Capítulo 2: Washington A.C.
Era una noche cualquiera en la ciudad de Washington D.C., o al menos eso era lo que parecía, en una calle solitaria y con poca iluminación, una madre y su hijo caminaban de camino a su hogar, pero se empezaron a sentir inquietos cuando un sujeto con mala pinta comenzó a seguirlos con intenciones perversas, haciendo que la madre y su hijo apresuraran el paso, pero sin poder perder a su acosador. Dicho suceso pudo ser notado a la lejanía por cierto niño portador del Chaquetrix, el cual, tras ver como el maleante alcanzo a la madre y al hijo, y comenzaba a forcejear con la mujer, activo su reloj alienígena y seleccionaría a su heroína Kineceleran, aunque el Chaquetrix invocó por error a la Pyronita.
Hotshot: Hola, Ben, ¿Qué necesitas? – saludo jovialmente.
Ben: Agh, yo quería a... (ambos escuchan un grito de mujer) No importa, ¡Ve a detener a ese ladrón! – dijo señalando la escena del asalto, siendo notada por la chica de fuego.
Hotshot: Oh si, ¡A la orden! – asintió para, acto seguido, correr en dirección al asalto.
Hotshot: ¡Oye tú! ¡Déjalos en paz! – exclamo heroicamente mientras se lanzaba en dirección a la escena del asalto, embistiendo con fuerza al maleante, haciéndolo caer al suelo.
Sin embargo, pudo notar que la madre y su hijo estaban más desconcertados por la presencia de la chica de fuego que asustados por el maleante, el cual estaba tendido en el suelo, adolorido, pero no por el golpe de Hotshot, sino porque le ardían los ojos, resultando ser él quien había gritado.
Hotshot: Ups... (mira a la madre) lo siento, pensé que usted era la que gritaba y que estaban tratando de robarles a usted y a su hijo. – dijo confundida.
Madre: Quiso hacerlo, pero le rocié gas pimienta. – menciono aun desconcertada por la "heroína" en llamas.
Hotshot: Ouh... digo, ¡Bien hecho! (mira al ladrón) Y ahora tú, vil asaltante, ¡Devuélvele su bolso a la ancianita! – decía con una voz amenazante mientras tomaba al maleante de la camisa, el cual aún no podía ver con claridad, pero estaba asustado al estar en manos de aquella criatura de fuego.
Madre: Um, en primer lugar, no soy tan vieja, y en segundo, no me la pudo quitar porque no deje que me la quitara. – le comento a Hotshot, demostrándole que aún tenía su bolso.
Hotshot: (mira a la madre) Oh, ¡Que bien! Se nota que tienes todo bajo control (mira al ladrón) ¿Lo ves? ¡Para que aprendas que las ancianitas, digo, las señoras de edad normal también se pueden proteger a sí mismas! – dijo intentando mantener la conducta heroica, aunque en el fondo no sabía qué debía hacer en ese momento.
Madre: Disculpa, ¿Quién eres tú? – le cuestiono a la chica de fuego.
Ben: (caminando a la escena) ¡Su nombre es Hotshot, heroína ambulante, con un espíritu heroico tan ardiente como sus llamas! – anuncio enaltecido ante los presentes.
Madre: Hotshot... ¿Conoces al niño? – volvió a cuestionar.
Ben: ¿Qué si me conoce? Soy su manager en esto de los actos heroicos, no tienen por qué agradecernos a ninguno de los dos, solo estamos... (mira de reojo que el hijo de la mujer tiene una tarjeta dorada que él reconoció muy bien) Wow, ¿Esa es una tarjeta dorada coleccionable de los Sumos Golpeadores? ¿Dónde la conseguiste? La he estado buscando por todos lados. – le pregunto emocionado al niño.
Niño: Uh... venia como premio en una caja de cereal... – respondió algo confundido por el enorme interés que demostraba el castaño.
Hotshot: Awww... ¿Nunca habían visto a un manager tan adorable? – le dijo a la mujer, demostrando su gran "admiración" hacia Ben, llevándose una mano a su mejilla, mientras que en la otra seguía sujetando al maleante, el cual estaba comenzando a forcejear para librarse de la chica de fuego.
En eso, el claxon de un vehículo sonaría, resultando ser el camper del abuelo Max, que se detuvo frente a los presentes.
Gwen: ¡Oigan, par de zoquetes! ¡Hubo un robo de joyería a unas cuadras de aquí! ¡Y los ladrones se están escapando! – les reclamaba con fastidio desde la ventana del camper.
A lo que Ben y Hotshot se miraron mutuamente incomodados.
Ben: Oh si, por supuesto... ¡Vamos, Hotshot! – le dijo a su amiga de fuego.
A lo que esta asintió, miro como el maleante que sujetaba estaba forcejeando inútilmente y decidió arrojarlo fuera de la vista de todos, únicamente escuchándose el sonido de botes de basura siendo golpeados y el cómico maullido de un gato asustado. Y sin más, el castaño y la chica de fuego entrarían apenados al camper, despidiéndose tímidamente de la madre y su hijo que creían haber salvado, quienes, al ver como el camper se retiraba del lugar, se miraron mutuamente con confusión, tras no entender nada de lo que había sucedido.
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https://youtu.be/MHT0l7sEvUI
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En otra calle un poco más concurrida, algunos transeúntes estaban por cruzar la calle, cuando escucharon el sonido de neumáticos chirriando, percatándose de que un vehículo negro avanzaba a toda prisa por las calles sin importar pasar sobre aquel que se cruce por su camino, pues dicho vehículo estaba conducido por un par de ladrones que habían atracado una joyería.
Ladrón 2: ¡Oh si! Tenías razón, un atraco pequeño pero un gran botín, ¡Nos sacamos la lotería! – se regocijaba mientras veía las bolsas llenas de joyas preciosas que llevaban consigo.
Ladrón 1: Yo no cantaría victoria todavía... (mira al retrovisor del auto) Parece que nos están siguiendo... – le comento con seriedad.
A lo que su compañero volteo hacia atrás, percatándose de que los seguía el camper de Max Tennyson.
Ladrón 2: ¿Hablas de ese cacharro viejo? Por un segundo pensé que era algo preocupante como una patrulla, pero si te preocupas tanto, solo piérdela y ya. – respondió despreocupado.
Por el lado del camper, Max seguía al volante sin perder ni un segundo de vista el auto de los atracadores; sin embargo, pronto empezó a percibir un particular olor a quemado, volteando a su costado, donde se encontraba Ben de pie, y Hotshot sentada en el asiento del copiloto, resultando ser ella la que estaba provocando el olor al quemar la tela del asiento con su cuerpo ígneo.
Max: Sabia que debí comprar esos asientos de asbesto cuando tuve la oportunidad... – dijo seriamente.
Ben: No la culpes, Abuelo, no era su intención... – dijo cabizbajo.
Hotshot: Tiene razón... me disculpo, Señor Abuelo de Ben, no puedo evitar ser tan candente. – dijo con una sonrisa nerviosa, aunque estaba igual de apenada.
Pero repentinamente, la chica de fuego seria rociada por el contenido de un extintor a manos de Gwen, apagando la flama de su cabeza. A lo que Hotshot volvió a encenderla mientras miraba a la pelinaranja con recelo.
Gwen: 10 superheroínas en ese estúpido reloj... ¿Y elegiste a la chica del trasero caliente? – cuestionaría con molestia.
Hotshot: Je... ¿celosa? – le pregunto cínicamente con picardía, cosa que fastidió más a Gwen.
Ben: (mirando a Gwen) Por favor, no me culpes a mí, Boba... yo quería a Fastraptor... – murmuro eso ultimo entre dientes, aunque...
Hotshot: ¿Qué dijiste? – cuestiono con molestia al haber escuchado eso, cosa que puso nervioso al castaño.
Ben: ¡N-nada! – se excusó con un pánico creciente.
Volviendo a la perspectiva de la persecución, el camper poco a poco comenzaba a acercarse más al vehículo de los ladrones, por lo que, al tener un rango de ataque más efectivo, la Pyronita se asomó por la ventana del copiloto, preparando una bola de fuego entre sus manos, la cual lanzo cerca del vehículo de los ladrones, provocando una explosión que destruyó los neumáticos de la parte trasera del automóvil, haciendo que el ladrón que conducía perdiera el equilibrio hasta estrellarse contra un muro. Mientras los ladrones se recuperaban del impacto, Ben se acercó a la ventana del piloto del vehículo.
Ben: Muy bien, ¡Salgan del vehículo y pongan las manos contra la pared! – proclamo sin temor a los atracadores.
Ladrón 2: ¿Acaso esto es una broma? – pregunto desconcertado y molesto por la presencia del castaño.
Ladrón 1: Lárgate, niño, si sabes lo que te conviene. – le amenazo disgustado a Ben.
Pero en eso, la puerta del conductor seria arrancada del auto por Hotshot, quien hizo acto de presencia en la escena, parándose al lado de Ben.
Hotshot: Yo les recomiendo que le obedezcan... si no quieren un bronceado permanente. – amenazo a los ladrones mientras sujetaba la puerta arrancada del auto, y comenzaba a derretirla aplicando calor.
La presencia de la Pyronita hizo que el disgusto de los ladrones se convirtiera en pavor, por lo que estos no tuvieron de otra más que salir del vehículo y acatar las ordenes que les dijo el niño castaño. Sin embargo, Ben no se percató de que el collar de Hotshot comenzó a emitir un pitido de color rojo.
Ben: Escogieron un mal día para cometer sus fechorías... – decía arrogante a los ladrones, pero fue interrumpido por el destello cegador rojo proveniente de la chica de fuego, la cual había desaparecido.
Por si no fuera poco, el destello no pasó desapercibido por los ladrones, quienes, al darse la vuelta, pudieron ver a Ben completamente solo.
Ladrón 1: ¡Oye, la criatura de fuego se fue! ¡Ve por las joyas! – le ordeno a su compañero, quien haría caso e iría al auto por el botín.
Mientras que, por su lado, aquel ladrón comenzaba a acercarse al castaño con intenciones nada amigables, Ben miraría su reloj, pero vería como este brillaba en rojo, por lo que se encontraba indefenso ante los ladrones.
Ben: Vaya, ¡Miren la hora! El tiempo vuela cuando te diviertes, ¿no? Supongo que los dejare ir por ahora con solo una advertencia. – decía con algo de nervios, retrocediendo poco a poco, manteniendo su distancia del ladrón que se le acercaba.
Pero en ese momento, varias patrullas de policía llegarían al lugar, de las cuales salieron oficiales armados, rodeando a los criminales.
Oficial: ¡Deténganse! – exclamo mientras apuntaba su pistola a los criminales.
Ben: ¡Oh, llegaron los de azul! – dijo recuperando su seguridad.
Así que a los ladrones no les quedo de otra más que levantar las manos como forma de rendición.
Ben: Son todos suyos, oficiales, seguro me lo querrán agradecer, pero... – decía con un tono arrogante mientras los oficiales esposaban al par de ladrones.
Oficial: Fuera de aquí, niño, no es hora de jugar. – le ordeno al castaño con desdén mientras se llevaba a uno de los ladrones.
Ben: ¿Jugar? Pero si fue gracias a mí que los pudieron capturar, ¡No es justo! – replico con molestia.
Pero los oficiales hicieron oídos sordos a las palabras de Ben y se llevaron a los ladrones sin más.
Ben: Oh... que mal... – suspiro resignado.
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Al día siguiente, en otro lugar de la ciudad, un hombre de traje se encontraba enfrente de un apartamento algo descuidado.
Hombre: ¡Doctor Animo, sé que estás ahí adentro! ¡Abre la puerta! – diría mientras golpeaba sin cesar la puerta del edificio.
Pero al no recibir respuesta alguna, el hombre se molestó y no tuvo más remedio que sacar una llave de su bolsillo y entrar por su cuenta. En el interior del apartamento, el lugar estaba repleto de jaulas, peceras y terrarios en cada rincón, cada uno con distintos animales exóticos en su interior.
Hombre: Puaj, aquí apesta a zoológico... – menciono mientras recorría el lugar.
En un punto, el sujeto se acercaría a mirar una pecera que contenía una rana de colores llamativos, aunque no duraría mucho, pues tras darse media vuelta, se dio un pequeño susto al ver detrás suyo a un hombre de edad avanzada con piel amarillenta verdosa y un cabello gris largo.
Hombre: Agh, eres tú Animo, casi me matas de un susto. – diría molesto pero aliviado.
Dr. Animo: ¿Cómo entraste aquí? – pregunto amargamente.
Hombre: Llave maestra, soy el dueño del edificio, ¿recuerdas? Vine a que me pagues los 6 meses de renta que me debes. – le respondió.
Dr. Animo: Todo mi dinero se fue en la investigación, ¡Ahora sal de aquí! ¡Me molestas! – replico con desdén señalándole la puerta al sujeto y dándole la espalda.
Hombre: Pues a mí me parece que ya estabas molesto antes de que llegara... escúcheme bien, usted y sus peludos amigos se irán a la calle a menos que me muestre los billetes verdes. – le reclamaría al doctor.
Dr. Animo: ¿"Verdes"? Qué bonita palabra... debes amar a los animales... – diría cambiando su expresión de amargura a una sonrisa macabra.
Acto seguido, el Doctor Animo saco una rana de su pecera y la coloco en el suelo frente a aquel sujeto.
Dr. Animo: Te va a encantar esto... – añadiría para luego colocarse un particular chaleco y un casco con dos antenas salientes.
Hombre: ¿Eh? ¿Acaso eres un lunático o algo así? – diría indiferente pero confundido ante la nueva apariencia del científico loco.
Dr. Animo: (señalaría su chaleco) Este es mi transmutador, fase uno... crea y acelera mutaciones a nivel genético... déjame darte una demostración... – explico.
Acto seguido, el Doctor Animo activaría un interruptor en el pecho de su chaleco, lo cual hizo que de sus antenas saliera un rayo de color rojo en dirección a la rana en el piso. Tras recibir el rayo de energía, la rana comenzó a incrementar exponencialmente de tamaño, ahora tenía cuatro ojos rojos con pupilas rectas, cuernos en cada lateral de su cabeza, y manchas en formas de círculos naranjas. El sujeto retrocedió asustado al ver como la rana ahora se había convertido en un monstruo, pero antes de que pudiera salir huyendo, la rana lo atrapo entre sus fauces, engulléndolo por completo, y aunque el hombre se retorcía dentro de la boca de la rana mutante, cualquier intento por salir era inútil.
Dr. Animo: Lo siento, no te escucho... suena como si tuvieras una rana en la garganta ja ja ja ja... ¿O debería decir que es al revés? Ja ja ja ja ja – se burlaba de forma demente.
Pero tras terminar, usaría su casco para darle telepáticamente la orden a la rana mutante de que lo dejara, a lo cual, el anfibio gigante termino por escupir al sujeto, arrojándolo con fuerza contra una pared, cubierto de baba y totalmente inconsciente.
Dr. Animo: (saca un trozo de papel de su bolsillo) Tan cerca de tener lo que es mío... solo necesito un par de componentes para terminar el trabajo... – se decía a sí mismo.
Pero en ese momento, vería como en el televisor del apartamento se anunciaba el nuevo supermercado de la zona, M-Mart, lo cual llamo la atención del científico loco.
Dr. Animo: Ah... justo lo que el doctor ordeno... – añadió con malicia al saber dónde podría encontrar lo que necesitaba.
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Dentro de la M-Mart, la familia Tennyson estaría recorriendo los pasillos del supermercado, pero Ben se detuvo en seco frente al pasillo de los cereales, por lo que se alejó de su abuelo y su prima para entrar en dicho pasillo y buscar un cereal en específico.
Ben: Veamos... (mira los anaqueles, hasta que encuentra una caja de cereal que decía "Sumo Smacks") ¡Oh, sí lo tienen, que bien! – diría tomando la caja de cereal y leyendo un mensaje en la esquina de la caja que decía que adentro venia una tarjeta coleccionable de los Sumos Golpeadores.
Sin embargo, cuando estaba por ir a pedirle a su abuelo que se lo comprara, Ben recordó que solo quería la tarjeta dorada, la cual era muy difícil de conseguir, y debía estar seguro de llevarse la caja de cereal indicada, aunque no sabía cómo garantizar eso, pero fue en ese momento cuando miro de reojo el Chaquetrix en su muñeca y se le formo una pícara sonrisa en el rostro.
Mientras tanto, con Max y Gwen...
Max: ¿Pulpo Enlatado? Vaya que esta tienda tiene mucha variedad. – diría mientras sostenía una lata.
Gwen: Um... Abuelo, sin ofender, pero ¿podríamos tener una cena normal? Tú sabes, una que NO involucre tentáculos crudos... –
Max: No te preocupes... pensaba freírlos, quedaran muy ricos. – diría optimista, colocando la lata en el carrito de compras y siguiendo su camino.
La pelinaranja estaba por seguir a su abuelo, pero vería un potente brillo rosa salir de uno de los pasillos de la tienda, haciendo que esta volteara la mirada.
Gwen: ¿Ben? – diría al ver la ausencia de su primo y darse una idea de quien había sido el responsable del brillo.
Así que Gwen estaría caminando al pasillo de los cereales, no obstante, mientras más se acercaba, pudo escuchar una conversación desde aquel lugar:
— ¿Eh? ¿Cómo que no lo harás? —
— No estoy segura de esto, Benjamín... —
— Vamos, solo quiero que encuentres la tarjeta dorada. —
— Aun así, todavía no logro comprender la lógica detrás valor de esa tarjeta... —
Gwen llegaría al pasillo, viendo a su primo de espaldas, como si estuviera mirando algo entre sus manos.
Gwen: ¿Qué crees que estás haciendo? – le pregunto al castaño tocándole el hombro.
Acción que tomó por sorpresa a Ben, quien rápidamente se dio la media vuelta, viendo frente a frente a su prima.
Ben: Uh, ¿Y-yo? N-nada, no estoy haciendo nada. – diría fingiendo demencia, aunque se podía notar que estaba nervioso.
Pero la pelinaranja se percató al instante de que Ben mantenía sus manos en la espalda, como si escondiera algo.
Gwen: ¿Qué tienes en las manos? – pregunto con una ceja alzada.
Ben: Dedos. – respondió.
Gwen: No te hagas el payaso. – replico molesta.
A lo que Gwen rápidamente tomo el brazo de Ben, y aunque este forcejeó con su prima para impedírselo, al final la pelinaranja pudo quitarle al castaño lo que tenía entre sus manos, resultando que Ben ocultaba a una pequeña alienígena bípeda de piel gris, parecida a una rana, medía apenas 15 centímetros, tenía grandes ojos de un color verde amarillento, además de pupilas rectangulares, párpados horizontales y dos antenas sobre su cabeza, estaba vestida con un traje blanco ajustado con una delgada franja vertical negra en la parte delantera y el símbolo del Chaquetrix estaba en su espalda.
Pequeña Alien: Agh, tenga cuidado, señorita Gwendolyn, usted y Benjamín casi me parten en dos. – decía algo adolorida luego del forcejeo entre los primos.
Gwen: ¿Se puede saber porque estás aquí? – le pregunto a la pequeña alien.
Pequeña Alien: Bueno... Benjamín quería que buscara en todas las cajas de cereal para saber cuál tendría la tarjeta dorada de los Sumos Golpeadores, pero trate de explicarle que las probabilidades de encontrarla eran de 200 a 1, bastante mínimas para un premio cuyo valor no logro entender... creo que sería una misión infructífera. – le explico a la pelinaranja, quien miro incriminatoria al castaño.
Dicha confesión por parte de la pequeña alien hizo que Ben se llevara las manos a la cara al ser atrapado.
Ben: {Genial, una de mis alienígenas es una Gwen en miniatura} – pensó para sí mismo con desdén.
Ben: Gracias por cubrirme, "pequeña nerd"... – le dijo a la pequeña alien con sarcasmo y molestia.
Gwen: Ben, se supone que usas a tus heroínas para ayudar a la gente, no para que te consigan tarjetas. – le reprochó a su primo, quien solo se quedó callado con una expresión de fastidio.
A lo que la pelinaranja tomo del brazo a su primo y lo arrastro de vuelta con el abuelo, por su lado, la pequeña alien salió de la mano de Gwen y saltó al hombro de Ben.
Pequeña Alien: Lo siento, Benjamín, lamento no haber podido realizar la tarea que me pediste. – dijo apenada tras percatarse del ceño fruncido del castaño.
Ben: Ya no importa, solo déjalo, "Little Nerd". – respondería claramente molesto.
A lo que la pequeña alienígena, con el apodo despectivo de "Little Nerd", solo se limitó a bajar la cabeza con tristeza.
Tras volver con el abuelo Max, Gwen no dudo en acusar a Ben de lo que trataba de hacer, mostrando como evidencia a la pequeña Galvan en el hombro del joven Tennyson, a lo que Max solo se limitó a mirar de forma acusadora a su nieto.
Little Nerd: Bueno... si me permiten hablar, que bueno que no lo hice, no hubo ningún crimen por el cual castigar a Benjamín, y si lo hubiera hecho, hubiera tenido que pagar por todas las cajas y sería perjudicial para usted, señor Maxwell. – aclaro intentando calmar la situación y ver el vaso medio lleno, aunque siendo vista de forma extrañada por la familia Tennyson.
Max: Bueno... gracias, supongo. – diría a la pequeña alien.
Ben: Aunque solo hubiéramos tenido que comprar la que tenía la tarjeta dorada si Little Nerd lo hubiera hecho rápido para que nadie se hubiera dado cuenta, ¡y si tan solo Gwen no se hubiera metido en lo que NO le importa! – replico molesto.
Gwen: ¿Disculpa? Para empezar, querías abrir el cereal en medio del pasillo solo por una estúpida tarjeta... y, en segundo lugar, ¿"Little Nerd", en serio? Ese nombre es de mal gusto y lo sabes. – respondería molesta e intentando "defender" a la Galvan.
Ben: Yo le llamo a mis alienígenas como yo quiera, cuando tengas tu propio reloj invoca-heroínas, tu escoge sus nombres. – refuto a los comentarios de su prima.
Little Nerd: Bueno, yo opino... – estaba por dar su opinión, cuando...
Ben/Gwen: ¡No te entrometas! – le gritarían con hartazgo.
A lo que la pequeña alien simplemente agacho su cabeza con tristeza, cuando el símbolo en su espalda empezó a emitir un pitido hasta liberar un destello rojo en el que la Galvan desapareció.
Max: Ben, sé lo mucho que quieres esa tarjeta, ¿pero no crees que te estás... obsesionando? Gwen tiene razón, debes usar el reloj con mayor responsabilidad y para situaciones donde lo requiera. – diría con un poco de decepción a su nieto, pero intentando verse comprensivo con él.
Ben: Tal vez tengas razón, Abuelo, no merezco esa tarjeta de los Sumos Golpeadores, desde que tengo este reloj, les he enseñado a mis alienígenas a salvar personas, detener criminales y cosas así, puedo pedirles que ayuden a los demás, pero no que me ayuden a mí, no lo merezco. – decía con un notorio sarcasmo.
Gwen: ¿En serio vas a usar "la culpa del héroe"? Que patético. – comento con desdén.
Ben: ¿Ah sí? Pues no me importa lo que pienses. – respondió indiferente.
Tras haber terminado la discusión, la familia Tennyson siguió caminando por la tienda, pero Ben vería una vitrina de muestra que llamaría su atención.
Ben: ¡Oh si! La colección completa de cartas de los Sumos Golpeadores, ¡Que buena onda! – diría emocionado mientras se dirigía a ver de cerca la vitrina.
Max: Vamos a la sección de mascotas. – le mencionaría a su nieta mientras ambos continuaban su camino.
Gwen: De acuerdo... pero por favor, dime que no vamos para buscar nuestro desayuno... – diría preocupada.
Mientras que, por su lado, Ben se quedaría contemplando la vitrina con tarjetas de los Sumos Golpeadores, poniendo toda su atención la tarjeta dorada.
Ben: Algún día... serás mía... – diría con anhelo.
Pero repentinamente, Ben se percató de como todo comenzaba a temblar, haciendo que los objetos se cayeran de los anaqueles y el resto de las personas, que también sentirían el temblor, comenzaran a huir despavoridas, exceptuando a Ben, quien se escondería detrás de un mostrador, siendo en ese momento cuando sentiría un abrupto estruendo, por lo que el joven Tennyson asomaría la cabeza, sorprendiéndose al ver como un muro había sido destruido por una enorme rana mutante que era montada por el Doctor Animo, el cual tomaría un saco y bajaría de la criatura en dirección a la sección de electrónica de la tienda, robándose múltiples refacciones y aparatos electrónicos.
Ben: ¡Oye, ¿Qué crees que haces?! – le diría al científico loco con un tono desafiante.
Pero en respuesta, la rana mutante intentaría golpear al joven Tennyson con su lengua, Ben lograría esquivarlo, pero el golpe hizo que una pila de cajas detrás del castaño cayera encima suyo, aunque por suerte, Ben conseguiría salir ileso del montón de cajas.
Dr. Animo: No trates de jugar al héroe, Niño, solo corre con tu mamá. – le advirtió al castaño.
A lo que Ben solo guardo silencio y miro de reojo el Chaquetrix, el cual tenía su símbolo en rojo en señal de que aún seguía descargado.
Ben: Tienes suerte de que no pueda traer a una heroína... – murmuro para sí mismo.
Mientras que Animo simplemente le dio la espalda volvió a montarse sobre su rana mutante. Aunque en ese momento llegarían dos guardias de seguridad del supermercado, armados con pistolas eléctricas.
Guardia: ¡A-alto ahí! ¡B-baja de la... rana gigante... y p-pon las manos en alto! – le exclamarían al científico loco, aunque estaban desconcertados y asustados por la presencia del monstruoso anfibio.
Animo simplemente los vería con una sonrisa, mientras que el sapo solo dio un enorme salto encima de Ben y los guardias, moviéndose en dirección a otra sección de la tienda.
Guardia: (saca su radio móvil) A-atención, tenemos un problema... un robo a manos de un hombre montado en una especie de rana gigante, créanme, no es una broma, ¡Necesitamos apoyo! – diría a través de la radio.
A lo que Ben solo se limitó a seguir con prisa al Doctor Animo.
Guardia: Oye, Niño, ¡Detente! – le exclamaría al joven Tennyson, quien hizo caso omiso a sus palabras.
Mientras tanto, Max y Gwen se encontraban en la sección de mascotas, el viejo Tennyson checaba su lista de compras mientras que la pelinaranja jugaba conmovida a un tierno y pequeño hámster, pero en ese momento, llegaría el Doctor Animo montado en su rana al lugar, sorprendiendo tanto a Gwen como Max. Acto seguido, Animo activaría su transmutador, lanzando un rayo hacia una cacatúa y al hámster que miraba Gwen, convirtiéndolos en enormes bestias mutantes.
Dr. Animo: ¡Eleven todo su potencial! – se regocijaba con gracia ante los nuevos resultados de su experimento.
En eso, Ben llegaría corriendo a la escena, llevándose la temible sorpresa de ver a la enorme ave monstruosa detrás del Doctor Animo, y tanto a su abuelo como su prima corriendo hacia la dirección del castaño, huyendo del hámster convertido en bestia.
Ben: Santo cielo, ¿Qué clase de comida les dan a los animalitos de esta tienda? – decía asombrado e inquietado.
Una vez reunida, la familia Tennyson no podía hacer más que retroceder, indefensos ante el ejercito de bestias del científico loco.
Dr. Animo: ¡Contemplen el gran genio del Doctor Animo! ¡Nada me detendrá de conseguir lo que quiero! ¡Recuerden este día, ya que hoy hare historia... o más bien... PREHISTORIA! – exclamaría sintiéndose imponente.
Gwen: Si no hubieras intentado abrir cajas de cereal, una de tus heroínas podría salvarnos de convertirnos en alimento para mascotas. – le reclamaría a su primo sin apartar la vista de los monstruos de Animo.
Ben: ¿Crees que es un buen momento para sermonearme? – le respondería molesto.
Pero los primos Tennyson serian interrumpidos por el feroz rugido del hámster mutante, quien se acercaba a ellos de una forma similar a un depredador, a lo que la familia Tennyson no tuvo de otra mas que dar la vuelta y huir, siendo perseguidos por el monstruoso roedor, el cual resulto ser bastante rápido, estaba por alcanzar a Ben, pero sorpresivamente, el hámster mutante paso encima del castaño de un enorme salto, siendo ahí cuando Ben se percato de que los objetivos del roedor eran su abuelo y su prima, quienes serian acorralados por la bestia.
A lo que Ben miro como su reloj aun estaba en rojo, aun estando incapaz de invocar a una heroína, pero al voltear a su alrededor, pudo visualizar un patín eléctrico, cosa que le dio una idea.
Ben: No necesito a una alienígena para salvar el día. – diría con total confianza.
Acto seguido, el joven Tennyson se subiría al patín eléctrico, tomaría un balón de futbol y se lo lanzaría al hámster mutante, llamando su atención. El monstruoso roedor dirigiría su atención a Ben, quien le devolvió una mirada retadora mientras encendía el patín eléctrico y aceleraba a toda velocidad, siendo perseguido por el hámster mutante.
Ben huiría dando vueltas cerradas a través de los pasillos, pero el hámster mutante no cedía su persecución y poco a poco acortaba su distancia del joven Tennyson. Cuando estaba lo suficientemente cerca, el hámster mutante se abalanzo en dirección a Ben, pero este pudo agacharse y esquivarlo, haciendo que el roedor embistiera contra uno de los anaqueles, derribándolo en el proceso, aunque la bestia se daría la vuelta, bloqueándole el paso al castaño, de lo que Ben se percató, pero sería hábil al usar el anaquel inclinado como rampa, y dar un gran salto sobre el hámster mutante, el cual intentaría atrapar al castaño en el aire, pero fue inútil, en su lugar aterrizo en medio de los pasillos siguientes, mientras que Ben saltaría sobre un par de anaqueles, haciéndolos perder el equilibrio y derribarlos en dirección al roedor.
Para cuando Gwen y Max llegarían a la escena, Ben ya se habría detenido sano y salvo, mientras que el hámster mutante se encontraba atrapado e incapaz de moverse en medio de los anaqueles derribados.
Ben: ¡Oh si! Hasta los roedores gigantes deben pensarlo dos veces antes de meterse con Ben Tennyson. – presumiría triunfante ante su propia hazaña heroica.
Pero detrás suyo, aparecería el Doctor Animo montado en su rana gigante, molesto ante la insolencia que había demostrado aquel niño que lo desafió.
Dr. Animo: ¡Mocoso insolente! ¡Nadie me podrá detener! ¡Transformare a Washington D.C. en Washington A.C.! – proclamo como todo un supervillano demente.
Acto seguido, el científico loco tomaría la bolsa con la electrónica que robó y saltaría del lomo de la rana mutante al de la cacatúa gigante para escapar volando a través de uno de los vitrales del techo de la tienda, mientras que la rana mutante saldría también del lugar dando enormes saltos y siguiendo a su amo. Una vez la situación se había "resuelto", el gerente de la tienda se acercó a Ben.
Gerente: Salvaste la tienda, si hay algo con lo que te pueda agradecer, lo que quieras, solo pídelo. – decía con gratitud al joven Tennyson.
A lo que Ben, sin dudarlo ni un segundo, ya sabría lo que pediría, formándose una gran sonrisa en su rostro.
Ben: Bueno, ya que lo menciona... – estaba por cobrar el favor...
Pero antes de que pudiera decir algo más, su abuelo Max lo detendría y se lo llevaría cargando del lugar, siendo visto por el gerente de la tienda, el cual simplemente se encogió de hombros y se retiró.
Ben: Abuelo, ¿No ves que estaba por conseguir la tarjeta dorada de los Sumos Golpeadores? – reclamo mientras era cargado por el viejo Tennyson.
Max: No hay tiempo para eso, Ben, debemos perseguir a ese loro gigante lo mas pronto posible. – le explico a su nieto mientras salían de la tienda, a lo que Gwen no pudo evitar sonreír con satisfacción por la situación.
Después de un par de horas, y que el sol se comenzara a ocultar, la familia Tennyson se encontraba en el camper. persiguiendo al científico loco y su ave monstruosa a través de las calles de Washington.
Max: Ah, justo como en los buenos tiempos antes de mi retiro... – comento con un tono nostálgico.
Gwen: Oye, Abuelo, ¿No eras un plomero o algo así? – le cuestiono con una ceja alzada mientras estaba en su computadora.
Max: Uh... b-bueno, s-sí, yo h-hablo de cuando era m-mucho más joven... s-sí, eso... t-trabaje por un tiempo como ayudante de control de animales... a eso me refería... – respondió a su nieta, aunque su voz denotaba algo de nervios.
Pero su tono de voz hizo que Gwen lo mirara con incertidumbre, a lo que Max, en un intento por apartar la mirada, se percato de que Ben se encontraba en silencio, mirando a la ventana con un semblante molesto.
Max: ¿Qué pasa, Ben? ¿Qué te sucede? – le preguntaría a su nieto en un intento por cambiar de tema.
Ben: ¿Cómo que "qué me sucede"? Salvé una tienda completa de un lunático y detuve a un hámster gigante, sin ayuda de mis heroínas, ¡Yo solo! ¿Y qué obtengo? ¡Nada! No es justo... – contesto con enojo.
Max: Ben... ser un héroe no se trata de que los otros sepan que hiciste algo bueno por ellos, se trata de que TU sepas que hiciste lo correcto... ser un héroe es tu propia recompensa. – le diría con tono reflexivo a su nieto.
Ben: ¿Qué? ¿Leíste las tarjetas de agradecimiento del supermercado? – le pregunto con un tono sarcástico.
Max: Sí, lo hice. – respondió de forma genuina.
Gwen: ¡Lo tengo! (exclamaría luego de una búsqueda en su computador) "Hace 5 años, el Doctor Aloysius James Animo era un científico reconocido de ciencia veterinaria, pero su reputación se vio manchada cuando se descubrió hacia experimentos poco éticos y realizaba mutaciones genéticas en animales, y cuando no gano un premio llamado El Premio de la Verdad que creía merecer, se volvió completamente loco." – explicaba mientras leía un artículo sobre el científico en su computadora, siendo escuchada por su abuelo y su primo.
Por su lado, Max vería como el ave gigante estaba se movía fuera de la vista de las calles, perdiéndose de vista entre los edificios de la ciudad.
Max: Lo perdimos... podría estar en cualquier lugar de Washington D.C. – diría seriamente.
Gwen: ... o "Washington A.C.", como dijo en el supermercado. – añadiría, a lo que Ben recordó su comentario sobre "hacer prehistoria".
Ben: ¡Eso es! ¡Creo que ya sé a dónde pudo ir! ¡El Museo de Historia Natural! – exclamo.
Tras llegar al lugar dicho por Ben, la familia Tennyson se encontró con un enorme agujero en uno de los muros del museo, y no les costo mucho saber quien fue el responsable cuando Ben encontró unas plumas de ave gigantes en el suelo cerca de los escombros.
Max: Parece que vamos por el camino correcto... bien pensado, Ben. – diría orgulloso de su nieto, quien le respondió mostrando una sonrisa.
Gwen: Supongo que hasta los descerebrados te pueden sorprender cuando conectan sus únicas dos neuronas. – añadió.
Ben: Tu deberías saberlo, eres experta en la materia. – le respondió.
Tras entrar en el museo y recorrer algunas de las exhibiciones, los tres se encontrarían, como era de esperar, con el Doctor Animo, usando las piezas de electrónica robadas del supermercado para mejorar su transmutador, pero el científico loco no tardaría en percatarse de la presencia de los Tennyson.
Dr. Animo: Veo que ustedes son muy persistentes... y yo odio la persistencia. – diría volteando su mirada a los Tennyson.
Ben: Ya sabemos todo de ti, Doctor Animo, ¡Tu espantoso proyecto de ciencias se acaba aquí! – proclamo con un tono desafiante.
Dr. Animo: Oh jo jo, pero si apenas acabo de empezar... verán, solo necesitaba algunos componentes para llevar mi transmutador a la fase 2: La Reanimación de Células Inactivas. – exclamo con orgullo.
Ben: Uh... ¿Alguien puede decirme de que está hablando? No hablo "idioma científico loco". – comento perdiéndose en las palabras de Animo.
Dr. Animo: Hablo de traer las células de organismos no latentes de vuelta a la vida... pero mejor aún, permítanme darles una demostración, ¡Observen! – proclamo con malicia.
Acto seguido, Animo procedió a activar su transmutador actualizado y lanzar un rayo en dirección a un enorme mamut lanudo de las exhibiciones del museo, el cual sería oficialmente reanimado, pero lejos de ser una buena noticia, el mamut ex-extinto barritaba con furia y veía a la familia Tennyson con intenciones agresivas.
Dr. Animo: ¡Contemplen la genialidad del Doctor Animo! – se regocijo para luego escapar hacia otra sala del museo.
Gwen: Ben, creo que seria un buen momento para traer a una heroína... y yo te recomiendo que escojas sabiamente a quien vas a llamar. – le mencionaría a su primo, aunque estando algo nerviosa ante la imponente presencia del mamut enfadado.
Ben: ¡Sí! Ustedes vayan por el Doctor Animo, los alcanzare luego de que el grandote sea derrotado. – diría con seriedad.
A lo que Gwen y Max asintieron y fueron por la misma dirección detrás del Doctor Animo, mientras que Ben miraría frente a frente al mamut reanimado. Por lo que Ben no perdió el tiempo en activar el Chaquetrix, girando la dial con prisa, buscando entre las siluetas a la heroína más adecuada para su situación, hasta detenerse en la figura musculosa de cuatro brazos que había visto varias veces, pero nunca había probado.
Ben: De acuerdo... espero no equivocarme en que esta chica me podrá dar una mano. – añadió para, acto seguido, presionar la placa frontal del reloj.
Un destello rosado cubriría la zona, y al disiparse, Ben vería como enfrente suyo apareció una mujer alienígena humanoide de piel roja, media aproximadamente 3 metros de altura, sus cuatro ojos eran de un color amarillo, tenia un largo cabello castaño rojizo, estaba dotada de un cuerpo tonificado y su mayor característica eran sus dos pares de brazos musculosos, vestía un traje ajustado azul oscuro con una línea blanca que recorría sus hombros, llevaba guantes sin dedos en sus cuatro manos, una diadema de metal en la frente y el símbolo del Chaquetrix en su hombro superior izquierdo.
Chica de 4 Brazos: Al fin nos conocemos, Benjamín... (mira de arriba a abajo al castaño) Hmpf... no esperaba que fueras tan... pequeño y escuálido. – diría con algo de desilusión mientras apoyaba sus dos manos inferiores en sus caderas y cruzaba sus dos brazos superiores.
Ben: ¿Ah? – pregunto desconcertado.
Pero antes de que alguno de los dos pudiera decir algo más, un potente barrito se escuchó, seguido de unas potentes pisadas que iban en aumento, por lo que la Tetramand se dio media vuelta, viendo como el furibundo mastodonte estaba cargando contra ella y el joven Tennyson. Ben se apartaría a toda prisa del camino, mientras que la mujer de cuatro brazos se quedaría firme en su posición, para cuando el mamut embistió contra ella, esta lo sujeto de sus grandes colmillos, frenándolo casi por completo con una fuerza sobrehumana, aunque el animal prehistórico pondría más peso, haciendo que la Tetramand tuviera que tomarse las cosas en serio para no retroceder.
Ben: Hablamos de eso luego, por ahora quiero que le patees el trasero a esa cosa. – le ordeno a su heroína.
Mujer de 4 Brazos: Tch... que bestia tan molesta... se atreve a interrumpirme... me las va a pagar. – diría mientras aun forcejeaba con el mamut, pero apenas poniendo un poco más de esfuerzo, lograría someter al mamut derribándolo al suelo.
Mientras tanto con Gwen y el abuelo Max, estos habrían seguido los pasos del Doctor Animo, pero en su camino se encontrarían con la cacatúa mutante cerrándoles el paso; no obstante, Gwen vería a su lado una escultura de cavernícola empuñando una lanza, Gwen tomaría esta última y, con gran destreza, la usaría para golpear al ave gigante en la cabeza, esto molestaría a la criatura, la cual intento morder a Gwen con su pico, pero la pelinaranja daría una voltereta lateral para esquivarlo y volver a golpear al ave en el rostro con la lanza hasta romperla, lo cual lastimo lo suficiente a la cacatúa mutante para hacer que huyera del lugar.
Max: ¿Cómo fue que...? – decía impresionado por la hazaña de su nieta.
Gwen: Clases de Bōjutsu, Ben no es el único con trucos bajo la manga. – comentó confiada mientras ella y su abuelo retomaban su camino al tener vía libre.
Tras finalmente alcanzar al Doctor Animo, el viejo Tennyson y la pelinaranja verían impactados como el científico loco volvía a activar su transmutador, lanzando un rayo en dirección al esqueleto fosilizado de un Tiranosaurio Rex, reconstruyendo gran parte de su piel y su carne hasta finalmente devolverlo a la vida; sin embargo, tenía varios pedazos sin piel y huesos expuestos que hacían al dinosaurio parecerse más a una especie de zombi.
Volviendo con Ben...
Ben: ¿Qué pasa, chica? ¡Parece que estas jugando! ¡Vamos! ¡Dale un derechazo! – exclamaba como espectador de la batalla.
Por su lado, el mamut le daría un fuerte golpe a la Tetramand, mandándola a volar hasta estrellarla contra una pared.
Mujer de 4 Brazos: ¡Agh! ¡No me digas como luchar! – le gritaría al joven Tennyson mientras se reincorporaba nuevamente.
Entonces la Tetramand vería como el mamut iba con furia en dirección hacia esta, por lo que la mujer de 4 brazos hizo lo mismo, corriendo a toda prisa hasta estar nuevamente cerca del mastodonte para propiciarle un doble derechazo, aunque el mamut contraatacaría golpeándola con sus colmillos, y aunque la Tetramand intentaría bloquear el ataque, termino por ser nuevamente lanzada por los aires hasta caer sobre unos fósiles.
Mujer de 4 Brazos: Ok... estaba comenzando a sentirme excitada por esta pelea... pero ahora... ya me hiciste enojar, ¡Vas a caer! – exclamaría completamente iracunda.
A lo que el mamut soltó un barrito enfurecido y volvió a arremeter contra la Tetramand, la cual volvió a ponerse de pie, pero quedándose en su posición, y comenzando a cargar sus 4 brazos con firmeza, y para cuando el mastodonte se acerco lo suficiente, la Tetramand le daría un potente uppercut cuádruple (un puñetazo hacia arriba con sus cuatro puños) con todas sus fuerzas, haciendo que el mamut saliera volando hacia arriba hasta incluso destrozar el techo del museo, pero como si no fuera suficiente, la mujer de 4 brazos daría un enorme salto detrás del mamut, y para cuando estuvo en el aire cerca del mastodonte, juntaría sus cuatro puños una vez más para darle un golpe de mazo hacia abajo, haciendo que el mamut cayera a toda velocidad hasta entrar de vuelta al museo y estrellarse contra el suelo, dejando un enorme cráter donde yacía el mamut fuera de combate. A lo que la Tetramand aterrizo de pie y se acercó a Ben.
Mujer de 4 Brazos: ¡Oh sí! ¡Eso es lo que pasa cuando te metes con...! (proclamaba orgullosa, hasta quedarse en completo silencio) Uh... ¿Cómo me llamare? – pregunto mientras miraba con curiosidad al joven Tennyson.
Ben: Hmm... no lo sé... Oh, ¿Qué te parece "Quad Fist"? – le diría a la Tetramand.
Mujer de 4 Brazos: Hmm... Oye, me agrada, Pequeñín, ¡Eso es lo que pasa cuando te metes con Quad Fist! – volvería a regocijarse victoriosa.
Ben: ¡No me digas "Pequeñín"! – le reclamo molesto.
Quad Fist: Descuida, honestamente estoy conforme con lo que tienes por ofrecerme, aunque no te vendría mal algo de ejercicio para ser un compañero de batalla adecuado para mí. – diría en un tono implícitamente coqueto, lo cual desconcertó aún más a Ben.
Ben: Uh... no importa, ¡Vamos tras Animo! ¡No hay tiempo que perder! – le diría a la Tetramand, la cual seguiría al joven Tennyson, y juntos irían a donde fueron Gwen y el abuelo Max.
Hablando de estos dos últimos, Max y Gwen solo podían ver impotentes como el Doctor Animo montaba a su T-Rex reanimado.
Dr. Animo: Me encantaría quedarme, pero debo ir a reclamar el premio que obviamente me pertenece. – diría para luego hacer que su dinosaurio atravesara la pared, saliendo del museo.
Gwen: ¡No podemos dejar que escape, Abuelo! ¡Debemos hacer algo! – decía con coraje e impotencia señalando como Animo estaba escapando.
Pero antes de que pudieran ir tras él, desde atrás apareció la cacatúa mutante para tomar a Gwen de su mochila y llevársela volando, Max estaría alarmado al ver como su nieta se alejaba por los aires, pero justo en ese momento, llegarían al lugar Ben y Quad Fist.
Max: ¡Ben! ¡Gwen está en peligro! – exclamaría preocupado.
Ben: ¡Quad Fist! ¡No dejes que se escape! – diría señalando al ave gigante que se alejaba cada vez más.
La Tetramand simplemente asintió y corrió a toda velocidad persiguiendo al ave, hasta que finalmente se agacho para dar un potente salto, dejando a Ben y Max solos en el museo, pero en ese momento, el viejo Tennyson desviaría a su atención a un trozo de papel que había en el suelo, y tras inspeccionarlo con detenimiento, supo que le pertenecía al Doctor Animo y que debió caerse en medio de su huida.
Ben: ¿Qué es eso, Abuelo? – pregunto intrigado.
Max: Parece que ya sabemos cuál es el siguiente objetivo de Animo. – diría entregándole el trozo de papel a su nieto, el cual se trataba de un recorte de periódico.
Ben: (leyendo) "El Doctor Kelly acepta El Premio de la Verdad"... pero claro, irá por su premio, ¡Debemos detenerlo! – le diría a su abuelo.
Max: Y lo haremos, pero primero debemos ir por tu prima. – le respondió, a lo que ambos saldrían del museo en busca del camper.
Mientras tanto en el aire, la cacatúa mutante surcaba los cielos con la pelinaranja entre sus garras, pero sentiría bruscamente un peso adicional, pues Quad Fist habría logrado aferrarse a las plumas del ave.
Quad Fist: No irás a ningún lado, pajarraco. – dijo seriamente.
A lo que el ave gigante comenzó a caer en picada para luego volver a subir, repitiendo la acción de forma consecutiva, aquellos movimientos tan bruscos hacían que Quad Fist no pudiera sujetarse correctamente, por lo que termino soltándose y cayendo desde una gran altura, viendo únicamente como el ave se alejaba con la prima de Ben, hasta que termino por impactar contra el suelo de la calle, creando un gran cráter. En ese momento, llegaría el camper a la zona de impacto y Ben bajaría del vehículo en dirección al cráter, acercándose a la Tetramand.
Ben: ¡Quad Fist! ¿Te encuentras bien? – pregunto preocupado.
Quad Fist: Sí, lo único lastimado es mi orgullo, lamento haberte fallado, Benjamín. – respondió con frustración y tristeza
Ben: No te preocupes, lo hiciste bien contra ese mamut, e hiciste lo que pudiste intentando salvar a Gwen... (mira como el símbolo del Chaquetrix de la Tetramand comienza a parpadear en rojo) y por eso, te ganaste un merecido descanso. – diría con un tono reconfortante.
A lo que Quad Fist simplemente respondió con una cálida sonrisa para luego desaparecer entre el destello rojo que emergió de ella, a lo que Ben volvió sin tiempo que perder al camper para ir en búsqueda de su prima.
La cual, por cierto, habría sido llevada por el ave hasta el Monumento Washington, donde la cacatúa mutante dejaría a Gwen en la punta del obelisco, aunque la pelinaranja apenas lograría sujetarse de la asta que se encontraba en la cima del monumento.
Gwen: Oh no, estoy frita... un momento... (mete una de sus manos a su mochila y saca un teléfono celular con extremo cuidado) mi mamá dijo que lo usara solo en casos de emergencias... creo que esto cuenta como una. – diría comenzando a marcar un número en su teléfono.
Mientras tanto con Ben y el abuelo Max...
Ben: No hay señal del ave ni de Gwen. – dijo mientras miraba de un lado a otro por la ventana hacia el cielo y los edificios.
Max: No hay muchos lugares donde un pájaro del tamaño de un elefante pueda esconderse. – añadió mientras conducía.
Pero en eso, la atención de ambos se dirigiría al teléfono del camper, que comenzó a sonar.
Ben: (toma el teléfono) ¿Hola? – diría contestando la llamada.
— ¿Ben? ¡Soy yo! —
Dijo la voz detrás de la llamada, siendo fácilmente reconocible para el castaño y su abuelo, el cual también estaba escuchando.
Ben: ¡Gwen! ¿Dónde estás? – preguntaría.
— ¡Ese pajarraco me dejo en la cima del Monumento Washington! —
Ben: ¡Resiste! ¡Vamos en camino! – respondió.
Desde la otra perspectiva de la llamada...
Gwen: Eso espero... no creo resistir mucho tiempo. – decía agitada al sentir como sus brazos comenzaban a cansarse.
Pero antes de terminar la llamada, se le cayó su teléfono al vacío.
De vuelta en el camper...
Ben: ¿Gwen? ¡¿GWEN?! (deja el teléfono y mira a Max) ¡Abuelo, hay que darnos prisa! – exclamo preocupado al ya no tener respuesta y haberse cortado la llamada.
Max: Lo sé. – dijo seriamente, a lo que piso el acelerador lo más posible.
Pasados unos minutos, Ben y Max finalmente llegarían al Monumento Washington, encontrándose con el teléfono de Gwen hecho pedazos en el suelo.
Max: Oh no, si no nos damos prisa, Gwen será la siguiente. – diría con angustia.
Pero Ben miraría como su reloj emitiría un pitido y el símbolo volvería a rosa, como señal de que el Chaquetrix se había recargado, lo cual alegro al joven Tennyson.
Ben: No si la podemos ayudar, ¡ES LA HORA HEROICA! – diría activando nuevamente el Chaquetrix.
A lo que un destello cegador rosa cubriría a Ben, y al disiparse, apareció frente a él una nueva alienígena con un cuerpo exoesquelético alargado de color blanco con líneas negras que terminaba en una cola con forma de aguijón, tenía cuatro patas planas de color verdoso parecidas a las de los insectos acompañadas de dos brazos humanoides del mismo color, con tres garras como dedos de color negro, en su lomo tenía dos alas frágiles de color verde claro y con patrones de líneas en ellas, tenía cuatro ojos pedunculados de color naranja amarillento que estaban conectados a los lados de su cabeza de coloración negra, la cual estaba acompañada de un cabello corto del mismo color oscuro y llevaba el símbolo del Chaquetrix en la parte superior de la frente.
Chica Insecto: ¡Finalmente! ¿Me has invocado para jugar, Benny? – preguntaría con emoción.
Ben: ¿Eh? ¡No! ¡Quiero que salves a Gwen! – diría señalando la cima del obelisco.
Chica Insecto: ¿Y luego jugaras conmigo? – volvería a preguntar, como si no se tomara la situación en serio.
Ben: Sí, como sea, ¡Solo hazlo! – exclamo con un poco de fastidio por la insistencia e indiferencia de la Lepidopterrana.
A lo que la chica insecto comenzó a batir sus alas y emprender el vuelo a la punta del monumento, del cual Gwen estaba por caer.
Gwen: No... puedo... mas... (decía sin fuerzas para sujetarse por más tiempo, hasta que termino por soltarse) ¡¡¡AHHHHH!!! – soltó un grito al caer en picado desde una gran altura.
Pero antes de impactar contra el suelo en una muerte segura, la Lepidopterrana lograría atraparla entre sus garras justo a tiempo. Gwen, quien habría cerrado los ojos como presa del pánico, comenzaría a abrirlos, dándose cuenta de que estaba volando.
Gwen: ¿Uh? ¿Qué? (levanta la mirada) ¡Mariposa! – exclamo al ver a su salvadora.
Chica Insecto: ¡Oye! ¡Esa palabra me gusta! ¡Quiero que Benny me llame "Butterfly"! – respondería entusiasta.
Gwen: Eh... sí, lo que sea, gracias por salvarme. – diría mostrándole una sonrisa a la Lepidopterrana.
A lo que la chica insecto se dirigiría a donde se encontraban Ben y el abuelo Max, dejando a Gwen con ellos sana y salva.
Ben: ¡Bien hecho, Stinkfly! – vitoreo para su heroína Lepidopterrana.
Chica Insecto: Oh, Benny, creo que quisiste decir "Butterfly", así me dijo Gwen y me gusta como suena. – le respondería.
Ben: Oh... yo quería ponerte "Stinkfly", pero si te gusta "Butterfly", por mi está bien. – diría un poco desanimado, pero encogiéndose de hombros y mostrándose conforme.
Gwen: ¿"Stinkfly", en serio? ¿Otra vez con los nombres ofensivos? ¿Por qué pensabas ponerle un nombre como ese? – le cuestiono a su primo.
Ben: No sé si lo notaste, pero... (se tapa la nariz) Butterfly no huele precisamente bien que digamos. – diría algo asqueado.
A lo que Gwen y Max se percatarían del hedor que provenía de la Lepidopterrana, tapándose la nariz de igual forma que el castaño, dándole la razón a este.
Gwen: Puaj, y yo pensaba que Ben olía mal cuando lleva 3 días sin bañarse. – comentaría con repulsión.
Butterfly: ¡Oigan, no sientan envidia de mi esencia natural! Ja ja ja. – reiría al no tomarse en serio los comentarios sobre su hedor.
Pero el momento de calma duraría poco, ya que repentinamente, apareció la cacatúa mutante cayendo en picada desde el cielo hacia la familia Tennyson, quienes lograrían agacharse a tiempo para evitar el ataque del ave gigante, mientras que la chica insecto lo esquivaría volando al cielo. Tras fracasar en su primer ataque, la cacatúa mutante volvería a ascender, dando media vuelta en el aire para intentarlo una vez más.
Max: ¡Cúbranse! – exclamo.
No obstante, antes de que el ave gigante los volviera a atacar, recibió una embestida por parte de Butterfly, lo cual molesto a la cacatúa mutante e hizo que cambiara de objetivo.
Butterfly: ¿Qué pasa, periquito? ¿Por qué mejor no te metes con alguien de tu "altura"? – diría burlona mientras bailaba de forma cómica en el aire.
Una persecución daría comienzo en el aire, el ave gigante iría en picada contra Butterfly, pero esta no se dejaría atrapar tan fácilmente, aunque su perseguidor demostraría persistencia; sin embargo, cualquier intento de atraparla con sus garras o con su pico resultaría fallido cada que Butterfly daba curvas cerradas o hacia giros para esquivarlo, mientras que, a su vez, la Lepidopterrana se mostraba entretenida, como si se tomara la persecución como un juego divertido, aunque la diversión le duro unos instantes.
Butterfly: Vaya, periquito, fue divertido jugar contigo... pero ya me aburriste. – diría para luego dirigir su vuelo de vuelta al Monumento Washington.
Obviamente, el ave gigante seguiría a Butterfly, pero una vez se acercó lo suficiente a su destino, la Lepidopterrana dirigió la mirada hacia su perseguidor, y de las cuencas de sus ojos pedunculados, disparo un chorro de sustancia viscosa hacia el rostro de la cacatúa mutante, cegándola temporalmente, aunque esta agitaba su cabeza para quitarse la baba, seguiría su dirección de vuelo con la intención de seguir a la chica insecto, sin percatarse de que Butterfly daría una vuelta cerrada hacia arriba en el último segundo, mientras que el ave gigante se estrellaría contra el obelisco, dándose un fuerte golpe que la haría caer al suelo inconsciente.
Butterfly: ¡Oh si! Podré volar y ser linda como mariposa... pero pico como una abeja. – alardeo con arrogancia.
Ben: ¡Butterfly, ven aquí! – la llamo, a lo que la chica insecto descendió de vuelta con los Tennyson.
Max: Ben, hay que detener al Doctor Animo antes de que sea tarde. – le diría al castaño.
Ben: En eso estoy, Abuelo... – respondió, por lo que una vez la Lepidopterrana aterrizo en el suelo, el joven Tennyson se dirigió a ella y se subió a su lomo.
Gwen: Ben, ¿Qué haces? – cuestiono.
Ben: No lo alcanzaremos en el camper, así que Butterfly y yo iremos por el aire. – le explico.
Max: Buena suerte, hijo. – diría confiando en su nieto, a lo que Ben simplemente asintió con una sonrisa como respuesta.
Ben: De acuerdo, Butterfly, querías que jugara contigo, ¿no? Juguemos a los héroes. – le diría a la chica insecto.
Butterfly: ¡Hurra! ¡Eso se oye divertido! – exclamaría con júbilo.
Por lo que Ben se aferraría a los hombros de la chica insecto, y ambos emprenderían el vuelo a toda velocidad. Mientras tanto, en las Industrias Kelly, el Doctor Kelly está liderando un grupo de personas a través de un recorrido.
Dr. Kelly: ... y aquí esta mi Premio de la Verdad, claro que para mí fue todo un honor estar nominado con un grupo tan distinguido de científicos. – diría estando frente a una vitrina con trofeos y reconocimientos.
Pero en ese momento, un repentino estruendo comenzó a sentirse en el lugar, y por uno de los ventanales del edificio irrumpiría el Doctor Animo montado en su T-Rex reanimado, aterrorizando a todos los presentes.
Dr. Animo: ¡Kelly! Creo que tienes algo que me pertenece. – proclamo mientras bajaba del lomo de su dinosaurio para luego acercarse a la vitrina y romperla para tomar un premio en específico, aquel tan codiciado por él.
Dr. Animo: Me gustaría agradecer al comité por otorgarme este premio ja ja ja – diría entre sus delirios de grandeza y locura.
Después de dar aquel breve discurso sin sentido, Animo volvería a subirse al T-Rex, y le ordenaría a su zombi jurásico que atacara a Kelly, quien estaría indefenso ante la bestia que rugía frente a él. Pero afortunadamente, Ben llegaría montado en su heroína insectoide, la cual le daría un fuerte golpe en el hocico del dinosaurio. Esto obviamente no pasó desapercibido por el Doctor Animo, quien reconoció al niño, pero lo que le llamaría la atención seria Butterfly, al no haber visto a Ben usar el Chaquetrix con anterioridad ni saber que se trataba de una alienígena.
Dr. Animo: ¡¿Cómo es eso posible?! ¡¿Acaso te atreviste a imitar mi transmutador?! ¡¿De dónde sacaste ese insecto mutante?! – replicaba desconcertado y molesto ante la presencia de la Lepidopterrana.
Ben: No es una mutante, es una heroína, y estamos aquí para patearte el trasero. – proclamo desafiante.
Acto seguido, el joven Tennyson le ordenaría a Butterfly atacar, a lo que esta obedeció y descendió en picada en contra del T-Rex, el cual intentaría atraparla a ella y a Ben entre sus fauces, pero su ataque se veria esquivado por la chica insecto, aunque esta no pudo prever que el dinosaurio utilizaría su cola para golpear a la Lepidopterrana, golpe que sí resulto exitoso, y mandaría a volar tanto a Ben como a Butterfly varios metros atrás hasta caer al suelo.
Ben: Ugh... (se pone de pie adolorido) me dolió hasta en los huesos... (mira a su heroína insectoide caída) ¡Butterfly! – exclamo con preocupación, corriendo en dirección a donde aterrizo la Lepidopterrana.
Butterfly: Oh... (se levanta igual de adolorida) Cielos, Benny, esto de jugar a la heroína es muy divertido... pero también muy rudo. – diría algo aturdida por el golpe, aunque esa preocupación por parte de Ben la reconfortaba.
En eso, Ben y Butterfly verían como el T-Rex de Animo tomaba a Kelly por el saco con sus mandíbulas y comenzaba a sacudirlo.
Dr. Kelly: ¡Auxilio! ¡Alguien ayúdeme! – exclamaba aterrorizado, mientras que Animo solo reía como el lunático que era.
Ben: Tienes razón, Butterfly... ¿Qué te parece si jugamos un nuevo juego? – le pregunto a la chica insecto.
Butterfly: Oh, ¡Me encantan los nuevos juegos! – respondió entusiasta.
Ben: Sí, este se llama "atrapa y lanza". – añadió mientras se volvía a subir al lomo de la Lepidopterrana.
Esto emociono a Butterfly, la cual volvería a emprender el vuelo en dirección al Doctor Animo, el cual le ordenaría a su dinosaurio acabar de una vez por todas. A lo que el T-Rex lanzo hacia arriba a Kelly para atraparlo entre sus fauces. Pero antes de que el hombre fuera atrapado por los colmillos del dinosaurio, seria interceptado en el aire por la heroína insectoide, la cual lo dejaría a salvo en el suelo.
Dr. Animo: No te rindes, ¿verdad, Mocoso? Tú y tu mosca gigante no son rivales para mí. – diría con suma molestia.
Butterfly: No soy una mosca gigante, soy una mariposa que pica como abeja, ¡Y estas por probar el verdadero dolor de mi aguijón! – proclamo retadora.
A lo que Animo respondió activando su transmutador, lanzando un rayo en dirección a Ben y Butterfly, la cual voló por todo el lugar esquivando el ataque del científico loco.
Ben: Muy bien, a mi señal, ya sabes que hacer. – le susurraría la Lepidopterrana.
Butterfly: Oki doki, Benny. – asintió mientras seguía esquivando el rayo de Animo.
En ese momento, la chica insecto dirigiría su vuelo en dirección al Doctor Animo, y al estar lo suficientemente cerca, Butterfly lanzaría baba asquerosa de sus cuencas oculares en dirección a los ojos del T-Rex, y al igual que con la cacatúa mutante, el dinosaurio perdería el sentido de la vista, y la forma tan brusca en la que el dinosaurio agitaba su cabeza por la molesta sustancia en sus ojos, haría que el Doctor Animo se desconcentrase, desactivando el rayo de su transmutador.
Ben: Y... ¡Ahora! – exclamo dando la señal a la chica insecto.
A lo que Butterfly reaccionaria dando un giro de 360 grados, lo cual haría que Ben cayera de su lomo en dirección al Doctor Animo, al cual tacleó e hizo caer de la espalda del T-Rex, tras ambos caer al suelo, Animo sería el primero en intentar ponerse de pie, pero antes de hacerlo, vio que su trofeo se le había caído de las manos cuando el joven Tennyson lo embistió, ahora el trofeo estaba a su lado, completamente destrozado.
Dr. Animo: ¡No! ¡Mi premio! – exclamo con angustia.
Pero mientras miraba los pedazos del trofeo esparcidos por el suelo, Ben aprovecharía que Animo estaba distraído para tomar su casco y lograría quitárselo de su cabeza, lo cual angustiaría aún más al científico loco.
Dr. Animo: ¡Maldito mocoso! ¡Suelta mi transmutador! – exclamaría nuevamente, intentado quitarle el casco a Ben.
Ben: ¡Butterfly, atrapa! – diría lanzando el casco al aire, siendo atrapado por la Lepidopterrana.
Ben: ¡Ahora, lanza! – diría nuevamente, a lo que Butterfly arrojaría el casco desde el aire con fuerza, rompiéndose tras impactar contra el suelo.
Dr. Animo: ¡No! ¡No! ¡Nooooo! – grito ante su derrota.
Una vez el transmutador fue destruido, sus restos emitirían un pulso que haría que toda criatura en la que el Dr. Animo lo había utilizado regresara a la normalidad. Al T-Rex reanimado se le estaría evaporando la piel y la carne, volviendo a ser solo un montón de huesos casi al instante.
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En el supermercado M-Mart, unos oficiales de Control de Animales estarían por levantar los anaqueles donde Ben había encerrado al hámster mutante para llevárselo, aunque estaban inquietos por la agresividad que demostró el monstruoso roedor cuando intentaron acercarse, pero repentinamente volvería a la normalidad hasta convertirse en el pequeño y tierno hámster que solía ser, lo cual desconcertó a los oficiales.
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En medio de la ciudad de Washington, la rana mutante recorría las calles dando saltos enormes y aterrorizando a las personas, pero el horror terminaría cuando la rana comenzó a reducir de tamaño hasta volverse completamente inofensiva.
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En el Museo de Historia Natural, el Mamut reanimado, apenas se estaba recuperando de la paliza que le dio la Tetramand, soltando barritos y gemidos, pero poco a poco comenzó a guardar mas silencio y hacer movimientos más estáticos, hasta quedarse totalmente petrificado.
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En el Monumento Washington, Gwen y Max estarían frente a frente con la cacatúa mutante, la cual había recobrado el conocimiento y estaba por atacarlos, pero de repente, volvió a ser una ave pequeña e inofensiva, posándose gentilmente en el hombro de la pelinaranja.
Gwen: Ni siquiera te me acerques... – dijo con recelo hacia el pequeño loro.
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Dr. Animo: Tú... ¡Maldito Mocoso! ¡Pagaras por arruinar mis planes! – exclamo encolerizado, lanzándose contra Ben.
Pero antes de que pudiera ponerle un pelo encima al joven Tennyson, Butterfly cayo en picada desde el cielo, dándole un fuerte golpe a Animo que lo dejo inconsciente, y lanzándole baba asquerosa al científico loco en el suelo para mantenerlo ahí hasta que la policía llegara.
Ben: ¡Muy bien, Butterfly! ¡Hiciste un buen trabajo! – felicito a su heroína insectoide chocando los puños con esta.
Butterfly: No hay problema, Benny, siempre que quieras jugar nuevamente, sabes que puedes llamarme. – diría con regocijo y con algo de rubor en sus mejillas ante los cumplidos de Ben.
A lo que el símbolo de su frente comenzaría a parpadear en rojo hasta desaparecer por completo en un destello cegador. Ben estaba por retirarse del lugar, pero seria en ese momento donde el Doctor Kelly se acercaría al joven Tennyson.
Dr. Kelly: Me salvaste la vida, tú y ese bicho volador extraño, por cierto, ¿A dónde fue? – le dijo al castaño.
Ben: Uh... ella se fue volando, pero yo le mando su mensaje de que también esta agradecido con ella... (mira el premio hecho pedazos en el suelo) y lo siento por lo de su trofeo. – dijo rascándose la nuca.
Dr. Kelly: No hay problema, al menos yo sigo en una pieza gracias a ti... aun así, estoy en deuda contigo, si hay algo que pueda hacer por ti, solo pídelo, si quieres algún premio, puedo encontrar la forma de conseguirlo. – le diría mostrando gratitud al joven Tennyson.
A lo que Ben se quedo pensativo por unos minutos, y pondría una expresión reflexiva al recordar ciertas palabras que había escuchado ese mismo día, por lo que soltó un ligero suspiro.
Ben: ¿Sabe qué? Lo único que me gustaría pedirle es que... cuando la policía llegue a preguntarle lo que sucedió, no les diga nada sobre que yo detuve a Animo ni sobre el insecto gigante, me gustaría que mi ayuda se quedara en secreto por ahora. – le diría al Doctor Kelly quien simplemente asintió.
Tiempo después, el sol comenzaría a asomarse, dando el comienzo de un nuevo día, y en las afueras de Industrias Kelly, la policía habría llegado para llevarse al Doctor Animo, siendo una escena vista por la familia Tennyson desde la distancia.
Dr. Animo: ¡Déjenme ir! ¡Yo merecía ese premio! ¡Lo era todo para mí! ¡No es justo! – se quejaba mientras era escoltado por un oficial de policía hasta una patrulla.
Una vez lo encerraron en la parte trasera de la patrulla, Animo vería por "última vez" a la familia Tennyson a través de la venta, más en específico, al pequeño Ben, cuyo rostro se le quedaría grabado al científico loco, que le guardaría un gran rencor a partir de aquel momento.
Ben: Por alguna razón... eso me sonó muy familiar... – diría seriamente mientras la patrulla donde estaba Animo partía rumbo a la prisión.
Pasadas unas horas, los Tennyson estarían de vuelta en el camper, yendo en dirección a la próxima ubicación en la ruta de su viaje.
Ben: ... fue ahí cuando Kelly se acercó para decir que estaba en deuda conmigo, simplemente le dije que mantuviera en secreto que yo y Butterfly detuvimos a Animo... – decía contándole todo lo sucedido a su prima, mientras que guardaba el transmutador de Animo en una caja de cartón como recuerdo.
Gwen: ¿En serio? ¿Por qué no le pediste algo a cambio como recompensa? – le diría, aunque sus palabras sonaban más como una interrogación.
Ben: Creo que salvar la ciudad de ese demente y su zoológico de mutantes es mi propia recompensa. – respondió a la interrogante de la pelinaranja.
Puede que Max no podía despegar la vista del camino mientras conducía, pero lograría escuchar las palabras de su nieto, y eso dibujaría una sonrisa de orgullo en su rostro.
Gwen: Bueno, no olvides que Butterfly me salvo, aunque le di las gracias a ella, supongo que también debo agradecerte a ti por pedirle que lo hiciera, así que, gracias, Ben. – diría mirando a su primo con una sonrisa.
Ben: Ah si... sobre eso... – diría cambiando a una expresión seria, y acercándose a su prima para pellizcarle el brazo.
Gwen: ¡Auch! ¿Por qué hiciste eso? – pregunto desconcertada y molesta ante la acción de Ben.
Ben: Te lo dije... mi reloj, mis alienígenas, a las que YO llamo como quiera... tienes suerte de que a Butterfly le gustara su nombre, pero a las próximas que me faltan por darles el suyo, las llamare como a MI me plazca. – diría mostrándose descontento.
¤¤¤¤¤¤¤ Fin del Capítulo ¤¤¤¤¤¤¤
Bueno amigos, espero que les haya gustado el capítulo. Honestamente, estoy impresionado que el capitulo 1 fuera tan bien recibido, la verdad que me agrada ver que les interesa esta historia, y a todos los que votaron y comentaron, les agradezco enormemente.
No se olviden de votar y dejar sus comentarios, si no se les ocurre nada que comentar, simplemente pueden poner un pulgar arriba (👍) o un corazón (❤)
Cualquier cosa ya que así me motivan a continuar las historias, recuerden que para nosotros los escritores, la única remuneración por nuestro tiempo, creatividad y dedicación, puede llegar a ser un simple comentario, ya con eso sentimos que todo nuestro esfuerzo vale la pena
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Sin nada más que decir, les mando un gran abrazo divino y hasta la próxima
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