Capítulo 15

No podía mentir, estaba nerviosa por lo de esta noche. Jamás me había sentido así por acostarme con un hombre, pero había que admitir que Azriel... era realmente diferente a comparación con todos los otros.

Habíamos vuelto de sus entrenamientos hace ya un par de horas, yo regresé a mis tareas del castillo y ellos a sus lecciones y trabajos.

Finalmente estaba terminando de limpiar las últimas presdas de ropa y las puse a colgar para luego despedirme de las demás e ir a mi habitación. Rey me recibe alegre como siempre y yo me tomé un tiempo para darle algunos mimos antes de ir a ducharme y cambiarme.

Me limpié completamente y me puse un buen vestido algo corto y que dejaba mis hombros al descubierto. Me arreglé el cabello y lo dejé secar bastante conforme pasaban las horas. Aún no era tiempo así que pude hacer un par de cosas más antes de... ir con Azriel.

Cuando fue el momento, suspiré profundo y fui hasta su habitación, lo pensé y al estar lista toqué la puerta. No esperé mucho cuando lo escuché pasearse por su habitación y abrirla.

- Así que sí viniste... y yo que creí que te acobardarías. - Se apoya por el marco de la puerta con una sonrisa ladina que me hizo flaquear las piernas.

- No tengo razones por las que acobardarme...

- Pues deberías... - me toma del brazo y me hace entrar a su habitación, cerrando la puerta y acorralándome por esta - ya que no pienso ser gentil contigo...

- Nunca lo has sido...

- Ahora mucho menos...

Su rostro va a mi cuello y aspira mi aroma antes de besar y morder sorpresivamente mi piel, me sobresalté y me aferré a él con mis manos pero sus dientes me soltaron y bajó hasta el borde del cuello del vestido. Lo agarró con ambas manos y lo bajó hasta destapar mis senos.

- Realmente no estás mal...

Apretó uno y directamente se lo llevó a la boca, su lengua jugaba con mi pezón igual que también me mordía un poco, apreté mi agarre en sus hombros y tiré mi cabeza hacia atrás, jadeando.

Su mano libre acaricia mi pierna de forma ascendente y se cuela por la falda del vestido hasta llegar a mi intimidad donde presiona sin cuidado y yo me paré en puntillas por la sensación. Dos de sus dedos entraron en mi y con su pulgar presionó y masajeó lentamente mi clítoris.

- Mhm...

Me mordí el labio inferior pero no soporté el gemido que salió de mi cuanto ya tenía cuatro dedos dentro de mi, soportaba mi peso con sus manos así que permanecía de puntillas mientras simulaba embestidas. Su boca continuó en mis senos pero su mano en mi intimidad fue más rápido y duro; mi cuerpo saltaba con cada embestida, lo podía sentir tocando bastante profundo.

- Oh, Dios...

Puse los ojos en blanco y él fue mucho más rápido consiguiendo que mis piernas comenzaran a temblar hasta que me corrí en su mano y encajara mis uñas en sus hombros. Azriel me suelta para verme pero entonces sonríe y me hace caer al suelo de rodillas.

- Dijiste que eras buena en esto, quiero comprobar que tan buena eres en verdad.

Se quita la camisa tirándola al suelo y bajando sus pantalones, tragué grueso al ver su miembro pero no me iba a echar para atrás. Me acomodé pero él, impaciente, me sujeta tras la cabeza, sujeta su miembro y lo mete de lleno en mi boca.

- ¡Mhg!

Casi que me sentía ahogándome cuando lo hizo así de bruto pero él no pareció importarle mucho, sonrió al sentirse dentro de mi boca y yo solo pude suspirar... lo sentía en el fondo de mi garganta, aquello me dificultaba un poco.

Pero Azriel no parecía querer que yo tomara el control, me sujetó la cabeza con firmeza y comenzó a mover sus caderas de modo que lo metía en mi boca con ansias. Sus gemidos se hicieron escuchar, me sujeté de sus piernas para poder recibirlo mejor y sinndarme cuenta, esto me estaba excitando más de lo que pretendía.

El que me agarrara de esta forma y follara mi boca me hacía sentir mi intimidad húmeda y mis pezones duros. Supe entonces que estaba apunto de correrse, quería quitar mi cabeza pero él lo impidió.

- Me correré donde yo quiera.

Lo miré pero entonces sentí su semen llenar mi interior, solté un gemido por la sorpresa y traté de no ahogarme de nuevo. Azriel saca su miembro y yo apoyé mi mano sobre mi boca para no escupirlo por las arcadas, hice mi esfuerzo y lo tragué. Era la primera vez que se corrían en mi boca... y no me desagradó.

- Ven aquí. - reaccioné cuando Azriel me agarra del brazo para levantarme.

Me lleva hasta la cama y me hace acostarme en ella, su mano se pasea por mi pecho pero llega hasta mi cuello y me sujeta con firmeza, pasa nuevamente sus dedos por mi intimidad para corroborar que siguiera húmeda.

- Estás tan preparada para recibirme... - agarra su miembro y yo sonreí esperando a que lo pusiera dentro - pero tendrás que esperar.

- ¿Qué?

Su sonrisa me hizo saberlo todo, no lo pondría hasta que él quisiera hacerlo. Comenzó a frotarlo contra mi, sin meterlo, yo jadeé y lloriqueé un par de veces por la frustración de quererlo pero sin poder tenerlo. Azriel se divertía, dejó de frotar su miembro y usó nuevamente sus dedos, volvió a simular embestidas pero cada ves que estaba por correrme, él se detenía.

- Azriel... - me quejé entre jadeos - por favor... por favor, Azriel... deja de torturarme así.

Él se ríe entre dientes pero vuelve a sujetar su miembro, solo que esta vez metía la punta y la sacaba, volví a lloriquear y cuando estuve por quejarme una vez más, él lo metió por completo de una embestida que me arrancó un sonoro gemido.

- Lo querías dentro ¿No? Ahí lo tienes...

Apreté sus hombros con mis manos pero entonces comenzó sus embestidas fuertes y rápidas que apenas podía entender lo que pasaba. Agarró mis piernas y las apoyó sobre sus hombros para tener mejor acceso a mi y penetrarme profundo. Golpeaba aquel punto sensible tantas veces y con tanta fuerza que un par de lágrimas de placer amenazaron con salirse de mis ojos.

- ¡A..Azriel... !

Sujetó mi cadera con fuerza, pero de nuevo... cuando estuve por correrme se detuvo, lloriqueé como protesta; Azriel cambia nuestras posiciones dándome la vuelta y levantando mis caderas pero apretando mi cabeza contra las almohadas. Agarró mi trasero con su mano libre y entró nuevamente en mi.

- Tenías razón... ahora que te he probado no pienso dejarte ir. Dios, estar dentro de ti es como estar en el jodido paraíso... no quiero que termine.

Golpeó mi trasero haciéndome quejar de placer, sus embestidas se hacían cada vez más duras, si eso era posible, y a la vez más rápidas. Mordí la almohada y puse los ojos en blanco por el placer. Su mano en mi nuca se apretaba más y volvió a golpear mi trasero haciéndome sobresaltar.

- No aguanto más... ahg...

Sacó su miembro, se frotó contra mi y se corrió en el colchón y consiguiendo llegar también a por debajo de mi pecho.

Ambos jadeamos bastante, pero él se recompuso rápido, muy rapido... me volvió a dar vuelta pero dejándome de lado, entró en mi otra vez arrancándome otro gemido y no esperó ni un segundo para embestirme y estimular mi clítoris.

Me quedaba sin aire al no poder dejar de gemir o jadear, realmente sentía que me volvería loca y que si fuera en mis tiempos, necesitaría una silla de ruedas para mañana.

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