Número 17
Pagar impuestos.
Año: 2016
—¡Akaashi! ¿Puedes venir un minuto? —La voz de Bokuto resonó desde la entrada del apartamento; Akaashi apenas iba saliendo del baño—. ¡Me llegó una carta muy extraña con un sello del estado!
Akaashi, como el ser humano ansioso que solo él sabía cómo ser, se ató rápidamente el cordón de sus pantalones de chándal y fue a los trompicones hasta dónde se encontraba Bokuto.
¿Cómo que acababa de recibir una carta con sello del estado? ¿En qué clase de problema se había metido Bokuto?
Imaginó los mil y un escenarios más caóticos y catastróficos. ¿Y si era alguna clase de denuncia? ¿Y si algún fan le estaba acusando de algo completamente falso? O tal vez estaba en problemas por la última vez que salió borracho con todo el equipo, salida en la cual provocaron unos cuantos disturbios al orden social...
Se le iba a caer el pelo por todo el estrés que estaba viviendo en esos minutos. Bokuto, por su parte, no lucía muy preocupado por ello.
—Bokuto-san, ¿cómo que una carta? —Akaashi jadeó por el trote hasta la entrada—. A ver, déjame chequear qué dice...
Bokuto parpadeó, confuso al ver a Akaashi en un estado tan de alarma. Le tendió el sobre mientras fruncía la boca en una diminuta o.
Prácticamente le arrancó el papel de los dedos. Akaashi se quitó las gafas enganchadas sobre su camiseta para dormir —manchada con salsa de tomate, pero todo era culpa de Bokuto por arrebatarle el cucharón de madera mientras cocinaban pasta— y se las calzó sobre el puente de la nariz mientras sus ojos zumbaban entre las letras impresas en ese trozo de papel con sello de papel.
—¿Y? —inquirió Bokuto comenzando a impacientarse—. Akaashi, ¡¿qué dice?! ¡Por favor no me digas que voy a ir preso...!
Se le desorbitaron los ojos cuando leyó los números en el papel.
Akaashi infló el pecho con todo el aire que podía retener. Tuvo que quitarse las gafas tras releer lo que decía la carta, no sin antes frotarse los ojos con algo de agotamiento.
Era una carta por retraso en el pago de impuestos.
Bokuto era, literalmente y ante la ley, un evasor de impuestos.
Y no debería haber sido un problema el retrasarse en algunos pagos —Akaashi a veces pasaba unos cuantos meses hasta que recordaba que debía pagar sus deudas fiscales—, pero lo de Bokuto era ya algo exorbitante.
¡Bokuto Koutarou llevaba más de treinta meses sin pagar sus haberes mensuales!
¡Tenía una deuda de más de cuatrocientos mil yenes!
Eso, si sumaba el recargo del siete punto tres por ciento que se sumaba al ciudadano que se retrasaba demasiado en su pago de impuestos...
A Akaashi tendrían que llevarlo a urgencias tras ver un número tan grande de dinero.
—Creo que me bajó la presión...
Tuvo que sujetarse el pecho porque estaba seguro que incluso comenzó a dolerle. Casi se tambaleó hacia atrás por un repentino mareo.
—¡Akaashi, tranquilo! —Bokuto intentó sostenerlo en sus brazos—. ¡Te traeré una coca cola!
—Bokuto-san —Akaashi resopló cansado, resignado. Nunca abandonó su tono neutral y cansado—. ¿Por qué pamplinas no pagas tus impuestos a tiempo?
Bokuto soltó una risotada al escucharlo decir la palabra pamplinas. Akaashi estaba que echaba chispas por las orejas. Podría haberle pegado en la frente con una de sus pantuflas.
—Pamplinas —bufó entre risotadas—. ¡Me recordaste a mi abuelo, Akaashi...!
—Esto es serio, Bokuto-san —insistió Akaashi—. Eres un deudor fiscal. Debido a tu ganancia como deportista profesional, debes rendir cuentas al estado. Puedes ir a la cárcel por no pagar a tiempo. ¡Llevas tres años atrasados!
Bokuto dio un respingo por el susto repentino. Lucía, de pronto, bastante atemorizado de las posibles consecuencias que le esperaban. Comenzó a zarandear a Akaashi por los hombros —como si no se sintiera lo suficientemente mareado.
—¡¿Cómo que no pagar impuestos?! ¡La señora de la oficina a la que fui hace tres años me dijo que los pagos serían automáticos, Akaashi! —lloriqueó Bokuto—. ¡¿Voy a ir a la cárcel?! ¡Pero si todavía no he ganado una copa con la liga nacional...! ¡No puedo ir a la cárcel...!
—Bokuto-san, ¿acaso no perdiste tu mochila con tus tarjetas de crédito hace tres años en tu viaje a Taipei? —Akaashi recordó mientras se frotaba la sien—. Cada vez que tu tarjeta es inhabilitada, debes configurar tus pagos automáticos otra vez. ¿Me estás diciendo que no configuraste tus pagos desde entonces...?
Bokuto ya no lucía aterrado, más si se veía un poco perdido y confuso. Se llevó un dedo a la boca mientras pensaba.
—Eso explica por qué me cortaron la luz a los dos meses de mi regreso del viaje...
Akaashi volvió a resoplar. Aquel viaje a Taiwán fue más estresante para todos de lo que debió ser un viaje por ocio —Bokuto subió a un bote para recorrer el río Keelung y se dejó olvidada su mochila en uno de los asientos del mismo.
Y no solo era su costosa mochila la que jamás fue devuelta esa tarde, sino todo lo que había allí adentro: tarjetas de crédito y débito, dinero, su teléfono móvil... y la documentación.
Bokuto estuvo varado en Taiwán casi dos semanas hasta que la embajada japonesa logró tramitarle un nuevo pasaporte.
Fue Akaashi el que tuvo que ayudarle con todo el papelerío; al haber perdido su móvil, Bokuto no tenía manera de conectarse con la realidad. La única persona de la cual recordaba su número de memoria era el de Akaashi. Ni siquiera el de sus padres.
Tenía una combinación sencilla de número para recordar... o eso decía.
¿Quién hubiera dicho que, tres años después, aquel viaje seguiría causándoles dolor de cabeza?
Era un verdadero efecto mariposa que provocó eventualmente un huracán.
Akaashi dobló la carta y la apoyó sobre el mueble de la entrada. Intentó dar una sonrisa serena a Bokuto. Tenía un plan.
—Bokuto-san, conozco a alguien que trabaja en la oficina de impuestos del gobierno —comentó Akaashi—. Un antiguo graduado del Shiratorizawa... Semi Eita, ¿lo recuerdas?
Akaashi dudaba que Bokuto recordara realmente a Semi Eita, pero escuchar el nombre de aquella escuela por supuesto que tuvo una reacción en él. Ahogó un jadeo de indignación y alzó los brazos en alto para negarse.
—¡Ah, no...! ¡Ni loco le pediré ayuda a una de esas águilas amargadas! ¡Ni hablar!
—Bokuto-san...
—¡No, no, y no! ¡¿En dónde estaría mi honor si les pido ayuda a esos bobos?! —Bokuto chasqueó la lengua—. Estúpido Shiratorizawa, estúpido Ushiwaka... ¡encima lo tengo que enfrentar en los partidos contra los Adlers!
Akaashi le vio irse de la sala, indignado, farfullando todavía contra aquel viejo equipo de Miyagi contra el cual todos formaron una rivalidad debido a que eran grandes y habilidosos jugadores.
Se suponía que eran adultos, y que esas rivalidades solo eran cosa del paso. Pero Bokuto-san era una persona terca, y Akaashi estaba seguro que preferiría ser un criminal del estado en vez de pedir ayuda a uno de sus antiguos enemigos.
Bueno... ya podría convencerlo.
O lo hacía Akaashi, o lo haría la policía cuando irrumpiera en su casa por ser un deudor fiscal.
Se mordió la lengua para sonreír por lo hilarante y ridículo de toda la situación. Tener a Bokuto Koutarou en tu vida nunca era aburrido.
Hace rato que quería escribir sobre esto dskfjsdjkf
Que Boku evade impuestos es prácticamente canon u-u PERO ES QUE NADIE LE ENSEÑÓ BIEN AL BEBÉ! Tiene su cabecita ocupada en muchas cosas, entiéndanlo ;;;;
Un oneshot tranqui y sin angst para descontracturar, ah sdfsjdfj me cansé de los oneshots ambientados en los años anteriores pero con connotaciones angst (?) los lunes es día de capítulo tranqui (?????)
Atentos al capítulo del jueves :'D es MUY importante!
El viernes he subido al fin mi fic SakuAtsu y que será actualizado ese día de la semana o los sábados. Se llama "Kintsugi" y está disponible para cualquiera que desee darle una oportunidad. Obvio ya vi que varios de acá lo leyeron, y no tienen idea lo mucho que les agradezco ;;; ♥️
Así como les agradezco por leer este pequeño BokuAka que me hace feliz escribir de forma ceremoniosa y rutinaria. Ya es parte de mi semana pensar en la doble actu, y la verdad me hace feliz poder traerles dos capítulos a la semana uwu aunque algunos estén cortitos, pero creo que ese es el encanto del fic (?
¡Nos vemos el jueves! Besitos ♥️
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