apartamento solo era opacada por los sollozos del muchacho y la respiración entrecortada de Akaashi.
—Mira, mira, Hinata —Bokuto palmeó sobre su costado y señaló hacia la mesita—. ¡Akaashi nos hizo chocolate caliente! Ya verás cómo te sientes mejor luego de eso. Akaashi hace magia con el chocolate caliente, porque el resto de las veces incinera la cocina con sus recetas.
—Bokuto-san, eso es una completa difamación —Akaashi se acomodó las gafas que se caían por el puente de su nariz—. Solo quemé una vez el pastel de zanahorias. Solo tuvimos que raspar un poco lo negro, y estaba bastante comestible.
—¡Akaashi, me dio indigestión esa noche! ¡No mientas!
Hinata dejó escapar una risilla mientras se sentaba —y su pelo naranja iba en todas las direcciones— tras frotarse sin parar los ojos que no debían dejar de picarle. Akaashi sonrió para sus adentros al verlo sujetar la todavía humeante taza con dedos temblorosos, soplando de a poco sobre el humo —solo para verlo soltar un quejido cuando se quemó tras dar el primer sorbo.
Bokuto rio a carcajadas, pero él tuvo la misma suerte: intentó tomar de su propia taza y se quemó la lengua en el proceso. Salpicó un poco de chocolate caliente sobre el piso, a lo que Akaashi resopló agotado. Hinata solo les miraba del uno al otro aguantándose la risita.
—Bokuto-san, Akaashi-san, gracias de verdad —Hinata volvió a sorber la nariz—. ¡Y p-perdonen la intromisión a esta hora! Sé que ustedes están muy ocupados, y seguro estaban con sus cosas...
Akaashi dio un largo sorbo del chocolate caliente aunque le quemó toda la garganta. Se dio cuenta que el humo también le empañó los cristales de las gafas —pero así estaba mejor, ya que podía fingir estar ocupado en limpiarlas en lugar de enfrentar la mirada de los otros dos.
¿De qué cosas podría estar hablando Hinata?
—¡Tú no te preocupes, Hinata! ¡Puedes venir a mis brazos cuando necesites! ¡O cuando quieras criticar a las fulanas que rompen corazones! —Bokuto volvió a darle una palmada, solo que fue tan fuerte que la taza salpicó de nuevo—. Todavía somos búhos, ¿sabes? Además, Akaashi siempre está trabajando de noche. ¡Nunca duerme el muy maldito!
—Lo dices como si tú no te quedaras hasta horas inhumanas viendo ese programa de drag queens, Bokuto-san...
—¡Akaashi! ¡Pero es que es muy divertido!
Hinata daba sorbitos pequeños de su taza, pero la sonrisa no abandonaba su rostro. Sus mejillas y todo el rostro continuaban sonrosados a causa del llanto, pero estaba seguro que ahora podía ver más brillo en sus ojos.
Eso hacía a Akaashi querer sonreír. Y, ciertamente, hacía que Bokuto también sonriera.
—No, pero en serio, ¡quería agradecerles! —Hinata exclamó, y en su rostro se plasmó una sonrisa que acompañó a la de los presentes—. ¡Me gusta venir con ustedes dos, porque cuando los veo puedo sentir que tengo esperanzas!
—¡Ese es el espíritu, Hinata! —La mano de Bokuto dio otra palmada sobre la fuerte espalda del más joven. Pero la sonrisa se le transformó en una mueca de confusión—. Pero, ¿esperanzas de qué hablamos específicamente?
Akaashi dio otro sorbo de su taza que casi lo atragantó. Las quemaduras en su lengua no se lo agradecerían al día siguiente, y tampoco su corazón que dio un vuelco en su pecho mientras sentía los grandes ojos de Hinata zumbar de él hasta Bokuto.
—¡Porque me dan esperanzas de que todavía puedo conocer a mi alma gemela, Bokuto-san! —vociferó con alegría, y de sus ojos cayeron algunas lágrimas rebeldes—. ¡Yo también quiero encontrar un Akaashi-san para mi vida algún día!
Supongamos que este oneshot está ambientado a inicios del 2020, antes de que todo se fuera al carajo sdjfksdj
A Hinatita le rompieron el corazón u-u pero ya va a encontrar a alguien que le quiera tanto como a Agkashee quiere a Bokuto-san, porque todos nos merecemos un Akaashi en nuestras vidas, no creen? jfbdsjfdk
Yo les dije que venían debilidades más intensas, y todavía estoy debatiéndome cuál de las otras cosas intensas poner el jueves (? No sé si soltar ya la artillería pesada, o seguir yendo de a poquito hasta que BOOM, explota todo
Lo sabremos dentro de unos días, supongo c:
No puedo creer que ya estamos en la debilidad 23, el tiempo es una burla. Siento que la percepción del tiempo y el espacio que todos tenemos ya no existe ptm dsjfb en cosa de nada seguro ya se termina el fic, y no quiero que se me termine ;;A;; aunque no voy a negar que me re emociona llegar a los últimos capítulos porque tengo planeadas cositas MUY HERMOSAS AAAA AA A A A A A
Muchísimas gracias a todos los que leen este fic! ♥️ Me muero de amor cuando veo nuevos lectores en esta historia, y cada vez recibe más comentarios y eso también me alegra. Ver que crece el amor por el BokuAka me deja dormir más tranquila por las noches (??
Nos vemos el jueves! Besitos ♥️
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